martes, 27 de septiembre de 2016

Nueva historia.

¡Hola, muy buenas! Probablemente no lea esto nadie pero por probar no pierdo nada^^. Quería comunicaros que acabo de publicar una historia totalmente nueva en Wattpad. Espero de todo corazón que paséis por ahí y os leáis el primer capítulo. Llevo más de un año escribiendo la historia para mí misma y está casi acabada así que iré publicándola poco a poco en Wattpad a ver si gusta.

https://www.wattpad.com/story/85730209-una-nueva-vida-en-espa%C3%B1a

Nick wattpad: clauvans


Un besazo a todo el mundo,

Clau Vans.

viernes, 31 de julio de 2015

100- El principio del fin.

El dos de diciembre tan esperado llegó como el rayo pero Julie aún no se había dado cuenta del día que era. Estaba durmiendo tan plácidamente hasta que un golpe sordo le hizo despertarse bruscamente, asustada.

Lo primero que hizo fue coger la lamparilla de noche para usarlo como arma de defensa aunque pronto se dio cuenta  de lo que estaba agarrando y encendió la luz para ver qué o quién había causado aquel ruido. La habitación de Julie se iluminó pero la intensidad luminosa de la lámpara era nula por lo que Julie no podía ver bien. Aún así la chica pudo entrever una figura masculina delante de su cama.

-¿Zath?- el alivio se extendió por todo su cuerpo al reconocerle. Dejó la lámpara y cogió sus gafas.

-Creo que deberías de cambiar la bombilla- bromeó él con su inconfundible voz. Se sentó en el colchón, a escasos centímetros de ella. Entrecerró los ojos al verla mejor- ¿tienes gafas?

Julie rodó los ojos pero no pudo evitar componer una amplia sonrisa. Estaba algo nerviosa por el aspecto que llevaba hoy. Estaba muy despeinada y probablemente tenía la cara horrorosa por el sueño. Además llevaba un pijama blanco donde había un dibujo de Pokémon en el centro de la camiseta. Se lo había regalado su madre años atrás. En resumen, no estaba para nada presentable. En cambio, él estaba presumiblemente guapo. El pelo algo despeinado pero no como ella, sino que Zath lo tenía al modo atractivo. Los ojos marrones brillantes y su vestimenta de siempre, unos vaqueros y una camiseta a cuadros.

Zath sonrió al notar que le estaba observando, sumida en sus pensamientos. La sacudió para sacarla de su ensimismamiento.

-Sí, tengo gafas- contestó ella finalmente. El joven arqueó una ceja- pero cuando salgo siempre me pongo las lentillas.

-Guau, cada día me sorprendes aún más- respondió.

-¿Cómo has subido hasta aquí? Y no creo que mi padre te haya abierto la puerta.

Ambos se rieron. Probablemente Harry estaba durmiendo metros más allá ajeno a todo. Si supiera que Julie y Zath estaban en la misma habitación (y precisamente en el de su hija) hubiera despertado a todos los vecinos de Lostfield.

-Intenté escalar el árbol más cerca de la ventana de tu cuarto.

-¿El naranjo?- se sorprendió Julie.

-Sí, el naranjo. Tardé como media hora en llegar hasta arriba- se explicó él intentando ahogar una risa- pero cuando intenté saltar hasta la ventana me caí al suelo.

Julie abrió la boca en forma de una "O" perfecta. Estaba bastante preocupada por su salud pero Zath simplemente se reía por el hecho así que se tranquilizó un poco.

-¡Qué idiota!

-Entonces me volví a casa y encontré una escalera de mano. Así que aquí estoy.

La chica zarandeó la cabeza al escuchar la locura que había hecho Zath pero se lo tomó con humor. Era un idiota pero era su idiota. Le abrazó para transmitirle el cariño que sentía hacia él. Últimamente le estaba demostrando muchas cosas pero aún no le había perdonado del todo por lo que había hecho tres meses antes.

-Eres demasiado tonto.

Zath soltó una risita y la miró a través de sus ojos marrones pero después desvió la vista hacia el reloj que tenía Julie en la mesilla. Eran las tres y cuarto de la mañana.

-¿Llego tarde?- se cuestionó el moreno.

-Para mí siempre llegarás tarde porque siempre querré verte antes- expresó Julie sin borrar su sonrisa.

-Bueno, pues, en este caso, muchas felicidades, Jules- le felicitó Zath.

Él abrió los brazos para poder abrazarla pero la chica lo esquivó para plantarle un beso en los labios. Habían compartido muy pocos besos desde entonces y era Julie la que tomaba la iniciativa. Zath había respetado el tiempo y el espacio que ella necesitaba para perdonarle del todo.

-Gracias. Pero no era necesario que me visitaras a estas horas de la noche- le dijo ella con modestia. La verdad era que brincaba en su interior de felicidad.

-Quería ser el primero en felicitarte.

Los dos jóvenes se tumbaron en la cama, después de que Julie volviera a dejar sus gafas. Zath se apegó a ella y ambos labios estaban a poca distancia pero ninguno de los dos se impulsó a darle un beso al otro. Se quedaron así durante varios minutos hasta que se sumieron al sueño más absoluto.

~~~

La familia Styles al completo irrumpió en la habitación de Julie. La cumpleañera se sobresaltó del susto pero afortunadamente Zath se había escondido antes de que les vieran juntos.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- gritaron Harry y las mellizas al mismo tiempo, emocionados. Anna y Elisabeth corrieron hacia la cama para pegar brincos mientras que su padre se acercó a ella para abrazarla muy fuerte.

Emma entró con su hijo mediano y con una enorme sonrisa plasmada en su rostro por la exaltación de su marido.

-¡Estás realmente loco!- le dijo Nathan a su padre, dándole un golpecito suave en el hombro- sólo es un cumpleaños.

Harry le devolvió el golpe pero abrazó aún más fuerte a su hija mayor.

-¡Ay, papá, ay! Me estás ahogando- se quejó Julie.

Emma puso los ojos en blancos y le arrebató a su hija de los brazos de Harry para darle ella un abrazo más dulce y suave.

-No me puedo creer que cumplas dieciséis años- confesó Harry. En medio del abrazo que le había dado su madre, Julie pudo ver que su padre tenía los ojos cristalizados mientras miraba algo. Ella desvió la mirada para ver el marco de fotos que estaba en la mesilla de noche, al lado de la lamparilla.

Se trataba de una foto en la que salían Harry y ella hacía trece años aproximadamente. Su padre la cogía en brazos de una manera bastante torpe mientras sonreía de oreja a oreja. Ella, en cambio, no estaba tan feliz sino que lloraba a moco tendido, limpiándose las lágrimas con una mano.

-Eras tan llorona- declaró Em mirando nostálgicamente el marco.

-¡No tenía más de cuatro años!- se defendió Julie.

-Elisabeth y Anna no lloran tanto- señaló su hermano Nathan en tono de broma. Recibió un golpe cariñoso por parte de Julie- ¡ay! Es la verdad. Apuesto a que yo no lloraba tanto.

-No- negó Emma- te pasabas la vida protegiendo a Julie, parecías el hermano mayor. Ella era la que lloraba y lloraba y tú la consolabas. Me acuerdo perfectamente el día en que una profesora me llamó diciendo que habías pegado a cuatro niños porque se habían metido con tu hermana.

-Dios, bendito día- se acordó su padre.

Oyeron a Harry sorber los mocos y sus cuatro hijos le miraron con los ojos como platos. Se estaba comportando de una manera bastante extraña. Cuando Emma abrazó por detrás a Nathan supieron que su padre no era el único que estaba raro.

-¿Pero que os pasa?- su hermano fue el primero en preguntar.

Su madre no soltó a Nathan sino que le agarró más fuerte aún.

-Es duro veros crecer. Parece que hace nada tenía dieciséis años pero a la vez hace milenios... Era tan feliz teniendo a Guiomar, Hayley y Anna... Y ahora estoy aquí, casada y con cuatro hijos. Pronto lo haréis vosotros también y tengo miedo de que os marchéis a casa.

-Yo me quedaré para siempre contigo, mami- le dijo Elisabeth como consuelo y le dio un beso.

Julie comprendió el temor de su madre. Sabía que dentro de diez años no seguiría viviendo en esa casa y probablemente estaría comprometida o casada incluso. La vida era tan corta.

-A los dieciséis me presenté a Factor X- añadió su padre con voz nostálgica. A Julie le arrasó el corazón verle de esa manera- me cambió la vida.

-¿Y te arrepientes de ello?- interrogó Nathan.

Julie observó a su hermano mediano. Verdaderamente parecía interesado en el tema. Hacía un año seguramente se hubiera reído de ello y hubiera dicho "lo que sea" o "qué cursi" y se hubiera largado de su habitación. En cambio, aquí estaba, escuchando atentamente a las palabras de su padre y aguantando el abrazo de su madre.

-Ni por un segundo. La música me ha regalado cuatro fantásticos amigos. Y gracias a ella conocí a vuestra madre- declaró él observando a su mujer con una deslumbrante sonrisa- y enseguida estuve rodeado de gente maravillosa como Guiomar, Hayley y Bambi.

-¡Es el mejor cantante del mundo!- soltó Anna.

Julie sintió la necesidad de un caluroso abrazo de su padre y lo hizo, sin vergüenza. Le abrazó con todas sus fuerzas mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.

-En fin- suspiró Harry soltándose de ella minutos después y ambos se rieron al ver que habían llorado- se supone que es un día feliz. Feliz cumpleaños, pequeñina- le felicitó su padre por segunda vez, dándole un beso en la frente.

Se levantó de la cama a la vez que su mujer. Anna saltó de la cama para agarrarse a la espalda de su madre mientras que Elisabeth salió de la habitación, según ella, dignamente como los mayores. Nathan fue el único que seguía en su dormitorio, sentado enfrente de ella.

-Muchas felicidades, hermana mayor- le dijo él con una pequeña sonrisa.

Julie resopló para aguantar las lágrimas de nuevo. Hoy estaba muy sensible.

-¿Tienes el período o algo?- bromeó su hermano.

-Qué imbécil eres- le insultó ella con una pequeña risa. Le abrazó con mucha fuerza como su madre había hecho con él hacía relativamente poco.

-Sabes que siempre estaré aquí para protegerte- le susurró él muy seriamente- aunque haya estado bastante distante en los últimos años.

Julie lo sabía perfectamente. Nunca habían sido demasiado afectuosos el uno con el otro, no como Elisabeth y Anna pero se querían muchísimo. Probablemente hacía años que no le decía que le quería pero sabía que él lo sabía.

-Hablando de proteger a las personas... ¿Qué tal Heaven y tú?

-Se lo dejé bastante claro el día del festival y hasta ahora ha ido sobre ruedas. Sabe que la quiero como amigos- le explicó él.

Se lo había dicho unas veinte veces pero su hermano era demasiado torpe para comprender el significado de la pregunta.

-No es a mí a quién le tienes que dar explicaciones- declaró Julie.

Su hermano bajó la mirada y suspiró de angustia.

-Frankie no me dirige la palabra desde que Colin le dijo que besé a Heaven...

-Y con razón- la defendió ella.

Su hermano parecía bastante afectado por ello. Había intentado hablar con Frankie miles de veces en los pasillos del colegio pero ella le había evitado a toda costa. Incluso había dejado de acudir a su casa por lo que Julie tenía que ir a la casa de las Thompson. Su mejor amiga estaba muy enfadada por haberse dejado besar por Nathan. Estaba decidida que él la había tomado el pelo y que sólo había jugado con ella a pesar de las insistencias de Julie. Sólo había una manera para que aceptara el hecho de que su hermano estaba perdidamente enamorado de ella.

-Supongo que es hora de que lo supere- dijo Nathan como si no le importara demasiado. Se levantó de la cama, dispuesto a marcharse.

-¿Seguro que eres descendiente de Harry Styles? Papá no hubiera dejado marchar a mamá tan fácilmente. De hecho, esperó diez meses- corroboró la chica. Tocar la fibra de su ego era la mejor manera para enfadar a Nathan.

-¿Y qué quieres que haga?- le espetó él.

-¿Es que eres tonto? ¡Ve a su casa y dile lo mucho que la quieres! Dale explicaciones si es necesario pero haz que regrese la mejor amiga que yo conozco- le alentó.

Su hermano se le quedó mirando como si estuviera loca por unos segundos. Después, abandonó la habitación sin decir ni una palabra. En cuanto creyó estar sola, echó un vistazo al armario pero su madre entró en la habitación.

-¿Qué buscabas?- le preguntó ella.

-Nada- respondió Julie sin titubeos.

Emma se apoyó en el umbral de la puerta. Julie no sabía qué demonios hacía su madre pero le extrañó que la mirara con una sonrisa socarrona.

-Guau, supongo que has heredado el buen mentir de tu padre- contestó su madre sin borrar la sonrisa burlona.

Julie frunció el ceño sin creer lo que estaba oyendo. ¿Su madre le acababa de decir mentirosa delante de sus narices?

-¿Qué?

-Oh, vamos- se rió su madre. Seguía plantada en el umbral y no se había movido ni un centímetro- ¿de verdad crees que no sé que Zath está escondido en tu armario?

La mandíbula de Julie rozó el suelo. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo la cerró pero pronto la volvió a abrir para decir algo, para dar explicaciones. Como titubeaba, decidió que era mejor cerrarla por si entraban mosquitos.

Zath, que había oído toda la conversación desde el armario, salió de él con una cara tan sorprendida como la de ella.

-¿Cómo lo has sabido?- él formuló la pregunta que le había querido hacer Julie.

Su madre dejó de apoyarse en el marco de la puerta y les sonrió a ambos de manera risueña.

-He visto la escalera de mano en la ventana- les explicó. Se dio la vuelta y se marchó no sin decir antes:- un día fui joven.



~~~


Nathan estaba cagado. Literalmente.

Nunca había sabido expresar sus sentimientos y precisamente por eso la había cagado con Heaven y Frankie. Sobretodo con la segunda.

Necesitaba despejarse y por ese mismo motivo se dirigió al lago Lostfield donde, tal y como esperaba, se encontró con sus tres mejores amigos.

-¡Qué idiota eres!- le gritaba Aisha a Colin sin parar de reírse cuando él llegó. Ella y Heaven le tiraban pipas al pobre Colin.

Nathan se unió a ellos y se sentó sobre el césped, cerrando el círculo que habían formado sus amigos. Aisha se tumbó bocabajo y apoyó el codo en el suelo mientras miraba a Nathan.

-¿Qué te pasa?

-Nada- se excusó Nathan. Quería decirle a sus amigos la batalla que se libraba en su cabeza pero a la vez quería distraerse- ¿por qué le tirabais pipas a Colin?

-¡A Colin le gusta Audrey Kudrou!- le dijo la chica de los Malik enseguida.

Nathan miró a su primo con una ceja alzada.

-Esa tiene dieciocho años. Va a la clase de Zath- se rió él a carcajada limpia lo que hizo que se ganase una mirada fulminante.

-Pues quizás deberías decirle a tu hermana que le suplique a su noviecito para que me la presente- le dijo él.

Aisha y Heaven se burlaron de él repitiéndole los cinco años de diferencia.

-Y nosotros que pensábamos que Zath salía con Frankie- la pelirroja sacó el tema a colación.

Aisha sacudió la cabeza negativamente.

-Habíamos interpretado todo mal. Supongo que no valemos para dar consejitos amorosos, Nathan- le dijo ella y Nathan la miró mal- vale, vale, no bromeo más con esas cosas. Pero, en serio, ¿cuándo vas a hablar con ella?

-Lo siento por habérselo dicho, en serio. Pero me lo preguntó tan firmemente que no pude mentir- se disculpó Colin.

Nathan no le echaba la culpa. Para nada. Era lo mejor, ella debería saber toda la verdad y darse cuenta de cómo era Nathan verdaderamente. Actuaba antes de pensar y lo cagaba en todo. Teóricamente, era algo parecido que lo que le había hecho Zath a su hermana.

-A lo mejor deberías olvidarte de ella. Quizás te evita porque no quiere decirte a la cara que no quiere nada contigo- soltó Aisha sin delicadeza alguna.

Heaven le fulminó con la mirada.

-No. Si se lo preguntó a Colin es que le importa Nathan. Tanto que no puede ni mirarte por el daño que le ha causado eso- comentó Heaven.

Las palabras de la pelirroja le habían afectado pero tenía algo de sentido.

-Cómo te quiero- le dijo Nathan a Heaven antes de levantarse para irse por donde había venido.

Colin, Heaven y Aisha se quedaron otra vez solos.

Heaven sonrió mientras le observaba marcharse. Estaba muy contenta de ver el gran cambio de Nathan. Le seguía queriendo como algo más que amigos, claro, pero sabía que aquel amorío adolescente que sentía por él acabaría pronto. Le apreciaba tanto que sentía una enorme gratitud por él.

-Vaya, pelirrojita, parece que los consejitos amorosos se te dan mejor de lo que creíamos- manifestó Colin- necesito que me eches una mano con Audrey.



~~~


Alguien la abrazó desde detrás, juntó ambas manos en su barriga y le depositó besitos en todo el cuello.

-Ay, me haces cosquillas- resopló Nicole con una sonrisa. Thomas se soltó de ella.

-No has estado en la cama en toda la noche. ¿No te habrás escapado a casa de Carl?

Nicole le golpeó fuertemente en el hombro lo que hizo que los papeles que estaban en sus piernas se cayeran. En seguida, Thomas se agachó para cogerlos.

-¡No es gracioso!- le gritó Nicole y aprovechó para golpearle de nuevo- he estado dibujando nuevos diseños.

Nicole se había encerrado en la habitación libre de la casa para dibujar tranquilamente.

Thomas miró todos los bocetos que había recogido. Los observó detenidamente uno a uno atontadamente, lo que provocó que pusiera nerviosa a su mujer.

-¿Qué? ¿Son feos?- se preocupó ella. Había estado toda la noche ideando vestidos y camisetas pero el sueño le había estado persiguiendo toda la noche.

-¡No! No sé nada de moda pero estoy seguro de que son preciosos- le alabó- "Nicole Ellis" va a arrasar.

-Y Nicole Wells es la más feliz del mundo- sonrió la pelirroja y le besó delicadamente. Había estado un año viviendo sola y un mes entero sin dirigirle ni una palabra y quería recuperar el tiempo perdido. Jamás volvería a estar tanto tiempo separada de él- lo eres todo.

Él se separó de ella con una sonrisa de agradecimiento.

-Te prepararé un café.

-Creo que me merezco un descanso- pidió Nicole poniendo los ojos en blanco- ¡no he dormido nada de nada!

Thomas se rió.

-Me temo que hoy no podrás dormir- dijo y Nicole arqueó una ceja: lo que más le apetecía en aquel momento era tumbarse en la cama y despertarse al día siguiente- hoy es el cumpleaños de nuestra Julie y va a haber comida en casa de los Styles.

Nicole recogió todas las cintas de tela esparcidas en el suelo y todos los bocetos mientras maldecía. Definitivamente, debería haber dormido. Por suerte, su hija llegó pronto del lago y la ayudaron a recoger todo.

-Los diseños son muy bonitos, mamá- reconoció Heaven. Le tendió una taza de café humeante que había preparado su padre- algún día tu línea de ropa se convertirá en leyenda igual que Tommy Hilfiger.

-Muchas gracias, cielo.

Heaven se dedicó a contemplar los croquis que había diseñado su madre hoy. Su madre tenía un don para aquello y estaba verdaderamente orgullosa de ella. Ojalá ella encontrara el talento oculto algún día.

-Estoy muy contenta de que por fin volváis a estar juntos- confesó la pelirroja mirando a su madre.

-Y todo es gracias a ti. Te debemos mucho- le declaró Nicole, abrazando a su hija.

Nicole no cabía en sí de felicidad. Salió de su "despacho" y fue a asearse y a cambiarse de ropa. Al cabo de una hora, Thomas la llamó exasperado desde la planta baja.

-¡Veeeeeeenga presumida! ¡Llegamos tarde!

Nicole suspiró. Se había tomado dos tazas de café humeantes pero ni eso le quitaba el sueño que tenía encima. Si hubiera sabido que hoy se celebraba el cumpleaños de Julie... Resignada, bajó a reunirse con su marido.

-Bonito peinado- le aduló él con una sonrisa.

Se había esmerado con un peinado trenzado. Ella sonrió como muestra de agradecimiento mientras miraba a su alrededor.

-¿Y Heaven?- preguntó una vez ya fuera de la casa.

-No soportaba esperarte y se ha largado a casa de Harry y Emma hace media hora.

Ella rodó los ojos. ¡Tampoco tardaba tanto! Era una ocasión especial y tenía que estar presentable. Se dio cuenta de lo mucho que le importaba arreglarse ahora. Antes, cuando no estaba Thomas le daba igual todo, incluso salir a la calle en pijama. Tuvo admitir que no se arreglaba por los demás, sino por él. Quería satisfacerle lo máximo aunque sabía perfectamente que a Thomas aquello le daba igual, la seguiría queriendo incluso si ella estuviera calva.

-Oye... ¿Ese no es Carl?- preguntó él de repente. El nombre de su joven ayudante le hizo olvidarse de sus pensamientos.

Nicole se sorprendió al verle.

-Pues... Sí.

Thomas apretó los puños con tal fuerza que los nudillos se le quedaron blancos. Nicole disfrutaba verle celoso.

-¿Qué hace aquí?

-Él vive por aquí, en Lostfield, ¿qué te crees?- actuaba estando seria pero por dentro se partía de risa- no voy a contratar a un ayudante que viva en la otra punta del país, está claro.

Su marido soltó un "oh" demasiado patoso y ella no pudo evitar explotar de risa.

Carl, que antes miraba el suelo con las manos en los bolsillos, alzó la cabeza y les vio. Puso los ojos como platos e inconscientemente Thomas rodeó a su mujer con el brazo para declararla como suya. Era su mujer.


~~~



-Tienes suerte- le dijo Zath a Julie.

Ella dejó de cepillarse el pelo y le miró. Él estaba sentado delante del tocador (que nunca usaba) mirando la foto donde salía su padre y ella de bebé.

-¿En qué?- se cuestionó algo sorprendida. Se lo había dicho tan de sopetón que no sabía a qué se refería.

-He oído toda la conversación, no he podido evitarlo- le explicó el moreno refiriéndose a la charla que había mantenido la familia Styles aquella mañana- tus padres y tus hermanos te quieren mucho.

Ella frunció el ceño. Eso ya lo sabía pero Zath no tenía nada de qué envidiar.

-Ya, pero, ¿por qué lo dices de un modo tan triste? Como si a ti tus padres no te quisieran- comentó ella con voz dulce. Se situó detrás de él, de pie, y le masajeó los hombros.

Julie miró a Zath desde el espejo del tocador. Tenía una expresión derrotada mezclada con culpabilidad. Zath jamás le había comentado que no se sentía querido por sus padres y ahora que lo sabía, le parecía algo extraño. Conocía a Zayn y a Beth desde que era un bebé.

-Me querían. Ahora lo dudo mucho- al decir eso último, levantó la cabeza y la miró directamente a los ojos a través del espejo.

Julie le sostuvo la mirada y después de varios segundos bastante largos comprendió el porqué. Se sintió terriblemente mal cuando vio que aguantaba las lágrimas.

-Zath, no creo que tus padres no te quieran porque me hayas engañado- le negó la chica.

El chico afirmó con la cabeza y compuso una mueca triste.

-Cada vez que les veo, veo la decepción plasmada en sus caras. Como si hubieran engendrado a un monstruo- expresó Zath con una pena dolorosamente profunda- están escritos en sus ojos.

Julie sabía que era desgarrador sufrir el rechazo de tus padres. No lo había sufrido nunca en su propia piel pero lo había vivido en persona cuando Frankie había conocido a su padre biológico después de haber abandonado a Grace, su madre. Había crecido sin padre y a los trece años sintió curiosidad por conocerle. Se llevó un fiasco: él la había repudiado y le había dicho que había sido el peor error que había cometido. Frankie lloró durante meses.

-Zayn y Beth te quieren. Y Aisha te adora.

-Ya no, Jules- insistió el joven- no les has visto. No has estado en mi casa.

Sintió mucha pena. Zath había cometido el peor error de su vida pero no merecía ser odiado por sus seres más queridos, por su familia.

-Háblalo con ellos.

Zath suspiró.

-Me voy de aquí antes de que nos pille tu padre- le dijo él, levantándose de la silla del tocador ágilmente para acercarse a la ventana. Allí mismo estaba colgado la escalera de mano.

-Cuidado, que no te vea tu padrino ahí abajo- le avisó ella con una sonrisa. Su rostro se ensombreció y le frenó tocándole las manos- unos padres nunca dejarán de querer a sus hijos. Créeme. Hagas lo que hagas, ellos te ofrecerán su amor incondicional. Sólo están decepcionados.

Zath asintió sonriendo.

-Te quiero, Jules.

-Yo también- sonrió Julie en respuesta. Acto seguido golpeó su pecho con ambas manos y Zath bajó un escalón- y ahora, saca tu culo de aquí antes de que te vea mi padre.

Pero sabía perfectamente que Zath no hablaría con sus padres.



~~~



-¡Gweeeeeeeeeeen!- chilló Guiomar a voz en cuello en el porche de su casa.

Walter, a su lado, se tapó los oídos quejándose de sus tímpanos. Guiomar iba a gritar de nuevo hasta que apareció su hija correteando hacia ellos con un papel en la mano.

-¡Estaba buscando el dibujo que le he hecho a Julie!- se justificó la pequeña y les enseñó la obra de arte que había realizado días antes.

Había dibujado a Julie (al menos lo había intentado) montada en un pájaro gigante, aproximadamente del tamaño de un dragón. Guiomar y Walter fruncieron el ceño por la imaginación de su hija. El dibujo era verdaderamente hermoso, Gwendolyn tenía un don para dibujar a pesar de la edad que tenía.

-¿Y por qué un pájaro?- se cuestionó su madre.

Gwendolyn sonrió orgullosamente y le arrebató el dibujo de las manos para examinarlo de nuevo con suficiencia.

-Julie se está haciendo mayor y ahora es libre. Y tiene un novio y tendrá hijos con él porque es mayor.

Guiomar la miró con expectación y después ojeó a su marido.

-Definitivamente Gwendolyn es mi hija- bromeó.

La familia de tres (casi cuatro) se encaminó hacia la casa de Styles. De camino, se encontraron con Zayn y Beth ya que la casa de los Malik se encontraba entre la casa de los Styles y de los Avon.

-¡Hey! Guiomar, cada vez estás mas gorda- señaló Beth cariñosamente.

La aludida le sacó la lengua.

-Nunca pensé que me alegraría al escuchar eso pero gracias.

-¿Y dónde está Aisha y Zayn?- les preguntó Gwen entre sus padres.

Zayn la miró con cariño, en parte echaba de menos cuando sus hijos eran pequeños.

-Aisha ya está en casa de los Styles y Zath... En nuestra casa, ya nos adelantará.

Guiomar y Walter intercambiaron una mirada.

-¿No os acompaña?

-Ya irá por sí solo- cortó Beth terminantemente.

En los próximos cinco minutos hablaron de otros temas como el clima frío o la cercanía de la Navidad. Julie fue la que les recibió en cuanto llegaron.

-¡Hey! Muchas felicidades, cariño- le felicitó Guiomar dándole un fuerte abrazo.

Gwendolyn, emocionadísima, dio un paso y se puso de puntillas para llamar la atención de Julie. Guiomar y la cumpleañera bajaron la cabeza para ver a la pequeña, que le tendía a Julie el dibujo donde ella cabalgaba en un enorme pájaro. Guiomar sonrió de orgullo.

-¡Qué bonito! Cuando seas mayor te contrataré para que me dibujes los cuadros que adornaré en mi propia casa- le prometió Julie a la niña, que empezó a dar saltitos por lo entusiasmada que estaba.

En cuanto la familia Avon desapareció en el interior de la casa petada de gente, Julie se dirigió a los Malik, que fueron los siguientes en entrar.

-¿No está Zath con vosotros?

-Eh... No- negó Zayn- creo que vendrá más tarde. No creo que tarde mucho.

-De hecho, quería hablar con vosotros a solas.

Julie miró a los padres de Zath con determinación. Les conocía de toda la vida, de hecho Zayn era el mejor amigo de su padre, y le parecía extrañísima aquella situación.

-Sí, claro- aceptó Beth con una sonrisa tensa- subamos mejor arriba que aquí no se puede mantener una conversación con tanta gente.

Julie le dio la razón y los tres subieron a la planta de arriba por las escaleras. Decidió guiarles hasta su habitación, lo que le resultó más raro aún teniendo en cuenta que aquella misma mañana su hijo se había colado subiendo por unas escaleras de mano y se había escondido durante media hora en un armario.

Decidió centrarse en la actualidad. Cerró la puerta tras ellos y giró los talones de manera que estaba frente a frente con los padres de su novio. Aunque también amigos de sus propios padres.

-Quería hablaros de Zath- empezó ella mordiéndose el labio por puro nervios.

-Lo he supuesto- contestó Beth con una sonrisa confortadora. Más que confortar a Julie parecía que se confortaba a sí misma.

Y sin más preámbulos, decidió soltarlo sin rodeos.

-Cometió un error. Un horrible error. Es normal que os sintáis decepcionados de vuestro hijo pero la verdad es que él está sumamente arrepentido por ello. Lo está pasando muy mal y sufrirá esa carga por el resto de su vida. Zath necesita apoyo paternal ante todo y no que le rechacéis de esa manera. Sólo conseguiréis que se sienta peor. ¿No creéis que ha tenido ya suficiente? Necesita lidiar con ello y necesita vuestro soporte pero únicamente lo desestabilizáis con vuestro silencio. Está desesperado por obtener el mínimo consuelo por parte de vosotros pero no se lo dais. Sabe que ha cometido un error y no lo volverá a hacer, ¿no creéis que es la hora de dar un paso hacia delante, olvidar todo y perdonar?

Tomó una bocanada de aire al finalizar el relato. Esperó pacientemente alguna reacción por parte de Zayn y Beth pero sólo podía ver sorpresa y arrepentimiento en sus caras. Guiomar debería de estar orgullosa de ella por haber soltado aquella perorata sin titubear; quizás sería una buena abogada.

Inesperadamente, a Beth se le cayó una lágrima. El rímel debía de ser potente pues no se le mancharon las mejillas. Seguía siendo tan guapa como siempre, con su belleza natural que muchas no poseían incluso con un corte de pelo al estilo pixie. Se lo había cortado hacía poco pero no le quedaba nada mal.

-Tienes toda la razón... No puedo creer que mi niño haya hecho semejante cosa, es tan horrible...

-Pero es hora de olvidar y perdonar- añadió Zayn tomando a su mujer de la cintura.

-¿Podréis hacer ambas cosas?- interrogó Julie con la voz quebrada- ¿olvidar y perdonar?

Beth se sorbió los mocos y la abrazó. La sostuvo durante unos segundos y Julie pudo escuchar que le susurraba algo en el oído.

-Al fin y al cabo es mi bebé.

Julie sonrió felizmente. Beth salió de la habitación con prisa mientras que Zayn se la quedó mirando en la puerta.

-Me recuerdas a Harry- le soltó él con la mirada melancólica- siempre tratando de ayudar a los demás. Tienes mi aprobación.

Julie sonrió de gratitud y, después de colgar el dibujo de Gwenny en la pared de encima de su cama, bajó a donde estaban todos. Al final de las escaleras se encontró con Beth abrazando a un sorprendido Zath.

~~~


Helena se desesperó aún más al ver la hora que era. Gritó de angustia y se dirigió a la habitación de su hijo mayor. Se llevó con una gran sorpresa: Justin, Colin y Andrew estaban hablando en voz muy baja y con las cabezas muy juntas.

-¡¿Pero qué estáis haciendo?!- gritó Helena. El corazón le palpitaba a mil y tenía que hacer una gran fuerza de voluntad para que no arrastrara a su marido y a sus hijos cogiéndoles de las orejas- en cinco minutos empieza el cumpleaños de Julie. ¡No podemos retrasar la comida!

Justin y Colin la miraron con cara de sorpresa, como si les hubiera pillado manos en la masa. Andrew, el pequeño de la familia con tan solo cuatro años, ahogó su risita tapándose la boca con su diminuta mano y empezó a jugar con el balón rojo que tenía.

-Espera diez minutos más- le suplicó Justin.

-¿Para qué? Dios, no os entiendo- se exasperó. Era la única mujer de la familia y cada vez entendía menos a los hombres.

Su esposo intercambió una mirada con Colin pero éste se encogió de hombros como si no supiera qué hacer. Entonces Justin le puso ojos de cachorrito a Andrew. El niño, pensando que su madre no le estaba viendo, alzó los dos pulgares aún teniendo la pelota roja en las manos. Parecía que estaba llevando a cabo un plan.

-¡Me duele la tripa, mamá!- proclamó el niño pequeño con una voz nada convincente. Miró a su padre como si le preguntara si le había salido bien la mentirijilla.

-Es el cumple de tu prima favorita, no hay excusas- le regañó Helena. Puso una mano en la cadera para imponer un poco.

-No es verdad. Mis primas favoritas son Anna y Elisabeth- le rebatió Andrew con una sonrisa pillina.

Soltó un suspiró de irritación y les observó con fijación para comprender qué tramaban.

-Queréis hacerme perder el tiempo- adivinó ella y su hijo menor asintió con la cabeza inocentemente. Justin y Colin le dieron una colleja suave y negaron la afirmación de Andrew.

-Tú espera diez minutos, mamá- le dijo Colin gravemente. Helena sabía que había una sonrisa detrás.

Inesperadamente, sonó el timbre. Se escuchó dos veces más seguidamente, como si el anfitrión estuviera impaciente a que le abrieran la puerta.

-...O no- finalizó Justin.

La mujer arqueó una ceja y sólo pudo pensar en una cosa "¿a quién demonios habían traído?". Era el cumple de su sobrina y no debería perdérselo por nada. Precisamente, era más familia de Justin puesto que era la hija de su hermana pero aquella celebración no parecía importarle mucho. Ni siquiera a sus propios hijos. ¿Por qué?

Helena se apartó del umbral de la puerta y cruzó el corto camino de la habitación de Colin hasta el hall donde se hallaba la puerta principal. Le pareció extraño el hecho de que toda su familia la siguiera por detrás de ella, inquietos. El timbre sonó tres veces más y a Helena le dieron ganas de chillar "¡Ni que estuviera Scream detrás de esa puerta!". Metió la llave dentro para recibirlo.

-¿Quién es tan importante como para atrasar el cumpleaños de...?- se interrumpió bruscamente al ver la menuda mujer que estaba enfrente de ella.

Estaba más guapa que nunca. Se había quedado paralizada al ver a Cassandra a escasos centímetros de ella. Fue su mejor amiga la primera que dio el primer paso para achucharla entre sus brazos con vigor. Helena no pudo responder, estaba más conmocionada que nunca.

-¡Te he echado muchos de menos, perra número dos!- le gritó la rubia.

Helena se sorprendió a sí misma llorando y riendo a la vez. Aquellos días en el instituto vinieron a su memoria como un balde de agua fría sobre ella. La perra número uno y la perra número dos se habían unido de nuevo.

-Eh, que hay niños delante- habló Justin justo detrás de ella. Había usado un tono de voz bromista- ya me estoy arrepintiendo de haberte llamado.

Helena se soltó de Cass de manera bastante ruda pero sabía que no le importaba, al fin y al cabo, eran mejores amigas. Miró a su marido con los ojos desorbitados.

-¿Tú la has llamado? ¿Por eso estabais tan raritos antes?

-Pues claro. Afortunadamente no te has casado con un cabeza de chorlito- Justin siguió usando su tono burlón.

Helena derramó varias lágrimas de emoción por la escena tan emotiva que estaba sufriendo. Alzó a Andrew y abrazó a los tres chicos que más amaba a la vez que hipaba. Cassandra también saludó a los tres chicos.

-Zac, Marii y Thomas habían vuelto y papá tenía la sensación de que faltaba alguien más para reunir a todos- le explicó su hijo mayor. Esta vez Helena abrazaba a Cassandra- entonces se le ocurrió que podía llamar a Cass para que regresara de Islandia.

Helena la miró con temor a que desapareciera de repente o que todo fuera un sueño. Efectivamente, su mejor amiga llevaba consigo una maleta lo suficientemente grande como para pasar un par de semanas con ellos.

-Mi marido sabe lo mucho que me importas así que se ha ofrecido a cuidar del pequeñín- aclaró la rubia refiriéndose a su reciente hijo. Helena sonrió.

Justin se ofreció a llevar la maleta y se la llevó a alguna parte, probablemente al cuarto de invitados. Colin supo que necesitaban estar solas por lo que arrastró a Andrew hasta su habitación.

-Estoy tan feliz de que estés aquí- se expresó Helena con delicadeza.

Cassandra compuso una mueca de agradecimiento sin decir nada más por lo que Helena supo que no debía de tocar más el tema. Estaba claro que no se refería a que estaba contenta de que estuviera con ella, si no de que estuviera en Londres. Hacía dieciocho años que Cassandra no pisaba territorio británico.

Helena siempre era la que iba a Islandia a verla. Viajaba una vez al año, con suerte dos. Se llevó a su familia una vez, cuando Colin tenía seis años y Andrew ni siquiera había nacido. Le resultó muy difícil intentarla traer aquí y tras los años se cansó de insistírselo. Cassandra se negaba en redondo volver al país donde había crecido junto con su hermano fallecido. Quizás ya había superado su pasado y había decidido estar en Inglaterra por fin. Y por eso mismo Helena estaba muy orgullosa de ella.

-Siento haber llegado un pelín tarde- se disculpó Cass- el vuelo se había retrasado.

-Uff, Helena estuvo a punto de pedirme el divorcio- se guaseó Justin regresando al vestíbulo- deberías de haber presenciado eso, a Helena se le salía una vena del cuello de la ira porque llegábamos tarde al cumpleaños.

-¡Eso no es verdad!- se excusó su mujer pero sonrió y le dio un beso en la mejilla con cariño- hablando del cumpleaños, ¡tenemos que ir! Además tenemos que avisar a Emma que haga un plato más.

La familia Smith al completo y Cassandra salieron al frío exterior para dirigirse a la mansión de los Styles, preparados para darles una sorpresa a todos.


~~~


-Para que sepas que eres la única en el mundo que tiene el disco- le contó Bambi con una sonrisa orgullosa. Le acercó una carcasa con un CD dentro. Julie asumió que era el disco que lanzaría la cantante dentro de poco.

-¡Seré la primera en escuchar las canciones de Bambi lo Blue!- respondió Julie con emoción y la abrazó como agradecimiento por el regalo de cumpleaños.

Bambi soltó una risita y miró donde se situaba su primo Zac, que hablaba con Emma y Eleanor en ese momento.

-Él fue quien me dio la idea, no sabía qué regalarte. Tu madre fue la primera en escuchar mis primeras canciones cuando cumplió dieciocho.

Julie se acordaba de eso a la perfección y lo rememoró como si lo hubiera vivido (lo gracioso era que ni siquiera había nacido). Justo antes de que Em se marchara a Holmes Chapel con su padre.


Bambi, aprovechando la distracción de todos, le susurró a Emma:

-Ten. Escúchalo cuando estés sola, que nadie lo escuche… Por favor.

Emma contempló el disco que sostenía y asintió con la cabeza, guardándolo en el maletero de su coche nuevo disimuladamente.

-

La conversación había terminado y Emma se apartó de la pared. Colocó su ropa en su sitio, para dejar más espacio a la habitación de Gemma ya que le había parecido excesivo utilizar su armario... De repente, al dejar la ropa en la maleta contuvo su aliento: allí estaban los regalos.

En primer lugar, sacó el disco de Bambi y lo miró, centelleante. Los ojos de Emma brillaban de pura intriga. Encontró un reproductor de música en la mesa de Gemma y sonrió. Sin dudar, puso el delicado CD en el reproductor.

La música sonó y Emma se alarmó. Bajó mucho el volumen ya que todos estaban durmiendo. Justo cuando empezó a escuchar, una voz cantarina sonó.

Era una voz dulce, melodiosa y muy, muy aguda; pero era una voz preciosa, oh sí, Emma se quedó atontada mientras escuchaba las rápidas palabras que fluían con la música y aquella preciosa voz.

Emma conoció la autora de aquella voz, conocía esa voz, pero no de aquella manera. La había escuchado una vez con anterioridad pero no había estado tan concentrada... Ahora sí.

Y se había dado cuenta de que Bambi tenía una voz atractiva y perfecta.


-Tierra llamando a Julie- la Bambi de diecinueve años después le codeó y Julie volvió a la realidad. Para cambiar de tema, Julie señaló a Zac.

-Una pena que sea tu primo- habló Julie con una sonrisa pillina- ¿por qué a los lo Blue les gustan estar solteros?

Bambi le regaló una mirada asesina. La joven aprovechó ese momento para dirigirse al pie de la escalera, donde estaban Ryan y Miley.

-Al fin te veo- le saludó Miley, la mejor amiga de su tío Justin.

Ryan, su reciente esposo, le tendió un pequeño obsequio.

-Hemos encontrado este precioso joyero en Egipto- le explicó el chico y Julie se maravilló ante tal regalo. Estaba muy emocionada por el hecho de que estaba tocando algo procedente del mismísimo Egipto. Ryan y Miley habían vuelto hacía dos meses de allí después de haber pasado una semana de luna de miel- y hemos pensado en regalártelo por tu cumpleaños.

-¡Y felicidades!- agregó Miley, entusiasmada por la felicidad de Julie.

Estudió minuciosamente el agasajo. Era un joyero de plata del tamaño de una hoja DIN A3 con grabados de faraones.

-¡Muchas gracias, me encanta!- Julie le dio un beso afable a Miley pero frenó cuando se lo iba a dar a Ryan- ahora que me acuerdo, ¡tú le hiciste daño a mi madre!

-¿Eh?- se sorprendió él con una ceja arqueada.

-He leído el libro, listillo. Es el primer capítulo y mi madre ya está llorando por tu culpa, porque la dejaste- comentó ella a modo de regañina. Miley estalló en carcajadas mientras que Ryan abrió los ojos como platos visiblemente alucinado- ¡ni siquiera sabía que erais ex novios! Ni que tú te peleaste con mi tía Helena por mi padre- añadió la adolescente dirigiéndose a Miley.

-¡Eso ocurrió hace diecinueve años!- gritaron los dos al unísono.

Julie soltó varias risitas.

-Es broma, ya lo sé, tontos- y después de decir aquello se acercó a la puerta principal. Le pareció ver a la persona con quién más le apetecía estar.

Frankie iluminó su cara nada más verla. Se fundieron en un abrazo.

-¡Dieciséis benditos años, Jules!- cumplimentó su mejor amiga con su habitual alegría.

Sin contener ni un segundo más su paciencia limitada, sacó un marco de fotos de un sobre marrón. Se lo dio a Julie con rapidez para que ella pudiera visualizar la foto cuanto antes. Julie, un poco confusa, la miró y apenas tardó cinco segundos para contener las lágrimas que le amenazaban por salir.

Jamás había visto aquella foto. Frankie y ella apenas podían tener más de siete años. Frankie, con un sombrero naranja fosforito y su espesa cabellera oscura y rizada, sonreía abiertamente enseñando así sus maltrechos dientecitos. Julie, a su lado y bocabajo, sonreía también de pura felicidad aunque no tenía casi dientes. Su sombrero negro cubría todo su pelo rubio y sus ojos color azules-verdes (aunque la luz de la foto tiraba más a azul) era lo que más llamaban la atención.

-Como sé que te gusta más el valor sentimental que la calidad de un objeto he decidido traerte esta foto. La guardó mi madre durante años y la encontré hace poco- le explicó Frankie con una sonrisa de oreja a oreja. Julie se abalanzó a ella.

-Gracias por existir y ser mi mejor amiga, de verdad- se sinceró Julie con los ojos cristalizados. Frankie se las limpió mientras se reía- eso ha sonado un poco cursi.

-Eso es verdad- admitió ella- aunque más cursi aún es lo que te he escrito detrás de la foto. Mira, lee- le indicó.

Julie obedeció inmediatamente y giró el marco de la foto para así ver las palabras que había grabadas en él.

-Gracias por interpretar miradas, entender silencios, perdonar errores, guardar secretos, prevenir caídas y secar lágrimas- leyó Julie.

Iba a decir algo cuando Frankie abrió los ojos desmesuradamente y al segundo desapareció del hall. Poco después, Nathan llegó hasta donde estaba ella.

-Vaya, es buena huyendo de mí- comentó él sarcásticamente aunque Julie sabía que lo pasaba mal.

Le miró muy seriamente.

-Hoy es tú día de suerte. Hoy está bastante sensible porque es mi cumpleaños así que es un buen día para pedir disculpas.

-¿Cómo quieres que pida disculpas si se escapa despavoridamente cada vez que me acerco?- le espetó su hermano con rabia mantenida.

-Recuerda en lo que te dije esta mañana.

En este momento, sus tíos y sus primos llegaron con una mujer que no conocía de nada pero tenía la sensación de que sí. Era una chica muy atractiva y sonrió campechanamente al verles. Cuando su madre chilló como una loca y corrió a abrazarla, Julie supo que se trataba ni más ni menos que Cassandra.

Le pareció algo insólito y desconcertante que hacía diecinueve años Cassandra y su propia tía Helena les hacían la vida imposible a su madre, Guiomar, Hayley y Anna. Incluso Cass obligó a Helena a seducir al hermano de Emma sólo para hacerla daño. Si supieran que tanto tiempo después Helena acabaría casada con su tío y con dos hijos...

Cassandra observó a todos los hijos de sus amigos. Uno a uno como si fueran joyas. No era la primera vez que tenían que presentarse pues ya lo habían hecho con Zac y Marii. Y al final, como los otros dos, acabó llorando como un flan diciendo los años que habían pasado.

-Qué alegría que estés aquí- le dijo Guiomar a Cassandra. Ella la rodeó el cuello desde detrás a modo de respuesta y Guiomar sonrió mostrando sus blanquecinos dientes.

Julie las observó detenidamente. Ambas perdieron a la persona que más querían en el mundo, de hecho, a la misma. A Marcos. Guiomar tuvo suerte: tenía los suficientes amigos y gente a su alrededor como para seguir hacia delante. Cassandra, al igual que Guiomar, no tenía familia nada más que un padre a la que apenas la quería pero sólo tenía a Helena. No era suficiente como para olvidar a su hermano.

-Me has estado mirando todo el rato- sonrió Cassandra en cuanto Guiomar se alejó para ayudar a poner la mesa- deduzco que me odias por lo que has leído en el libro.

Julie sonrió negando firmemente con la cabeza.

-Todo lo contrario. Te admiro- declaró la muchacha enardecida- que bien que te haya conocido por fin. ¿Sabías que mi prima Sofía es la Cassandra 2.0? Y supongo que Aja, su mejor amiga, es la Helena 2.0. Espero que no sea la futura mujer de mi hermano, no quiero tenerla como cuñada- bromeó.

-Te he oído- le gritó Nathan desde la cocina y todos rompieron a reír.


~~~


El banquete homenajeado por el cumpleaños de Julie finalizó a las cuatro de la tarde. Habían comido en el comedor de la mansión de los Styles, que era lo suficientemente grande para treinta y cuatro personas.

Después todos recogieron la mesa mientras felicitaban a Harry y Emma por la deliciosa comida que habían preparado. El tin tín del timbre les interrumpió y fue Julie quien fue a abrir la puerta.

-Muchas felicidades. ¿Interrumpo algo?- preguntó Tom con su voz siempre cordial. A Julie le sorprendió verle allí: apenas se habían visto después de que le hubiera dado plantón el día del festival.

Los ruidos procedentes del comedor le decían a Tom que efectivamente estaba interrumpiendo algo importante.

-No pasa nada- se obligó a decir Julie debido a la incomodidad del chico- y muchas gracias. ¿Quieres pasar?

-No, no... Simplemente quería hablar contigo.

Para su mala suerte, Zath, Sofía y Nathan se asomaron detrás de ella para ver quién era el invitado.

-Hola- le saludó el moreno ariscamente. Tom ni le devolvió el saludo.

-¡Oye, Tom!- gritó Sofía- ¡me he enterado de que Flynn tiene una nueva novia, no puede ser!

Zath aprovechó aquella distracción para apartar a Julie de la puerta.

-¿Qué hace éste aquí?

-Ni que fuera un asesino- le espetó Julie con dureza.

-Bueno... Es evidente que le gustas, no sé- tartamudeó Zath con sorpresa al ver el cabreo que le había infundido a Julie.

-Solo venía a felicitarme, tranquilo.

Regresó al umbral de la puerta, donde su prima segunda le gritaba furiosa a Tom la horrible pareja que hacían Flynn y su nueva novia mientras que Nathan se reía, burlándose de ella.

-Bueno, en fin, felicidades de nuevo- le dijo Tom ignorando a Sofía y dispuesto a marcharse.

-Espera un momento- le detuvo y cerró la puerta tras de sí para acallar a Sofía.

Una vez fuera, en el jardín, Julie se dio cuenta del frío que hacía. Decidió acortar la conversación lo más posible puesto que sólo llevaba un fino jersey, no como él, que llevaba un grueso abrigo negro. Alzó el mentón, decidida, para mirar al rubio de ojos azules que tenía enfrente. Era guapo y todo lo que podía soñar una chica pero ella estaba enamorada de un chico moreno y de ojos marrones.

-Siento mucho no haberte hablado durante los dos últimos meses- se disculpó ella- bueno... Debo decirte algo.

Tom entrecerró los ojos.

-Estás saliendo con Zath- predijo él con voz grave y acuciante.

Julie se sintió algo inquieta por el silencio que se había producido después. Se dedicó a tocarse el pelo con la mirada fija en los zapatos de Tom, haciendo como si tenía la mente ocupada.

-Sí- asintió Julie para romper finalmente el hielo.

-Me lo figuraba- admitió él y metió las dos manos en sus vaqueros. No parecía triste pero tampoco contento así que no sabía cómo reaccionar delante de él. ¿Le consolaría? No tenía ni idea si sentía algo por ella- tu padre siempre eligió a tu madre antes que la mía. Supongo que la historia se repite.

Se fue dejándola con la palabra en la boca. Su respuesta había sido sorpresivamente inesperado pero tenía toda la razón. Los Swift perdían de nuevo.

La puerta se abrió y Zath la volvió a cerrar de nuevo cuando salió al exterior. La abrazó para mantenerla en calor y ambos se sentaron en las escaleras del porche. Sintió un escalofrío cuando Zath atravesó su mirada en ella.

-Gracias por ser tan buena conmigo. Mis padres me pidieron perdón esta mañana- le explicó él con una pizca de admiración.

-Sí, bueno, todo por el chico al que quiero- dijo Julie casi susurrando.

Zath sonrió y, después de mucho tiempo, la alegría sí que le llegó a los ojos. Acto seguido, sacó una pequeña pulsera de oro y se lo entregó con mucho cuidado.

-Mi regalo de cumpleaños- fue lo único que dijo.

Era el undécimo regalo que recibía aquél día pero no por eso era el menos importante. Lo contempló con admiración. Se trataba de una delicada pulsera con una pequeña figura que representaba la letra "Z". Era un brazalete impresionante.

-Me encanta- dijo y le dio un corto beso.

Zath le ayudó a que se pusiera la pulsera mientras que Julie observaba cada movimiento que hacía.

-¿Puedo hacerte una pequeña pregunta?- dijo ella de repente.

-Claro.

Él la miraba sorprendido, pues no se esperaba que le hiciera aquella pregunta. No parecía que estaba nervioso o con temor sino más bien estaba curioso.

-Cuando me diste aquel papel en la fiesta de Reynolds, el cuatro de septiembre- detalló- bueno, he de confesarte que lo quemé sin haberlo leído.

Zath no parecía nada sorprendido. Es más, se rió por la confesión de la joven.

-Lo sabía.

-¿Era la letra de tu canción? La que me dedicaste en los MTV Video Music Awards- precisó. Después de haber oído la canción siempre había tenido la esperanza, por muy remota que fuera, que la notita que había quemado se trataba de la canción escrita por él. Se arrepentía profundamente de haberla carbonizado pero estaba tan enfadada aquel día que apenas había pensado en las consecuencias.

-Sí. Se trataba de la canción.

~~~



Por fin se habían reunido todos en una misma habitación después de tanto tiempo.  Todas las miradas recaían en Guiomar, que acariciaba su abultada panza.

-¿De cuántos meses estás?- le preguntó Cassandra con curiosidad. Le parecía chocante que la chica de la que estaba perdidamente enamorado su hermano estaba embarazada por segunda vez de otro chico.

-¡Cinco meses!- gritó Gwendolyn con evidente entusiasmo- ¡le quedan cuatro!

Cass la examinó. ¿Guiomar sería igual de feliz con su hermano Marcos que con Walter? ¿Tendrían un niño o una niña primero? ¿Y estaría embarazada en ese momento? No lo sabía y aquellas preguntas nunca iban a ser respondidas puesto que Marcos nunca resucitaría. Su cuerpo había dejado de funcionar hacía dieciocho años, a los veintidós.

Dejó de pensar en la niña cuando ésta se fue del salón corriendo para reunirse con los demás niños. Ahora en el salón sólo estaban los mayores.

Guiomar se encorvó en el sofá para sacar un sobre grande marrón de su enorme y colorido bolso. De él sacó una galga con varios papeles. Su marido Walter parecía sorprendido por lo que no debía de saber nada de nada.

-¿Qué es eso?- le preguntó Harry.

Todos estaban pendientes de cada movimiento que hacía. A Guiomar se la veía muy nerviosa, tanto que incluso se le cayó la galga un par de veces. De los muchos papeles que había dentro sacó uno pero no lo leyó sino que más bien parecía evitar leer lo que ponía en el folio.

-Esto- anunció ella con voz temblorosa- es la ecografía que me he hecho esta mañana, temprano. Ahí dice si es niño o niña.

-¡Eso es genial!- exclamó Walter, victorioso- ¿y...?

-Le pedí al doctor que no me lo dijera y que me lo pusiera en la prueba por escrito. Quería que lo supierais todos a la vez.

Emma se levantó del suelo y cogió el papel con cuidado para no arrugarlo. Volvió a su sitio.

-¿Qué pone?- inquirió Marii, muy ansiosa.

Em levantó una mano para pedir silencio y tiempo mientras clavaba la mirada en el papel. Guiomar, presa de los nervios, se mordía las uñas y la piel de los dedos. Emma movía los ojos de un lado a otro pero no decía ni mu. ¿Qué sería?

-Vaya- dijo Em por fin y levantó la cabeza con una enorme sonrisa plasmada en la cara. Todos escucharon atentos a la siguiente frase que iba a pronunciar- parece que tenemos un nuevo Marcos.


~~~

A las siete, One Direction fueron a cantar al estudio que tenía Harry en su casa. Querían retocar de una vez por todas el disco que lanzarían muy poco después. Marii, Emma, Bambi y Hayley fueron al ensayo para observar cómo cantaban. Siendo aún treintañeros, conservaban la voz potente que siempre habían tenido.

-Conque llevas dos meses viviendo en casa de Liam- comentó Hayley pícaramente. Emma alzó ambas cejas.

Liam le había ofrecido una habitación cuando Marii llegó a Lostfield ya que Niall y Belén tenían hijos y no querían causar muchas molestias.

-No ha ocurrido nada- les dijo ella observando de reojo al cantante, que cantaba ajeno a la conversación.

Habían pasado diecinueve años desde entonces. Cuando el corazón de Liam estaba dividido en dos, en Anna y en Marii. Se acordaba del día cuando el cantante acudió a ella para pedirle consejos para recuperar a Anna y ella explotó confesándole lo que sentía por él. Poco después Liam fue a visitarla a su casa para insinuarle lo que sentía él aunque hasta ahora nunca supo si estaba enamorado de ella o simplemente era para confundirla aún más. Entre los dos habían escrito la canción Half a heart.



-Oye- a Liam se le encendió la sonrisa, se le había ocurrido una idea- ¿me puedes ayudar a escribir una canción?

-¿Una canción? Nunca he escrito canciones- se burló Marii.

-Bueno, te enseño. Cuando más describes tus sentimientos, más bonita es la canción. Simplemente tienes que dejarte llevar.

Marii aceptó, aunque no sabía por qué. Sus sentimientos eran muy confusos. Sabía que su subconsciente seguía enamorada de él.

Pero desde luego ella no iba a caer de nuevo. No. No le iba a mandar indirectas para que Liam le rechazara de nuevo.

-Así que tus amigos me han dicho que has estado durmiendo con mi suéter. Y que no puedes dejar de extrañarme- cantó Liam melodiosamente. Después paró y asintió. Empezó a escribir la letra inventada en una hoja de papel.

Marii no pudo evitar sentir escalofríos. Tampoco pudo evitar expresar su amor por él.

-Apuesto que mi amigo ha estado diciéndote que no lo estoy haciendo mucho mejor porque he perdido la mitad de mí.

Liam se quedó petrificado al escuchar las palabras de Marii. No replicó nada y siguió escribiendo.

-Y estar aquí sin ti es como si me despertara y viera…-Liam paró de cantar, queriendo escuchar lo que diría Marii después.

-Sólo la mitad de un cielo azul. Un poco allí, pero no del todo. Caminando con un solo zapato.

Liam sonrió involuntariamente y siguió escribiendo, rasgando el papel con el bolígrafo.

-Soy la mitad de un corazón sin ti. Quizás, soy un hombre a medias con la mitad de una flecha en mi pecho. Extraño todo lo que hacíamos. Soy la mitad de un corazón sin ti- cantó Liam con los ojos cerrados. Al acabar, miró a Marii.

Ella estaba paralizada por la emoción. ¿Se dirigía a ella o sólo era una simple canción? Un trozo esperanza se afloró en el pecho de Marii.

-¡Me encanta! ¡Buena interpretación! ¡¡Parecíamos enamorados de verdad!!- vitoreó Liam y abrazó a Marii- Gracias por tu colaboración. Contigo todo es fácil.

Liam se despidió de ella y se marchó de la casa, con el folio en la mano. El pedacito de esperanza que tenía Marii se había disipado.

Marii se quedó plantada en el sofá, rígida. Así que sólo era una simple interpretación. <<Parecíamos enamorados de verdad>>. Bajó la mirada mientras las lágrimas le amenazaban por salir. Justamente cuando se iba a olvidar de Liam, tenía que aparecer. Qué momento tan inoportuno.

Se dirigió a la cocina, aún seria y bebió un trago de fanta de naranja. ¿A quién iba a engañar? No estaba bien. Cerró los ojos mientras dejaba que las lágrimas pasearan por sus mejillas.


-¿Pero tú quieres que ocurra algo?- preguntó Bambi, haciendo que volviese a la tierra.

Marii se mordió el labio. Era una persona difícil de albergar sentimientos por alguien y teóricamente Liam fue la única persona que la había enamorado con su carisma y madurez. Pero no sabía si se trataba de un amor adolescente o un amor real puesto que hacía dieciocho años que todo ocurrió.

-No lo sé. Nunca nos hemos besado- declaró Marii con los hombros encogidos.

-¿Nunca, nunca?- repitió Hay, sorprendida- ¿ni siquiera cuando tenías dieciocho?

-Ni siquiera- afirmó la española. Las otras tres se quedaron alucinadas: siempre habían deducido que se habían besado cuando eran jóvenes ya que todo el mundo sabía que Liam había sentido algo por ella- estuvimos a punto una vez.

Sin poder evitarlo, su cerebro viajó a ese día.


-Es aquí- Liam se detuvo quince minutos después. Los dos habían llegado a un claro. Había flores por todas partes, arbustos atrayentes alrededor.

El sol se apresuraba a ocultarse, el cielo se había vuelto de un gris claro teñido de púrpura pero en el oeste había destellos de un rojo rubí.

El claro estaba iluminado por el atardecer. Marii jamás había visto algo hermoso.

-¿Te gusta?

El sol se escondió y toda la hermosura que había visto desapareció. Se habían quedado a oscuras.

-Has imitado a Edward.

A pesar de la oscuridad, Marii vio la sonrisa deslumbrante de Liam.



-Las consecuencias de leer un libro de vampiros- rió él.

-Pero dijiste que el libro era muy absurdo. Dijiste que Edward…

-Ya lo sé. Dije cosas realmente estúpidas- confesó el cantante. Miró a otra parte y frunció el ceño- volví a leerme el libro por ti. Fui a la librería a comprármelo.

Marii le miró con la boca abierta, asombrada.

-Sí, sí, lo sé. Parezco un loco enamorado- él se rió de nuevo. Intentó disimular su nerviosismo, pero cómo bien él sabía, Marii no lo había pasado desapercibido. 

Liam esperó a que la muchacha hablara, pero no lo hizo. Giró su cabeza para mirarla.

-Pero al leer todos esos sentimientos. Al leer la descripción del amor de Bella me sentí… Igual.

Marii enrojeció al instante. Resultaba gracioso porque, cuando ella se leyó el libro, pensaba únicamente en Liam.

-Fui un completo estúpido al acudir a ti cuando necesitaba ayuda para impresionar a Anna.

-No- sonrió ella. Daría lo que fuera por estar donde estaba en ese momento. Incluso el dolor que él le había producido en los últimos meses- si no hubieras acudido a mí, nunca te lo hubiese confesado.

Los dos sonrieron. Liam se acercó a ella lentamente hasta que las respiraciones de ambos se mezclaron.

Marii empezó a temblar. Nunca había besado a un chico antes. Siempre había tenido pretendientes, muchos chicos habían estado detrás de ella pero Marii jamás se había fijado en ellos. Nunca.

Liam había sido su única excepción.

Marii se acercó a él rápidamente. Quería probar sus labios, siempre lo había soñado hasta que…

-Joder- masculló Liam al notar una fina vibración en sus bolsillos.

Sacó su móvil mientras ellos dos se miraban algo azorados.

-¿Quién es?

-Harry- respondió el cantante.


-¿Sólo una?- se sorprendió Emma- ¿pero a qué esperabais? Estaba más claro que el agua que entre vosotros dos había química.

-Erais demasiado tímidos como para abrir vuestro corazón y os perdisteis- habló Bambi con una mueca- no pierdas esta segunda oportunidad.

Casualmente, después de que hablara Bambi era el turno del solo de Liam. Marii escuchó la canción, atenta, y sintió escalofríos. Los mismos de cuando era una adolescente. Desvió la mirada hacia el pequeño escenario donde cantaban los cinco chicos. Liam era el que siempre le había llamado la atención, con su belleza y su voz. Su inteligencia y aparente tranquilidad. Ojalá hubiera más chicos así pero ni en España ni en Estados Unidos había encontrado a alguien parecido a Liam. Era único.

-Es uno de los solteros más codiciados del mundo- dijo Emma, que miraba a los cantantes también. Después miró a su amiga Bambi- y tú igual. ¿A qué esperas?

La pelirroja puso el labio inferior encima del superior y se encogió de hombros.

-No sé. Yo creo que he nacido para estar soltera.

-Pues bien que te gustaba Niall- le recordó Hayley aunque pronto rectificó, riéndose de sí misma- bueno, a mí también. Estaba coladísima por él pero sabía que era imposible entrometerme al amor de Niall y Belén. Era demasiado intenso.

Las cuatro soltaron carcajadas al mismo tiempo. Ellas se habían enamorado de los componentes de One Direction pero sólo Emma consiguió el corazón de uno de ellos. ¿Lo conseguirá Marii?


~~~


Julie salió de su fiesta un momento para acompañar a su amiga Frankie. Estuvieron caminando en silencio durante unos minutos hasta que Frankie rompió el silencio.

-Sigo siendo Team Tom.

Julie puso los ojos en blanco.

-Oh, vamos, súperalo de una vez- le espetó ella. Frankie aún no había perdonado el comportamiento de Zath y siempre les ponía mala cara cuando estaban juntos- él se ha arrepentido, Frankie. Hizo mal las cosas, sí, pero todo el mundo merece una segunda oportunidad.

-Pues él no.

-Te recuerdo que fuiste tú la que insististe que visitara a Zath en la universidad aquel día- le escupió Julie, harta de las excusas de su mejor amiga.

Frankie siempre había sido reticente a las segundas oportunidades mientras que Julie siempre había sido la sensible y comprensiva. Eso lo sabía a la perfección. Sabía que a veces era un poco ingenua pero amaba con todo su ser a Zath y merecía claramente una segunda oportunidad. Ella no se lo había puesto nada fácil y él no se había rendido. Sin embargo, Frankie siempre hacía malos comentarios a la relación que mantenían.

-Osea que ahora es culpa mía- exclamó Frankie con rabia. Miró furiosamente a Julie.

-No. Pero antes adorabas a Zath.

-¡Antes de que te pusiera los cuernos con...!

-¡Basta!- le gritó Julie, más enfadada que nunca. Frankie se calló y la miró sorprendida por su tono de voz- ¡ambas sabemos que no se trata de Zath y mí!

Se puso blanca como la tiza aunque intentó disimularlo mirando a otra parte. Mientras reflexionaba en silencio, Julie le lanzó una mirada cargada de rabia e impotencia.

-No sé de qué estás hablando- soltó.

-¿Ah, no? ¿Segura que no es por el hecho de que mi hermano se haya besuqueado con Heaven?

Frankie cerró los ojos al oír la insinuación de Julie.

-También se besó con Aja- dijo ella con un hilo de voz, derrotada.

Julie relajó su expresión y se mostró comprensiva. Pronto los ojos de Frankie se llenaron en lágrimas y Julie no pudo más que abrazarla. Las amigas siempre tenían que estar ahí, para bueno y para lo malo. Ofreciendo un hombro al que llorar por un chico. Aún así, a Julie le parecía extraño que estuviera animando a su mejor amiga porque estaba mal por su mismísimo hermano.

Tenía que hacerse la idea de que ellos dos estaban enamorados.

-Tienes razón, no debí comportarme de ese modo con vosotros- admitió por fin, refiriéndose a Zath y ella.

-Tampoco te tienes que comportar como una bruja con mi hermano. Lleva detrás de ti durante dos meses- le regañó Julie como si se tratara de su madre. La sonrió para confortarla un poco- pobrecillo. ¿No crees que ha tenido suficiente? Heaven y él no son nada.

Pero también sabía que Frankie había estado sufriendo. La conocía demasiado bien como para saber que lloraba todas las noches mientras rompía cosas por pura impotencia y rabia.

Frankie le dirigió una mirada indescifrable. Julie no supo interpretar lo que pensaba, algo insólito en ella, pues su mejor amiga era la persona a la que más entendía. Frankie se limitó a mirar el infinito sin ver realmente mientras Julie esperaba su siguiente paso. ¿Admitiría por fin que le gustaba su hermano o seguiría negando ese hecho y ocultándose en su casa?

-¡Frankie!

Las dos jóvenes se sobresaltaron y Frankie se llevó una mano al corazón. Nathan corría detrás de ellas, con una mano en alto para que le vieran. Frankie desvió la vista hacia ella.

-Ni se te ocurra irte- le amenazó.

Julie sonrió. Su hermano venía en el momento más oportuno. Felicitó a Nathan interiormente y se dispuso a irse con la mirada amenazante de su mejor amiga clavada en su nuca. Justo cuando Nathan llegó hasta donde estaba Frankie, ella le gritó:

-¡Recuérdame que no somos más mejores amigas, traidora!

-¡Algún día me lo agradecerás, cobardica!- le gritó, en cambio, ella y supo que en ese mismo instante Frankie le estaba fulminando con la mirada.

Nathan había estado pensando durante todo el día en lo que le había dicho su hermana aquella misma mañana y en lo que tenía que hacer a continuación. Había practicado mentalmente el discursito de disculpa cientos de veces pero ahora que estaba enfrente de Frankie, las papeletas imaginarias se habían desordenado. Se había puesto nervioso y no sabía que decir. Parecía un completo estúpido, ¡se había quedado en blanco!

-Hola- fue lo único que dijo cuando encontró la voz.

La mirada de Frankie se tornó fría y alzó una ceja.

-Me lo temía- murmuró ella y se dio la vuelta para marcharse a su casa. Nathan se puso delante de ella.

-¡No, no! Espera... Por Dios, no soy muy bueno dando discursos- tartamudeó- sólo puedo decir que lo siento. ¡Te cantaría si pudiera para obtener tu perdón pero desafortunadamente no he heredado el talento de mi padre!- Nathan intentó bromear un poco para calmar el ambiente. Pero muy en el fondo, tenía envidia de su amigo Zath. Él lo había tenido fácil.

Quien dijera que era fácil que una chica te perdonase era porque realmente nunca había estado con una chica. ¡Era incluso más difícil que sacar un 10 en Matemáticas!

-No tienes que dar ningún discurso. Te besaste con Aja, te besaste con Heaven y me besaste. Y te has besado con cien chicas más. Lo he entendido, es parte de tu naturaleza.

Eso había sido un golpe bajo para Nathan. Le había dolido profundamente que Frankie pensara así de él. Resignado, se apoyó con una valla antigua que protegía las carreteras que había detrás de ellos y la miró con irritación.

-Sólo quiero estar contigo. Lo de Heaven fue una tontería, estaba confundido. Pero ahora sé a quién quiero- confesó, con la esperanza de que aquello fuera suficiente.

-Pero no entiendo porqué me besaste y después corriste hacia los labios de Heaven...

-¡Porque me diste una bofetada después de que te besara! ¡¡En ese momento no sabía que mi hermana te había dicho por la mañana que me estaba aprovechando de ti!! Y para nada me he aprovechado de ti. Me gustas y volvería a hacerlo unas mil veces- soltó él, descargando toda su rabia en ella.

¿Cuándo iba a entender las ganas que tenía de besarla? Tenía quince años desde hacía un mes, sí, pero joder, la quería con toda su alma.

Por los ojos de Frankie, supo que estaba dudando así que Nathan supo que tenía que seguir hablando y pidiendo perdón si quería solucionarlo todo.

-He estado perdidamente enamorado de ti todo el jodido verano, Frankie. Besaba a las chicas simplemente por diversión pero jamás he sentido algo como lo que siento por ti.

Frankie apartó la mirada de la de él y clavó sus ojos en el suelo. Se quedó así durante varios minutos, sin parar de manosear sus manos; señal de nerviosismo. Finalmente, levantó la cabeza y le miró.

-No entiendo porqué tengo tantas ganas de besarte cada vez que te veo si sólo me gustas un poquito.

Nathan sonrió.

-¿Conque un poquito, eh?

Frankie le devolvió la sonrisa y él no pudo resistirse más en besarla. Se apartó de la incómoda valla y se lanzó.

A escasos metros de ellos, Julie estaba escondida detrás de un matorral. Había aprovechado la ocasión de que no la miraban para espiarles. Al ver que por fin su mejor amiga había dejado de ser tan cabezota y besaba a su hermano soltó un "¡bien!" en voz baja. Después de un minuto, ambos seguían besándose con fruición y Julie arrugó el ceño.

-Me costará acostumbrarme- susurró ella, encogiéndose de hombros.

¿A quién quería engañar? Jamás se acostumbraría al ver a su hermano y a su mejor amiga de novios.


~~~


-¡Y aquí estáis!- exclamó Guiomar alzando sus dos manos. Tenía una enorme barrigota de cinco meses pero eso no le impedía a mantener su educada compostura.

Harry y Emma intercambiaron una mirada de confusión y de preocupación por la salud de Guiomar.

-Es el bebé. La está confundiendo- aseguró Marii, arqueando una ceja.

Guiomar había vuelto a reunir a todos en el salón de la casa de los Styles. Los chicos habían tenido que volver a regañadientes del ensayo por la dura insistencia de su amiga. La rubia no había hecho nada más que sonreír y balbucear palabras incomprensibles.

-¿Y aquí estamos... de qué?- preguntó Harry al ver que su amiga señalaba a Emma y él, que estaban sentados en el sofá. Juntos.

-¡Bendito 13 de enero!- gritó Guiomar, volviendo a comportarse de una manera extraña. Su marido Walter se levantó del sillón, negando con la cabeza, y la rodeó de la cintura para sentarla y callarla la boca pero Guiomar se zafó de su agarre y le lanzó una mirada fulminante. Fue la única cosa que hizo falta para que su esposo se volviera a sentar sin rechistar- ¡todos estáis aquí gracias a mí!

-"Eh... ¿Será porque nos has llamado a todos para reunirnos aquí?"- signó Belén sarcásticamente. Marii, a su lado, soltó una carcajada y asintió con la cabeza.

-No me refiero a eso.

-¿A qué te refieres, entonces?- preguntó Louis, desinteresado. Miró a Eleanor, que se encogió de hombros.

-Si yo no hubiera arrastrado a Em a vuestro concierto aquel 13 de enero, ella no hubiera conocido a Harry. ¡Culpa mía!- chilló Guiomar, sonriente.

Harry y Emma sonrieron de vuelta.

-Eso ya lo sabemos. Y te lo agradecemos- afirmó su mejor amiga. Aún seguía preocupada por la salud mental de Guiomar pero decidió no decir nada.

Guiomar se rió dulcemente y entonces giró la cabeza en dirección al sofá de al lado, donde Niall y Belén estaban sentados.

-¡Si yo no hubiera llevado a Emma a ese concierto ella no hubiera conocido a Harry... Y por tanto tú nunca hubieras conocido a Niall!

Belén y Niall se miraron entre sí y abrieron los ojos como platos. Nunca lo habían visto desde aquella perspectiva pero asintieron con la cabeza, dándole la razón a Guiomar.

-Supongo que gracias- le agradeció el irlandés y Guiomar sonrió.

-Y tú- ésta vez señaló con el dedo índice a Marii y ella se encogió como si fuera la culpable de algo- nunca hubieras conocido a Liam.

La aludida se puso colorada. Liam, que estaba en la otra punta del salón también se puso rojo aunque intentó disimularlo.

-Bambi y Zac no nos hubieran conocido si no hubieran ido tras Anna en Italia para que Bambi hiciera el diabólico plan de derrotar a Harry- comentó ella indiferentemente y la del pelo rojo le lanzó una mirada fulminante- ups, lo siento. Pero es la verdad.

-¡Qué mala!- soltó ella aunque todos sabían que estaba de broma.

-Vosotros no os hubierais enamorado si no hubiera actuado de princesa en el teatro de la Universidad de Sheffield. Todo salió bien y por eso comenzasteis a quedar y a llevaros bien- citó ella dirigiéndose al matrimonio de Garrett y Hayley.

-Guiomar, siento destruir tu momento de felicidad y heroísmo- le interrumpió Justin con una sonrisa genuina y la chica le miró con el ceño fruncido- no fuiste la unión entre Helena y yo.

-En realidad sí- le rebatió ella altivamente- si Helena y Cassandra nunca me hubieran odiado, no hubieran odiado a Emma por ser su amiga. Por tanto, no hubieran hecho aquel plan de destruirla saliendo contigo.

-Es un buen argumento- aceptó Helena.

-Gracias- sonrió Guiomar y se giró hacia su querida prima Nicole y su marido Thomas- si no tuvieras una prima aquí, no hubieras venido a Inglaterra y, por tanto, no hubieras conocido a Thomas.

-Si necesitas ropa de bebé de mi compañía Nicole Ellis, tan sólo tienes que pedírmelo- bromeó la pelirroja pero se tomó muy en serio el razonamiento de Guiomar.

Guiomar la ignoró y miró a la siguiente pareja: Ryan y Miley.

-Si no hubiera hecho que Emma se enamorara de Harry y Justin de Helena, vosotros no estaríais juntos.

Zayn alzó una mano y antes de que dijera nada, Guiomar empezó a hablar:

-Si Harry y Emma no se hubieran enamorado y Niall y Belén igual, la periodista Beth Blummer no os hubieran convocado una entrevista, ya que quería saber vuestras relaciones al igual que tu ruptura con Perrie. Ahí fue donde os conocisteis así que muy indirectamente es culpa mía- afirmó enérgicamente.

-En realidad no me refería a Beth y a mí- sonrió maliciosamente y giró la cabeza para ver a su mejor amigo Louis- tú no eres la razón por la que Louis y Eleanor se enamoraron. Ellos lo hicieron mucho antes de que tú aparecieras.

Guiomar le fulminó con la mirada.

-Maldito Louis.

-¡JÁ!- le chinchó Louis.

Vio a Emma y a Hayley y sin poder controlarlo pensó en Anna Hesler. Si no hubieran conocido a One Direction, no se hubiera enamorado de Liam y él no se hubiera enamorado después de Marii, dejándola desolada y vomitando comida por sentirse inútil. Anna no hubiera muerto aquel fatídico día. Anna estaría entre ellos.

También pensó en Elisabeth. Aquella joven risueña que fue asesinada a sangre fría por ser totalmente inocente. No hizo nada, tuvo la desgracia de ser la compañera de ellas en la Universidad de Sheffield. Una loca obsesionada por Harry la mató por descubrir sus más oscuros secretos.

A la rubia se le estropeó aún más la sonrisa al ver a Cassandra sentada en el sofá morado, entre Hayley y Helena. La miró e inmediatamente Marcos vino en su memoria. El hermano mayor de Cass, su profesor particular, su amado no hubiera muerto aquel día en Liverpool de no ser por ella. Si no se hubieran conocido, si no se hubieran enamorado, si no hubiera ido a salvarla, él estaría vivo quién sabe dónde. Marcos estaría en este mundo. Y su primer hijo no tendría su nombre.

Pero se obligó a sonreír de nuevo ya que todos los presentes la miraban con admiración. Guiomar había cambiado sus vidas pero también había cambiado otras vidas, que ya no eran vidas. Todo lo bueno tenía lo malo.

-En realidad no eres la heroína- refutó Ryan, levantándose del sofá para sorpresa de todos. Sonrió- sino yo. Dejé a Emma días previos al concierto y tú tuviste la encantadora idea de llevarla al concierto para distraerla. Pero yo di el primer paso- contestó de manera arrogante en broma. Guiomar estaba que echaba humos.

-Bah.

-Me alegro de que me hayas dejado- admitió Emma y sonrió.

-Lo mismo digo- afirmó él y levantó la copa de champán que tenía en una mano. Em hizo lo mismo y brindaron.

                                                                       ~~~



Zath y Julie caminaban lentamente cogidos de la mano alrededor del lago de Lostfield. Charlaban sobre los padres del chico, que por fin le habían perdonado. En ese momento, se encontraron casualmente con Frankie y Nathan, que andaban en dirección contraria a la de ellos, de modo que se toparon.

-¿Frankie y Nathan?- aquello a Zath le pilló totalmente por sorpresa.

Julie, al lado suya, se rió.

-Es una historia muy larga. ¡Hola, chicos!

Los dos desviaron toda su atención en ellos y les devolvieron el saludo. Se acercaron.

-¡Hola, Jules! ¿Sabes qué? He decidido darle una oportunidad- le dijo Frankie a su amiga alegremente. Acto seguido le dio un beso en la mejilla a su nuevo novio.

-Oh, Dios- se quejó ésta al ver que su hermano le devolvía el beso: ésta vez en la boca- ¡no hagáis eso delante de la pobre Julie!

Frankie le sacó la lengua y Nathan la volvió a besar sólo para joderla un poquito.

-Madre mía. Nosotros no somos así de empalagosos, ¿a que no, Zath?- se cuestionó la chica, visiblemente horrorizada. La pareja recientemente estrenada la ignoró por completo y siguieron besándose enfrente de ella.

El moreno arrugó el ceño.

-Espero que no. No es una vista muy cómoda- admitió.

Cuando por fin Nathan se separó de los labios de Frankie, pudo ver que tenía los labios de un rojo intenso y un poco hinchados. A Julie le entraron escalofríos sabiendo que el motivo de ello era su mismísima amiga.

-Se me olvidaba- recordó Nathan con total indiferencia. Se metió la mano en el bolsillo de sus vaqueros- aquí tienes tu regalo, hermanita.

Julie se encendió de emoción. Nathan nunca le había regalado nada, siempre traía la excusa de que había participado en el regalo que le regalaban sus padres. Pero esta vez no, y Julie se sentía muy contenta de estar más unida que nunca de su hermano mediano. Él sacó una diminuta llave dorada del bolsillo y Julie no pudo evitar mostrar decepción.

-¿Qué es eso?- le preguntó ella. Estaba algo desilusionada, pues se esperaba algo mejor, pero seguía estando curiosa.

Frankie alzó el cuello para ver mejor. Ella tampoco tenía ni idea de nada.

-Una llave- dijo Nathan con voz melosa, como si dejara una enorme pista en aquella frase.

-Qué estúpido eres- masculló Frankie rodando los ojos.

Él le fulminó con la mirada pero prosiguió.

-Una llave del Hotel Lostfield. Para vosotros.

Julie y Zath cruzaron miradas de confusión. Efectivamente, la llave tenía la palabra grabada "hotel" y el número de una habitación.

-¿Para que queremos una llave de un hotel?- interrogó el chico aunque pronto cayó en la intención de Nathan y soltó un alarido.

Frankie también entendió el doble sentido y le pegó un empujón a su novio, mirándole de mala manera.

-No lo he pillado- confesó Julie, encogiéndose de hombros. Miró a su novio Zath para pedirle una explicación pero él estaba demasiado avergonzado como para contárselo por lo que miró a su mejor amiga. Ésta vez tampoco consiguió resultado por lo que miró finalmente a su hermano- ¿para que quiero yo una habitación de hotel?

Nathan se rió.

-Es tu cumpleaños. Creo que te mereces una noche de privacidad con Zath.

Julie abrió los ojos como platos al entender por fin lo que pretendía su hermano.

-¡¡Nathan Styles!!

Julie levantó el puño en alto y le propinó a Nathan varios puñetazos por el cuerpo aunque él seguía manteniéndose firme.

-Mañana me lo agradecerás. Toma.

-Tu novio es demasiado idiota- le espetó Julie a Frankie con los ojos muy entrecerrados.

La joven soltó una risita pero no le negó la acusación.

-Tu hermano también lo es- se limitó a decir ella.

Frankie volvió a sacarle la lengua pero su semblante se transformó cuando se volvió hacia Zath.

-Tienes mi aprobación- declaró ella y el mayor de los Malik sonrió, agradecido. Sonrió un poco y se llevó las dos manos al pelo, nervioso- pero como la vuelvas a hacer daño, el más mínimo daño, ten por seguro que no volverás a ver tus pelotas.

Julie se tapó la boca con las manos y Zath puso cara de susto, borrando cualquier rastro de alegría anterior. Nathan soltó una carcajada y abrazó a su novia.

-Ten cuidado con ese peligro, hermano- dijo señalando a Frankie.

-Sois unos dementes- declaró Julie, fulminándoles con la mirada.

Nathan puso los ojos en blanco por los comportamientos de su hermana y su novio. Tampoco era para tanto. Como su hermana no cogía la llave que le tendía, se lo guardó en el enorme bolsillo de su abrigo. Ella le frunció el ceño y metió allí la mano para devolvérsela pero Nathan cogió la mano de Frankie y tiró de ella para alejarse.

-Los condones no están incluidos en el regalo de cumpleaños- gritó Nathan, distanciándose de ellos a toda prisa. Frankie no paraba de reírse y le abrazó.

-¿Por qué no tienes un hermano y una mejor amiga normal?- le preguntó Zath a Julie con la boca abierta.

Julie sacó la llave del bolsillo y la examinó cuidadosamente.

-Realmente no lo sé.

Y se la volvió a guardar.


                                                                                ~~~


-Me aburro- declaró Colin, quien estaba tumbado en el suelo del porche de la mansión de los Styles.

Julie, Nathan, Zath y Frankie habían salido a quién sabe dónde. Los padres estaban recordando viejos momentos (cuando ellos ni siquiera existían) y los niños más pequeños estaban jugando al escondite. Y sí, aún en 2032 se jugaba a ese juego tradicional. El cumpleaños se había terminado, más o menos. Teóricamente la cumpleañera ni estaba presente en casa.

-Dímelo a mí. Sofía Horan sola en casa de mis tíos con tres niños mocosos- declaró la aludida, arrugando la cara.

-Eh, no somos unos mocosos- intervino Aisha.

-Ni unos niños- añadió Heaven.

-Lo que vosotras digáis- contestó la rubia con una falsa sonrisa. Estaba harta de estar amargada.

Se quedaron en silencio de nuevo. Colin y Aisha estaban tumbados en el suelo, Heaven sentada en el suelo apoyando la espalda en la puerta principal de la casa y Sofía medio tumbada en el pie de la escalera.

Había un silencio muy incómodo entre ellos. La presencia de Sofía les incomodaba en cierto modo porque sabía que criticaría o pondría pegas a todos los temas de conversación de los que hablarían. Era la prima segunda de Colin y la mejor amiga del hermano de Aisha pero no había que olvidar que también era la chica más popular y chismosa del instituto. Y eso les intimidaba un poco.

-Os tomaba por aburridos pero después de la tardecita de hoy... ¿Se os ha comido la lengua el gato?- protestó Sofía.

-Sofía, dime... ¿Por qué no te callas?- le espetó Aisha. Aunque en el fondo le hacía gracia aquella situación.

Colin se incorporó y soltó una carcajada.

-Ni debajo del agua se va a callar. Cuenta la leyenda de que Sofía ya hablaba en la barriguita de mi tía Belén.

Sofía le dio un puñetazo suave a Colin.

-¿Por qué te llamas Sofía y no Sophia?- preguntó la buena de Heaven para cambiar de tema.

La rubia se alegró de tener que hablar sobre algo.

-Bueno, mi madre es española así que decidieron ponerme Sophia pero en español.

-Prefiero Sophia- dijeron Aisha y Colin a la vez. El chico volvió a tumbarse de nuevo.

-Yo Sofía- admitió la pelirroja poniéndole mala cara a sus dos amigos.

Sofía se incorporó de donde estaba y miró a los dos que estaban tumbados.

-Al menos mi nombre no es de procedencia marroquí, donde los nombres son rarísimos y feos. Ni mucho menos mi nombre se asemeja al colon.

-¡Es pakistaní! Y por lo menos no me llamo Benazir o Tahirih- el tono de piel de Aisha había adoptado un color rojo.

-Colin no se parece a colon- el chico también se había enfadado por la recriminación de su prima aunque parecía que intentaba convencerse de ello.

Heaven se rió y miró admirablemente a la rubia que estaba en las escaleras.

-Guau, realmente eres muy buena en dejar mal a la gente- reconoció la niña de los Wells con una pequeña risa.

-Lo sé- se guaseó ella, feliz por el cumplido.

-Tampoco ha sido para tanto- el chico rodó los ojos. ¿Su amiga le había dado la razón a Sofía?

-Bueno, es cierto que Colin se parece a colon- habló Aisha riéndose un poquito mientras miraba a su mejor amigo.

-Aaarg, ¡¿tú también?!- exclamó.

Las dos chicas se rieron mientras Sofía se levantaba con elegancia.

-Lo que sea, me aburro. Voy a llevar a los niños al parque. Seguro que son más divertidos que vosotros.

Sofía pidió permiso a los padres y gritó desde la planta baja. Los niños bajaron veloces.

-¡Vayámonos al parque!

Heaven, Aisha y un Colin visiblemente refunfuñado decidieron acompañarla para tomar el aire. Sofía iba en cabeza, dirigiéndose al lago de Lostfield mientras que Andrew, Anna y Elisabeth la seguían por detrás, correteando como locos. Maura, Gwen y Phoenix se limitaron a hablar sobre los niños más guapos del colegio mientras Colin, Aisha y Heaven les escuchaban.

Por fin llegaron. Allí había una mujer de pelo castaño rojizo. Sofía pensó que no tendría más de cuarenta pese a tener arrugas en la cara. Parecía que tenía la piel maltratada. La sonrió por educación y les dijo a los niños que podían hacer lo que quisieran.

-Esa mujer es extraña- susurró Heaven, algo asustada- nos mira continuamente.

-A mí me suena de algo- admitió Aisha inocentemente- yo creo que es de por aquí.

Sofía siguió la dirección de sus miradas y, efectivamente, la mujer del pelo castaño les miraba con descaro. Ni siquiera apartó la mirada al darse cuenta de que Sofía la miraba de vuelta. La intrusa desvió la mirada en el momento que Elisabeth se cayó al suelo cerca de ella.

-Oh, ¿te has hecho daño?- le preguntó la mujer.

-No- masculló la niña sin hacerle el más mínimo caso. Volvió a correr tras su hermana y su primo.

-Me alegro, Elisabeth.

Heaven, Aisha y Colin intercambiaron miradas de preocupación y después voltearon sus miradas hacia Sofía, que era la mayor. Pero ella ya se había levantado del césped y caminaba hacia la intrusa.

-Perdone, ¿cómo que es que sabes el nombre de mi prima? ¿Quién eres?

La chica compuso una sonrisa extraña, maliciosa. A Sofía le asustó y le entró la curiosidad a partes iguales. Nunca le había intimidado tanto una persona como lo hacía ella. Tenía un aura a su alrededor, algo que le decía que no era buena.

-Me llamo Raquel Carrington. Y tú debes de ser Sofía Horan.