martes, 16 de diciembre de 2014

90- Adiós, te quiero.

-¿Qué coño...?- murmuró Hayley casi gritando.


-Oh, no- exclamó Louis, que procesó la información más rápido que sus compañeros, y gritó saliendo al pasillo- ¡médico! ¡UN MÉDICO, POR FAVOR!

En menos de cinco segundos llegaron tres médicos y al ver al paciente convulsionándose de aquella manera les echaron de la habitación. Esta vez todo el mundo obedeció sin rechistar, asustados.

-Dios mío...- Em cerró los ojos sin parar de temblar. Era la segunda vez que a Harry le pasaba algo parecido pero esta vez había sido después del coma. Se había asustado muchísimo al verle así, era una escena muy desagradable- ¿y se le pasa algo?- preguntó en voz alta, angustiada.


Nadie supo qué responder pero su prima Belén se acercó a ella y la abrazó muy fuerte. Emma se lo agradeció, justo lo que necesitaba porque en ese momento vio a Anne echarse a llorar y le partió el corazón.

-Harry es fuerte- murmuró Bambi que se le quebró la voz y contuvo las lágrimas. Niall la abrazó y Em notó que a su prima le dolió cuando vio el abrazo.

El bebé Zath rompió a llorar repentinamente. Zayn le cargó el niño a Beth torpemente y la madre empezó a sisearle para intentar tranquilizarle.

-Por curiosidad, ¿a Zath no le ha pasado nada? Ya que ha nacido con ocho meses de embarazo- añadió Marii intentando romper el hielo aunque a nadie se le había pasado el susto. El ambiente se relajó un poquito.

-Ha estado en la incubadora un día pero luego vieron que estaba perfectamente así que no- le respondió Zayn, orgulloso de hacer algo productivo.

El bebé paró de llorar y en el pasillo reinó el silencio.

-¿Se sabe algo de Guiomar?- agregó Eleanor, que en ese momento estaba pegada a su novio Louis.

Todas las miradas convergieron en Emma. La rubia tragó saliva, no se sentía con fuerzas pero, desgraciadamente, nadie intervino para ayudarla. Todos querían saber lo que había ocurrido con ella. Bufó en voz baja y comenzó a relatarles todo desde el principio: les explicó quién eran los hermanos Collins y la mentira que les habían dicho a Marcos sobre que no sabían nada de Raquel desde hacía mucho tiempo.

-Y, por lo que me han dicho, Marcos y el policía Avon partirán mañana a Castle Combe, el pueblo natal de Raquel. Bueno, dentro de unas horas- se corrigió Emma al darse cuenta de que eran las seis y media de la mañana.

-¿Estás segura de que te dijeron eso?- terció su hermano Justin, que estaba al lado de ella sentado en uno de los asientos del hospital, con una mirada insegura.

-Sí- asintió ella aunque dentro de ella estaba algo dudosa- ¿por?

Todos parecían atentos a la conversación menos Nicole, que estaba indignadísima por no haberlo contado antes el motivo por el que la había llamado para investigar el ordenador de Raquel.

-Hace unas horas estaba con Helena- le informó éste, que parecía debatir en su interior si contárselo o no- y Cassandra le ha dicho que Marcos se había ido de viaje con un chico sin haberle dicho adónde se iba.

Emma abrió la boca para murmurar palabrotas pero se contuvo al ver a sus dos hermanas pequeñas y sus padres, que estaban al margen de todo esto.

-¡No me lo puedo creer!- exclamó Hayley en lugar de Emma.

-Qué capullo- musitó Nicole despectivamente- dame su número.

-Ya le llamaré yo- dijo Em tratando de evitar la furia de la prima de Guiomar. Marcó su número en presencia de todos y saltó el contestador- joder- blasfemó.


~~~


Marcos guardó su pantalón en el bolsillo trasero de sus vaqueros, caminó rápidamente y haciendo el menor ruido posible. Guiomar gritó su nombre sin poder evitarlo.

-¡Marcos!- chilló con una voz cargada de angustia y sorpresa. Marcos la chistó, llevándose el dedo índice a los labios y Guiomar susurró- oh Dios mío, Marcos...- rompió a llorar silenciosamente, sin parar de mirar al chico que tenía en frente.

El chico le devolvió la mirada intensamente y se acercó a ella. Le tocó un brazo desnudo y sintió un escalofrío: hacía tanto tiempo que deseaba encontrarla y ya la tenía delante de él...

-Me duele la muñeca...- siseó dolorosamente Guiomar y Marcos empezó a reaccionar. Se interpuso detrás de la chica y empezó a desatar los nudos con suma dificultad: estaban apretadísimos- ¿cómo me has encontrado?- repuso sin parar de llorar. Tenía la voz dañada y afónica.

-Te lo contaré después, cuando ambos estemos a salvo- le dijo él entredientes, que seguía intentando desasirle los nudos de varios cotes- ¿estás bien? ¿Has sufrido algún daño?

-Elisabeth está muerta- le susurró ella como sintiéndose culpable. Gimió un poco cuando Marcos se deshizo con fuerza un nudo- la he visto morirse.

-Lo sé, lo sé. Toda esta pesadilla acabará, te lo juro- le dijo éste al borde de la histeria. Simplemente tenía ganas de abrazarla pero la idea no era muy buena sabiendo que Raquel estaba en el piso de arriba. Le preocupaba que el policía Avon tardara tanto.

-¿Estarás conmigo?

-Siempre.

-Prométeme que saldremos vivos y estaremos bien- pidió Guiomar con los ojos anegados en lágrimas.

Marcos dudó. No quería hacerle ilusiones pero, finalmente, lo hizo.

-Te lo prometo.

Por fin soltó el último nudo y Guiomar pudo mover los brazos. Se puso inmediatamente de pie y se lanzó a los brazos de Marcos, abrazándole fuertemente. Marcos la abrazó también pero, desgraciadamente, se tuvo que soltar de ella después de dos segundos de abrazo.

-Te quiero- declaró Guiomar en el peor momento. Marcos se quedó petrificado y miró a la muchacha- te quiero por esto. Lo siento mucho pero tenía que decirlo, no puedo creer que hayas venido a buscarme.


Marcos la besó en los labios fugazmente. Guiomar sonrió y tomó impulso para besarle de nuevo. Marcos suspiró, aliviado, esta vez Guiomar no le había rechazado.

Había pasado casi dos años de su primer y último beso. Guiomar rehusó cuando la besó por primera vez y  Marcos, disgustadísimo, buscó consuelo en alguna otra chica y encontró a Bella.

Cuántas cosas habían pasado desde entonces.

-Vamos, tenemos que salir de aquí y llamar a la policía- indicó Marcos, separándose de ella a regañadientes. Le tomó la mano.

-Raquel está en casa. Arriba- detalló ella sin parar de murmurar en voz baja- ¿has venido tú solo?

-No- negó éste dirigiéndose a la puerta. Se dio la vuelta y se sorprendió al ver que Guiomar estaba clavada en el mismo sitio, de pie- ¿qué haces ahí parada?

-No puedo andar...- se lamentó ella aún con lágrimas surcadas en la mejilla. Marcos retrocedió y de repente algo horrible ocurrió.

El teléfono de Marcos empezó a sonar ruidosamente. El joven maldijo sin controlar su rabia y apagó el teléfono. Acto seguido tomó a Guiomar en sus brazos y se aproximó a la puerta que daba las escaleras pero escucharon un disparo procedente del piso superior. Guiomar gritó, asustada.

-¡Escóndete!- gritó Marcos inmediatamente cuando escuchó pasos en las escaleras pero fue inútil: no había ningún escondrijo.

Raquel Carrington entró en el sótano con una pistola en mano y la frente sudada. Incontroladamente, Marcos se interpuso delante de Guiomar para protegerla.

-Sepárate de ella- le indicó Raquel con una voz sorprendentemente tranquila y suave.

-Demente- masculló Marcos lo suficientemente alto para que la chica le oyera.

-O te separas de ella o...- acto seguido levantó la pistola y apuntó hacia ellos. Ambos se acongojaron- Guiomar sufrirá las consecuencias- comentó con una mirada estremecedora. Marcos nunca pensó que el dulce rostro de Raquel pudiera dar miedo.
 
Marcos miró a Guiomar y ésta asintió para tranquilizarle. Le dolió fervientemente el corazón cuando se tuvo que alejar de ella y ponerse en la otra esquina del subterráneo. Advirtió que la mano de Raquel temblaba.

-Deja tu pistola en el suelo- le indicó ésta sin mostrar nerviosismo aunque la mano la delataba. Guiomar gimió.

-No tengo pistola- declaró Marcos alzando ambas manos en señal de inocencia. Pero no la convenció lo más mínimo.

-Tu compañero policía tenía una pistola y soy lo suficientemente inteligente para deducir que tú también- apuntó de nuevo a Guiomar y puso un dedo en la cola del disparador para indicarle a Marcos que se atrevía a disparar.

Sin dudar ni un segundo, Marcos sacó la pistola que le prestó el policía Avon hacía menos de veinte minutos del bolsillo trasero de sus vaqueros y lo dejó en el suelo. Se irguió de nuevo y miró fijamente a Raquel pero ella le evitó.

-¿Y ahora qué hago contigo?- murmuró ésta dejando mostrar su rabia- y encima te traes a un policía.

-¿Qué le has hecho?- exclamó él un poco preocupado por su compañero- ¿dónde está?

Raquel mostró una sonrisa que hizo pensar a Marcos que no presagiaba nada bueno y sacó otra pistola del bolsillo de su sudadera, Marcos la reconoció al instante: era la del policía Avon. La chica se dirigió a las escaleras sin echar la vista atrás y sin parar de apuntar a Guiomar. Recogió algo en la oscuridad de las escaleras y tiró de él. Era el cuerpo del policía Avon.

-¡¿Le has matado?!- gritó Guiomar con la voz asustada. A Marcos le entraron unas ganas terribles de abrazarla.

-¡No!

Todo ocurrió tan rápido. El policía Avon se incorporó a pesar de que tenía una pierna herida a causa del disparo que le había atestado la chica y Raquel retrocedió unos pasos, asustada; estaba claro que pensaba que estaba muerto. Apuntó al policía con la pistola y éste hizo lo mismo, sacando la suya del bolsillo del pantalón policía. Raquel se sorprendió por segunda vez, era obvio que no sabía que el policía tenía dos pistolas. A su vez, Marcos recogió su pistola del suelo y apuntó también a Raquel.

La chica se había quedado sin escapatoria. Dos chicos contra una.

-Maldita sea- maldijo la chica con una chispa de ira en sus ojos. Alzó las manos en señal de derrota y apuntó al techo.

Guiomar rompió a llorar. Marcos no sabía si de la emoción o del susto.

-Tranquila- le dijo éste- estamos bien. Estarás bien- Marcos vio que el policía apuntaba hacia Raquel y bajó el guardia. Se dirigió donde estaba Guiomar.

Nadie se esperaba lo que iba a hacer la joven Raquel Carrington. La muchacha cambió de blanco y apuntó hacia Marcos. El policía Avon reaccionó deprisa y la disparó pero la muchacha fue más rápida.

Una bala atravesó al costado de Marcos. El chico no gritó, sólo abrió los ojos como platos del impacto y se desplomó al suelo como un juguete. Guiomar emitió un grito desgarrador y se llevó las manos a la boca al ver aquella escena horrible. Después corrió hacia él sin hacer caso al dolor inminente de su tobillo.


~~~

Belén y Marii se separaron del grupo y bajaron a la cafetería. Belén no soportaba seguir viendo a su prima así, enfadada y triste, y saber que ella no podía hacer nada.

‘No sé porqué Harry se ha puesto así’- le signó Marii a Belén, mientras salían del ascensor, ya que ella estudiaba medicina- ‘parecía como si se ahogara’

Belén no dijo nada, aquello le parecía desagradable para ser un tema de conversación. Se limitó a mirar la pequeña foto en la que salía con su prima cuando ella tenía 16 y Emma 15, ambas montadas en motos naranjas. Se acordaba a la perfección de aquel día; estaban en España, país natal de Belén. La había guardado durante todo estos años en su cartera. Entraron a la cafetería y se encontraron con Justin y Helena.

‘Hola primo’- le saludó la rubia con una sonrisa y se sentó con ellos. Había visto a su novia un par de veces pero nunca había hablado directamente con ella- ‘¿has venido aquí?’- le preguntó esta vez a Helena.

La muchacha asintió e, involuntariamente, abrazó a su novio para demostrarle lo mucho que lo sentía. Éste le devolvió el abrazo con cariño; cerró los ojos y se limitó a sentir el calor que irradiaba la chica. Al cabo de treinta segundos, ambos se separaron y Justin se sintió peor.

‘No debería haber dicho nada. Mi hermana está devastada’- se autoculpó el chico, triste, claramente refiriéndose a la "misión" de Marcos y el policía Avon.

‘No es tu culpa...’- Marii se interrumpió al ver algo detrás del hombro de Belén. Apartó la vista y sonrió.

Belén frunció el cejo: conocía a la perfección a su mejor amiga. Volteó la cabeza y de pronto supo a quién miraba Marii. Se arrepintió de haberse dado la vuelta.

Niall, Liam y Bambi, en el medio de ambos muchachos, entraron a la estancia, provocando un gran murmullo en la gente. Cuando Belén se volvió Niall reparó en ella.

-No entiendo porqué los doctores no nos quieren decir nada- protestó Bambi con la voz cargada de ira. Al darse cuenta de que ninguno de sus amigos la contestaban, les miró. Liam y Niall estaban mirando a la mesa donde se situaban Marii, Belén, Helena y Justin- qué par de tontos- dijo ella rodando los ojos.

Liam desconectó oficialmente cuando vio el rostro de Marii. Apenas habían hablado desde que volvió a Estados Unidos y sabía que pronto la chica tenía que regresar, pero no quedaba nada para verano... La verdad era que cuando la vio después de casi siete meses se quedó anonadado: había cambiado muchísimo. Se le marcaron más los pómulos, se había vuelto más morena, tenía la melena larguísima y, aunque le costaba admitirlo, estaba más sexy. Aunque siempre que podía trataba de olvidarla ya que jamás habían tenido una relación, ni siquiera se habían besado.

Sintió una dolorosa punzada en el corazón al acordarse de su "casi-beso". Le interrumpieron la peor llamada telefónica de su vida: cuando le informaron el fallecimiento de Anna. Algunas noches soñaba con Anna y otras veces con Marii y se sentía tremendamente culpable por su indecisión. Amaba a las dos chicas imposibles, una que vivía a miles de kilómetros y la otra estaba muerta.

Se admiró de Niall cuando su amigo se acercó a Belén. Vio cómo la rubia enrojecía y no sabía qué decir cuando Niall le pidió hablar un momento a solas. Cuando eso ocurría, Marii le miró pero al darse cuenta de que él también la miraba apartó la mirada, avergonzada.

Belén se levantó de la silla con el rostro nervioso. Miró a Justin y a Marii a modo de disculpa y salió de la cafetería junto con Niall.

Bambi, que estaba al lado de Liam, avanzó varios pasos hasta llegar a ellos. A continuación, les sonrió y se sentó en una silla libre.

-Ven, Liam- citó Bambi señalando a una silla vacía, al lado de Marii. Liam maldijo por lo bajo a su amiga pelirroja y se sentó.

-¿Os han dicho algo acerca de Harry?- les preguntó Marii, incómoda. Se revolvió del asiento disimuladamente.

-Nada. Anne está muy angustiada- le respondió Liam- y Emma también- bufó.

Helena mostró un rostro adusto con una  mano en la barbilla.

-Cuando entré al hospital me alcanzaron unas fans y...

-Oye, oye, oye- le interrumpió Liam con el entrecejo fruncido- ¿cómo que te alcanzaron unas fans?

-¿No lo sabes?- dijo Justin en respuesta, con la boca abierta.

Marii, Bambi y Liam negaron con la cabeza.

-Todo Dios sabe que Harry se hospeda aquí- les explicó el hermano de Emma sin dejar de estar serio- y muchísimas personas están en la puerta del hospital. Pero los guardias han intentado controlar a la muchedumbre y sólo puedes entrar al hospital si tienes permiso.

-Madre mía- suspiró el cantante con los ojos como platos. Hacía varios días que no se conectaba a la red y, por tanto, no tenía ni idea del mundo exterior- parece que hace años que no salimos de este maldito hospital.

-Ni que lo digas- concordó Marii.

-A lo que iba- retomó Helena la conversación- quería pediros que anunciéis en Twitter algo. No habéis visto los rostros de las directioners. No sé quién está más destrozada, si una de esas directioners o Emma- dijo como ejemplo.

Liam bajó cabeza y torció el labio para arriba.



~~~

Robin, Des, Anne, Gemma, Emma, Louis, Zayn y Hayley se encontraban en el pasillo cuando un doctor salió de la habitación de Harry, que durante todo este tiempo había estado cerrada. Todos se levantaron de sus asientos de un salto y se acercaron a trompicones al señor.

-Está en un estado bastante crítico. Tiene una hemorragia interna debido al aceleramiento del corazón- les explicó el doctor con pausas bastante largas, Emma se tapó la boca con ambas manos y empezó a llorar; Hayley la abrazó- lo único que podemos hacer ahora es rezar para que se despierte.

-¿Y si no lo hace, doctor?- repuso Anne con lágrimas en los ojos.

El señor parecía algo incómodo. Observó los rostros tristes de los amigos y familiares de su paciente.

-Pues me temo que morirá.

Era lo mismo que le habían dicho a Anne hacía tres días. La madre se echó a llorar, derrumbándose por completo. Emma intentó no hacerlo pero no le quedaban las fuerzas suficientes para no caerse y desconectar del mundo.