domingo, 22 de diciembre de 2013

66- Mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil.



Le ayudó a Harry a sostener dos maletas (las más pequeñas, por insistencia de él) y caminó hacia la cancela de la casa.

La casa de Harry.

Respiró entrecortadamente y él lo noto. Dejó tres bolsas que sostenía en una mano al suelo y acarició la mano de Emma.

-Tranquilízate. Mis padres no comen humanos- bromeó, con la finalidad de calmarla.

Ella rió nerviosamente y tiró de la maleta. Con la mano libre, le tomó la mano a Emma de forma casual, sin pensarlo.

Harry abrió la puerta.

El interior era aún más sorprendente y menos predecible que el exterior. Era muy luminoso, muy espacioso y muy amplio.

Los padres de Harry les aguardaban para recibirles a la derecha de la entrada, sobre un altillo del suelo, en el que descansaba un espectacular piano.

Después, se les unió Gemma rápidamente.

-¡Harry!- chilló.

Ambos hermanos se abrazaron tiernamente mientras Emma los observaba con cierta alegría y ansiedad.

-Gemma, me estás ahogando.

-Uy, perdona- sonrió ésta mientras se soltaba. Acto seguido miró a Emma, al igual que Anne y Robin, el padrastro de Harry.

-Guau, si eres más guapa en persona que en las fotos.

Emma se sonrojó y murmuró un “gracias” inaudible. Se sorprendió mucho al ver en persona a Gemma, se parecía muchísimo a su hermano. La había visto varias veces en fotos pero las diferencias eran mayores.

Harry sonrió y soltó las maletas para tomarla de la cintura.

-Papá, mamá, os presento a Emma.

Gemma se quejó por no haberla nombrado. Harry no la hizo caso y Emma se rió.

-Sé bienvenida, Emma.

El paso de Anne fue comedido cuando se acercó a ella. La abrazó cariñosamente y ambas se sonrieron.

-Encantada… Señora Styles.

Ella sonrió de oreja a oreja.

-Llámame Anne, por favor- respondió suavemente. Después, arrastró a su marido Robin- éste es mi marido.

Emma le tendió una mano tímidamente y él se la estrechó, encantado.

-Buenas, Emma. He oído hablar mucho de ti.

-Y yo de ti- lo cual no era mentira.

Emma oyó que Harry suspiraba de alivio detrás de ella.

-Y bueno… Ésta es Gemma- dijo por último Harry, acariciando su espalda.

-¡Hola! Bueno, la verdad es que Harry nunca se ha tomado en serio todas las relaciones que ha tenido pero…

-Gemma- le advirtió Harry con severidad.

-…Creo que esto va en serio. ¡Y me alegro mucho, de veras! Ya era hora de que mi hermanito tuviera los pies en la tierra- se burló de broma mientras Harry la fulminaba con la mirada- ¡he oído hablar muchísimo sobre ti en las noticias! ¡¡Hamma es extremadamente famoso!!

Harry puso los ojos en blanco y tomó de la mano a Emma para alejarla de allí.

-Tu hermana es muy maja.

-Y habladora- asintió él mordiéndose los labios enfadado.

-No es para tanto- se encogió de hombros ella mientras tiraba de su maleta. Harry llevaba tres y Robin otras tres- me recuerda a Marii.

-Sí. Lo cierto es que sí- rió él una vez subido todos los escalones- bueno… Ésta es la segunda planta.

Emma miró a su alrededor. Todo lo que veía le fascinaba. Era un gran vestíbulo de paredes revestidas con paneles de madera color miel, el mismo que las tablas del suelo.

-La habitación de Gemma… El despacho de Robin… El baño…- hacía gestos con la mano conforme iban pasando delante de las puertas- la habitación de mis padres…

Harry hubiera seguido de no ser a que Emma mantenía la vista fija en una cosa en concreto.

-¿Quién es ella?

La mandíbula de Harry se tensó de inmediato y caminó hacia el cuadro. Acto seguido lo sacó de la pared.

-A mis padres se le han olvidado quitarlo…

-¿Quién es?- repitió Em.

En el cuadro, había una chica joven con los pómulos muy marcados. Era bella, y muy morena. Al lado de ella, estaba Harry, que la abrazaba en la cintura del mismo modo que lo había hecho con Emma hacía unos minutos. No podía añadir más puesto que sólo lo vio unos segundos.

-Mi prima.

-Entonces… ¿Por qué lo quitas?

-Nos… Hemos peleado. Ya no hablamos- musitó él, negando con la cabeza mientras cerraba los ojos. Después los abrió de golpe y dejó el cuadro en el suelo.

-¿Cómo se llama?

-Allanah.

-¿Y…?

-¡Emma, no me preguntes más! No quiero hablar de Alla…

El sonido de las maletas caer interrumpió el rabioso grito de Harry. Ambos giraron sus cabezas y vieron a un Robin sudoroso.

-Uff… He tenido que bajar a por más maletas… Bueno, aquí tenéis todas- le dedicó una cálida sonrisa a Em- Harry, muéstrale la habitación de Emma. Gemma y Anne están preparando la comida.

Robin hizo una reverencia exagerada y bajó por las escaleras. A Emma le cayó bien al instante pero le preocupaba otras cosas.

Harry recogió las maletas nervioso y rápidamente.

-No tenemos más habitaciones… Esta casa no es tan grande como la de Londres. La habitación de Gemma es grande y dormirás con ella.

-Vale.

-Bueno… Te dejo sola para que saques la ropa. Adiós- la sonrió y ella le devolvió la sonrisa. Harry cerró la puerta tras sí.

La sonrisa de Emma cayó en picado. Conocía muy bien a Harry y ésa no era su manera de actuar.

Intentó apartar aquel estúpido pensamiento y empezó a sacar ropa.

-¡Hey!

Emma se giró, sobresaltada y divisó a Gemma entrando a su habitación y cerrando la puerta de nuevo.

-¿Te ayudo?

-Oh, no hace falta, de verdad.

Pero no la hizo caso.

Gemma y Emma mezclaron sus ropas en el armario. El maquillaje y los accesorios lo dejaron en el tocador de la muchacha.

-Me alegro que hayas venido. Pareces buena chica.

-Tú también me caes bien-declaró la rubia.

-¿Cómo es mi hermano?- tras ver la reacción de Emma, se apresuró a contestar:- quiero decir, hace mucho que no le veo y… No sé si ha cambiado. ¿Sigue siendo como siempre?

-Harry es muy buena persona. Fue muy dulce conmigo cuando tuve… Cáncer- murmuró la palabra  con desasosiego- me apoyó mucho en aquella época.

-Sí… Lo oí en las noticias. Debe de ser muy duro. Es increíble que ahora estés aquí a mi lado.

-Sí, a veces que lo pienso… Da un poco de grima.

Ambas se rieron y bajaron. Se dirigieron al comedor, donde Anne, Robin y Harry estaban sentados en una mesa redonda. Anne les sirvió macarrones a todos y empezaron a comer.

-¡Oh!- chilló Anne de repente, después de tragarse el primer macarrón. Todas las miradas se centraron en ella- ¡feliz cumpleaños!

Emma profirió un gemido por lo bajini, sin que nadie la oyera.

-Muchas gracias.

Después, Robin y Gemma la felicitaron. La hermana de Harry se puso a cotorrear sobre cuando cumplió los dieciocho. Emma vio cómo la familia ponía los ojos en blanco y se echó a reír en silencio.

Gemma le caía genial y era una buena chica pero… No se callaba ni debajo del agua.

                                                                        ~~~

-¡¿En serio te ha preguntado eso?!

-No bromeo.

Hayley y Marii volvían de la casa de Harry.

-¿Pero quién se cree que es? ¡Deberías haberle dado una ostia!

Marii suspiró y se apoyó en la pared de la calle, desolada. Le había contado a Hayley la conversación que había tenido con Liam.


-Yo… No puedo pegarle y lo sabes- respondió Marii con otro suspiro- pero bueno.... Si es imposible olvidarle viéndole continuamente me alejaré de él.

-No creo que…

-En el reencuentro del otro día me olvidé de mi promesa y casi se lo confieso de nuevo. Estaba mejor antes, cuando no le veía- habló Marii con dolor, aunque claramente intentaba disimularlo- pondré fin a esta amistad.

-No creo que debas hacerlo- sugirió Hayley.

-Creo que tú también deberías dejar de verte con Niall- habló Marii con su sinceridad de siempre.

-¿Cómo?

-Vamos Hay… Puede que engañes a Niall; pero a mí, desde luego, no. Te sigue gustando Niall…

 Si no fuera por la tez morena de Hayley, su piel habría adoptado un tono rojo.

-Oh, por favor… Niall está con tu mejor amiga- eludió Hay.

-Pero eso no significa que te deje de gustar. Yo sé… Que te duele. Lo veo en tus ojos- confesó ella.

Hayley se cruzó de brazos y miró al suelo. Caminando sin rumbo fijo, con Marii.

-Me gusta- admitió finalmente con pesar.

Ya lo sabía yo, quiso decir Marii, pero se lo cayó. En cambio dijo:

-Vayamos a mi casa. Sólo son siete paradas de metro.

-Vale- se encogió de hombros.

Ambas subieron al metro. Como siempre, estaba lleno.

-¿Cómo has venido antes?

-Vine en taxi- respondió la morena.

-Cierto. Aún eres menor de edad- se mofó Marii.

-¿Y tú por qué no has venido en coche?- sacó la lengua Hayley.

-No había gasolina- reconoció la hiperactiva, riéndose.

Hay también se rió.

-Perdona… ¿Eres Hayley? ¿La nueva novia de Niall Horan?

La muchacha se giró y vislumbró a un chico bastante joven y guapo.

-Eh…- se sonrojó- no soy la novia de Niall… Sólo una amiga.

-¡Oh, guay!- sonrió éste, sacando su móvil- mi novio y yo adoramos a One Direction. ¡Ya verás cómo no se lo cree! ¿Puedo tomarme una foto contigo?

Hayley suspiró. Todos los chicos guapos, o tenían novia, o eran gays. Se sintió rara al hacerse una foto con él.

-Muchas gracias… Un honor haberte conocido- le sonrió él. Al marcharse susurró-: guau… Primera foto con una modelo.

Ella se estremeció y se centró en Marii, como si no hubiera pasado nada.

-¡Te ha llamado novia de Niall!

-Lo sé- suspiró ella, angustiada aunque en el fondo, muy en el fondo, se sentía satisfecha y se sintió culpable por ello- y es por eso que Niall y Belén han discutido.

La faz de Marii cambió por completo.

-Cierto.

-Hoy hablaste con Belén- dijo Hay. Más que una pregunta era una afirmación- ¿Qué te dijo?

-Sergio y Jurdi se irán pronto así que… Ella hablará con Niall.

-Cuando antes mejor- aconsejó.

-Se irán dentro de dos días.

-Oh. En este caso, vale.

Oyeron varias risitas detrás de ellas. Ambas se giraron para ver a los emisores de las risotadas. Era un grupo de seis adolescentes, todas eran chicas y no podían tener más de dieciséis años.

La más alta de todas, rubia y menuda, se acercó a ella:

-¿Eres la chica de la revista VOGUE de agosto?

-La novia de Niall- añadió otra, más baja que ella y con nariz aguileña.

-Sí, soy la chica de la revista y… No soy la novia de Niall- agregó Hay.

-¿Ah no? Eso lo dicen todos. Al principio dicen que no son sus novias… Pero finalmente acaban cediendo cuando les pillamos- atacó otra chica, muy delgada y el pelo de color carmesí.

-No, no. De verdad que no soy la novia de Niall. Sólo soy su amiga- se defendió.

-Pues más vale que tengas razón- amenazó otra joven fríamente- él es mío. ¡No vas a arrebatármelo!

-¡Ella! Sé menos bruta…- la regañó la primera de todas, la más alta.

-Para tu información, querida- replicó Marii de mal humor, dirigiéndose a esa tal Ella- Niall tiene novia.

-Y no soy yo- corroboró Hayley.

-Sí já. Él no ha dicho nada de eso- debatió una chica con el pelo rosa, que se situaba al lado de Ella.

-Ay… Qué ignorantes- suspiró Hayley.

-En el concierto de España, Niall signó una canción. ¡E iba dirigida a su novia!- chilló Marii.

-Él no ha dicho nada…- añadió la adolescente de la nariz aguileña.

-Sí… Erika tiene razón- observó la más alta de todas.

Ella y su amiga sonrieron, triunfantes. La otra muchacha, la del pelo de color carmesí puso una mueca de desagrado, que le molestó demasiado a Marii.

-Déjalas. Esta es nuestra siguiente parada…- la susurró Hayley.

-¿Y por qué signó?- habló, la única chica que aún no había hablado, curiosa.

-Lo único que había hecho es el ridículo- respondió la del pelo rosa.

-Choca las manos, Carol- se rió Ella.

Marii tembló de rabia y Hayley gruñó.

-No creo que haya hecho el ridículo- les contradijo chica callada.

-Cállate, Karen- contraatacó Carol. La más alta apartó a Karen de Carol. Marii supuso que era su hermana.

-Esta es nuestra parada- la llamó Hayley. Marii salió de su trance y siguió a su amiga hasta salir del metro.

-¿Pero estas niñas quién se creen que son?

-Son unas chiquillas- respondió Hay, restándole importancia.

-Tienen uso de la cabeza- negó la hiperactiva- ¡ya no son chiquillas!

-Déjalas… Tienen la cabeza hueca.

-Menos Karen. Si no fuese por ella las hubiese pegado un guantazo a Carol y a Ella allí mismo.

Hayley se rió.

-Olvidemos lo ocurrido. ¿Te has estado preparando para la universidad?- preguntó Marii.

-Oh, pues claro. Administración de Empresas es bastante difícil… Además he oído que la Universidad de Sheffield es bastante complejo- explicó ella mientras se dirigían a la casa de Marii. Les faltaba poco para llegar- ¿y tú qué carrera querías estudiar?

-Bioquímica- respondió Marii ipso facto.

-Ostras, es una de las asignaturas más difíciles- se sorprendió Hay.

-Lo sé, me gustaría dedicarme a ello.

-No queda nada la verdad… Da un poco de miedo entrar a la universidad. Pero lo bueno es que estaré con Guiomar y Emma… Y Nicole- añadió Hay- ¿tú irás a la misma que los demás, no?

-Sí. Con Belén- respondió Marii con una nota de escepticismo- y creo que Justin también estudia en la Universidad Imperial College, pero en otro edificio ya que estudia Artes. Tengo entendido que su novia también irá con él…

-Y Miley, la amiga de Justin- se acordó Hay. Marii la miró con desentendimiento- la chica que conocimos en nuestra graduación. Una chica morena, un poco baja, es mona…

-¡Ah! Ya me suena. ¿Ella también estudiará en la rama de Artes como el hermano de Emma?

-Ni idea. Creo que en Ciencias- respondió Hay, encogiéndose de hombros. Llegaron a la casa de su amiga.

-Universitarias…- susurró Marii con cierto miedo. A continuación sacó las llaves y abrió la puerta de su casa.

-¡Hola Hayley! Cuánto tiempo…

Ella sonrió al mismo tiempo que abrazaba a Clara, la hermana menor de Marii por un año.

-Marii… Liam ha llamado a casa.

La interpelada se estremeció al escuchar el nombre del chico y al entender el sentido de la frase soltó un grito. Hayley abrió la boca, desconcertada:

-¿Por qué?

-No lo sé. Me dijo que necesitaba hablar con mi hermana- respondió. Pero Marii seguía muda, sin dar crédito a lo que oía- pero le dije que aún no habías llegado…
 
-¿Dijo Liam por qué me había llamado?- reaccionó Marii.

-¿Quién es Liam?- interrumpió la conversación que había en el vestíbulo de su casa el padre de Marii y Clara.

Marii enrojeció a la velocidad de la luz.

-Nadie. Tan sólo es un amigo.

-Ah, bien. Buenos días, Hayley- fue lo último que dijo, antes de volver al salón.

-Vayamos a mi cuarto- dijo Marii cabeceando la cabeza.

-¿Por qué Liam ha llamado a casa y no al móvil de Marii?- preguntó Hayley, extrañada.

-No lo sé- murmuró Marii.

-¿No vas a llamar a Liam?- preguntó Clara, curiosa, cuando llegaron al cuarto de su hermana.

Ella negó con la cabeza. Hayley frunció el ceño: tal vez debería tomar ejemplo de Marii.

-¿Mañana?- probó Clara, insistiendo de nuevo.

-No le voy a llamar. Ni hoy, ni mañana- rechazó Marii. Que se joda. Ahora le tocaba aguantarse él.

                                                                                      ~~~


-Hola, papá- saludó Guiomar, entrando a su casa y dejando su bolso a un lado. Nicole entró detrás de ella.

-Buenas, chicas. Guiomar… Una joven quiere hablar contigo.

La muchacha enmudeció. Si hubiera sido Emma u otra amiga, Joshua no habría empleado la palabra “joven”.

-¿Quién?

-Bella Parilla.

Nicole abrió la boca al escuchar el nombre. Guiomar abrió mucho los ojos.

-¿Quién es ella?

-Ya lo verás. Está esperándote en tu cuarto.

-¡No vayas!- chilló Nicole de repente.

Su prima se giró hacia ella.

-¿Qué?

-Guiomar, ve ahora mismo. No tiene todo el tiempo del mundo- se apresuró a decir el padre.

Su hija apretó el paso y subió por las escaleras, no sin antes echarle una mirada de desconcierto a Nicole.

-¿Cómo lo sabes?- le preguntó Joshua a Nicole cuando Guiomar se fue.

-Bella es cruel- se limitó a decir la pelirroja antes de correr hacia su cuarto.

En cambio, Guiomar entró a su habitación. Encontró a una chica sentada en su cama, rondando de los veinte a veinticinco. Era hermosa, lustrosa, delicada y… Tenía unos rasgos perfectos. Era envidiable.

-Guiomar- susurró Bella.

Guiomar y Bella. Bella y Guiomar. Ambas se sentaron frente a frente.

-Encantada de conocerte. Yo… He oído hablar mucho de ti- le contestó Bella de nuevo.

-Pues yo no he oído tu nombre en mi vida.

Bella se rió de una forma tan musical que Guiomar tuvo un escalofrío.

-Supongo que si te digo que soy la actual novia de Marcos… ¿Te sonaré algo familiar, no?

El estremecimiento que había sentido Guiomar se había acabado. La poca alegría que tenía anteriormente se había acabado. La esperanza se había acabado.

Todo se había acabado.

Guiomar jadeó, en busca de aire.

-¿Qué? ¿De Marcos? ¿Marcos Bill Anderson?

<<Se supone que no puedes ver a Marcos más>>. Aquella frase de Cassandra cada vez tenía más sentido.

-Tu profesor particular- asintió Bella.

Si actualmente tuviera algún accidente con algún cuchillo, le dolería mucho menos que esto.

Porque por más que quería, el dolor no desaparecería. Se quedaría ahí.

Marcos la había estado engañando durante meses. Nunca le había dicho que tenía novia aunque... ¿Debería habérselo dicho? Un profesor particular no debería contar su vida.

 Pero después de besarla, sí.

Había traicionado a su novia, a Bella. Y a Guiomar también.

-Habla- le obligo Bella con un tono despectivo.

-¿De qué quieres hablar?- atacó ella, fríamente. Se levantó de su asiento y caminó hasta la puerta- lárgate. No quiero hablar.

-Lo suponía- sonrió la mujer- si es que… Mis instintos femeninos siempre tienen razón.

Guiomar arrugó la nariz e intentó contener las lágrimas. ¿Y ahora qué coño estaba diciendo la tía esta?

-Me refiero, claramente, de que estás enamorada de tu profesor particular. El otro día, en la fiesta, la muy chalada de tu prima…

-Eh. ¿De qué conoces a Nicole?

-Esa psicópata se metió conmigo y con mi futuro marido. No paraba de decir burradas. Dila que contenga un poco más sus emociones y que cierre el pico.

Guiomar casi se tropezó al escucharlo. ¿Nicole ha comentado algo sobre el beso delante de Bella? ¡Habría metido a Marcos en un buen lío! Aunque pensándolo bien, se lo merecía.

-¿Para qué has venido? ¿Cómo sabes mi dirección?

-Oh… Mi futura cuñada me lo ha dicho- sonrió ella- me habló de ti.

-Vete por favor…- se le quebró la voz.

Ella la miró. Ahora no sonreía.

-¿Vas a llorar?

-No. Quiero estar sola, vete. No te conozco.

-Guiomar… Tú eres muy joven. Ni siquiera has ido a la universidad aún.

Iba a replicar que debería estar en primer año de universidad si no hubiera repetido pero no quería quedar como una tonta después de aquello.

-¿De qué hablas? Marcos sólo es mi profesor particular.

-Sí. Después de unos besos se convierte en un “sólo”.

Bella torció los labios y la miró. Guiomar estaba rígida como una escultura, al lado de la puerta, esperando a que Bella saliera de su habitación.

Y así lo hizo.

Una vez sola, se lanzó a la cama y rompió a llorar. No podía aguantar ni un segundo más.

“Mi futuro marido”

<<Por favor, apártate de mi hermano>>

 “Tú eres muy joven”

<<Guiomar, no puedes venir aquí. ¡Lo estropearás todo!>>

Intentó contener el sollozo pero no pudo. Mojó la almohada y empezó a dolerle la cabeza de tanto llorar.

-Guiomar...

La aludida empezó a llorar aún más cuando escuchó la voz de su prima. No había rabia en ella, pues sólo ocupaba el dolor.

-Yo… No quise decírtelo por tu bien.

No quería hablar con ella. No le apetecía. Sólo quería llorar y llorar. Pensar en la fantástica boda que se producirá dentro de muy poco de dos jóvenes sumamente enamorados: Marcos y Bella Anderson.

-Lo siento, Guiomar.

Nicole salió de su habitación tras soltar aquellas palabras y Guiomar se quedó dormida un minuto después.

                                                                               ~~~


Zayn caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos de sus vaqueros, mirando al suelo. No tenía prisa por llegar a su casa así que quiso dar una vuelta.

Cruzó el parque de niños. Se escuchaban los gritos y las risas de los críos y Zayn tuvo la urgencia de salir pitando de allí. Al lado del parque, estaba la Universidad de Sheffield, donde iban a estudiar sus amigas Emma, Guiomar y Hayley.

-¡Pero tío, mira por dónde vas!

Zayn levantó la cabeza y vio delante a una guapa joven. Tenía los brazos cruzados y le miraba con frialdad.

-¿Qué te he hecho?

-¡Casi te chocas conmigo!- repuso la chica a lo obvio. Llevaba el pelo alisado, claramente con una plancha y un vestidito que le dejaba mostrar sus delgadas piernas.

-Perdón. Me llamo Zayn- se disculpó él con una sonrisa.

-Chaval si intentas ligar conmigo dímelo. Pero, oh, mala suerte- sobreactuó- tengo novio.

Él puso los ojos en blanco.

-No intentaba ligar contigo.

La joven empezó a reírse sin motivo alguno.

-Bueno, ¿me vas a decir tu nombre o qué?

-Me llamo Shirley- contestó ella, después de reírse.

-¿Y por qué vas vestida así?

Zayn se sorprendió. ¿Por qué le estaba haciendo preguntas a una desconocida?

-Que mirón- ironizó Shirley- ¿importa mucho?

Él se encogió de hombros.

-En este caso, me piro- respondió el chico.

Se alejó de la chica, un tanto sorprendida, y siguió caminando. Estaba algo cansado para andar hasta su casa, pero no tenía pasta en los bolsillos como para pagar a un taxi. Mierda, ¿para qué demonios había dejado todo el dinero que tenía en su casa?

Se sentó en un banco cercano y se puso a observar al parque.

Todos los niños de allí correteaban alegremente mientras la luz del Sol, resplandeciente, les alumbraba.

La tripa de Zayn rugió. Tenía hambre. Miró el reloj y eran las 14:30. Vio un puesto de perritos calientes y pidió uno, que eran muy baratos y sí que le llegaba el dinero. Después volvió a sentarse en el mismo banco con su perrito en la mano.

Shirley aún estaba ahí: al lado del parque, esperando a alguien. La muchacha golpeaba el suelo con ferocidad con sus tacones, cabreada.

Zayn resopló y observó sus zapatos. Dio pequeños golpecitos al suelo, tatareando una canción de Michael Jackson.

-Matt es un gilipollas.

Zayn miró a Shirley, que se encontraba a su lado.

-¿Quién es Matt?

Ella resopló, forzada a contárselo.

-Mi novio. Habíamos quedado a las dos y cuarto y ya son casi las tres. Y es la tercera vez que no viene.

Zayn se asombró. ¿Tanto tiempo acababa de pasar? Le habían parecido cinco minutos.

-Oh vaya. Lo siento.

-Todos los chicos son así- gruñó Shirley, colérica.

-Yo no soy así- replicó Zayn algo ofendido- nunca le había dejado plantada a mi novia… Bueno, ex novia- se corrigió con dolor.

Ella, por primera vez, le miró a los ojos. Después de un segundo, apartaron los ojos algo azorados.

-No me acuerdo de tu nombre- confesó su amiga- es raro.

-Zayn- rió él.

-Cuéntame algo de tu vida. Me aburro- suspiró ella, algo bromista.

-Qué decirte. Tengo 19 años y soy cantante.

-¿Cantante? Ala, guay.

-Se nota que eres un poco ignorante. ¿Qué tipo de música escuchas?

-Rock. ¿Por?

-¿No te suena One Direction?

-Eso es de repipis.

-No sé si ofenderme- carcajeó el moreno.

-¿Eing?

El cantante sacó su móvil y le mostró su fondo:

-¡Cielos Santo, eres componente de One Direction!- gritó muy asombrada al identificar el chico de la esquina.

-El mismo. ¿Quieres una foto conmigo?- se chuleó Zayn en broma.

-Ni en sueños. Las fotos y yo no somos compatibles- Shirley hizo una mueca.

-Creo que ahí viene tu novio- señaló Zayn a un punto en concreto.

Ella se giró y vislumbró a un chico alto y castaño.

-Sí, es él. Adiós.

-Encantado, Shirley.

-Yo no digo lo mismo- bufó ella.

Él la contempló. Shirley caminaba vacilante mientras se acercaba a su novio. Se paró enfrente de Matt y puso los brazos en jarras, así que Zayn supuso que se había enfadado. El chico tiró de ella y la besó.

Zayn rodó los ojos y salió de allí pitando.


                                                                         ~~~


-Venga tío. Díselo ahora mismo.

Liam le alentó a Niall una vez más. Belén caminaba detrás de ellos, sin enterarse de que estaban hablando de ella.

-Ahora no es un buen momento.

-Sí. Ahora sí, no está su amigo y creo que deberías hablar con Belén. ¡Ya!

Después de la visita, fueron un rato a pasear. Liam charló un rato con Belén y después con Niall. Ellos dos se negaban a hablar.

-No.

Liam negó con la cabeza, frustrado por la cabezonería de su mejor amigo.

-Alla tú. Me voy a casa.

Liam se despidió de los dos con la mano y tomó otra dirección. Tenía prisa, y mucha. Iba a llamar a Marii, quería decirla una cosa muy importante.

Niall y Belén se ruborizaron al estar solos por primera vez después de la llegada de los dos amigos de Belén. Niall caminó a su lado mientras miraba el suelo. Belén hacía lo mismo pero ella, sí que levantó la cabeza después.

‘Niall’

El chico levantó la cabeza tras notar las manos de Belén en movimiento.

‘¿Qué?’

‘Sabes perfectamente porqué te he llamado’

El chico torció el labio. Guay. La discusión con Liam no había servido para nada. Ella había comenzado primero para hablar sobre eso.

‘Vale’

Belén suspiró de fastidio. Niall no iba a decir nada coherente a no ser que hable ella.

‘Perdona por haberme comportado así’

Él la miró. Respiró hondo y pensó lo que iba a decir.

‘Acepto tus disculpas’- hizo una mueca, no le iba a gustar lo que iba a decir pero… Tenía que decir la verdad, ¿había que ser sincero con su novia, no?- ‘esto es un círculo’

‘¿Círculo?’

‘Hemos discutido esto mil veces. ¿O no?’- signó con tristeza- ‘y después nos perdonamos. Pero volvemos a discutir de nuevo por lo mismo’

‘¿Y crees que llega el momento de romper?’- susurró ella. Cerró los ojos y se mordió los labios mientras una lágrima se asomaba en su cara.

Niall paró de caminar y la miró directamente a los ojos. Esos ojos que tanto le gustaban, aquellos que contemplaba cuando Belén no se daba cuenta. Estaba enamorado de estos ojos azules.

Se puso delante de ella. Belén también le miró, sus ojos estaban cargados de amargura.

                                                                     ~~~

-¡Cómo mola ese loro!- chilló Emma, radiante de júbilo.

Harry sonrió mientras que la chica corrió a por el loro. Él estaba satisfecho por su otro regalo. Quería que su día de su cumpleaños fuera especial y así lo hizo: la llevó a un zoo de Holmes Chapel.

Aquél zoo le traía muchísimos recuerdos. Conocía este lugar como la palma de su mano y al estar con Emma lo hacía aún más familiar.

Harry vio que Emma se acercó al trabajador del zoo que sostenía el loro.

-¿Puedo?

Él la sonrió y puso al loro en su brazo. Ella se rió al notar el cosquilleo de las patas del loro en torno a su brazo.

Click.

-¿Me has hecho una foto?

Harry sonrió y guardó su cámara de nuevo. Emma se distrajo cuando el loro garritó.

-Perdona. Tiene hambre- se disculpó el chico.

-No pasa nada. Que disfrute- dijo ella. Después, se acercó a Harry.

-Hemos visitado a todos los animales- respondió él- llevamos cuatro horas aquí.

-Me encanta este sitio- admiró Em.

-Sí. A mí también. Me trae muchos recuerdos- suspiró el cantante- vámonos.

-¿Adónde?- preguntó su novia, picada por la curiosidad.

-¡A los karts!- chilló éste.

-Oleeeeeeeeeeee- chilló Emma. Ambos se abrazaron y sonrieron instintivamente mientras se dirigían a los karts.

                                                                                  ~~~


Liam caminó tranquilamente en el Centro Comercial más grande de Londres. En realidad, no tenía ni la más remota de porqué estaba allí ya que le paraban cada dos por tres los fans y se sentía incómodo. Pero algo le empujó a pasear estos caminos abarrotado de gente.

Pasó por numerosas tiendas de ropa, tanto de chicas como chicos; restaurantes, caros y baratos; un supermercado…

Se paró cuando cruzó con una librería. Se quedó unos minutos mirándola mientras que contemplaba a las personas que caminaban de un lado a otro dentro de la biblioteca.

Una niña pequeña lloraba porque su madre no la permitía comprarle un libro de terror, otra joven inspeccionaba Divergente, una de las bestsellers nuevas.

Liam sonrió y entró en la librería. Nadie levantó la cabeza para mirar quién había entrado: todos estaban concentrados en el libro que tenían en sus manos; menos la niña que lloraba y le insistía a la madre que le comprase La noche de los demonios.

-Perdone, ¿quiere que le ayude a orientarle un poco?- le preguntó la bibliotecaria cuando Liam pasó por delante de ella.

-No, gracias.

Liam ya sabía que libro iba a comprarse.

Cada estantería estaba repleta de libros de diferentes categorías. Él se acercó a la estantería de libros juvenil-fantástico.

Buscó aquel libro que tanto deseaba leer. Rubí, Donde los árboles cantan, Temblor, Oscuros, Eternidad, Eve, Crepúsculo…

Se centró en el último y sonrió. Lo sacó de la sección y lo observó durante varios minutos.

-Esto… Señorita, este libro- señaló Liam a la bibliotecaria.

Ella sonrió al ver de qué libro se trataba. Liam pagó y marchó de allí con Crepúsculo en las manos.

Ya se había el leído el libro con anterioridad. Tal vez un par de años, o más incluso. Liam estaba seguro de empezar a leérselo con otros ojos.

                                                                         ~~~

Guiomar bajó del taxi y pagó al taxista. El coche se fue y ella cruzó el parque infantil donde estaba colmado de niños chillando y riendo. Pasó del alboroto y llegó a un edificio muy grande, su objetivo.

La Universidad de Sheffield.

La entrada daba un poco de miedo. Ella era bastante valiente, por lo que entró sin temor. La secretaría de la Universidad sólo estaba abierta para orientar un poco a los nuevos estudiantes.

-Perdone- le preguntó a un chico un poco rechoncho- ¿sabe dónde está la secretaría?

-Ahí mismo- señaló él un punto cercano. Había tres filas formadas de estudiantes- guapa, ¿cómo te llamas? Yo Bobby.

-Guiomar.

-¿Me da su número?

La intención de aquél chico era ligarla. Pero ella no tenía ningún interés en ningún chico. Es más, creía que jamás podría besar a otro que no pudiera ser Marcos. Él siempre estaba en su cabeza, incluso en ese momento.

-Encantada Bobby. Nos veremos en septiembre.

Ella se dirigió a las filas dejando al chico un poco perplejo.

-¿Esta fila es para la orientación de los estudiantes?- le preguntó Guiomar a otra muchacha. Tenía el pelo castaño rojizo, los ojos de un verde-azul claro y la piel casi de porcelana. Era bastante guapa.

-Eh… Eh… La verdad es que no tengo ni idea- confesó ella, mientras sujetaba firmemente su archivador- estoy un poco perdida.

Guiomar se rió. Menos mal que no era la única.

-Da igual. Esperemos un rato, a ver… ¿Qué estudiarás?- preguntó Guiomar un poco curiosa.

-Escritura Creativa- respondió la chica orgullosamente- me encanta leer y escribir.

-Mi mejor amiga también estudiará esa carrera.

-¿Aquí?

-Sí.

-¡Ya me la presentarás!- sonrió ella- ¿y tú qué estudiarás?

-Arquitectura del Paisaje.

-Oh, a mí también me gusta esa carrera pero… Prefiero la mía- dijo la joven- ¿cómo te llamas?

-Guiomar. ¿Tú?

-¡Qué nombre tan raro! Yo me llamo Raquel.

-Tu nombre también es raro- se rió la rubia- es difícil de pronunciarlo.

-Puedes llamarme Rachel. Mis amigas me llaman así- la explicó- en realidad es un nombre español. Mi madre es española- aclaró finalmente.

-Oh, yo tengo una amiga española.

-Siguiente- anunciaron las orientadoras.

Le tocó el turno a Raquel. Guiomar se puso a su lado para enterarse un poco.

-¿Aquí es la orientación?- preguntó ella.

La mujer asintió con la cabeza.

-¿Podría decirme exactamente las asignaturas que daré en este curso, por favor?- pidió Raquel

-Por supuesto. ¿Cuál?

-Escritura Creativa de primer año.

-Espere un momento- le respondió la mujer y buscó los datos en su ordenador.

Raquel miró algo nerviosa a Guiomar. Después desvió su mirada cuando la orientadora habló:

-Literatura, Historia, Prácticas de la asignatura Evaluación Psicológica, Proyecto de Innovación docente sobre Corrección idiomática, Español, Asignatura de Dirección y Gestión de la Producción en el sector turístico I y, por último, Asignatura de Textos Literarios Ingleses IV.

Raquel abrió los ojos como platos al escuchar todas aquellas asignaturas con nombres raros.

-Oh, gracias…

-Tome su horario y su clase- le tendió ésta.

Su amiga cogió el papel que le tendió la mujer y se lo guardó en su bolso. Se quedó para esperar a Guiomar.

-Arquitectura del Paisaje de primer año.

La mujer asintió e hizo lo mismo. Tras un minuto buscando en el ordenador contestó:

-Trigonometría, Geometría, Español, Asignatura de Análisis Matemático I, Historia, Historia del Arte y Asignatura de Diseños Experimentales.

-¡Coincidimos en dos asignaturas!- sonrió Raquel una vez fuera.

-Español y Historia. Quién lo iba a decir, odio las dos asignaturas- gruñó la rubia.

Raquel se rió al ver el mal humor de su nueva amiga.

-Español lo tengo aprobado. Soy bilingüe…

-Aaaaaaaarg. Pues dudo aprobar esa asignatura. ¡Llevo años con el Español y no sé ni decir “tres libros a la semana”!

-Pues te doy clases de Español- le propuso Raquel.

-¿Extra?

-A cambio de veinte dólares al día- bromeó- bueno… Ya hablaremos si nos vemos de nuevo en septiembre. Oh, ahí están mis padres. Encantada de conocerte, eh.

-Lo mismo digo- se despidió Guiomar- ¡chao!

Raquel la siguió con la mirada. Guiomar llamó a un taxi y se montó. Ella, en cambio, se aproximó a sus padres, que estaban esperándola al lado del parque de niños. Adoraba estar en aquel parque, conocía a todos y a cada uno de los pequeños. Adoraba a los niños.

-Hija, ¿ya has pedido los horarios?

-Sí, mamá.

Los padres se miraron entre sí. Y después, como sospechaba su hija, le dijeron:

-Perfecto. Estudia bien, eh Raquel…- susurró su madre mientras la acariciaba suavemente el pelo- tu padre y yo tenemos que ir al banco un momento. Cuida de tu hermano.

-Aaron está en el tobogán jugando con una niña pequeña. Mantenle vigilado y que no pase nada.

-Vale, papá. Adiós.

Ellos se despidieron con la mano. Raquel se sentó en un banco cercano a observar a su hermano y a la niñita jugar. Jamás había visto aquella pequeña en el parque, así que debía ser nueva. Pero aún así su carita dulce le era vagamente familiar...

Ocurrió algo que la hizo levantarse de golpe. Su hermano había empujado a la pequeña sin querer y ahora la niña estaba en el suelo, llorando.

Corrió rápidamente hacia ellos y al llegar, se agachó junto a la niña.

-¿Te has hecho daño?- la preguntó Raquel.

La niñita la miró con sus ojazos azules y mostró una sonrisa gigantesca.

Falsa alarma.

La bebé se levantó con dificultad y abrazó a Aaron, que en ese momento se sentía culpable.

-Ya veo. ¿Te cae bien mi hermano, eh? ¿Cuántos años tienes, pequeñina?

Alzó dos dedos. Después miró mejor su mano y sonrió al ver que había acertado.

-Conque dos, eh… Eres muy peque para mi hermano- se rió Raquel- ¿cómo te llamas?

La niñita se rió y se tapó la boca con sus manitas. Aaron también se rió, pero le contestó a su hermana.

-Se llama Lux. O eso es lo que he entendido…

-Lux, ¿dónde está tu madre?

Ella la miró de nuevo con sus ojitos y al percatarse de sus palabras empezó a llorar.

-Mamá…

-¡¿Te has perdido?! ¿Aaron, dónde has visto a la niña?

-Pues…- él reflexionó durante unos segundos. La peque seguía llorando, en brazos de Raquel- ¡ah, sí! Se zafó de los brazos de su mamá y vino conmigo.

-¡¿Qué?!

-Su mamá estaba hablando por teléfono- se defendió él.

-Estás más castigado que nunca- la piel de Raquel se tornó de un color muy rojo por la rabia pero al oír el llanto de la niña una vez más, el pánico la inundó.

Se dio cuenta de que todos los niños y padres que había en el parque la miraban.

Raquel cogió a su hermano de la mano y con la niña en brazos, salió de allí, buscando a su madre.

-Lux cielo, ¿cómo se llama tu madre?

Pero ella no respondió. Sólo lloraba.

-Ay… ¿Qué voy a hacer?

-Pues grita…- dijo Aaron, asustadísimo- Lux, no llores…

Raquel dejó a la niña al suelo.

-Aaron, sujétala. Voy a llamar a la policía.

Su hermano estuvo a punto de llorar al escuchar la palabra “policía” pero se contuvo para no empeorar a Lux. Acarició su mejilla.

-No llores… Ya verás cómo tu mami va a venir…

Lux empezó a gritar y Raquel sacó su móvil del bolso y marcó el número, cada vez más preocupada. Se enjugó la frente de sudor y se colocó el móvil al lado de su oído derecho.

-Tu mami te quiere. Te va a buscar.

Lux se calló al escuchar las palabras del niño. Puso su mirada fija en Aaron y se sorbió los mocos, algo confiada.

-¡¡LUX!! ¡Oh, Cielo Santo, Lux…!

Raquel colgó inmediatamente al escuchar la voz de una mujer llamando a la pequeña perdida. Cuando guardó el móvil donde estaba, la madre ya estaba con la bebé, que lloraba de nuevo, abrazándola.

-Dios mío…- susurró la mujer- no sabes cuánto te lo agradezco- se le quebró la voz al abrazar fuertemente a la niña- últimamente estoy muy distraída con todo el trabajo que tengo… Estoy agotada y apenas duermo. Lo siento y mil, mil gracias.

-¿E-eres Lou Teasdale?- tartamudeó Raquel sin dar crédito a lo que veían sus ojos. Toda la preocupación se había disipado.

-¡Anda, veo que me conoces!- Lou dejó escapar una risita nerviosa. Soltó a su hija que no dudó en acercase de nuevo a Aaron- ¿fan de One Direction, no?

-Bueno, más bien soy Directioner- repuso ella, emocionadísima- es normal que ser estilista de ella te conlleve mucho trabajo…

-Muchísimo, más de lo que una puede imaginarse. Mi trabajo no consiste en vestirles sólo, cada día tengo que realizar pedidos de trajes con las tallas de cada uno, viajar constantemente, y todos los días tengo que revisar cuando lanzan ropa nueva. Y luego está mi hija… Apenas puedo ocuparme de ella- suspiró, agotada.

-Vaya… Tiene que trabajar mucho, por lo que veo… Me gustaría ayudarte- se sinceró Raquel. Miró a su hermano un momento y se dio cuenta de que se abrazaba a Lux mientras se reía. Aparte de que se diferenciaban cinco años, se llevaban muy bien- podría ser niñera de Lux. Se lleva bien con mi hermano.

Lou miró a su hija y sonrió al ver que ésta se reía feliz con Aaron.

-Él es un encanto- suspiró maravillada- ¿te gustan los niños?

-Sí. Y he de confesar que de One Direction también…

Lou se rió.

-Está bieeeen. Un día te los presento- sonrió ella- puedes venir cuando quieras a cuidarla, estás contratada. Siempre y cuando no salgamos de Londres.

Raquel se calló durante un minuto para llenar aire a sus pulmones.

-¿Estás bien?

Lux y Aaron  la miraron al escuchar la voz preocupada de Lou.

-Eh, sí, sí. Simplemente estoy… Aturdida- susurró Raquel.

-Oh bueno. Aquí tienes mi dirección- respondió Lou con una sonrisa y apartando a Lux de Aaron para cogerla en brazos. Le tendió una papeleta a Raquel- mañana a las seis.

-Per… fecto. No… hay problemas…

Lou se despidió con la mano y Lux imitó a su madre.

-¡Adiós!- chilló Aaron, sonriendo a Lux.

Cuando ambas chicas desaparecieron de sus vistas, Raquel empezó a chillar como una loca.

-¡¡AAROOOOOOON!! ¿TE LO PUEDES CREER? ¡SOY LA NIÑERA DE LUUUUUUUUUUUUX, LA HIJA DE LA ESTILISTA DE ONE DIRECTION!

El niño parpadeó asustado por la repentina locura de su hermana y todos los adultos del parque la miraron raro.

-¡PELLÍZCAME!

Aaron dio dos pasos para atrás.

-Raquel… ¿Eres tú?

-¡YA ME PELLIZCO YO!- chilló ésta y lo hizo. Un dolor puntiagudo se extendió por su brazo- ¡au! ¡Esto no es ningún sueño!

Aaron se lanzó a los brazos de su madre en cuando vinieron hacia ellos. Estaba tremendamente asustado y no apartaba los ojos de su hermana, que daba saltitos de alegría mientras les contaba a sus padres lo que le acababa de suceder.

-Ah… Sí… Hija, muy bien- murmuró el padre, desinteresado.

-¡Pero la estilista de One Direction, papá!

-Ah sí… La banda de esos cuatro chicos que tanto te gustan…

-¡CINCO!- chilló ella.

                                                                                    ~~~


Emma entró en la habitación de Gemma, agotadísima. Había tenido un día bastante largo y había hecho tantas cosas... Una sonrisa victoriosa se formó en sus labios cuando recordó la competición entre ella y Harry en los karts. ¡Le había ganado!

Se dejó caer en la cama de la hermana de Harry y aspiró su aroma. Realmente olía muy bien... Una mezcla de jazmín y coco. Menos mal que hoy Gemma estaba en casa de una amiga y esta noche dormía sola.

Se levantó con dificultad y sin ganas y se puso un pijama. Pensó en salir de la habitación para decirle buenas noches a Harry pero no quiso despertar a sus padres ni a él que probablemente habría caído rendido también. Pero recibió golpecitos suaves procedente de la pared contigua al cuarto de Harry. Sonrió involuntariamente y corrió hacia la pared como si fuese él. Aguzó su oído.

-Tierra llamando a Emma- susurró Harry al otro lado bien alto para que Emma le oyera.

-Oído, mi capitán- rió la chica.

-Su capitán le desea buenas noches.

-Bien, perdedor.

Se escuchó un revoloteo en la otra habitación y Emma se echó a reír. A Harry le molestaba bastante perder.

-Sabes que me dejé ganar, ¿no?

-En tus sueños. ¡No reconoces que conduzco mejor que tú!

-Si ni siquiera tienes el carnet- se burló Harry. Emma pudo sentir cómo su novio sacaba la lengua en ese momento.

-Pero voy a la academia- replicó la chica, un poco picada- cuando consiga el carnet, ya no podrás reírte de mí.

-Mhhhhhm... Lo dudo.

-Te sorprenderás- le prometió ella- buenas noches, Harry.

-Buenas noches...

La conversación había terminado y Emma se apartó de la pared. Colocó su ropa en su sitio, para dejar más espacio a la habitación de Gemma ya que le había parecido excesivo utilizar su armario... De repente, al dejar la ropa en la maleta contuvo su aliento: allí estaban los regalos.

En primer lugar, sacó el disco de Bambi y lo miró, centelleante. Los ojos de Emma brillaban de pura intriga. Encontró un reproductor de música en la mesa de Gemma y sonrió. Sin dudar, puso el delicado CD en el reproductor.

La música sonó y Emma se alarmó. Bajó mucho el volumen ya que todos estaban durmiendo. Justo cuando empezó a escuchar, una voz cantarina sonó.

Era una voz dulce, melodiosa y muy, muy aguda; pero era una voz preciosa, oh sí, Emma se quedó atontada mientras escuchaba las rápidas palabras que fluían con la música con aquella preciosa voz.

Emma conoció la autora de aquella voz, conocía esa voz, pero no de aquella manera. La había escuchado una vez con anterioridad pero no estaba tan concentrada... Ahora sí.

Y se había dado cuenta de que Bambi tenía una voz atractiva y perfecta.

Suspiró de tristeza al acabar la canción compuesta por ella y tuvo la tentación de volver a escucharla pero temía despertar a los demás. Metió el disco donde estaba y lo volvió a colocar en la maleta. Ya no tenía sueño, sabía que si dormiría, aquella voz secreta le rondaría en la cabeza continuamente.

Esta vez, sacó el cuaderno que le había regalado su mejor amiga Guiomar y siguió leyendo:


¿Recuerdas aquella foto? Nos basamos en tonterías, en estupideces y Hayley sacó esta foto. Es de hace más de año y medio...
 En esos momentos, no nos preocupábamos por nada, ¿te acuerdas? Lo máximo que soportábamos eran los estudios. Nuestra amistad estaba intacta y llena a la vez.
Ahora, después de dos años, seguimos siendo las mejores amigas de siempre. Aún tenemos nuestras personalidades tan distintas, nuestros gustos, nuestras aficiones...
Pero sé que algo se ha interpuesto entre nosotras. Algo inevitable y más fuerte.
El amor.
Tú ya has encontrado al tuyo, a tu alma gemela. Yo... Pues sigo buscándola aún, pero dudo encontrarla.
Creo que mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil. Y eso es justo lo que necesitaba, a la amistad para equilibrar el amor y no sentirme tan sola como me siento en esos momentos. Porque sé que te tengo a ti, a Hayley y a muchas más. 


Emma sonrió ampliamente al leer aquél párrafo escrito por Guiomar. Se sorprendió mucho al leer aquellas palabras tan bien escritas.
 

Acarició las dos caras de la foto. Emma tenía más o menos quince años mientras que Guiomar dieciséis. Había pasado tantas cosas...

Ya nada era lo mismo. Había comenzado una nueva vida al superar el cáncer y al conocer a Harry pero su amistad aún seguía ahí.

Metió el cuaderno, aún quedaba por leer, en la maleta y sacó otro regalo. El de Marii.

Era Crepúsculo, el primer libro de la saga tan famosa. Había visto la película y era una de sus favoritas. Abrió el libro por la primera página mientras se tumbaba en la cama.