65- Hogar dulce hogar.

-Despierta.

Emma se despertó al instante, al escuchar la voz. Echó una ojeada a su alrededor y divisó a Harry al lado suya, en su cama.

-¿Qué haces aquí?

-¿Sabes qué día es hoy?

-Ocho- respondió la muchacha automáticamente.

Él levantó las cejas, juguetón.

-No. Ya han sobrepasado las doce.

-Oh, no. Harry por favor…

-Felicidades, pequeña- le interrumpió el cantante, besándola.

Emma se apartó de él y se levantó.

-¿Por qué te miras al espejo?- preguntó Harry, burlón.

-Odio crecer- respondió ella de mal humor.

-Ops, creo que tienes una cana por ahí…

-¡¿Dónde?!- se alarmó Emma. Se acercó aún más al espejo y se miró el cabello. Todos los mechones eran rubios- ja, ja. Muy gracioso- dijo sarcásticamente.

Harry se levantó también y se acercó a ella. Sus labios se encontraron con los suyos al mismo tiempo que se acercaban a la cama.

Sin dejar de besarla, la levantó al aire para acomodarla mejor entre sus brazos y la llevó hasta la cama como si fuese un bebé. Emma se acordó a sí misma de respirar y se apartó de Harry de nuevo; pero esta vez, enfadada.

Los besos eran ardientes; no cuidadosos, como siempre.

-Harry, ¿qué pretendes hacer?

-Lo siento- se disculpó él con sinceridad- he sido un poco brusco. No quieres hacerlo, lo entiendo.

Con una leve risita, Emma le rodeó con los brazos; no estaba dispuesta a dejar el menos hueco entre los dos.

-¿Por qué justamente hoy?

-Quiero que recuerdes tu decimoctavo cumpleaños por siempre. No todos los días se cumplen 18 años. Ahora podremos fugarnos cuando queramos- bromeó.

-Durante toda mi vida… He querido ser mayor de edad. Ahora que lo pienso… Da un poco de miedo, la verdad.

-Bueno, yo tengo 19 y te aseguro de que no es nada terrorífico- se rió el joven.

Emma le pegó un puñetazo muy fuerte en el hombro de su novio.

-¡No te rías!

Harry respiró hondo y se puso de rodillas sobre la cama. Luego le rodeó el cuello con los brazos y la besó.

Emma le devolvió el beso, desconcertada, pero de buena gana. Sintió sus labios tiernos contra los suyos.

Harry soltó sus brazos de su nuca y con dedos trémulos le recorrió el cuello hasta llegar a las solapas de su pijama. Emma le imitó, aunque los temblores no le ayudaron y tenía que darse prisa.

Harry lo notó y la apartó de inmediato con un gesto de desaprobación.

-Emma, no tienes que hacerlo si no quieres. Te dejo tranquila. Que duermas bien.

Dicho esto, se levantó de la cama y la arropó. Ella se quedó atónita.

-¿Pero tú eres tonto?

Él abrió los ojos como platos, al escuchar aquella pregunta retórica.

-Ven aquí, anda- le reprochó la chica, señalando el hueco de su cama.

Harry sonrió instintivamente y se tumbó de nuevo.

Cuando volvió su rostro contra el suyo en aquel ademán lento y vacilante, Emma se retorció entre sus brazos y buscó sus labios. Él agarro la cara entre las manos y Emma creyó que le apartaba otra vez.

Pero se equivocaba.

Su boca ya no era tierna; el movimiento de sus labios transmitía una sensación por completo nueva, de conflicto y desesperación. Emma entrelazó sus dedos detrás de su cuello y sintió su cuerpo más que nunca contra su piel, que de pronto parecía arder. Se estremeció, pero no era a causa del frío.

Ambos no paraban de besarse. Fue Emma que se apartó para respirar, pero ni siquiera entonces los labios de Harry se separaron de su piel, sino que se deslizaron hacia su garganta. La emoción de la victoria se extendió por el cuerpo de Emma. Sus manos ya no temblaban; sus dedos soltaron con facilidad los botones de la camisa de Harry y recorrió las líneas perfectas de su pecho.

Emma dirigió su boca hacia la suya; Harry parecía tan encendido como ella. Una de las manos de Harry seguía acariciando su cara mientras la otra la aferraba de la cintura y la apretaba contra él.

Emma se estremeció al darse cuenta de que Harry intentaba bajar sus pantalones del pijama. No sabía si estaba preparada para hacerlo por segunda vez.

Pero no quería decepcionar a Harry.

Ella empezó a besarle el pecho cuando él se había encargado de los pantalones de Em.

-¿Estás segura?

-Estoy segura si tú lo estás.

Harry mostró la sonrisa favorita de Emma y la besó de nuevo.

Ambos seguros de sí mismos.

                                                                              ~~~

Aún se sigue rumoreando que el famoso cantante Niall Horan está saliendo con una guapa estudiante llamada…

Liam gruñó a la radio mientras lo apagaba.

-Llevan toda la semana así- suspiró su amigo, Niall, que comía una tostada quemada.

-Tío, estás mordiendo algo no comestible.

El rubio miró detenidamente a la tostada y se encogió de hombros. Después, dio un mordisco al pan. Liam negó con la cabeza y sorbió el té.

-¿Has hablado con ella?- preguntó Liam.

El irlandés supo inmediatamente a quién se refería.

-No. No he hablado con Belén. Cada vez que la veo está con su amigo- dijo la última palabra con cierta asquerosidad- Ahora que lo pienso, estaría guay que salgan.

-No sabes lo que dices. Estás perdiendo a Belén cada día que pasas aquí sentado: en la cocina sin hacer nada.

-¿Y qué quieres que haga?- instó Niall, con la boca llena y el pelo sin arreglar.

-Hablar con ella. La estás perdiendo- repitió.

-¿Del mismo modo que tú perdiste a Anna?

El semblante de Liam cambió rápidamente. Niall siguió comiendo su tostada, mirándola con detenimiento, algo avergonzado.

Liam decidió no pelearse con su amigo. Sabía que Niall a veces soltaba las cosas sin pensárselo dos veces.

-Vámonos a casa de Harry. Estarán preparando la maleta. Es la hora.

Niall asintió y se comió el último bocado de su tostada. A continuación lanzó su plato a la pila con cierta vaguedad, produciendo un ruido sordo.

-Allá vamos- respondió con una falsa alegría.

                                                                               ~~~

Apagó el despertador con resquemor y dejó escapar un gemido de cansancio.

Se levantó de la cama costosamente y se miró al espejo. Tenía unas ojeras muy marcadas, el pelo enmarañado y sudaba a chorros. El olor destacaba aún más.

-Guiomar, me cago en todos los muertos… Tu despertador suena… Menudas pintas- se interrumpió Nicole, tras mirar a su prima que a su vez miraba el espejo con un gesto no muy propio suyo.

-Ya. Soy horrible. Soy fea. Soy asquerosa. Normal que nadie me quiera. Mírame…

La pelirroja frunció los labios y se acercó a su prima. Era la tercera vez que le ocurría eso a Guiomar.

-Guiomar, Guiomar, calma. Tienes un trastorno de estado de ánimo.

Ella volvió a mirarse en el espejo y empezó a llorar como una niña pequeña. Nicole bufó, llevaba días así.

La miró con pena. Nicole no se atrevió a decirle a Guiomar lo que ocurrió en la fiesta. Sabía que la pondría peor. Nada más llegar a casa se encontraba allí, tumbada en su cama, mientras murmuraba palabras malsonantes a sí misma. Y eso fue lo que la echó atrás.

-¿Puedo utilizar tu ordenador?- preguntó Nicole.

Guiomar no contestó. Eso debería ser un sí. Así que la pelirroja encendió el ordenador y después entro a Google: “Trastorno de estado de ánimo”

Pinchó en la primera página y leyó el artículo:

Las señales y los síntomas del período depresivo en el trastorno bipolar incluyen: sentimientos constantes de tristeza, ansiedad, culpa, ira y soledad o desesperanza, desórdenes de sueño, apetito, fatiga, pérdida de interés por actividades de las que la persona antes disfrutaba, problemas de concentración, odio hacia uno mismo, apatía o indiferencia, timidez o ansiedad social, irritabilidad, dolor crónico (con o sin causa conocida), falta de motivación, e incluso ideas suicidas.

Debes de ir con un psicólogo para que le valore en su defecto con un médico general para que puedan darle el medicamento indicado para que salga adelante, verás que pronto estará bien, sólo es recomendable no dejarlo pasar.

-Soy un ser despreciable. ¿No crees?

-Eres una de las chicas más guapas que he conocido. Eres hermosa- la contradijo Nicole- anda, vamos a peinarte que tenemos que irnos a la casa de Harry.

-¿Irnos?

Nicole la dedicó una sonrisa traviesa.

-¿Crees que me perdería algo como esto?

Guiomar se rió. Definitivamente su prima estaba loca por One Direction.

                                                                           ~~~

-¡Buenos días!

-¡Felicidades, cariño!

-¡Mi niña con dieciocho! No me lo creo…

Emma se despertó sobresaltada. Al abrir los ojos, miró a su familia por completo. Estaban Will, Amy, Justin, Aroa y April.

De repente se acordó de Harry.

Tanteó el colchón a ver si de algún lado conseguía despertar a Harry disimuladamente. No estaba. Suspiró de alivio.

-¿Cariño?

La aludida salió de su ensimismamiento y miró a su padre.

-Gracias- masculló.

-¡Ahora vamos a montarlo todo en las discos, hermanita!- bromeó su hermano. Ambos padres le fulminaron con la mirada.

-¡Emma, muchas felicidades!- gritó April y se echó encima suya. Al abrazarla, la sábana que tapaba el cuerpo de Emma se deslizó para abajo. Emma, dándose cuenta de la situación, empujó a su hermana fuera de la cama.

-¡No, April!

-¿Pero qué haces?

Emma se tapó mejor con las sábanas y respiró hondo.

-Mamá, papá: estoy desnuda. ¿Podríais iros un momento?

Ellos la miraron atónitos, Justin soltó una risita y April se frotó el chichón.

-¿Hija, duermes desnuda?

Emma se ruborizó ante la pregunta de su padre. No. No lo hacía desde hacía tiempo. Pero no le podía decir a su padre que se había acostado con su novio.

-Sí- mintió.

-Ay que ver… April, Aroa, bajaros a la cocina. Vamos a prepararnos el desayuno.

Justin volvió a reír estruendosamente. Will le dio una colleja.

-Cochino, vete de aquí antes de que te de un… Un…- le amenazó Emma cuando Will y las gemelas se fueron de la habitación.

-¿Un qué?- se burló él- si no puedes levantarte… A no ser que… Quieras enseñarme tu sexy cuerpo, hermanita.

Emma enrojeció a la velocidad de la luz. No sabía si era por la vergüenza o la rabia. Su madre le regañó y Justin se fue, soltando risitas de vez en cuando.

Amy y Emma se quedaron solas en la habitación. Su madre miró el pijama de su hija, tirada en el suelo. Acto seguido miró la ventana que estaba abierta. Tras observarlo durante varios minutos, miró a su hija y la sonrió. Después de eso, se fue de allí.

Emma se tapó la cara con las manos. Su madre la había pillado.

Por un momento, maldijo a Harry en su fuero interno. Él siempre la regañaba por dejar la ventana abierta de noche cuando él mismo también lo acababa de hacer… En el momento menos oportuno.

Dejó escapar un suspiro y se dejó caer en la cama. Estuvo tumbada durante unos minutos, pensando.

Sí, definitivamente, había sido su mejor noche. Había superado a la primera.

Se levantó con brusquedad de la cama y se vistió con la ropa adecuada: una camiseta negra, un chaleco vaquero, unas mayas y manoletinas negras. Se dirigió al baño y se peinó.

-¡Te hemos hecho el desayuno!- chilló Aroa cuando su hermana apareció en la cocina.

-Oh, muchas gracias- les agradeció infinitamente. Se sentó en la única silla libre. A su lado, estaba Justin y su otro lado, April. Amy se sentaba al lado de Aroa que a su vez se sentaba con Justin. Will cerraba el círculo, sentado al lado de April y su mujer.

-¿Quieres tostadas?- le ofreció su hermano.

-Mejor cállate antes de que te castre.

-¡Oh vamos! No te atreverías. Helena te mataría, y lo sabes- se rió él.

-¡Justin!- gritó la madre, enfadada- están tus hermanas. ¡Will, no hace gracia!

-Perdona- se disculpó él, intentando parar de reír mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

-¿Qué es castrar, mamá?- saltó Aroa.

-Oh, nada hija.

-¿Tú alguna vez le has castrado a papá?- preguntó April inocentemente.

Emma escupió el zumo y Justin manchó la mesa de mermelada mientras lo untaba en la tostada.

-Calla y come- respondieron Amy y Will severamente, a la vez.

-Hija, toma tu regalo de cumpleaños- interrumpió Will- de parte de toda la familia.

Emma cogió el sobre que le tendió su padre. Contenía dinero, mucho dinero.

-Gástatelo mientras estés allí, y pásatelo muy bien.

-Muchísimas gracias… ¡Os quiero!

-Bla, bla, bla…- se burló Justin.

Emma puso los ojos en blanco y de repente se acordó de algo.

-Oye, me tendréis que llevar a casa de Harry- habló Emma, mientras limpiaba la mesa de zumo, dirigiéndose a sus padres.

-No creo que haga falta- contestó Will.

Ella arqueó las cejas.

-¿Por qué? No voy a ir a la casa de Harry en metro con las maletas.

-No, cielo. Irás en coche.

-¿Cómo…?

Justin dejó las tostadas en el plato y sonrió a su hermana.

-Ven afuera un momento.

-No me fío de ti- le dijo.

Él se encogió de hombros.

-Como tú quieras.

Emma le fulminó a su hermano con la mirada. Algo le ocultaban.

-Vaaaaaaaaale. Vamos afuera, ¿qué tienes que enseñarme?

Justin se levantó de la silla y le guió a su hermana al jardín.

-Procura no gritar. Son las nueve de la mañana y mucha gente está durmiendo.

Ella le dedicó una mirada de pocos amigos y salió fuera. Algo no encajaba en el aparcamiento.

-¡¿Qué demonios es esto?!- gritó, impactada.

-Un coche. ¿O no lo ves? CO-CHE.

-¡No me hables como si fuera idiota! ¡Sé que es un coche! ¿A quién se le ha ocurrido comprarme un coche como ésos?

-Adivina- rió él.

No podía ser.

-Justin… Dime que Harry no me ha regalado el mismísimo…

-Bugatti Veyron, sí- interrumpió Justin, maravillado.

-¡¡Oh Dios mío!! ¡Le habrá costado un pastón!- chilló Emma.

Justin se rió de su hermana. Amy y Will aparecieron detrás de ellos, admirando el coche también.

-Para él es como si te regalara una camiseta. Es millonario- dijo su hermano entre risas.

-No tengo el carnet de conducir aún. ¿Cómo voy a conducir el coche? Ay…

-Te voy a llevar yo- sonrió Justin.

-¿Tú lo sabías? ¿Sabías que Harry me regalaría uno de los coches más caros del mundo?

-Sí- confesó él entre risas- voy a por tus maletas.

Emma sabía que Justin lo hizo para escabullirse de ella.

-Vaya, debo de reconocer que el chaval me cae bien. Sí que tiene buen gusto- le guiñó su padre.

Eso produjo que Emma se sintiera mal. Harry no debería haber hecho eso… ¿Qué dirían las fans cuando se enteraran de esto? ¡Pensarían que se estaría aprovechando de él!

¿A quién quería engañar? No tenía miedo de las fans, si no, de sí misma. Se sentía culpable, la causante de que Harry gastara mucho dinero.

-Emma, despierta- le llamó Justin. Ya había metido las maletas en el maletero. Después, se quedó atontado mientras tocaba la textura del coche.

-Justin. Las llaves.

-Ah sí. Harry me los dio a mí- se acordó él, y sacó en sus bolsillos unas llaves lujosas.

-¿Por qué?- puso los ojos en blanco.

-Harry temía que se lo devolvieras así que me lo dio a mí.

Emma se enfurruñó. Entró de nuevo a su casa y se cepilló los dientes con el cepillo de repuesto.

-¡Adiós papá!- se despidió ésta mientras le daba un beso en la mejilla. Hizo lo mismo con su madre.

-¿Cuándo volverás?- le preguntó Aroa.

-No lo sé. Hasta que veamos el momento- contestó la rubia- ¿y tu hermana?

-Aquí estoy- se presentó la aludida y se le echó los brazos al cuello- te voy a echar mucho de menos.

-Yo también, pequeña demonio, yo también.

Después de la despedida, salió de la casa y se estremeció al ver a su hermano mayor en el sitio del conductor.

-¿Ya te has despedido?

-Sí.

-¿Estás nerviosa?

-También. No por el hecho de que vaya a visitar a mis futuros suegros si no, porque me da miedo tener un accidente con este coche contigo de conductor.

-Oh, no temas- intentó tranquilizarla. Encendió el motor con las llaves- vale… Ahora… El acelerador aquí y…

El coche se desaparcó fácil y velozmente.

-¡¡Qué pasada!!- chilló Justin de pura victoria y diversión.

-¡FRENA! ¡Ve más lento, Justin, por el amor de Dios!

-Ni de coña. Este coche mola un montón. ¡Me lo quedo!

-Búscate una novia multimillonaria. Mhmmmmm, Kim Kardashian es perfecta para ti- bromeó.

Él también rió.

-Y bueno, ¿qué tal va con Helena?

Su hermano frunció el ceño mientras conducía.

-Si lo peguntas por Miley: no. No he hablado con ella desde que se fue.

-¿No crees que deberías hacerlo? Os encontraréis en la universidad- le recordó Em.

-Lo sé- resopló de angustia- no sé cómo actuar delante de ella a sabiendas de que está…

-Actúa normal, como si no lo supieras…

-No podrías hacer las mismas bromas que antes. Puede que le sienta mal.

Emma miró la calle que dejaba atrás a una velocidad increíble. Entendía a su hermano ya que le pasaba lo mismo con Zac…

-Tienes razón. ¿Sabes dónde está la casa de Harry?

-Sí, el otro día me dio su dirección.

-Ah, guay.

No hablaron más durante el camino. Nada más llegar, Justin y Emma bajaron del coche. La muchacha caminó alegremente hasta la casa, mientras se cruzaba con una persona.

-¡Hola chicos!- saludó Harry, saliendo de su mansión. Llevaba gafas de sol, al igual que Em, y un gran sombrero. No era suficiente para taparse, pero a estas horas había muy poca gente en la calle.

Ambos se miraron a través de sus gafas de sol y ella los apartó enseguida, avergonzada. Pudo notar que Harry esbozaba una sonrisa cómplice.

-Toma tío- Justin le tendió a Harry las llaves- es una pasada. Dios, menuda suerte tiene mi hermana al tenerte.

-¡Justin!

-Sólo bromeaba- se rió Justin y Harry hizo lo mismo.

-¿Cómo volverás a casa, Justin?- preguntó Emma, interrumpiendo las risas de los dos.

Harry respondió por él:

-Le dejaré mi coche.

Los dos chicos se fueron al garaje mientras comentaban lo bueno que era el Bugatti Veyron. Emma puso los ojos en blanco y acto seguido se rió.

-¡Ostras, cómo mola!- chilló Justin al ver el ferrari rojo que tenía Harry. Lo había comprado hacía un año pero parecía nuevo ya que Harry apenas lo había usado.

-Ese era el coche que quería. Te pedí que lleváramos el ferrari- se quejó ella al acercarse.

-Eso lo decías antes de tener el Bugatti Veyron.

-Vamos a llamar mucho la atención.

-¿Y con el ferrari no?- Harry arqueó una ceja.

Mechachis. Tenía razón.

-Voy a por las llaves del ferrari- anunció Harry, marchándose del garaje.

-Bueeeeeno…- resopló Justin- adiós, supongo.

Emma se rió por lo bajini y le abrazó. Justin, avergonzado, también se lo devolvió.

-Cuida bien de las gemelas- le avisó su hermana- y de mamá y papá.

-A la orden, señorita Styles.

Emma se rió ante el cambio de su apellido. El abrazo dio por terminado cuando Harry entró de nuevo al garaje.

-Aquí tienes- le tendió las llaves en la mano- conduce con cuidado- le advirtió.

Justin asintió admirado y entró al coche. Emma y Harry observaron cómo Justin desaparecía de sus vistas mientras se despedía de la mano.

Una vez solos, Emma se encaró:

-¿Cómo me has podido regalar este coche?

-Te gustan los coches- se encogió de hombros.

-Harry, ¿cuánto ha costado el coche?

-Prefieres no saberlo. Es mejor para tu salud- bromeó.

Ella se acordó de respirar. Estaba muy enfadada.

-¡Harry, me cago en tus muertos a que…!

-Hola.

No era la voz de Harry, ni la de su hermano. Era una voz vagamente familiar, pero Em no lo reconoció hasta que se giró y lo vio.

-¡Zayn!

Él la abrazó febrilmente. Emma notó que aparte de que le había abrazado con ímpetu, estaba débil.
 

Harry suspiró, aliviado de que Zayn interrumpiera su discusión.

-¿Cómo estás?

Ya sabía la respuesta.

-Sinceramente, mal- contestó su amigo.

Ella le miró con cierta pena y lo abrazó de nuevo.

-Vine aquí a dormir para estar acompañado de Harry- Zayn intentó sonreír, pero sólo consiguió mostrar una sonrisa torcida- y para despedirme de ti. Pásatelo bien.

-Muchas gracias.

-Ah, y feliz cumpleaños, Emma- la felicitó.

Emma jamás había visto a Zayn así. Decaído, roto, vacío.

-Gracias, gracias, Zayn.

Él intentó sonreír de nuevo.

-Toma. Espero que te guste.

Emma no sabía a qué se refería cuando Zayn le entregó un folio enrollado. Era un regalo.

Lo desdobló, admirada por el valor de uno de sus mejores amigos. Era un dibujo. En concreto, un retrato.

-Zayn, ¡esto es hermoso! Eres… Eres un… ¡Eres un máquina!- gritó ella, abrazando por tercera vez a su amigo.

-No es para tanto- dijo él, sonriendo (o eso intentaba).

Harry, que estaba al lado de los dos todo el rato, habló:

-Es muy bonito. Casi creo que prefiero a Emma del dibujo.

Ella le fulminó con la mirada, acto seguido los tres rieron.

Emma observó el dibujo con detenimiento. Lo que destacaba eran sus ojos regulares. La nariz y la boca estaban muy bien trazadas, y el pelo también a la perfección. Se paró un minuto en adivinar lo que sostenía en las manos del dibujo: un micrófono.

Zayn se dio cuenta de que Emma estaba mirando al pequeño objeto del dibujo y dijo:

-Es un símbolo. De alguna manera para que te acuerdes de nosotros.

Ella no pudo evitar llorar.

-Es precioso…

-No te me pongas sentimental- dijo Zayn divertido.

-¡¡Buenas!!

Los tres que estaban allí se sobresaltaron y vieron entrar a Niall, Liam, Belén y Marii.

-¿Cómo has…?

-Con las llaves que me dejaste- le interrumpió Niall a Harry antes de que dijera la palabra “entrado”.

Belén se acercó a Emma y la abrazó dulcemente. Marii hizo lo mismo. Ambas la felicitaron entre risas y bromas. Después, los dos chicos se acercaron e hicieron lo mismo.

-¿Y Bambi?- preguntó Niall.

-Está empacando las maletas- respondió Harry automáticamente- ahora baja.

El irlandés asintió. Bambi se iba a mudar a la casa de Niall, para que no se sintiera sola en la casa de Harry ya que él no iba a estar.

Belén puso una mueca. Le agradaba Bambi pero que esté en la casa de su novio… Mal asunto.

-¡¡Y es la hora de… LOS REGALOS!!- chilló Niall entusiasmado.

-Chicos… De verdad que no hacía falta- murmuró Emma mientras los cuatro sacaban cosas de sus bolsas.

-¡¡Yo primero!!- gritó el rubio de nuevo y le puso algo pequeño y duro en las manos de Emma rápidamente.

-Es algo cuadrado… Mhhhmmm, ¿un marco de fotos?

Niall negó con la cabeza.

-¿Un libro?- participó Marii.

-¿Una peli?- aventuró Liam.

-No habéis acertado… Venga, abre Emma.

Ella abrió el regalo con sumo cuidado. Al ver lo que era, la dejó boquiabierta.

-¡¡El álbum de Midnight Memories!!

-Sí, pero no están todas las canciones ya que faltan algunas… Sólo hay ocho pero…

Antes de que dijera alguna palabra más, Emma le abrazó.

-Gracias, gracias, gracias…

-Guau… Muy buena, Niall- reconoció Liam- Emma, eres la única persona de la Tierra que tiene el disco…

-Aparte de nosotros- corrigió Harry, riéndose.

-Ya me lo dejarás a mí cuando lo hayas escuchado…- rió Marii- bueno, me toca.  ¡Me pido la segunda!

Sacó un paquetito aún más pequeño que el de Niall. Emma lo abrió de la misma manera que hizo con el disco.

-¡Un vale regalo para una sesión en el spa!- rió Emma a carcajadas.

Todos los de su alrededor rieron también.

-Yyyyyy… Un libro- habló Marii sacándolo de la bolsa.

-Crepúsculo- leyó Emma- he visto la saga y está genial. ¡Seguro que también me gusta el libro!

-Es para que valores mucho al amor. Seguro que comprenderás los sentimientos tan humanos de Bella… No como otros…

Harry y Emma rieron. Niall se frotó las manos, nerviosos mientras que Belén tragaba saliva, mirando a otro lado. Liam bajó la mirada, avergonzado. Sabía perfectamente de que era una indirecta para él.

En ese momento, Belén se adelantó y le ofreció el regalo a Emma. Era el más pequeño de todos,  pues sólo era un brazalete.

Em lo observó mejor. Era una pulsera de plata que tintineaba cuando se movía. Contenía una pequeña bandera de España con las letras grabadas: BE.

‘Es… Preciosa’

Las primas se fundieron en un gran abrazo. Emma lloraba de la emoción por todos los regalos que había recibido.

-¡Eh, que falta el mío!

-¡¡Hayley!!- Emma corrió a abrazarla.

Detrás de la morena salió Bambi, que le enseñó las llaves a Harry. Él lo entendió: Bambi le había abierto a Hay.

Hay le había regalado una gorra donde se podía leer "best". Ella tenía otra donde ponía "friends"

Louis vino más tarde, disculpándose por su tardanza con la excusa de que estaba con Eleanor.

-Aquí tienes mi regalo. Sé lo que te ha regalado Niall, así que para completarlo he decidido regalarte nuestra biografía: Dónde estamos ahora que aún no ha salido a la venta.

-Y también tienes…- comenzó Liam. Después, sacó una camiseta- ¡¡esto!! ¿A qué es una preciosidad?

Emma observó, atónita, cómo Liam le regalaba una camiseta que ponía: I love Liam Payne.

-¡Liam!- rió Harry, abrazándola y tirándola hacia sí, bromeando.

-Oh, lo siento Harry. Ella me prefiere… Eso es lo que hay- acto seguido besó sus músculos- gracias por seducirla.

Todos rieron y Harry cogió la camiseta para guardarla en la maleta de Em.

Bambi, aprovechando la distracción de todos, le susurró a Emma:

-Ten. Escúchalo cuando estés sola, que nadie lo escuche… Por favor.

Emma contempló el disco que sostenía y asintió con la cabeza, guardándolo en el maletero de su coche nuevo disimuladamente.

Guiomar, llegó la última, como siempre. Pero esta vez acompañada de su prima. Ambas amigas se abrazaron fuertemente y Harry se acercó a ellas, observándola con pena.

Ellos eran los únicos testigos de cómo se había derrumbado Guiomar después de buscar a Marcos.

-¿Cómo te encuentras?

Un grito interrumpió la contestación de Guiomar. Emma puso los ojos en blanco al ver a Nicole abrazando a Harry.

-No importa. Toma tu regalo de cumpleaños.

Era un cuaderno. La tapa estaba llena de trocitos de papeles de regalo pegados, y en círculo, estaba la frase: Feliz cumpleaños.

-Ahí está todo. He escrito la historia de cómo nos conocimos. No me acordaba demasiado- confesó, riéndose de forma amarga- pero cuando me lo contaste me hice una idea y lo escribí. También he escrito varios momentos juntas con fotos y… Lo que siento yo acerca de nuestra amistad- tragó saliva.

-Oh Guiomar… Eres tan achuchable… Mil gracias- Emma abrazó a Guiomar. ¿Cuántos abrazos llevaba ya?

-¡Emma!- la llamó Harry encima de todo el jaleo- nos tenemos que ir ya. Tenemos que llegar allí a la hora de la comida.

-Vale- respondió ella, mientras finalizaba el abrazo- cuídate, Guiomar.

Su mejor amiga asintió con la cabeza mientras intentaba poner una de sus mejores sonrisas, para no preocupar a Emma. Pero no lo consiguió.

-Te informaré inmediatamente si pasa algo- prometió.

Emma la sonrió y se despidió de todos con una sonrisa. Incluso de Nicole, que le gritaba a Harry que no se marchara.

Em se subió al coche, en el sitio de copiloto, y Harry a su lado.

-¿Preparada?

-Estoy preparada si tú lo estás.

Harry sonrió ampliamente mientras conducía el coche.

-Te he metido todos los regalos en el maletero- avisó su novio.

-Oh, gracias. Me han encantado todos… ¡Oh, no puedo elegir al mejor!

-Eso está claro- sonrió el cantante- es el mío.

-Más quisieras- bromeó la muchacha.

-El retrato de Zayn está genial… Hablaba en serio cuando dije que prefería a la chica del dibujo antes que a ti.

Emma le sacó la lengua.

-Hablando de Zayn… Pobre, lo está pasando tremendamente mal. Aún… No lo ha superado.

-¿Cómo sabes que no lo ha superado?

-Anoche vino a mi casa llorando. Menos mal que Bambi se quedó dormida antes de que viniera y no se enteró de nada- le explicó él- no podía estar más tiempo solo en su casa y necesitaba compañía. Estaba… Muy triste.

-Guiomar también…- suspiró Emma.

-Lo sé. Ambos están tristes por el mismo tema pero por motivos muy diferentes. Espero que cuando volvamos estén mejor.

-Yo también lo espero…- confesó ella.

-Oye… ¿Qué te ha regalado Bambi?- preguntó Harry, curioso.

Mierda.

-Pues… Un disco.

-¿Qué disco?

Dudó por un momento. Se moría de ganas de escuchar el contenido del disco. Aquella tentación… Pero se lo prometió. Prometió a Bambi escucharlo cuando estaba sola.

-Un disco de Justin Bieber- respondió lo primero que se le pasó por la cabeza.

-No sabía que te gustaba.

-Ya lo sabes.

Harry estaba muy atento a la conducción. Emma examinó lo que tenía en sus manos: el cuaderno que le había regalado Guiomar.

Abrió el cuaderno, dispuesta a leérselo durante el viaje de tres horas.

                                                                       ~~~

Cuando se fueron Harry y Emma, la tensión reinó en el ambiente.

Niall y Belén intentaban esquivarse con la mirada mientras que Liam intentaba buscar algún momento para hablar a solas con Marii, que ésta a su vez miraba a Guiomar con una pena infinita. Quería ir a consolarla pero… Estaban enfadadas por su último encuentro.

-Al carajo el enfado- murmuró ella y se acercó a Guiomar que en esee momento hablaba con Hayley.

Ésta se sorprendió pero también le devolvió el abrazo.

-Perdona.

Marii se apartó de golpe y miró su cara demacrada, llena de amargura y marcas de surcos de lágrimas, que el maquillaje no pudo tapar.

Era la primera vez que Guiomar se disculpaba tan sinceramente.

-No debí decirte eso. Tenías razón… Liam tenía todo el derecho del mundo en dejar a Anna- susurró.

-Guiomar… Yo tengo la culpa, fui yo la que defendí a Liam porque… Porque… Ya sabes.

Ambas se miraron a la cara y rieron. Antes discutían sobre quién tenía razón y ahora se culpaban a sí mismas.

-Eh… Esto… ¿Marii?

Guiomar y Marii se giraron para ver al emisor. La rubia soltó una risita mientras que la morena enrojeció.

-Dime, Liam.

-Es… Es… A solas- tartamudeó el cantante mientras miraba a Guiomar.

La muchacha ahogó una risa ante el nerviosismo del chico y se alejó de ellos para reunirse con Louis y Nicole.

-Tengo que preguntarte una cosa- inició Liam.

-Pues pregúntame.

-Prefiero... Que andemos un poco.

Marii le miró fijamente. Después, se despidió de todos y salió de la casa de Harry con Liam.

Pasearon en silencio hasta que Liam rompió el silencio.

-No quiero que te sientas ofendida ni mucho menos enfadada… Sólo es… Por saberlo. Necesito saberlo.

-Pregúntame lo que quieres saber- insistió Marii.

-Prométeme que no te enfadarás.

-¿Qué más te da si me enfado o no?

-Mucho. No soporto verte enfadada.

Marii se sonrió a sí misma.

-A ver, me preguntaba si… Si seguías enamorada de mí.

Aquello le pilló desprevenida a la joven, que descruzó los brazos y los dejó caer. Liam se preocupó por la reacción de Marii pero no dijo nada.

Marii pensó la respuesta.

Sabía que era sí. Pero se prometió a sí misma olvidar a Liam. Y lo iba a cumplir. No estaría detrás de él jamás. ¿Para qué? Si sabía perfectamente que la iba a rechazar de nuevo y perdería su amistad con Liam.

-No. Ya no sigo enamorada de ti- mintió.

Liam miró a los ojos de Marii y asintió, comprendiendo la respuesta.

-Quería saberlo. No quiero que sufras más.

-Oh, bien. Tengo que irme a casa, mi hermana me espera- respondió con urgencia. Se fue antes de que Liam dijera alguna palabra más.

Él suspiro mientras observaba cómo se alejaba. Cuando Marii dobló la esquina, cogió su móvil, que estaba en uno de los bolsillos de los vaqueros y marcó un número.

Al tercer bip, la receptora descolgó.

-Hola Anna.

                                                                              ~~~


Hacía una hora que había dejado de leerse el cuaderno que le había regalado Guiomar. Sólo llegó a la parte donde Guiomar contaba cómo surgió su amistad y varias fotos de ellas de pequeñas. Pero no podía seguir, estaba demasiado nerviosa como para leer.

Se mordió las uñas y miró de nuevo por la ventanilla, pensando cómo sería la casita de Harry.

 Él sólo sonreía y no decía ni mu y eso a Emma le ponía aún más nerviosa. El coche giró la esquina y de repente, pasó lo que Emma llevaba esperando durante horas, que parecía días.

El coche se paró.

-Es aquí.

Emma salió a toda pastilla del coche. Se quedó fuera, respirando de forma irregular mientras miraba al chalet de enfrente.

Harry se dirigió al maletero del coche y empezó a sacar las cosas. Una vez ya sacado todas las maletas y regalos, dijo:

-Emma, bienvenida a Holmes Chapel.