miércoles, 29 de enero de 2014

69- Intentos de supervivencia.



Respondió a todas las preguntas con sinceridad. Sabía que no tenía otra elección porque, si no, echaban a Beth de nuevo y no quería eso por nada del mundo.

-Zayn, la última pregunta- Beth sonrió y pronto contagió a Zayn- ¿qué sentiste cuando te enteraste el romance que hay entre Perrie y Oliver?


El cantante frunció los labios, aúch, había dolido.

-Es su vida. Yo escogí otro camino- respondió él con delicadeza.

Beth le sonrió para reconfortarle y dijo con alegría:

-Bien, hemos acabado por hoy. ¡Muchas gracias, Zayn!

-De nada, un placer.

Garry cortó la cámara y se fue de la sala en menos de un pestañeo.

-Bueno, no ha ido tan mal- dijo Zayn para no ofender a Beth.

Ella empezó a reírse pero después adoptó un gesto serio.

-No me mientas. Es fácil saber cuándo mientes- murmuró ella con una sonrisa juguetona.

-¿Tienes un radar de mentiras?- bromeó el moreno.

Los dos se rieron a carcajadas de nuevo y salieron de la sala.

-Gracias por la entrevista, Zayn- se le acercó el mismo hombretón y le tendió la mano de nuevo. Zayn metió las manos en los bolsillos de su pantalón, no quería estrecharle la mano después de haber despedido a Beth y admitirla al enterarse de su buen trabajo. La aguantó la risa tras notarlo. El corpulento se puso colorado- me llamo Sullivan. Una suerte que esta haya salido mejor que la anterior.

Zayn no le hizo caso y les avisó a sus agentes que iba a volver a su casa andando como lo hizo el día anterior. Beth le acompañó de nuevo.

-¿Volverás a TVGuide?- le preguntó ella.

-No creo. Lo odio.

Beth se calló y miró el suelo algo molesta.

-No me refería a ti- se corrigió Zayn- si no, al gordo ese y al tal Garry.

Beth se rió.

-Soy la única simpática- admitió.

Zayn le dio la razón con un asentimiento en la cabeza.

Caminaron un rato más hasta llegar al parque.

-¿Te gustaría tener algún hijo cuando tengas la edad?- le preguntó Beth curiosa.

-¿Eso va para la entrevista?- bromeó.

-No- se rió Beth.

Zayn alzó la cabeza y echó una ojeada al parque. Sólo había niños y mayores, ningún joven.

-Sí- reconoció el cantante.

Beth observó lo que hacía su amigo y alzó una ceja.

-Oye, ¿buscas a alguien?

Zayn se distrajo y apartó la mirada de golpe.

-¡Qué va!

Beth sonrió: le había pillado mintiendo otra vez.

-Bueno sí. Buscaba a una chica que conocí hace unos días.

-¿Aquí?- inquirió ella.

-Sí- admitió Zayn- sólo tenía curiosidad por si pasaba de nuevo aquí.

-Ayer también la buscabas con la mirada- dijo Beth con la misma sonrisa de siempre.

Zayn tragó saliva y miró al suelo. ¡Qué vergüenza! Después, ambos atrajeron su mirada del otro y lo apartaron al instante. Zayn se avergonzó y Beth, en cambio, se rió.

-Qué vergonzoso eres.


-Soy pésimo con las chicas.

-¿Ah sí?- alzó una ceja- imagino que habrás tenido muchas novias.

-Sólo he tenido dos- respondió Zayn aplastando sus labios.

                                               ~~~


Anne, Allanah, Gemma, Harry y Emma comieron tantas ciruelas que se hartaron.

-Gracias Allanah. Por tu ayuda- la agradeció Anne con su simple generosidad.


-Bueno, me lo he pasado genial con Harry así que no me debes nada- sonrió ella pasándole un brazo por el hombro del chico.

Harry suspiró tan bajo que sólo lo oyó Emma, que estaba a su lado. Acto seguido, apartó el brazo de su ex novia delicadamente.

-Mamá, ¿qué vas a hacer esta tarde?- le preguntó Harry.

-He quedado con Beatrice.

-Hoy Allanah y yo nos vamos de compras al Centro- dijo Gemma y su amiga puso una mueca.

-¿Al Centro? ¿A Londres?- dijo Emma un tanto sorprendida- está muy lejos.

-No, a Londres no- respondió Allanah vocalizando exageradamente como si le hablara a una tonta- a un pueblo cercano que es enorme.

-Básicamente es una ciudad. En Holmes Chapel no se puede comprar nada- se refunfuñó la hermana de Harry.

-Aquí se compra lo necesario- la contrarió Anne; y Gemma puso los ojos en blanco.


-Entonces… ¿Tendremos la casa para Emma y para mí solos?- preguntó Harry con una chispa de emoción.

Gemma le sacó la lengua y Anne sonrió pícaramente.

-Sí, no desordenéis la casa- les advirtió Anne levantando una ceja.

                                                            ~~~


-¡Sí! ¿Y qué más?- insistió Marii.

‘Pues… Le dije que si quería romper conmigo y…’

-¿Y…?- se empeñó Bambi también mientras miraba la puerta del Starbucks cada dos por tres.

‘Se giró lentamente… Me miró a los ojos y pensé que iba a romper conmigo definitivamente’


Hayley hizo ruido con la boca mientras bebía su frapuccino de chocolate.

‘Pero en vez de eso se acercó y me besó’- finalizó Belén mientras sonreía y se llevaba una mano al pelo.

-Ohhhhhhhhhhhhhh- Bambi y Marii cantaron a coro.

Belén rodó los ojos y bebió su café con nata y caramelo. Hayley, por su parte, miró a su alrededor. Un chico acababa de entrar. Era guapo y musculoso... Entrecerró los ojos y dio un salto al reconocerle.

-¡Liam está en la puerta!- exclamó Hayley avisando a las otras tres, pero no tan alto como para que Liam la oyera.

-¿Que Liam está en dónde?- chilló Marii histéricamente. Se giró y le vio: a Liam; vestía con unos pantalones rasgados que le quedaban a la perfección, una camiseta roja y unas gafas de sol para cubrirse; que buscaba a alguien.

-¿Cómo sabe que estamos aquí?- preguntó Hayley algo extrañada. No estaba tan nerviosa como su amiga Marii, que ya empezaba a jadear.

-¡Es imposible que lo sepa! Estará buscando a una chica, ¡habrá quedado con otra chica! ¡¡será bastardo!! Ese imbécil me ha dicho que me quería y en realidad estaba quedando con otra…- Marii empezó a gritar sin parar, Belén y Hayley intentaron calmarla y Bambi trató de explicarle pero sin éxito- ¡pues menos mal que le hemos pillado! Jajá, le hemos pillado… ¡Sí! Menos mal que no le dije que sí ayer… Ese gilipollas…

-¿A quién le llamas gilipollas?- intervino Liam. Estaba de pie, al lado de la mesa, y nadie le había visto venir.

Bambi cerró los ojos, Belén paró de respirar y Hayley se mordió los labios.

-¡A ti!

Belén soltó todo el aire que retenía en sus pulmones y Bambi abrió los ojos, mientras le lanzaba una mirada de disculpa a Liam.

-¿Y se puede saber que he hecho ahora?

Marii miró a Liam con rabia y Bambi la interrumpió antes de que empezara a chillar como una posesa.

-En realidad, Marii, Liam había venido a verte a ti y exclusivamente a ti.

Liam alzó una ceja y Marii entrecerró los ojos.

-¿Tienes un GPS o qué?- le preguntó Marii a Liam con cierta desconfianza.

Hayley intentó contener la risa aunque no valió la pena.

-Le mandé un mensaje diciendo dónde estábamos- intervino Bambi de nuevo.

-Ah… Qué bien… No sabía que tenías el número de Liam…- Marii sonrió a Liam angélicamente y él le devolvió la sonrisa. Acto seguido, Marii giró su cabeza lentamente hasta posar su mirada en la de Bambi. Todo rastro de alegría y bondad se borró en la cara de Marii- ¡¿POR QUÉ LE HAS LLAMADO?!

Belén parecía aburrirse, pues, parecía haber pasado en una situación similar con Marii. La conocía a la perfección.


-Deberías agradecer a Bambi- dijo Liam.

-¿Por qué?- Marii le puso mala cara.

-Porque voy a demostrarte que de verdad te quiero.

                                                                                          ~~~

Cassandra fue al salón y se encontró con Marcos leyéndose un libro. Bueno, al menos, aquel hobby no había desaparecido.

Echó una ojeada alrededor.

-No está Bella- habló él aún con los ojos puestos en el libro.

Los músculos de Cass se relajaron y se sentó al lado de su hermano. Él alzó la cabeza y dejó el libro en la mesa.

-No lo decía en serio.

Cassandra supo a lo que se refería.

-Sé que me dejarías vivir con vosotros- sonrió ella.

Marcos suspiró y dejó de mirarla.

-Cassandra, ¿tú eres feliz?

La sonrisa de ella desapareció y se pensó la pregunta. Ella sabía la respuesta, obvio que lo sabía.


-Sí, claro- se esforzó por sonreír de nuevo.

Marcos también sonrió aliviadamente. Después, miró a su hermana.

-Sabes que te quiero. Nunca he querido a una chica más que a ti.

Cassandra puso una mueca. Normal. No le había dado ninguna oportunidad a Guiomar y ahora estaba con la chica equivocada.

-Marcos, ¿Por qué le diste la dirección de Guiomar a Bella?

Por la expresión de su hermano, supo que no quería hablarlo.

-¿Y tú? ¿Eres feliz con Bella?

Marcos miró a su hermana fijamente. Si Cassandra era feliz, él también. No podía vivir sin su hermana Cass, la amaba.

-Claro. Soy muy feliz con ella.

Cassandra sonrió, y esta vez no era ninguna sonrisa falsa. Abrazó a su hermano y apoyó su cabeza en el hombro.

-Marcos, quiero que recuerdes que te quiero mucho. Pase lo que me pase, tú no tienes la culpa de nada.


                                                                                ~~~


Nicole se acercó corriendo donde ella estaba.

-¡¿Dónde estabas?! ¡Te estuve buscando toda la tarde en la calle!

-Te dije que estaba en una discoteca, no en la calle como una abandonada- respondió Guiomar fríamente.

Nicole la miró muy seria. Acto seguido agarró el brazo de su prima y la llevó a su habitación.

-¿Qué has estado haciendo?

-¿Ahora eres mi madre?

Nicole la miró muy enfadada. Tenía las mejillas encendidas y los ojos frívolos.

-Está bien. No hice nada, tan sólo fui a una discoteca.

-¿Ah sí? En una discoteca se viene a las cinco de la madrugada, no a las dos de la tarde- la atacó la pelirroja.

Guiomar frunció el ceño.

-Es mi vida.

-Y yo soy tu prima- la contradijo.

-Me fui a casa de un chico- respondió la chica, finalmente.

Nicole abrió los labios, sorprendida. Miró a su prima con los ojos como platos y movió la cabeza.


-Vale. No quiero saber ni lo que habéis hecho…

-Mejor- respondió la rubia con una sonrisa malévola.

Nicole negó con la cabeza y se tumbó en la cama de su prima, agotada por el paseo.

-¿Y qué harás con Marcos?

Guiomar sacó su libro de Historia y lo dejó en la mesa.

-No quiero escuchar su nombre nunca más. Eso es todo.

-Guiomar, Bella no es más que un objeto para Marcos. No la quiere.

-Yo no podría estar tan segura de eso. Y si no lo estuviera, no me entrometeré.

-Si lo dices por el dinero, tú eres rica.

-No tanto como Bella. Ella es millonaria. Su marido murió de leucemia y ella lo heredó todo- respondió la rubia sacando su estuche y un cuaderno pequeño de la mochila.


-¿Qué estás haciendo?- le preguntó Nicole sorprendida.

-Voy a estudiar. Necesito algo que me despeje la cabeza y esto es justo lo que necesito- contestó ella, sentándose en la silla y encendiendo su lamparita rosa- además la universidad empezará dentro de muy poco. No queda nada.

Nicole frunció los labios y agarró con fuerza las sábanas de la cama. Estaba enfadada. Muy enfadada. Durante todos estos años, Nicole nunca había conocido muy bien a su prima pero siempre supo que era una chica fuerte, que jamás se rendía.

Ahora apenas la reconocía. ¿Universidad? No estaba ni en los primeros cien objetivos de su futuro.



                                                          ~~~


Mientras Harry se duchaba, Emma llamó a sus amigas Hayley y Guiomar. La primera le había contado todo lo que había pasado entre Marii y Liam:

-¿Marii y Liam… juntos?

-Liam le confesó a Marii todo. ¡Emma, resulta que también él la quería! Pobre Anna… ¿Crees que debería decírselo?

-No. Está bien allí con Zac. Lo va a superar y si se entera después puede que no siga enamorada de Liam. El tiempo lo cura todo.

-Sí, tienes razón. Me pregunto qué pasará con estos dos en la cita…

-Uy uy, ya nos informará Marii. Si no, Liam se lo contará a Harry.

-Cierto. Bambi y Belén ahora vienen de comprarse un vestido. ¡Adiós!


-Un beso, Hayley.

La conversación con Guiomar, en cambio, fue más corta. Emma tuvo el presentimiento de que ella no estaba bien pero su amiga insistió que sólo había tenido un mal día.

Después, el móvil de Emma había sonado nada más acabar la conversación con Guiomar.

-¿Sí?

-Hola Emma.

Reconoció la voz, pero no su tono.

-¿Anna? ¿Pasa algo?

-¡No! Que va.

Hubo un silencio incómodo. Antes, era gracioso para ellas, pero ahora… Las cosas habían cambiado. Anna se había alejado demasiado de ellas, o fue la distancia…

-¿Qué tal en Italia?

La escuchó toser.

-Bien. Aquí todo bien. He hecho bastantes amigos y la universidad a la que voy es impresionante.

-¿Fuiste a hacer una visita?

-Sí. Es enorme.

Emma asintió aunque Anna no la viera. Se sintió tremendamente mal por cómo la distancia había dañado su amistad.

Pero a pesar de todo, la quería como antes.

-¿Y tú? ¿Qué tal en Holmes Chapel?- habló la italiana con una voz picarona aunque otro tosido lo estropeó.

Emma le explicó lo que había estado haciendo en los últimos días, quitando el detalle de Allanah.

-Suena todo perfecto- dijo Anna.

Si ella supiera…

-Lo tuyo también- sonrió la rubia- Harry acaba de salir de la ducha, te tengo que colgar.

-Vale. Te quiero mucho, Emma.

Hacía mucho tiempo que no lo había escuchado.

-Yo también, Anna. Siempre serás mi mejor amiga aunque estés lejos.

-Y aunque haya silencios incómodos entre nosotras- rió ella- ciao.

-Ti amo- se despidió Emma. No tenía ni la más remota del italiano, aunque Anna le había enseñado algunas palabras.

De repente, sin esperarlo escuchó un gemido y después un grito de dolor. Iba a decir algo pero Anna colgó.

Negó con la cabeza para sí misma. Estaría discutiendo con su padre.

-¿Con quién hablabas?- inquirió Harry entrando en su habitación. Se cubría la parte de abajo con una toalla.

-Con Anna.

Él sacó unos calzoncillos de los cajones del armario.

-¡Espérate a que salga!- chilló Emma al ver lo que pretendía Harry.

El cantante se rió con una ceja alzada.

-No es algo que no hayas visto.

La rubia se puso roja como un tomate y se giró.

-Eso es otra cosa. No te lo había visto intencionadamente- respondió ella nerviosamente.

Harry sonrió y se acercó a ella. Emma lo notó cuando él la abrazó por detrás.

-Harry… Que no haya nadie en casa no quiere decir que hagas travesuras conmigo.

El chico gruñó por lo bajini.

-¿Qué quieres hacer después?- la preguntó.

-¿Vemos alguna peli?

-Hecho- sonrió él- espérame abajo.

                                                                                ~~~

-Esta es mi casa.

Zayn había decidido invitar a su nueva amiga a tomar un café.

-Como lo suponía, es muy grande- se asombró Beth.

El cantante le dejó pasar.

-¿Sabes cocinar?- le preguntó la periodista al chico cuando entraron en la cocina.


-Bueno, algo- respondió él.

El muchacho se preparó un café con leche y para Beth un café cortado.

-Casi sabes todo sobre mi vida. Quiero saber la tuya- dijo Zayn sorbiendo el café.

Ella dejó la taza en la mesa y habló tristemente:

-Mi vida no es interesante. Soy hija de un hostelero y una panadera. Mis relaciones amorosas no fueron precisamente muy buenas, ya te lo dije.

Zayn resopló, debía de haber algo interesante. Algo.

-¿Hermanos?

-Uno. Tiene diecisiete años. No quiero hablar de él- se interrumpió bajando la cabeza.

-Cuéntamelo.

Beth empezó a llorar. Zayn, sin saber qué hacer, se acercó y la abrazó.

-Mi hermano es traficante de drogas. Se enamoró de una drogadicta, ella le cambió y ahora nunca está en casa- gimió ésta mojando el hombro de Zayn- no soporto ver a mi madre llorar cada vez que viene algún policía con mi hermano arrestado.

Zayn la aferró con fuerza y acarició el liso pelo de la chica.


-¿Cómo se llama?

-Peter.

Él la soltó al ver que la abrazaba fuertemente y la miró. Era guapa, muy, muy guapa. ¿Por qué no? Ella no tenía novio y podían pasárselo bien.

Acto seguido, se acercó a ella y los centímetros de ambos labios se acortaron. Ella entendió lo que quería hacer Zayn y dejó que ningún centímetro separara sus labios.

                                                              ~~~

Tosió una vez más y vomitó en el váter. Ahora no tenía el control de su cuerpo.

-Dios…- masculló cansada mientras se recogía el pelo con una coleta y limpiaba la taza del váter. Después se limpió las manos y se miró en el espejo.

-Anna.

Ella se retiró de inmediato y abrió la puerta del baño.

-Cosa vuoi?- le preguntó Anna a su hermano pequeño, Benjamin. Le había preguntado “¿qué quieres?"

-Ho sentito rumori strani- dijo el niño algo preocupado.

Se había asustado al escuchar ruidos raros en el baño. Su hermana mayor negó la cabeza para que se tranquilizara y él se fue trotando al pequeño salón para ver Bob Esponja.

Una vez sola, cerró la puerta de nuevo y volvió a mirarse en el espejo. Sonrió, lo cierto es que había adelgazado muchísimo.

Pero Liam no la había elegido porque Marii tenía mejor cuerpo.

Dejó entrever una lágrima que caía lentamente por su mejilla. Se sorbió los mocos y frunció los labios. ¿Por qué había nacido tan gorda?

Llevaba meses vomitando y Liam no se había dado cuenta de que había adelgazado.

-Ay- puso una mueca al notar un dolor en el tórax. Había empeorado en los últimos días y aún no sabía por qué. Había estado a punto de vomitar en el restaurante pero se salvó al irse corriendo al baño. Ni Liam ni Marii notaron el ruido raro que hizo en la boca al subírsele el bilis a la garganta.

Tapada con sólo una simple toalla, se miró en el espejo. Bueno, se le notaban un poco los huesos pero no era para tanto. Tosió de nuevo y notó una punzada de dolor en el tórax de nuevo. Después fue a vestirse.


Pasaron varias horas y toda su familia se había ido. Su padre a trabajar en su nuevo trabajo y su madre y su hermano se habían ido al parque.

Esta vez notó un poco de dolor en el corazón, como si la pulsación no fuera bien. Suspiró de molestia y llamó a Emma ya que no tenía otra cosa que hacer.

-Ti amo.

A Anna se le revolvieron las tripas al escuchar la despedida de una de sus mejores amigas. Sonrió instintivamente y, súbitamente, eso le causó dolor. Mucho dolor. Gritó sin darse cuenta y colgó antes de que su amiga lo oyera.

Jadeó. Le costaba respirar y cuando respiraba notaba un pinchazo agudo en el tórax. Intentó levantarse de su cama pero notó otro retortijón. Y esta vez procedente del corazón.


-Mierda…- susurró mientras marcaba el número de su mejor amigo, Zac. Las manos le temblaban exageradamente.

-Dire?

-Zac… Gracias a Dios que cogiste el teléfono- resolló. Cada palabra era un puño en el estómago.

-¿Anna? Tienes la voz sofocada.

-Ven a mi casa, por favor. Es urgente.

Él colgó sin mediar palabra.

                                                                               ~~~


Cerró la puerta del baño aún llorando. No podía hacerlo, pero tenía que hacerlo.

Abrió el armarito y descubrió varias pastillas. Siempre estaban de adorno, por si sucedía algo pero nunca lo habían usado.

Cassandra tomó un paquete de unas pastillas raras y las sacó del bote. Las examinó, eran rojas y blancas.


No esperó ni un segundo más o después se arrepentirá. Se metió una en la boca. Era muy salada, pero apenas notó la molestia. Tomó otra, aquello parecía gustarle. Se sentía bien.

Pensó en la vida de su hermano sin ella. Un casado realmente feliz en una casa enorme y lujosa, ¿qué mas pedir? Ella sólo era un estorbo. No sabía ni para qué demonios había nacido.

Y encima, había matado a su madre al parir. Y eso fue la causa de que su padre fuera un drogadicto.

Pensó en Helena. Le dolería al principio, pero después sería muy feliz con Justin. Le pareció un buen chico al verle, estaba segura. Además era hermano de Emma, una de las chicas más buenas que había conocido.

Se tomó otra pastilla. Y otra. Y otra más. Bebió un poco de agua del grifo para tragárselas.

A Marcos también le dolería. Pero Bella podría ayudarle y en cuestión de meses lo habría superado.

Vio el paquete de las pastillas. Aún le quedaban otras seis. Sonrió, era agradable sentir paz.


Se tropezó con la cajita donde metían la ropa sucia y cayó al suelo. Se rió, aquello le hacía gracia. Y se tomó una más.

Empezaba a ver algo borroso y le dolía un poco la tripa. Pero no lo suficiente como para arrebatarle la paz que sentía en esos momentos. Por fin se iría de ese mundo. De aquel mundo que no la aceptaba.

Se tomó otras dos más. Le quedaban tres. Suspiró.

Alguien golpeó la puerta. Se asustó por el ruido y tomó otra.

-¿Cassandra? ¿Estás ahí?

Era la voz de su hermano. Varias lágrimas se deslizaron por su mejilla al oír su voz. Podría ser la última vez que la oiría.

-Cassandra, llevas mucho tiempo ahí dentro. Voy a entrar.

-¡No!

Gimió al gritar. Hablar le dolía mucho. La puerta estaba borrosa, pero la seguía viendo. Mierda, ¿por qué esto no terminaba de una vez? Pensaba que sería rápido.

-¿Qué pasa?- se le oía asustado.

-Creo que…- ahogó un grito. Le dolía. No podía. Pero merecía la pena no preocuparle- tengo diarrea.

-Podría ayudarte.

Cassandra empezó a reírse. Reír no le dolía y eso le agradaba. Tomó la penúltima pastilla.

-¿A limpiarme el culo? Sé hacerlo yo sola, gracias.

Escuchó la risa de Marcos al otro lado de la puerta. Rompió a llorar. Su risa le dolía. ¿Cuándo volvería a reírse así? Quizá un par de meses, cuando esté totalmente recuperado después de su muerte.

-Cass, ¿cuánto te falta?


Se tomó la última pastilla. Se le quedó en la garganta e intentó tragarla.

-¿Cass?

Empezó a toser. Intentaba tragar pero no podía.

-¡Cassandra, te estoy oyendo toser!

Intentó callarse pero no podía. Su cuerpo rechazaba más pastillas. Empezó a convulsionarse.

-¡Voy a entrar!- chilló Marcos.

Cassandra ya no veía, pero escuchó la puerta abrirse.

-¡¡NO!!

Llegó a escuchar varios llantos más. Seguía tosiendo y Marcos consiguió sacarle la pastilla de la garganta.

Marcos reconoció la pastilla que había estado tomando. Vio la caja varios metros más. Empezó a llorar, el dolor que había estado aguantando vino de golpe.

-Cassandra por favor, no me dejes…

Algo fangoso salió de la boca de Cassandra. Era de color puré. No paraba de toser y veía todo negro.

-Marcos…

-Cassandra, no me hagas esto, no- la voz de Marcos se quebró. Se le contrajo la tripa al verla, tan indefensa, tan blanca.

Ella intentó levantar su brazo para acariciarle la mejilla. Lo consiguió con todas sus fuerzas y notó algo húmedo.

-No llores.

-¿Cómo quieres que no llore? Cassandra, no me dejes, por favor… Dios, no te la lleves- empezó a llorar y tomó el cuerpo de su hermana que respiraba lentamente. El brazo de Cassandra se cayó, ya sin fuerzas.

-Tienes… A Bella.

-No, no- más y más lágrimas se deslizaron por la mejilla de su hermano- no quiero a Bella si no estás tú. Cassandra, yo sólo te quiero a ti. Pensaba que… Serías feliz si estaba con ella.

La enferma empezó a convulsionar de nuevo y abrió los ojos para intentar verle por una última vez. 

Marcos salió del baño, dejando sola a su hermano. Ella le buscó a tientas pero pronto él volvió con un teléfono en la mano. Le oyó marcar y dar su dirección. Pronto colgó para poder atender a su hermana pequeña.

-Cassandra, sin ti no puedo vivir.

La vista de la chica se aclaró y pudo ver algo. El dolor desaparecía, sentía paz. Mucha, mucha paz. ¿Se estaba muriendo?

Antes de que la oscuridad la atrapara, pudo ver a su hermano con la cara contraída de dolor. Era la viva imagen de la agonía, del sufrimiento.

                                                                               ~~~

Llamó al timbre cuatro veces en dos segundos y nadie le había abierto. No escuchaba más que el silencio y aquello le asustaba. Se agachó y cogió las llaves que estaban debajo del felpudo. Sabía que los Hesler escondían las llaves ahí.

Metió la llave en la cerradura y la abrió con un track.


-¿Anna, estás allí?

Escuchó un quejido en la habitación de ella. Corrió hacia allí.

La puerta de la chica estaba cerrada. Estaba asustado, ¿por qué le había llamado tan urgentemente?

Abrió la puerta y la vio tendida en la cama.

-Zac…- ella sonrió al verle pero pronto se convirtió en una mueca de dolor.

-¿Anna? ¿Estás enferma? ¿Quieres que llame al hospital?- preguntó el chico preocupadísimo. Se sentó en la cama, al lado de su mejor amiga.

-No llames al hospital. No servirá de nada.

-¿Cómo que no? Ellos te curarán…

-Me estoy muriendo, Zac.

El chico la miró. Ella, a pesar de todo, le sonreía con sinceridad. Sudaba a chorros y tosía varias veces.

-¿Qué?- escupió.

-Tenía que arriesgarme.

El muchacho la miraba sin entender. Negó con la cabeza, pensando que era uno de los efectos secundarios de la fiebre y tomó el teléfono.

-No marques al hospital. Moriré antes de que vengan.

Pero Zac no la hizo caso y marcó el número del hospital.


Anna chilló de dolor tras notar una punzada de dolor en el tórax, nada comparado con los anteriores.

El teléfono que sostenía el chico se cayó.

-¡Anna! ¡¡Anna, dime qué está pasando!!- él se agachó junto a ella. Ya no gritaba pero la cara demostraba lo contrario. Estaba sufriendo.

-Soy gorda. Bueno, lo era. Así que decidí adelgazar.

Eso lo dijo todo. El chico miró los brazos de la chica, no estaba en los huesos como mostraban las películas pero sí había adelgazado. Y un montón.

-No me digas que…

-Sí. Cuatro veces al día, a veces incluso más.

Y entonces la rabia que sentía hacia ella lo cubrió como la lava, abrasándolo por dentro y eliminando cualquier otro sentimiento.

-¡¡¡¡¡¡¿Eres idiota?!!!!!!

El grito estaba lleno de dolor y Anna se encogió al escucharlo.

-Tenía que hacerlo. Odio mi cuerpo.

Zac cerró los ojos y cogió el teléfono sin hacerla caso. Marcó al hospital y le dio la calle de su amiga. Al dar todos los datos necesarios, colgó.

-Estás loca. ¿Te da igual morir?

-No. No me da igual morir. Zac, no quiero morir- la chica rompió a llorar y Zac hizo lo mismo- pero no me queda otra alternativa. Las acciones ya las hice y no hay vuelta atrás.

El chico sofocó un grito y apoyó su cabeza en el pecho de su amiga. De su mejor amiga.

-No puedo creerme que lo hiciste. Estaba tan ciego…

Anna sonrió y acarició el pelo del chico. El corazón le empezaba a doler y notaba la lenta pulsación.

-Sabes que siempre serás mi mejor amigo, ¿no? Siempre.

Se escuchó los llantos del chico. Siempre se había mostrado duro delante de ella, incluso una bestia. Ahora parecía un niño pequeño al que le habían quitado un chupa chups.


-Dile a mis padres que los quiero… Que superen la crisis- Anna jadeó al notar otro dolor. Aquello era una tortura, jamás había sufrido tanto.

-No Anna, se los dirás tú misma. Vivirás.

-Benjamin… Cuando crezca dile que le he querido mucho, que le he cuidado como debe ser. Espero que sea un superhéroe, como él quiere ser…- soltó una risita pero pronto volvió a chillar.

Zac cerró los ojos al escucharlo. Varias lágrimas cayeron.

-Quiero que mires el cajón de mi escritorio. Después- consiguió decir.

Chilló de nuevo mientras se retorcía en la cama. Zac la abrazó fuertemente mientras que ella se mordía el brazo para parar de gritar.

-¡Anna, te quiero! ¡No te vayas de aquí!

Los labios de ella temblaron levemente. Sonrió aunque sus ojos estaban inexpresivos.

                                                                               ~~~

-¿Por qué me has traído hasta aquí?

Bordearon el bosque. Raramente, había flores estrafalarias.

-Bueno, necesito tu respuesta.

Marii cerró los ojos y se detuvo en mitad del camino. Notó unas manos cálidas acariciando su rostro. Ella se estremeció. La mano bajó y bajó hasta agarrarle su mano.


Liam tiró de ella y Marii abrió los ojos.

-¿Tenemos que entrar al bosque?

Él asintió con la cabeza y Marii puso una mueca.

-No voy a violarte ni nada- bromeó Liam, intentando alegrar el ambiente.

Marii puso los ojos en blanco y miró a Liam.

-Simplemente es el bosque. Da miedo- confesó ella. Liam le soltó la mano y ella inmediatamente la agarró de nuevo, ahogando un grito- pero estando contigo me relaja.

El chico sonrió atrevidamente y ambos se adentraron en la espesura. El sol se hundía ya en el bosque, dorando las ramas más altas de los árboles.

-Es aquí- Liam se detuvo quince minutos después. Los dos habían llegado a un claro. Había flores por todas partes, arbustos atrayentes alrededor.

El sol se apresuraba a ocultarse, el cielo se había vuelto de un gris claro teñido de púrpura pero en el oeste había destellos de un rojo rubí.

El claro estaba iluminado por el atardecer. Marii jamás había visto algo hermoso.

-¿Te gusta?

El sol se escondió y toda la hermosura que había visto desapareció. Se habían quedado a oscuras.

-Has imitado a Edward.

A pesar de la oscuridad, Marii vio la sonrisa deslumbrante de Liam.


-Las consecuencias de leer un libro de vampiros- rió él.

-Pero dijiste que el libro era muy absurdo. Dijiste que Edward…

-Ya lo sé. Dije cosas realmente estúpidas- confesó el cantante. Miró a otra parte y frunció el ceño- volví a leerme el libro por ti. Fui a la librería a comprármelo.

Marii le miró con la boca abierta, asombrada.

-Sí, sí, lo sé. Parezco un loco enamorado- él se rió de nuevo. Intentó disimular su nerviosismo, pero cómo bien él sabía, Marii no lo había pasado desapercibido.

Liam esperó a que la muchacha hablara, pero no lo hizo. Giró su cabeza para mirarla.

-Pero al leer todos esos sentimientos. Al leer la descripción del amor de Bella me sentí… Igual.

Marii enrojeció al instante. Resultaba gracioso porque, cuando ella se leyó el libro, pensaba únicamente en Liam.

-Fui un completo estúpido al acudir a ti cuando necesitaba ayuda para impresionar a Anna.

-No- sonrió ella. Daría lo que fuera por estar donde estaba en ese momento. Incluso el dolor que él le había producido en los últimos meses- si no hubieras acudido a mí, nunca te lo hubiese confesado.

Los dos sonrieron. Liam se acercó a ella lentamente hasta que las respiraciones de ambos de mezclaron.

Marii empezó a temblar. Nunca había besado a un chico antes. Siempre había tenido pretendientes, muchos chicos habían estado detrás de ella pero Marii jamás se fijó en ellos. Nunca.

Liam ha sido su única excepción.

Marii se acercó a él rápidamente. Quería probar sus labios, siempre lo había soñado hasta que…

-Joder- masculló Liam al notar una fina vibración en sus bolsillos.

Sacó su móvil mientras ellos dos se miraban algo azorados.

-¿Quién es?

-Harry- respondió el cantante.

                                                                                   ~~~

Escuchó la melodía Hoedown Throwdown de Miley Cyrus dentro de su cabeza. Empezó a tatarear y a mover el pie del ritmo de la canción.

-Zayn. Zayn, te llaman. ¡Zayn!


Él se despertó al escuchar una voz que no encajaba en la canción. Abrió los ojos y miró a su alrededor, Beth estaba al lado de él.

-Te están llamando por el móvil- contestó ella, tapando su cuerpo desnudo con las sábanas blancas. Él se enrojeció por la situación y cogió el móvil que seguía sonando la canción a todo volumen.

-¿Dígame?

Pero el emisor había colgado. Había pasado muchos bips. Miró quién era: Niall.

-¿Quién era?

-Niall. No sé qué querrá pero algo de Belén seguro.

Ella miró a otro lado. Zayn se paró a pensar un momento en los últimos recuerdos. Beth y él se habían besado por diversión y ahora estaban en la cama, desnudos. ¡Qué marrón!

Beth se giró de nuevo y apoyó su cabeza en el torso desnudo del joven. Él se limitó a acariciar su liso pelo. Se sentía bien, se sentía bien con ella. Alguien con quien contar sus problemas.

-No sabía que tenías una marca de nacimiento en la cadera- se rió Beth.

Zayn sonrió. Aparte de ella, la única que lo sabía era Perrie. Tragó saliva al acordarse de ella.

                                                                                 ~~~

El chico empezó a llorar inútilmente mientras se acurrucaba junto a ella. Su pulso iba disminuyendo cada vez más.

-No debiste hacerlo- susurró el joven.

La mano de la chica se movió. Estaba tan débil que apenas podía hablar. 

Pasaron varios minutos hasta que se escucharon las sirenas de la ambulancia. Por fin habían venido.

-Han venido, han venido. Vas a estar viva...- susurró él.

Pero la chica no respondió. Tenía los ojos cerrados y no había movido ni un músculo en señal de que seguía viva.

-Contesta- al joven se le quebró la voz- contesta...- empezó a llorar. Sacudió a la muchacha del suelo. Ella se movió como un flan.

No respondió y el chico gimió, temiéndose lo peor. Apoyó su cabeza en su pecho para escuchar el latido del corazón.

Vacío. Silencio.

Ella estaba muerta.