jueves, 30 de octubre de 2014

88- Pillada con las manos en la masa.

Emma se levantó de la cama y sujetó el portátil, que estaba entre sus rodillas, para que no se cayera. Lo posó en una mesa de su habitación sin apagarlo aún.

-Marchémonos- sentenció Emma de pronto. Movió el ratón del portátil de modo que la flecha tocó el X de la pantalla. Antes de darle click, Nicole la interrumpió.

-¿No crees que deberíamos ver la conversación?- interpeló refiriéndose al chat que había mantenido Raquel con Chloe y que recientemente acababan de descubrirlo.

Emma suspiró, mirando la pequeña pantalla del ordenador. Tenía miedo de lo que podía haber en la conversación. ¿Y si descubría de una vez por todas que ella era la asesina de Elisabeth y que Chloe, la chica que pensaba que era inocente y le dio pena, lo sabía y la cubría? Sabía que de un modo u otro no le iba a gustar lo que iba a leer. Pero no podía ser tan cobarde, se trataba de un caso entre vida o muerte.

Así que, con lágrimas en los ojos por culpa del miedo y la angustia que cada vez crecía en su interior, cliqueó dos veces la barra de conversación con la mano temblorosa y al instante se abrió el chat de Facebook.

Emma decidió leer la conversación después de ver la reacción de Nicole y Thomas. ¿Pondrían cara de preocupación? ¿O de miedo? Pero pronto tuvo la respuesta. Un segundo después de abrir el chat, la confusión se plasmó en el rostro de sus amigos.

-¿Qué coño significa esto?- murmuró Nicole, visiblemente desilusionada.

-¿En serio? ¿Sólo esto? ¡Por un momento pensé que...!

A Em no le gustó sus reacciones, esperaba algo más. Quizás esperaba descubrir algo importante. Con unas expectativas muy bajas, leyó la conversación.

No era una conversación.

Sólo una simple frase. Gracias por nada.

Se alejó de la mesa un poco para asimilar lo que había leído. Eso le había mandado Raquel a su antigua mejor amiga hacía 15 días atrás. ¿Qué significaba todo esto?

Por otro lado, un Thomas muy perplejo miró a su compañera Nicole girando su cabeza media vuelta. Ésta le devolvió otra mirada llena de confusión y terror. 

-Tenemos que marcharnos- repuso Thomas mirando el reloj que adornaba su muñeca. Se levantó y puso ambas manos en las caderas, mirando directamente a Em- si tardamos mucho sospecharán. Vayámonos.

-Sí, esto al final ha resultado ser una birria- comentó Nicole, mostrando así su decepción- venga, apaga el ordenador y dejémoslo como estaba.

Emma obedeció sin decir una palabra. Se acercó a la mesa y sin mirar la pantalla siquiera, apagó el ordenador y después de esperar un minuto a que se cargara el portátil, lo cerró. Thomas lo cogió de sus manos y lo guardó en la cama en la misma posición. Después todos revisaron la habitación, estaba tal y como habían entrado.

Nicole y Em cogieron un par de camisetas para que no sospecharan de ellas.

Se despidió de Thomas y Nicole ya fuera del edificio y se montó en el Bugatti Veyron, el carísimo coche que le había regalado Harry casi un año atrás. Tiró las dos camisetas que había cogido a los asientos traseros y puso el vehículo en marcha.

Condujo durante veinte minutos y llegó a un barrio que estaba cerquísima de su casa. Había pasado mil veces por ese lugar. Conocía ese lugar a la perfección. Podía nombrar todas las calles y todas las tiendas acertadamente. Y, en efecto, era el sitio donde vivía Guiomar.

Cruzó la pequeña carretera que pasaba por el bosque y al minuto pudo observar la enorme casa de su mejor amiga. Parecía abandonada pero Em supuso que los padres de Guiomar se encontraban ahí metidos sin consuelo.

Iría a visitarles pero nunca se había llevado especialmente bien con los padres de su mejor amiga. Apenas se encontraban en casa, y si lo estaban, ni siquiera se dirigían la palabra. Además, nunca les cayó bien porque fueron unos malos padres. Por eso Guiomar era tan estrafalaria, fiestera y no tenía experiencia en casi nada (aparte del sexo, por supuesto). Emma dedujo que, si no fuera por ella, por Hayley y por Anna, Guiomar no estaría estudiando en la Universidad.

Pero, si no fuera por ella, tampoco estaría en peligro.

Apartó inmediatamente aquel pensamiento oscuro y siguió conduciendo, incrementando la marcha. En menos de un minuto vislumbró la pequeña casa donde vivían Marcos y Cass hacía tiempo. Pero poco tiempo después vio la mansión donde vivían ahora con la mujer-novia-ex de Marcos. No sabía qué era de ella ahora. Ni siquiera recordaba su nombre.

Aparcó el coche en la calle ya que no quería molestar a Marcos con meter su automóvil en su amplio y lujoso garaje. Salió del coche dejando su bolso ahí (ya que no lo necesitaba) y pulsó un botón que se encontraba al lado de la puerta. El timbre.

La puerta, para sorpresa de Emma, se abrió por sí sola. Alucinada por los progresos tecnológicos del mundo humano, entró al enorme jardín que le recordaba al de la Universidad de Sheffield y, posteriormente, a la mansión.

Cerró la puerta tras sí y miró a su alrededor. Había tantas direcciones y tantas puertas que no sabía a dónde dirigirse. Menos mal que Cass fue en su busca.

-¡Emma!- la saludó ella con una educada sonrisa a lo que Em flipó. Ya era la segunda vez consecutiva- ¿quieres hablar con mi hermano, no?

-Sí- le respondió ella secamente aunque sonrió y asintió con la cabeza. Cassandra le devolvió la sonrisa y la guió por la casa hasta dar con el salón. La puerta estaba cerrada y se distinguían dos voces. Pero Emma no sabía de quiénes eran. Lo primero que se le pasó por la cabeza era la novia de Marcos y Marcos pero más tarde se dio cuenta de que eran dos voces masculinas- espera, Emma.

Em apartó la mano del picaporte y miró a su antigua compañera de instituto. Recordó cómo la odiaba y cuántas veces había humillado a ella y a sus amigas. Pero ahora no sentía nada, ni siquiera rencor o frialdad.

-Dime.

-Me he enterado de... Lo que ha pasado. De verdad que lo siento mucho- empezó la chica. Con dos simples frases hizo abrirle los ojos a Emma: Cassandra ya no era la Cassandra popular del instituto, engreída, despiadada y molesta. Ahora era sencillamente Cassandra.

Eso era una enorme demostración de que las personas podían cambiar a bien.

Em la sonrió e intentó ocultar su sorpresa para no ofenderla. Cass le devolvió la sonrisa para reconfortarla.

-Muchas gracias, significa mucho para mí. Estoy segura de que Harry y Guiomar volverán a estar con nosotros.

-Claro que sí- afirmó ésta muy segura de lo que había dicho. Echó un vistazo a la puerta, como si viera lo que estuviera pasando, y entrecerró los ojos- si te aburres con mi hermano, ya sabes, ven con nosotras. Helena también está aquí- le dijo.

Em asintió agradecidamente y giró el pomo. Por cuarta vez en menos de diez minutos se asombró de quién estaba ahí dentro.

-Pensé que eras una amiga de Cass y por eso no fui a buscarte, perdona- se disculpó Marcos, pero Em ni le oyó. Se centró en el chico que estaba sentado al lado de Marcos.

-¿Policía Avon?- le reconoció la chica con una ceja alzada.

Era el mismísimo policía que les ayudó salir de la universidad para poder saber quién había fallecido.
.
-El mismo- le sonrió él. Educadamente, se levantó del sofá y le tendió una mano. Em se la estrechó, algo anonadada, y ambos se sentaron en distintos sillones.

-Me estaba comentando sobre cómo va el caso- le explicó el profesor. Al ver la cara interrogativa de Em le respondió sin más miramientos- pues mal, la verdad. No han descubierto nada aún. Hoy registrarán vuestro cuarto. ¿Has descubierto algo importante?- le preguntó él sabiendo que habían acordado eso mismo la noche anterior.

Por la cara que puso la chica, el policía Avon y Marcos juntaron sus cabezas para escuchar mejor, intrigados.

-No he descubierto nada importante- apuntó ella finalmente para decepción de los dos chicos- pero he descubierto algo.

El profesor entornó los ojos y dio una cabezada para que Em prosiguiera.

-Di- respondió, en cambio, el policía, algo intrigado e interesado.

Emma les contó lo que habían hecho Nicole, Thomas y ella y lo que habían visto en el Facebook. Acto seguido se dio cuenta de lo que había contado. ¡Estaba delante de un policía y había investigado ella sola un caso de policías! Se tapó la boca y miró a Marcos pidiendo ayuda.

-No voy a arrestarte ni nada- bromeó el policía Avon. Marcos también se rió, como si fueran amigos de toda la vida- entiendo lo que has hecho, es normal. Además, los policías han dado el asunto como un caso perdido. Pretendo investigar por mi cuenta con vuestra ayuda... Y aparte de todo esto... ¿Raquel sólo le dijo Gracias por nada?

Emma se admiró por aquel policía pero no le dio tiempo a reflexionar un poco más.

-Pero Chloe me dijo que no había hablado con Raquel desde hace más de un año y medio...- consideró Marcos, atónito a lo que acababa de oír.

-Te mintió- confirmó el señor Avon con una mueca- pero si Raquel le dijo eso a Chloe significa que habían hablado anteriormente ya que Raquel le dio las gracias.

-Te equivocas, no dijo gracias sino gracias por nada- impugnó Emma, corrigiéndole- al parecer, Raquel le pidió ayuda y Chloe lo rechazó. ¿No es así? Tiene sentido.

-Si fuera así, Chloe me lo hubiera dicho.

Marcos tenía razón. ¿Por qué Chloe le ocultó a Marcos que Raquel le había enviado un mensaje hacía 15 días? ¿O quizás un mensaje pidiendo ayuda? Chloe, al parecer, no la había ayudado así que no había cometido ningún delito...

-Em, en el chat de Facebook, ¿sólo diste con esta frase? ¿No había ninguna conversación de días anteriores?

La rubia hizo memoria. En efecto, cuando abrió la conversación, sólo encontró la frase dañina que le mandó Raquel a su antigua mejor amiga. No había nada más en el chat. No habían hablado anteriormente, y si habían hablado, se había borrado.

-No, no había nada más- dijo Emma, finalmente, revalidando con su respuesta.

-¿Te pondrás en contacto con los demás policías para ir en busca de Chloe?- le preguntó Marcos al chico, esperanzado.

Pero Emma ya tenía clara la respuesta. La tenía estampada en la cara del policía Avon. Era un claro y rotundo “no”. Les lanzó a ambos una mirada triste y se justificó.

-Lo que ha hecho Emma es un quebrantamiento grave de la ley- atestiguó el señor Avon con una voz algo rara e infrecuente- si le decimos lo que hemos descubierto lo mínimo que pueden hacer es meter a Em en la cárcel.

-Oh, vamos- masculló la chica, estupefacta- sólo he cotilleado un poco el Facebook de Raquel.

-Puede parecerte una tontería pero has violado muchas normas. Has invadido el espacio personal de una persona, te has sometido en un caso policial indebidamente, has tocado los objetos de la sospechosa y posible asesina.

Em levantó una ceja a pesar de que el agente Avon la estaba intimidando. ¿En serio la meterían en la cárcel sólo por intentar avanzar el caso que llevaba días sin progresar? Por primera vez en su vida, le invadió un odio hacia la ley inglesa. ¡Qué injusto!

-¿Entonces que haremos? ¿Quedarnos de brazos cruzados?- inquirió Em llena de rabia- ¡prefiero que me metan en la cárcel!

-No. Marcos y yo podremos ir a Castle Combe y hablar con Chloe Collins- le dijo el policía Avon en un intento de calmarla, y lo consiguió.

-Pero... ¿y si os pasa algo?

-Oh vamos, ¿y qué nos va a pasar? Además, soy policía- intervino el policía con un toque irónico- y tengo armas.


-Mañana emprenderemos el viaje- confirmó Marcos, estando de acuerdo con el policía Avon- Em, es de noche, es hora de que te vayas a casa.

-Sí- respondió algo eufórica y llena de adrenalina. Estaba un poquito preocupada por ellos pero, en el fondo, se alegraba muchísimo de que los dos fueran a investigar un poco el caso. ¿Y si descubrían algo? O mejor aún, ¿y si la encontraban? Les daría mil besos a cada uno- ¿puedo ir con vosotros mañana?

-No Emma- le dijo Marcos inmediatamente- podrías poner nerviosa a Chloe y no nos contará nada después- le explicó él tras ver la cara de su amiga. Era una mentira a medias, el principal motivo era que no quería ponerla en peligro ni meterla en líos. Sólo tenía 18 años.

-Venga ya- protestó ella.

-¿De verdad que quieres perder el tiempo discutiendo?- le preguntó Marcos retóricamente. Emma suspiró, enfadada y frustrada.

-Bien- masculló con las venas palpitándole- pero infórmame de todo. De TODO. Aunque no sea importante.

Marcos alzó el pulgar y el policía y Marcos la acompañaron hasta el coche. Em se montó en él y se despidió de ellos sin decir ni una palabra más. Estaba muy enfadada. ¿Por qué siempre la mantenían al margen?

Condujo algo cansada por el día movidito que había tenido. Tardó veinte minutos en llegar a su destino: el hospital. Una vez dentro, optó por subir las escaleras hasta la primera planta, la cafetería.

-Un café con leche, por favor- pidió educadamente a la señora joven que le atendía. Pretendía estar despierta toda la noche para estar con Harry. Se sentía muy mal por haber estado todo el día fuera, aunque fuera para investigar el caso de Guiomar.


-Aquí tiene- respondió la dependienta un minuto después, tendiéndole un vaso pequeño de café caliente. 

Emma lo tomó con cuidado para no quemarse y subió por las escaleras a unas cuantas plantas más mientras soplaba el vaso para que el café se enfriara.

Llegó al cuarto de Harry en cuestión de minutos. En la habitación sólo estaban Anne y, desgraciadamente, Allanah.

-Hola, Em- le saludó Anne en cuanto vio a la muchacha entrar con el vaso en la mano. Se levantó del sofá en el que estaba sentada y la abrazó. Allanah se limitó a darla una cabezada en señal de saludo y Em se la devolvió.

-¿Cómo está?- le preguntó Em mirando de reojo a Harry. Parecía un niño dormido, al parecer, respiraba con regularidad. Al verle así, Emma se sintió en paz. Tomó un asiento y la acercó a la camilla para situarse al lado de Harry. Al no obtener respuesta de Anne, la miró.

-¿Podemos hablar fuera un momento?- le respondió, en cambio, con otra pregunta segundos después.

Emma notó que le faltaba el aliento. Tuvo la sensación de que algo malo ocurría y por eso mismo miró a Allanah. La chica no le devolvió la mirada sino que observó el suelo como si estuviera obligada. Un miedo intenso atrapó a Em, que se levantó de la butaca y, con Anne, salió al pasillo.

-¿Qué ha pasado?- le preguntó ella con prisa, temiéndose lo peor. Le escocían los ojos pero Em se obligó a no llorar.

Anne torció los labios y su mirada se posó en un punto fijo.

-Ayer recibí una... Noticia- masculló ella como si fuera ácido. Anne no sabía cómo pronunciar las mismas palabras que le dijo el doctor. Simplemente era imposible. No podía decirle a una chica que amaba a su hijo que éste se iba a morir al día siguiente o al otro si no se despertaba.

Sólo le quedaba dos días. ¿Cómo se lo iba a decir a Emma?

-Anne, por el amor del Dios, me estás preocupando. Dime que está pasando- le rogó ella con suplicia y terror en la voz.

Anne tuvo la tentación de tirarse al suelo y echarse a llorar pero tomó aire para...

-¡¡Anne!! ¡Anne! ¡Emma!- chilló una voz femenina en el interior de la habitación donde dormía Harry. Allanah salió de la estancia y las miró con lágrimas en los ojos- tenéis que entrar.

sábado, 18 de octubre de 2014

87- Investigando el caso.

Bajó tropezadamente los peldaños y divisó a Marcos al pie de la escalera. Ésta se lanzó a sus brazos, literalmente, y le bombardeó a preguntas. Él pidió calma y Em le ofreció asiento en el salón.

-Un vaso de agua, por favor- imploró él mirando a la muchacha. Emma se levantó vertiginosamente y corrió a traerle un vaso de agua. Marcos se acabó el vaso rápidamente, soltó un largo suspiro, tragó saliva y la miró.

-¿Qué pasó con Chloe?- inquirió la chica sin ocultar las ganas de saberlo.

Marcos le explicó todo con detalles desde principio a fin. Emma se quedó muy sorprendida al escuchar que Harry Collins era gay y el hermano de Chloe. Marcos tardó veinte minutos en relatar todo lo sucedido.
 
-Jope, pensé que Chloe sabía algo del paradero de Raquel y Guiomar…- susurró ella muy triste.

Marcos le dio la razón con un corto asentimiento de la cabeza. Emma no podía sentirse peor: Marcos no había descubierto nada y Harry acababa de tener un paro cardíaco. Sentía una enorme opresión en el pecho como si le cerrara la tráquea y le costara respirar. Sólo quería que las dos personas que más quería estuvieran al lado de ella, aunque fuese un minuto... 

No podía hacer nada por Harry pero por Guiomar sí.

-Está bien. Vamos a hacer todo lo posible, y si es necesario lo imposible también, para encontrarla.

Marcos la sonrió pero su sonrisa perduró poco. Sacó del bolsillo de sus vaqueros un trozo de papel rectangular. El chico la desdobló cuatro veces y el folio aumentó cuatro veces de tamaño. Acto seguido dio la vuelta al pliego para mostrarle a Emma la otra cara. No era un folio sino una fotografía.

-¿Qué es...?- soltó Em. Se interrumpió al ver una cara conocida de las cuatro personas que había en el retrato. Había un hombre, una mujer, una adolescente y un niño que no podría tener más de cuatro años. Reconoció a la adolescente: era Raquel. Una Raquel bastante joven. Tendría como catorce o quince años. Era más joven incluso en la foto que apareció con Chloe. No tenía el pelo negro ni los ojos pintados.

-La familia de Raquel- respondió Marcos finalmente, aunque Em ya lo sabía.


Emma también se rió, aunque forzadamente, y se lanzó a la cama de Raquel, tratando de parecer inocente.

-¿Qué tal te está yendo de niñera?

-¡Oh, pues de maravilla!- soltó ella alegremente- Lux está creciendo tanto… Es tan mona.

-¿Tiene la misma edad que tu hermano?- preguntó ella.

-Qué va. Mi hermano es mucho más mayor. Jo, le echo tantísimo de menos…

-¿Y dónde está ahora?

-En Castle Combe, donde vivimos ahora. Es un pueblo muy pequeño y realmente bonito. Algunos lo califican como el pueblo más bonito de Inglaterra- comentó ella mientras mordía una patata que le acababa de tender Nicole- ¿por?

-No sé. Me gustan los niños- actuó ella, intercambiando una mirada breve con Hayley sin que Raquel se diera cuenta- y me gustaría conocer a tu hermano.

-Algún día te presentare a Aaron, es muy simpático- afirmó ésta con simpatía.


-Raquel quería muchísimo a su hermano. Incluso a Lux- afirmó ella suspirando de rabia y sin desviar la vista de la fotografía- ¿dónde has conseguido la foto?

Marcos entrecerró y Em supo que le iba a contar algo nuevo.

-Fui a la casa de Raquel después de visitar a Chloe- le explicó él. A Em se le salieron los ojos de las órbitas- había muchísimos policías dentro. Me chequearon y me dejaron hablar con la madre de Raquel.

-¿Y de qué hablasteis?- le preguntó la chica muriéndose de curiosidad.

A Marcos se le oscureció el rostro.

-Bueno... Me contó que Raquel tiene una enfermedad.

Emma no podía estar más sorprendida. Abrió la boca también y se quedó un buen tiempo sin parpadear.

-¿Qué tipo de enfermedad?

-Tiene trastorno obsesivo-compulsivo.

Emma trató de reflexionar. Cuando Harry la dejó, Raquel se enfadó tanto con él que no aceptó su ruptura, por así decirlo. Tiempo después se obsesionó con Harry Styles... Y si era ella la que les mandaba mensajes anónimos por ser cercanos a Harry confirmaba su enfermedad obsesiva.

-¿Es algún tipo de enfermedad psíquico?

-Más o menos. No tenía problemas mentales ni nada de eso. Sólo tenía pensamientos intrusivos. En su mente se formaban pensamientos inoportunos en contra de su voluntad lo que provocaba preocupación y obsesión.

Emma se quedó a cuadros. Nunca había conocido a nadie tener esa enfermedad (aparte de Raquel, claro). Quería pensar en que su amiga no tenía la culpa de su obsesión por Harry pero todo lo que había hecho era exagerado. Se había pasado de la raya. Y Emma sabía que tuviera lo que tuviera, pasara lo que pasara, jamás perdonaría a Raquel.

-Vaya. ¿Y qué piensa su madre acerca de todo esto?

Marcos compuso una mueca nada agradable y sabía que lo que se avecinaba no era nada de su gusto.

-Bueno... Me dio mucha pena. Empezó a llorar y se echó la culpa. Me dijo que su marido y ella discutían diariamente y le provocó esa enfermedad a Raquel, que comenzó a hacerse visible cuando cumplió trece años.

Emma se mordió el labio. En la universidad no la vio comportarse de una manera rara. En ningún momento tuvo un comportamiento maleducado o obsesivo... Es más, siempre fue dulce y respetuosa con ella...

-¿Y su madre no sabe dónde podría estar Raquel?

-No. No tiene ni la menor idea pero está segura de que retiene a Guiomar en algún lado- confirmó éste con energía- aunque dice que en contra de su voluntad. Dice que su hija no sabe lo que hace y que la perdone.

-¡Asesinó a Elisabeth, Marcos!- gritó ella, horrorizada.

-Lo sé, lo sé- la tranquilizó él.

-Aún no me has dicho cómo conseguiste la foto.

Marcos se echó a reír.

-Bueno, lo he mangado. Vi la foto entre muchos papeles de la policía y lo cogí.

Em negó la cabeza como queriendo decir “qué tonto. Si es que no hay más remedio...”. Después se puso seria y, mirando a su amigo, le interrogó:

-¿Qué podemos hacer?

Marcos suspiró.

-La policía la está buscando por todas partes pero no la han encontrado aún.

-Lo sé. Por eso quiero participar en la búsqueda- susurró Em, más decidida que nunca.

-¿Y qué vas a hacer?- preguntó el profesor alzando las cejas.

-Mañana iré a la Universidad y buscaré por la habitación algo útil.

No quería quedarse más en el hospital lamentándose como una amargada cuando podía hacer algo conveniente.

-La policía ha registrado todo. Lo han dejado patas arriba.

-Pero haré algo que ellos no han hecho. A ver si sirve de algo.

Marcos arqueó una ceja y la miró de una manera bastante divertida.

-¿Es ilegal?

Emma mostró una sonrisa pillina y se rió. Marcos hizo lo mismo. Se quedaron un rato así hasta que les empezaron a doler los huesos de la boca. Llevaban tanto tiempo sin sonreír que notaban los músculos de los labios rígidos.

-Emma, pienso que Hayley y tú debéis volver a la Universidad- dijo Marcos poniéndose serio de repente. Por un momento tenía que sacar su lado profesor- dentro de menos de una semana son los exámenes. Si no os presentáis, repetiréis.

Em puso una mueca triste pero negó con la cabeza terminantemente.

-Ni hablar. Lo último que me importa es sacar ceros en todos los exámenes. Si hay que repetir, repetiré, pero con Hayley y Guiomar.

Marcos sonrió un poco y miró admirablemente a la chica que tenía en frente.

-Tú lo has querido- suspiró él mientras se levantaba pesadamente del sofá- me voy. Son las dos de la mañana.

3 de junio. Emma no podía creérselo. Sólo hacía dos días del peor día de su vida. Hacía dos días que secuestraron a Guiomar. Hacía dos días que Harry estaba en estado vegetal y había pasado el tiempo tan lento... Un mes como mínimo, o eso le parecía a Emma.

Emma se despidió de Marcos aún con ese pensamiento en la cabeza. Subió a su cuarto y se tumbó en su acogedora cama sin cambiarse de ropa. Estaba cansadísima, tenía los ojos hinchados y le dolían muchísimo pero no podía pegar ojo. Por más que intentaba dormir no podía... Tres de la mañana... Abrió los ojos y se dedicó a observar la estrella más grande. ¿Y si esa estrella era Guiomar?

Su abuela siempre le decía de pequeña que cuando las personas se morían, se convertían en estrellas. Cuándo ésta se murió, Emma se pasó meses y meses mirando las estrellas por las noches.

Aferrándose al recuerdo consiguió dormirse a las cuatro y media de la mañana.


-Emma...- le susurró una voz femenina y cantarina al oído. Soltó un gruñido al reconocer la voz y se dio la vuelta en la cama- ¡Em!- gritó ella.

La interpelada abrió un ojo y vio dos figuras pequeñas delante de ella; una de ellas sostenía algo en sus manos. Abrió el otro ojo y consiguió localizar a sus dos hermanas gracias al llamativo pelo rojo. Aroa sostenía una bandeja.

-Mamá dice que tienes que comer algo. Te ha hecho lasaña.

Emma se sentó en la cama y tomó la bandeja. Había dos platos, en uno había lasaña y en otro manzana a pedacitos. Aroa y April se sentaron con ella, al borde de la cama.

-¿Cómo estás?- le preguntó la que estaba más cerca, April.

-Mejor- y era verdad. Ya no se sentía cansada; es más, se sentía más despierta que nunca- ¿no es lunes? ¿Por qué no estáis en el colegio?

Aroa se echó a reír a carcajadas y miró a su hermana, que contestó:

-Son las dos y media, tonta.

¡Había dormido nueve horas y media! ¡Qué barbaridad! Pinchó con el tenedor a la lasaña y se lo llevó a la boca.

-Ah... ¿Y qué tal en el instituto?

April y Aroa iban a acabar el año 9 (1º E.S.O) dentro de unos días y Em no tuvo la oportunidad de preguntárselo durante todo este año. Había estado tan alejada de ellas... Cuando estaba en casa algunos fin de semanas apenas hablaba con sus hermanas. No había sido un buen ejemplo de hermana mayor.

-Bien- respondió Aroa con un pequeño asentimiento de la cabeza- aunque no son tan buenas como las de April.

-Tus notas son muy buenas también- le reprochó April con una sonrisa que se la contagió a Emma.

Em pinchó de nuevo la lasaña con el tenedor y le preguntó a Aroa:

-¿Sigues con Jason?

-Claro- asintió la pelirroja ensanchando aún más su sonrisa. April compuso una mueca nada agradable- somos la pareja más duradera de la clase.

Emma soltó una carcajada.

-Sólo sois niños.

-Tenemos 13 años- la niña frunció el ceño, cambiando su humor al instante- tampoco lo somos tanto.

Para Emma sus dos hermanitas pequeñas siempre serían niñas. No podía creerse que Aroa y April algún día se casarían y tendrían hijos.

-¿Y tú?- le interrogó Emma, levantando y bajando las cejas, a su otra hermana para que Aroa no descargara su ira en ella- ¿tienes novio?

-Se llama Jeremy- confirmó ella.

-Pero bueno, ¿es que todas las chicas de vuestra clase tienen novio?

Aroa soltó una sonora risa.

-Que va. Sólo las guapas, claro- comentó con un tono de superioridad. Em rodó los ojos.

Definitivamente ambas estaban en la edad del pavo. Se acordó de cómo era ella a los 13 años... Guiomar tenía un novio diferente cada día y siempre les explicaba detalladamente cómo besaba cada uno; Anna tuvo varios novios, muchos chicos andaban detrás de ella sobre todo porque era la nueva; Emma empezó a salir con Ryan a los catorce y duraron tres años. La única formal era Hayley, pues nunca tuvo novio aunque sí numerosos pretendientes.

-¿Irás a ver a Harry?- le preguntó April, captando toda su atención.

-No, hoy no- contestó para asombro de las chicas.

-Guiomar nunca me ha caído bien pero espero que la encuentren- murmuró Aroa- nadie merece ser secuestrada.

-Lo sé- susurró Emma con una sonrisa forzada. Acarició la mejilla de su hermana.

-Mamá y papá nos llevará a la casa de Daisy y Phoebe.

-¿Ah sí? ¿Vais muy a menudo?

Las dos asintieron con alegría y siguieron conversando de sus amigas y estudios. Hacía una eternidad que no hablaba con ellas de esta manera. Em sentía que durante los últimos meses se había producido un alejamiento entre ellas. Esperaba fervientemente que todo volviera como antes. La separación de Harry y el enfado con Guiomar hacía casi un año atrás le había afectado mucho y cuando quería que todo volviese a la normalidad ya era demasiado tarde.

-¡Ostras!- se sobresaltó ella empujando la bandeja ya vacía hacia delante. Eran las cuatro de la tarde- ¡tengo que irme!

-¿Adónde?- preguntó Aroa frunciendo el ceño mientras que su hermana gemela recogía la bandeja- ¿no nos habías dicho que no ibas a visitar a Harry?

-No voy a visitar a Harry- se explicó la rubia desvistiéndose- iré a... Visitar a Hayley. Ella lo está pasando tan mal como yo.

-Me lo imagino...- susurró April- pero mamá ha dicho que te llevará ella a donde te vayas. No quiere que conduzcas sola.

Ayer la tuvo que llevar Justin y Ryan la buscó. ¿Es que no podían dejarla un rato sola? Se puso una falda que no llegaba a las rodillas, leotardos, una camiseta de manga corta y botas.

-Pues desobedeceré a mamá- comentó ella medio en broma, medio en serio. Cogió su bolso (ya tenía las cosas necesarias metidas dentro) y fue un momento al baño a cepillar los dientes. Al salir, Aroa y April estaban esperándola. Em bajó y se encontró con su madre viendo la tele.

-Mamá, ¿no deberías estar en el trabajo?

La mujer pelirroja apartó la vista de la televisión y miró a su hija mayor. Acto seguido se levantó del sillón y la abrazó.

-No, hoy me he tomado el día libre- y Emma sabía perfectamente por qué- ¿vas a ir al hospital?

-No mamá. Iré a casa de Hay- mintió ella y sacó las llaves del coche del bolso- déjame ir sola, anda.

Su madre miró a su hija y las llaves del coche alternativamente haciéndola dudar. Finalmente, se decidió.

-Está bien.

Em sonrió para sus adentros y en menos de un minuto estaba sentada en su Bugatti Veyron. Sacó su móvil de su bolso y marcó un número. Tras cinco pitidos, justo cuando Emma iba a colgar, alguien descolgó al otro lado de la línea.

-¿Quién es?

-Hola Nicole. No hagas preguntas. Ve a la Universidad ahora mismo. Ya.

Colgó el móvil para no perder más el tiempo y arrancó el coche.


                                                                ~~~


Liam, Niall y Louis acudieron a un hospital a las cuatro y media de la tarde. El primero se acercó a recepción y preguntó por Bethany Blumer.

-Está en la habitación número 35- respondió la recepcionista sin alzar la cabeza siquiera, ocupada con sus papeleos- segunda planta.

Liam volvió a sus pasos para reunirse con sus dos amigos. Los tres decidieron ir en ascensor para ser algo discretos: One Direction era lo único que hablaba la gente esta semana por Zayn y Harry.

-¡Qué ganas de ver a Zath!- gritó Niall con su típica infantilidad. Empezó a pegar pequeños saltitos y mover la mano como si estuviera bailando. Louis empezó a reírse y le imitó.

-Y yo. Pero estoy hasta aquí de hospitales- murmuró Liam señalando con un dedo la cabeza y rodando los ojos.

El ascensor se paró y una voz femenina y monótona anunció “Planta dos”. Los tres cantantes salieron nada más abrir las puertas y miraron todas las puertas hasta dar con el 35.

La puerta de madera blanca estaba cerrada. Liam abrió la abertura con lentitud pero, cuando no había ni abierto la mitad, una enfermera salió de ella.

-No se permite más visitas- les sermoneó la rechoncha mujer- ya hay suficientes personas dentro.

-Perdona- respondió Liam con tacto y respeto para cubrir la actitud de sus dos compañeros, que gruñían y fruncían el ceño- ¿puede llamar a Zayn para que salga un momento, por favor?

-¿El padre del recién nacido?- al ver el asentimiento de los tres chicos la señora dio una pequeña cabezada y entró de nuevo a la habitación, quizás para reclamar a Zayn.

-Qué borde. Yo quería ver a Zath- se entristeció Niall.

-Ya lo verás- le tranquilizó Liam sonriendo- aunque a mí también me gustaría haberlo visto hoy.

Louis iba a añadir algo más pero en ese momento Zayn salió de la habitación. Los tres sonrieron al verle y le abrazaron, soltando exclamaciones y enhorabuenas.

-¿Cómo está el niño?- le preguntó Louis con la voz cargada de ilusión.

-Muy bien. Ahora está dormido- les dijo él con sumo orgullo.

-¿Quién está dentro? Nos ha dicho la enfermera que hay muchas visitas- dijo Liam alzando y bajando las cejas.

-Están mis padres y mis hermanas. También los familiares de Beth- les contestó éste sin borrar la sonrisa de su cara. Parecía un niño feliz.

Preguntaron por el aspecto del niño y Zayn les mostró una foto en su móvil. En la fotografía salía Beth acunando al niño.

-No sé porqué pero siempre supimos que tú serías el primero en tener un hijo- se guaseó Louis, codeándole.

-Pero si yo he sido el último en tener novia. Quiero decir, cuando rompí con Perrie y estaba soltero, vosotros teníais novia.

-Que va- negó Liam- yo no he tenido novia desde que rompí con Danielle.

-Bueeeeeeeno, bueeeeeno- se cachondeó Zayn con una risita ingenua. Acto seguido le achuchó a Liam como si fuese un peluche- Marii fue algo más que una amiga, ¿no?

Liam le lanzó una mirada algo graciosa, pues él intentaba intimidarle para dar miedo pero no lo hacía en absoluto.

-Ahora todos vosotros tenéis novia- sentenció Liam algo serio- menos yo.

-Harry no tiene novia- alegó Louis.

Los otros tres le miraron con sorna.

-Yo no tengo- se encogió Niall de hombros.

-Belén y tú volvéis y rompéis cada mes. Prácticamente sois novios desde el día que os visteis- apostilló Louis irónicamente.

-Bueno...- Niall no pudo contener más la emoción- ¿Ya has elegido padrino? ¡Di que sí!- gritó él.

-Admítelo, sólo has venido para saber quién es el padrino...- susurró Louis con humor y poniendo los ojos en blanco.

-Sí, ya lo hemos decidido. He estado pensándolo mucho... Veréis chicos... Creo que Harry, después de todo lo que ha pasado, merece ser el padrino de mi hijo.

-¡Ah!- Niall soltó un gritito de ofensión- me has roto el corazón, Zayn- dramatizó él en broma.

-Has hecho bien- asintió Liam- seguro que se alegrará cuando se entere.

-Cuando se despierte- le corrigió el más mayor.

Sintieron un pinchazo en el corazón al oír la frase de Louis. ¿Y si nunca se despertaba? Solo era cuestión de tiempo... Se les ensombreció el rostro.

-¿Y quién es la madrina?- preguntó Niall.

-Ya lo veréis- les dijo Zayn intentando dejar un poco de suspense pero al ver las caras largas de sus amigos, Zayn intentó cambiar de tema- ey chicos, ¿a que no sabéis qué?
-¿Qué?- Liam fue el único que respondió.

-Prepararos para mi sorpresa porque... ¡Beth y yo nos vamos a casar!



                                                                ~~~



Cogió su bolso tras cerrar la puerta del coche. Había aparcado enfrente de la puerta principal de la Universidad de Sheffield de modo que había un montón de coches a su alrededor.

Ver al edificio le trajo muchos recuerdos, tanto malos como buenos. Ahí conoció a gente espléndida y recibió muy buena educación... Y pensar que hacía tan solo dos noches estaba bailando con Harry en aquel sitio...

-¡Emma!- le gritó alguien lejanamente. La chica salió de su ensimismamiento y divisó a su amiga Nicole bajando de su respectivo coche. La puerta del copiloto también se abrió y de ella salió Thomas. La pelirroja y él se acercaron corriendo con la preocupación plasmada en sus caras- ¿qué ha pasado? Me he asustado muchísimo al recibir tu llam...

-No es nada, puedes respirar- le tranquilizó Emma con una pequeña sonrisa- siento haberte asustado, es que no podía perder más el tiempo. Te lo explicaré cuando subamos a la habitación.

-Vale. Aunque no creo que nos dejen, con todo ese asunto policial...

Los tres pulsaron el timbre de la puerta principal y en menos de un segundo la puerta se abrió. Entraron.

Lo primero que vio Em fue el jardín. El mismo jardín donde festejaron El Baile de Verano... Su mejor sueño y, a la vez, su peor pesadilla.

-A propósito, ¿qué hace Thomas aquí?

Los dos aludidos se miraron sin saber qué decir.

-Estaba con ella cuando llamaste, así que quise venir también- le explicó él, adelantándose a la pelirroja.

Emma alzó una ceja al escuchar la declaración de su amigo. Era la segunda vez consecutiva que Thomas estaba con Nicole cuando Emma llamaba.

-¿Hay algo entre vos...?- Emma se interrumpió cuando Thomas abrió la puerta del edificio y las personas empezaron a murmurar entre ellos- lo suponía- comentó, sincera.

Los tres entraron sintiéndose como extraños a pesar de que habían estudiado allí casi un año entero. Ni Nicole ni Emma tenían la llave de su habitación así que fueron a la secretaría, ignorando los murmullos, para pedir una llave.

-La habitación permanecerá cerrada por encargo de la policía.

-Pero por favor, sólo quiero recoger mis cosas. Tengo dinero allí dentro, incluso ropa y materiales.

-Yo también, señora- adujo Nicole con suplicación fingida.

-Esta noche recogerán las cosas personales de Raquel Carrington para investigar el caso. No podéis tocar nada suyo.

-No, señora, sólo queremos recoger nuestras cosas- imploró Emma aunque ya la tenía ganada.

La secretaria se dio por vencido y les tendió la llave.

-No robéis nada que no sea de vuestra propiedad o seréis expulsadas del Centro- les susurró ella con los ojos entrecerrados- el chico no puede entrar- sentenció la secretaria señalando a Thomas.

-Vale.

Los tres se alejaron de la secretaría y con la victoria estampada en sus caras subieron a la habitación 153. Al llegar al penúltimo piso, cruzaron el pasillo bajo miradas impropias de alumnos que se paseaban por allí y llegaron a la puerta con el número grabado “153”.

-Aquí...- susurró Nicole metiendo la llave en la cerradura. Le dio la vuelta a la derecha dos veces y con un “click” la puerta se abrió.

La habitación no estaba tal y como la habían dejado. Era evidente que alguien había entrado ahí dentro para inspeccionar, tal vez la policía como le dijo Marcos a Em. Las ropas estaban fuera del armario, los apuntes fuera de su sitio, los libros tirados en el suelo... Emma y Nicole entraron adentro.

-¿Qué haces? Entra- le dijo Nicole a Thomas al darse cuenta de que el muchacho se quedó petrificado en la puerta.

-La secretaria ha dicho que no puedo entrar- le dijo él con voz de niño bueno.

Em soltó una risita ahogada y Nicole puso los ojos en blanco. Volvió al umbral de la puerta y tiró de Thomas hacía sí para hacerle pasar.

-Por una vez en tu vida puedes desobedecer- le dijo.

-Cierra la puerta- ordenó Emma señalándola. Thomas, el que estaba más cerca de la puerta, la cerró- os he llamado porque he tenido una idea muy buena para saber el paradero de Guiomar. No sé si funcionará, pero algo es algo.

Nicole abrió los ojos y se acercó a la rubia.

-¿Qué es? ¿Qué tenemos que buscar?

-El ordenador de Raquel. Podemos mirar en su historial de Google para saber qué ha estado buscando los últimos meses...

-¡Qué buena idea!- se admiró Thomas- aunque eso sería invadir su espacio personal.

-Thomas, espabila. ¿Quieres encontrar a Guiomar o no?- le espetó Nicole con enfado.

Se pusieron mano a la obra. Decidieron dejar la habitación como estaba para no levantar sospechas. Aunque con el desorden que había sólo les retrasaba el tiempo. Buscaron en el armario, en los cajones, en la mesilla de noche y en la mochila de Raquel.

-¿Dónde guardaba su ordenador?- preguntó Emma frustrada, haciendo memoria.

Thomas se agachó y echó un vistazo debajo de la cama.

-¡Aquí!- gritó él, triunfante. Nicole y Emma se acercaron aturulladamente y cogieron el portátil blanco Apple que Thomas les tendía. Los tres se sentaron en la cama de Raquel y Em, que estaba en el medio, encendió el ordenador poniéndolo encima de sus rodillas.

El ordenador era, desafortunadamente, muy lento. Tardaba en cargarse. Al minuto ponía “Iniciar sesión” mientras que unas bolitas trazaban un círculo sin parar. Después todo se puso en negro y, finalmente, cuando pensaban que por fin se iba a encender, salió la pantalla azul pidiendo la contraseña del ordenador.

-¡Joder!- gritó Nicole indignada- no tenemos ni idea de la contraseña.

Thomas y Emma también soltaron improperios. Después de protestar un minuto empezaron a pensar en las posibles contraseñas.

-¿Cómo es vuestra contraseña?- preguntó Emma para hacerse una idea.

-Mi año de nacimiento- dijo Thomas.

Emma escribió 1996 y en el ordenador salió “contraseña incorrecta”. Indignadísima escribió Inglaterra y CastleCombe igualmente sin éxito.

-Jope... Decid algo relacionado con ella- pidió Em, al borde de los nervios.

-¿One Direction?- probó el chico.

-¡Buena idea!- le alabó ella. Escribió el nombre de la banda y, nuevamente, el ordenador le bloqueó.

-Podría ser “Thomas”. A Raquel le gustaba Thomas- dedujo Nicole un poco distraída. Se deshizo del moño que había hecho.

-No creo... Pero por probar no pierdo nada- pero otra vez el portátil negó su acceso.

-¿Tu contraseña es Thomas?- bromeó el muchacho, mirando a Nicole a través de Em.

La rubia arrugó la nariz y miró a sus dos amigos.

-¿Vosotros estáis sal...?

-¡Eh!- gritó Thomas de repente, interceptando a Emma- ¡ya sé cual podría ser!

-Di- cedió Nicole.

-88-20- dijo el chico con serenidad y seguridad.

Emma soltó un chillido y tecleó 8820. ¡Cómo no se le había ocurrido antes! Como sospechaban, el ordenador desbloqueó la pantalla.

-Así que Raquel es oficialmente la autora de las notas- difamó Nicole muy exacerbada. Miró a Thomas con la boca abierta, sorprendida y preocupada. Thomas le devolvió la mirada de la misma manera, algo confuso.

Em se asombró de que estaba un poco sorprendida al descubrir que 88-20 era Raquel. Quizás en lo más hondo de su corazón tenía esperanzas de que todo se tratara de un malentendido y ella no fuera la autora de las notas. Le había decepcionado profundamente.

Pero entonces... ¿Fue Raquel también la que hirió a Harry y secuestró a Guiomar? ¿Y la que mató a Elisabeth? Pronto lo descubriría...

-Eeeey- cantó Nicole chascando los dedos de la mano delante de la cara de Emma para despertarla- ¿en qué piensas?

-En Harry y Guiomar básicamente- dijo, centrándose en el portátil que ya había terminado de cargarse.

Clikeó al símbolo de Google Chrome y presionó la barra de herramientas para entrar al historial.

-Youtube, Facebook, Twitter, páginas de escritura creativa... Prueba a ver en Youtube. A saber que videos ha visto- indicó Nicole con cierto retintín.

Em cedió y entró a Youtube. Pulsó al historial.

-Videos de Hora de Aventuras, Gossip Girl, One Direction, otra vez Hora de Aventuras... ¡Qué aburrida!- protestó Nicole rodando los ojos.

-¿Y si entramos en su Facebook?- pidió Thomas tímidamente.

Emma entró en su Facebook en el acto y, afortunadamente, no pedía contraseña. Entró a su perfil directamente.

-Vale... Tenemos que ser cuidadosos- bisbiseó Emma cautelosamente- ¿qué busco?

-A ver en qué grupos está metida- solicitó la pelirroja para comprobar.

Raquel sólo estaba metida en tres grupos, uno de One Direction, otro de PewDiePie y, como era de suponer, uno de Hora de Aventuras.

-Qué rara es esta chica- susurró Nicole acercándose algo más a la pantalla para mirar- para ser una secuestradora no parece tan mala.

-Las apariencias engañan- le rebatió Thomas, acercándose más a la pantalla también- tú pareces una chica dura y cruel pero eres...- se calló al notar la presencia de Em.

Nicole enrojeció al escuchar el carraspeo disimulado de su amiga.

-Oh, gracias.

-Chicos, en serio, ¿vosotros...?

Thomas golpeó el portátil con suavidad e instó:

-¡Mira en los chats!

Emma se olvidó de lo que iba a decir y entró sin dudar a las conversaciones privadas que había mantenido Raquel en su Facebook.

-Veamos... En ésta última semana no ha hablado con nadie...

Los chicos revisaron uno a uno por si había conversaciones importantes pero todos eran tipo “hey, ¡cuánto tiempo!” o “¿Te gusta Hora de Aventuras?” o “¿Cómo te va en la Universidad?” de sus amigos o familiares...

Emma no se dio por vencida y siguió mirando los chats hasta que el nombre del destinatario le llamó la atención...

-Oh Dios mío...- susurró Emma.

-¿Qué pasa?- cuestionaron los otros dos con preocupación y nerviosismo.

Emma miró de nuevo el nombre por si la vista le engañaba, pero no, lo que veía era totalmente cierto. Le temblaban las manos.

-Chloe le dijo a Marcos que Raquel y ella no se hablaban desde hace mucho tiempo...

-¿Ajá y...?- preguntó Nicole. Emma señaló la pantalla del ordenador y la pelirroja pudo leer el nombre de la destinataria del mensaje: Chloe Collins.

Raquel y Chloe habían hablado hacía quince días. Chloe le había mentido.



                                                                ~~~


-Madre mía, One Direction es tendencia global en Twitter- comentó Hayley mientras revisaba su móvil.

En la habitación donde se encontraba Harry estaban Anne, Gemma, Hayley y Bambi. Hay trataba de hablar lo máximo posible para olvidar aquel catástrofe e intentar calmar el ambiente.

-¿Ah sí?- preguntó Gemma levantando una ceja. En este momento estaba al lado de su hermano, acariciándole un brazo- me pregunto cómo se enteran de todo.

-Yo igual- participó Bambi, que estaba sentada en el mismo silloncito que Hayley- siempre se enteran de todo. A mí me llegó mensajes muy bonitos de apoyo. Las directioners estadounidenses comprenden la suspensión de la gira.

-Ya. Es que incluso se han enterado de la desaparición de Guiomar- respondió la morena a su vez mientras leía un mensaje halagador de una fan- y del asesinato de una chica cercana a nosotros. Si es que son mejores que la FBI.

-¿Por qué no las contratamos para encontrar a Guiomar?- bromeó Bambi.

Anne, Gemma y Hayley se permitieron unas cuantas risas. Después de eso tragaron saliva y ensombrecieron el rostro de nuevo.

-¿Usted es la madre del paciente Harry Styles?- intervino un doctor entrando por la puerta, sobresaltando a todas.

Anne se aturulló al darse cuenta de que el doctor se dirigía personalmente de ella. Balbuceó nerviosamente y su hija, Gemma, respondió por ella:

-Sí, sí. Es su madre. Y yo su hermana- añadió con energía- ¿algún problema?

Hayley y Bambi se levantaron para unirse al doctor y las dos chicas. No querían perder detalle.

-Bueno...- aquella vacilación hizo preocupó a todas, Anne casi enloqueció- hace una hora le tomamos el pulso y el ritmo de su corazón es muy lento.

-¿Y eso qué significa? ¿Tiene consecuencias, doctor?- preguntó Bambi al ver a Anne y Gemma blancas como la cera.

El doctor parecía bastante incómodo. Parpadeó un par de veces y carraspeó. Parecía nuevo en esto.

-La situación ha empeorado bastante. Cada pulso es más lento.

Todos se quedaron sin habla. Anne empezó a sollozar y Gemma la abrazó. Bambi y Hayley se miraron muy preocupadas por la salud de su amigo.

-¿Qué probabilidad hay de que sobreviva?- interrogó Hay al grano. Eso puso más incómodo aún al doctor.

-Poca. Si no despierta en los próximos dos días... Morirá.