Belén
removió con la cucharilla el café. Llevaba así media hora por lo que
seguramente el café estaba frío pero no le importaba, sólo pensaba en Niall.
Antes
había visto a su prima pasar por la cafetería para pedir un café pero no quiso
molestarla, se la veía algo decaída y seguramente quería estar sola. Además,
quería vigilar un poco a Niall...
El
muchacho estaba a dos mesas más a la derecha de la cafetería del hospital donde
Harry había sido hospitalizado. Él estaba tomando también un café y charlaba animadamente
con Bambi, esa pelirroja tan “dulce” que no le caía nada bien pero por más que
buscó y rebuscó una excusa para odiarla no lo encontró. Era tan bondadosa y
tierna que resultaba imposible aborrecerla.
A Bambi
y Louis le tocaban hoy la “ronda” de por la noche para cuidar de Harry así que
entendía que la pelirroja merodeara por el hospital pero... ¿Y Niall? Sólo se
había quedado para hablar con Bambi, y eso le molestaba.
Sabía
que se estaba comportando de una manera celosa e infantil y que, además, no
estaba en su derecho de comportarse así. Fue Belén la que dejó a Niall después de varios meses de
noviazgo. Ella fue la que puso el punto final a la relación aunque nunca dejó
de quererle. Se había dado cuenta de que haber dejado a Niall fue la peor
decisión que había tomado en su vida. Había actuado de una manera tan pueril e
ingenua... Sólo quería lo mejor para ambos pero... ¿Para qué engañarse? Seguía
amando a Niall y por eso la rompió el corazón cuando pilló a Niall y Bambi tan
juntos el otro día.
Pero no
le culpaba. Ni siquiera estaba enfadada y comprendía a la perfección que Niall
hubiera pasado página y se enamorara de Bambi. Pero le dolía verlos y no podía
evitar un ataque de celos y tristeza.
Apartó
instantáneamente aquel pensamiento cuando vio a Niall levantándose de la silla.
Unos segundos más tarde Bambi hizo lo mismo. Vio que la pelirroja se reía y
cogía el café de Niall para tirarlo a la basura.
Mientras
Bambi iba a tirar el vaso de plástico Niall esquivó mesas y sillas hasta quedar
enfrente de Belén.
“Hey.
Me voy a casa, ¿te llevo?”
Belén
dormía en casa de Marii. Su amiga le había pedido al director un poco más de
tiempo para quedarse en España y le dieron una semana más.
“No
hace falta, gracias”- le respondió Belén intentando sonreír. No quería causarle
molestias después de lo que ella le había hecho- “ya iré yo sola en metro”
“¿A
estas horas? Son las once, Belén, es peligroso”- le dijo Niall, preocupado por el bienestar de Belén.
Tenía el ceño fruncido y los labios de color blanco. Belén no pudo eludir la
alegría que crecía en su interior al ver a Niall preocupado. Pero pronto se
desvaneció al ver a Bambi situarse al lado de su ex novio.
“¿Tú
tampoco te has bebido el café?”- le preguntó ella con una risita dulce. Ella negó
graciosamente con la cabeza como diciendo "¿tan malo está el café del hospital?"- “bueno, tengo que ir a cuidar de Harry ahora”
Los
tres salieron de la cafetería mientras Niall insistía en llevarla a casa y
Belén se negaba. Cuando llegaron al hall del hospital se encontraron con
Allanah. Estaba llorando.
-¡Qué
bien que os haya encontrado!- chilló ésta al localizarles y se acercó
corriendo. Niall, Bambi y Belén la miraron extrañados- ¡Harry se ha despertado!
~~~
Thomas
estaba sentado en la cama de Nicole de la casa de Guiomar. Se sentó con
formalidad y con los pies en el suelo. No se quitó los zapatos ni descruzó las
piernas para dar buena imagen.
-He
encontrado macarrones precocinados- comentó Nicole con alegría entrando a la
habitación y enseñando a Thomas el paquete de macarrones que acababa de
calentar en el microondas.
-No
hace falta, cenaré en mi casa- le respondió Thomas con un ademán con la mano y
levantándose de la cama.
-No,
no. Me gusta que me hagas compañía- suplicó Nicole tumbándose en la cama bocabajo.
Thomas sonrió y se sentó donde estaba antes.
La
chica abrió el envoltorio de los macarrones y ambos empezaron a comer. Nicole
estaba muy sola últimamente. En casa sólo estaban los padres de Guiomar y,
desde luego, no era ningún consuelo. Thomas intentaba pasar el mayor tiempo
posible para animarla. Cuando se terminaron los macarrones, Nicole dejó el paquete a un lado y miró a Thomas. Éste, para quedar enfrente de ella, se puso de cuclillas en el suelo.
-Me ha
molestado un poco lo que hizo Emma esta tarde- empezó Nicole de repente.
-¿Sí?
¿Qué se supone que ha hecho?- le interrogó Thomas, como siempre, inocentemente.
Nicole le dirigió una mirada de sorpresa.
-Emma
nos ha utilizado, ¿no te das cuenta? Nos llamó para ayudarla con lo de Raquel
pero ella no nos cuenta nada- le dijo ella un poco triste mientras jugueteaba con un hilo rojo que había encontrado por ahí.
-¿Qué
quieres decir?- preguntó Thomas con un tono conciliador- Ella nos contó que sospechaba de Raquel y que quería investigar-
rebatió Thomas en desacuerdo- además, si mal no recuerdo, nos llamó porque
confía en nosotros. Y porque eres la prima de Guiomar y estás en derecho a saberlo.
-¡Precisamente
por eso! Ella nos contó todo lo que sospechaba pero no cuenta con nosotros cuando
trama algo con Marcos. Sé que él y ella están buscando pistas para encontrarla
pero, claro, a nosotros no nos lo cuentan.
-No nos
lo habrán dicho por algo, Nicole. Cuanta más gente lo sepa peor será porque los
policías nos podrían descubrir. Además, la defraudamos cuando contamos a la
policía lo de los mensajes anónimos. Y no se enfadó con nosotros, eso es que
confía en nosotros- arguyó el muchacho para borrar aquel pensamiento de la
mente de Nicole.
-¡Pero
porque nos presionó! No es nuestra culpa que nos obligara a contárselo.
-Pues
por eso mismo no se lo cuenta a nadie. Para que no nos obliguen- le respondió
Thomas inteligentemente.
Nicole
suspiró y tiró el hilo rojo al suelo. Acto seguido se levantó, obligando a Thomas a apartarse del suelo, y se dirigió a su tocador. Se desmaquilló y se deshizo de las trenzas que tenía en el pelo. Esa era una de las muchas ventajas de salir con Thomas, a él no le importaba su aspecto. Con otros chicos, Nicole jamás se hubiera desmaquillado.
-Tienes
razón- dijo ella finalmente mirándose en el espejo del tocador. Acto seguido se sentó en la cama de nuevo y Thomas hizo lo mismo, quedando enfrente de ella.
-Creo
que es la primera vez que admites algo- murmuró Thomas algo bromista.
-Ja, me
parto- dijo Nicole en respuesta.
Pero
acto seguido ambos se rieron a carcajadas lo que le desquitó la rabia que tenía
Nicole encima. Cuando la risa de ambos se apagó, se miraron entre ellos. Nicole observó a Thomas intensamente. Tenía que admitir que era un chico muy guapo y atractivo. Le puso las dos manos en cada mejilla de Thomas y le acarició suavemente mientras se acercaba.
Thomas empezó a temblar. Jamás había tenido una relación tan seria como la que tenía con Nicole. Había besado anteriormente a chicas, sí, pero no tan en profundidad como había besado a Nicole. Además se ponía nervioso cada vez que se besaban porque, en fin, Nicole era Nicole y tenía más experiencia que ninguna.
Empezó a
oírse la canción Holding on and letting go.
-¡Es mi
móvil!- gritó Nicole apartándose rápidamente de Thomas y rodó sobre la cama para alcanzar el aparato. Sin mirar el emisor de la llamada
descolgó.
-¿Sí?
Hubo
unos segundos de silencio. Nicole miró a Thomas con extrañeza. Probó de nuevo.
-¿Diga?
¿Quién es?
-Perdona,
Nicole. ¡Soy Bambi!
-Hola.
¿Ha pasado algo?
Escuchó
un par de ruidos de fondo. Parecía que alguien vitoreaba y gritaba.
-¡Harry
ya no está en coma! ¡¡Ha despertado!!- anunció.
~~~
Marcos
y el policía Avon ya habían emprendido el viaje hacía dos horas y media. Les
quedaba menos de la mitad aproximadamente.
Marcos
era el que conducía. El policía se limitaba a mirar por la ventana. La noche se
cernía sobre ellos en mitad de una carretera media abandonada, que llevaba al
pueblo Castle Combe.
Se
sentía un poco mal por haber mentido a Emma. Le dijo que iban a iniciar el
viaje al día siguiente pero dada las circunstancias, ambos decidieron ir hoy.
-Pon
música, anda- propuso el policía Avon cambiando de postura por undécima vez en
el asiento de copiloto.
Marcos
rodó los ojos, irritado, y encendió la radio. Menos mal que echaban música
alegre...
El
policía Avon le caía muy bien pero a veces le exasperaba el optimismo y
tranquilidad que él emanaba. Se lo tomaba todo con suma serenidad y calma,
incluso al enterarse del engaño de Chloe. Jamás había conocido a un policía tan
alegre, pues normalmente todos los agentes son serios y algunos un poco
cabrones, como Charlie, el ex novio de Guiomar.
-¿Crees
que Chloe Collins está ayudando a Raquel Carrington?- le preguntó él en tono
detective.
-No sé
si ella está metida en este lío. Si lo está, una pena, se ha autodestruido la
vida. Puede que su hermano, Harry Collins, también tenga algo que ver con esto-
murmuró Marcos sin soltar las manos del volante. Tomó una curva algo peligrosa.
-Mmmmmmh,
quizás tengas razón. O quizás no- calumnió él con un dedo en la barbilla. Tenía
un aire pensativo.
Marcos
aparcó el coche una hora y media después. Habían llegado al pequeño pueblo.
Profesor y policía salieron del coche.
-Son
las dos... ¿Crees que es hora de despertar a Chloe?- susurró el señor Avon en
medio de la oscuridad. Marcos, a su lado, dio un paso y musitó también:
-Por
supuesto.
Los dos
se adentraron a un callejón oscuro donde los llevaba a la casa de Chloe y
Harry. El atajo no era muy largo por lo que llegaron al cabo de dos minutos. Al
salir de la senda distinguieron fácilmente el chalet de los Collins. Marcos fue
el primero que tomó las riendas y llamó al timbre.
-¡Tío!-
gritó el señor Avon susurrando a la vez que le daba un suave golpe en la mano
de Marcos- ¿y si abren los padres de Chloe? Estaremos cagados, literalmente.
Pero al
policía no le dio tiempo a murmurar más protestas. La puerta se abrió con
brusquedad y pudieron advertir a una Chloe asustada.
-¿Qué
queréis?- farfulló ella mirando alternativamente a Marcos y el señor Avon. Se la notaba
nerviosa.
Detrás
de ella salió una figura masculina. Marcos le reconoció en seguida: Harry.
-Gracias
por nada. ¿Qué significa esto?- le contestó él de la misma manera. Chloe ni
se inmutó: esperaba oír algo parecido.
~~~
Las
piernas le temblaban y no sabía que hacer. Se le puso la piel de gallina y
todos los sentimientos de Emma se afloraron. No sabía que sentir, estaba metida
en una burbuja, como si estuvieran en una ensoñación. Le dolía fervientemente
el corazón y parecía que de un momento a otro se le iba a explotar.
Se
sentía mareada. Anne entró en la habitación al momento y Em y Allanah les
pisaron los talones.
Vio
cada uno de los movimientos de Harry. El muchacho frunció las cejas y soltó un
gruñido, como si le doliera. Aún no había abierto los ojos. Movió una mano y se
tocó la cabeza, concretamente, en la brecha que le habían cosido días atrás. En
ese momento abrió los ojos y Emma pudo contemplar cómo los ojos verdes de Harry
estaban más brillantes que nunca.
Emma
soltó un gemido incontrolable y empezó a llorar de alegría. Anne se lanzó a los
brazos de su hijo.
-Harry...
El
joven miró a la chica que le estaba abrazando con ceño, como si no supiera qué
estaba ocurriendo en ese momento. Tenía los ojos entrecerrados y preguntó, con
la voz ronca:
-Mamá...
¿Qué estoy haciendo aquí?
Anne no
le contestó, se limitó a abrazar aún más fuerte a su hijo. Entonces, los ojos
de Harry se movieron y miró a Allanah, que lloraba silenciosamente, y después su mirada se posó en Emma y mostró su más centelleante sonrisa.
-Emma.
A Emma
se le paró el corazón o se le aceleró. No sabía cuál. Soltó otro sollozo, éste
menos ruidoso, y cuando Anne soltó a su hijo Em le abrazó.
Olió de
lleno el aroma de Harry. Olía a hospital y a sudor pero a Emma no le importaba.
Sólo podía pensar en que él había despertado. Él estaba vivo. Él estaba bien.
Se apretó más a Harry y descansó su cabeza en el cuello de éste, de manera que
el olor de Harry le inundó la nariz. Notó
que Harry la separaba de él y Em obedeció al instante. Creyó que le había hecho
daño pero cuando le soltó Harry miraba a Emma y a su madre con incredulidad.
-¿Qué
ha pasado? ¿Por qué siento que me he dormido durante una semana?
-Pues
porque te has dormido durante una semana- le respondió Allanah dándole un abrazo. Harry
se la devolvió algo torpe.
-¿Qué?
Las
tres chicas se miraron entre sí.
-Voy a
avisar a todos de que Harry se ha despertado- anunció Allanah,
marchándose de la habitación para darles a ambas un poco de privacidad.
~~~
-¿Habéis
visto mis chats?- preguntó Chloe. Parecía más atónita que asustada.
-Técnicamente,
los chats de Raquel- contestó el profesor Avon con su habitual sarcasmo.
Carraspeó al notar la ceja alzada de Marcos y prosiguió- creo que
nos merecemos una buena explicación.
-¿Están
vuestros padres en casa?- interrogó Marcos.
Los dos
hermanos se miraron, más asustados que antes. Harry abrió más la puerta y les
dejó pasar. Les guió al salón, como había hecho su hermana hacía unos pocos
días. Chloe les siguió.
-No
están en casa. ¿Y qué quieren decir con Gracias por nada?- interpeló
Harry con el semblante preocupado.
Marcos
y el señor Avon se sorprendieron: Harry no sabía nada de esto. O quizás estaba
mintiendo. Harry le lanzó una mirada enfadada a su hermana y la obligó a
explicarse con un asentimiento de la cabeza.
-No sé
porqué me dijo eso, de verdad- confesó Chloe finalmente.
-Mientes.
Raquel te había dicho eso por algún motivo, ¿le has ayudado en algo? Porque si
lo es, has cometido un delito. Y si nos mientes y nos enteramos después te caerán más
años de cárcel- respondió Marcos fríamente. No quería ser tan duro con ella pero le dolía haberle mentido a la cara tan descaradamente cuando sabía que Guiomar estaba en peligro.
Chloe
empezó a morderse las uñas al borde de las lágrimas. Parecía una niña
asustada. Miró a su hermano, como pidiendo disculpas por haberle defraudado, y
después apuntó hacia Marcos.
-No la
he ayudado. Pero es cierto que te mentí- declaró ella con lentitud. Escogía
cuidadosamente las palabras. Harry se acercó más a su hermana y le puso una
mano en el hombro para indicarle que pasara lo que pasara iba a estar a su
lado- sí hablé con Raquel. Hace quince días me mandó un mensaje y...
-Eso ya
lo sabemos- interrumpió Marcos bruscamente. Chloe le miró algo asustada y Harry
le miró indignado.
-Eh, si
quieres saber algo ten al menos un poco de respeto. Estás en mi casa- gruñó.
Al
señor Avon se le escapó una pequeña risita dada la situación.
-Perdón
Chloe... ¿Puedes ir al grano?- le pidió el profesor haciendo caso omiso al
comentario hiriente del muchacho.
-Hace
un mes, creo que algo menos de un mes...- añadió pensativa- No me acuerdo- dijo ella tras
tartamudear un poco. Marcos se impacientaba cada vez más- vino aquí, en Castle
Combe.
-¿Qué?-
masculló su hermano, casi gritando.
-¡¿Aquí?!-
chilló Marcos estupefacto. Su mandíbula casi tocaba el suelo.
-A ver,
a ver, dices que Raquel Carrington vino en persona aquí, ¿no?- le interrogó el
policía civilizadamente y con tranquilidad. La chica tragó saliva y asintió
levemente- ¿y fue a verte?
-Sí. No
quería que nadie supiera que había venido a verme- le explicó ella- al
principio no la entendí pero acepté. Ahora todo tiene sentido.
Harry
se había quedado totalmente a cuadros. Le había ofendido un poco que su hermana
se haya guardado el secreto y había omitido contárselo.
-¿Y...?
¿Para qué fue a verte?- quiso saber Marcos al borde la histeria.
-Me
pidió las llaves de mi casa de Liverpool.
-Un
momento, ¿tienes una casa en Liverpool?- preguntó el policía Avon sin parar de
escribir en una libreta.
-Sí, es
de nuestros padres en realidad- respondió Harry con voz grave- ¿pero por qué
te las pidió?- esta vez se dirigió a Chloe.
-No lo
sé. Me negué a dárselas y ella se fue, muy cabreada. Al cabo de dos horas
volvió de nuevo y me suplicó que le diera las llaves de mi casa de Liverpool.
Pero me opuse de nuevo- reveló Chloe algo aliviada por quitar el gran peso que
llevaba encima.
-¿Y por
eso te dijo gracias por nada?- inquirió Marcos, insistiendo- ¿porque no
la ayudaste?
-Sí.
Harry
suspiró calmadamente, se dejó caer en el sofá y empezó a tocarse el pelo, el
policía Avon no paraba de escribir en su bloc y Marcos frunció el ceño,
observando a Chloe: había algo que no encajaba.
-Si
todo eso es verdad... ¿Por qué me lo has ocultado? No has hecho nada grave: te
has opuesto ante ella y no le has dado las llaves que te había pedido- recitó
todo él de golpe. Harry dejó de tocarse el pelo y miró acusadoramente a Chloe y
el señor Avon paró de tomar apuntes, miró a Marcos.
Chloe
frunció los labios.
-Tenía
miedo- Marcos alzó una ceja sin creerse mucho lo que decía la chica. Chloe
suspiró- en serio. No quería estar metida en este tema y pensé que si os lo
contaría me haríais más preguntas y me acusaríais. Incluso en este momento
tengo miedo de haber hecho algo malo. He metido la pata hasta el fondo porque
ahora parezco una mentirosa pero tenéis que creerme. ¡Raquel vino a mi casa y
me pidió las llaves! No quería que vierais algo extraño en eso y me inculparais
de algo.
Avon
siguió tomando apuntes a toda prisa, algo que le pareció ridículo a Marcos. ¿Es
que tenía un cerebro tan pequeño que no podía retener mucha información? Ignoró
el pensamiento y se centró en Chloe. No le había convencido del todo pero
tampoco la podía culpar.
-¿Estás
segura de que Raquel no te ha robado las llaves?- preguntó el policía de
repente, mirando a la muchacha directamente.
-No,
no. Tengo las llaves, mirad- Chloe se fue del salón a paso rápido. Los chicos
se quedaron a solas y hubo un silencio un tanto incómodo ya que nadie sabía qué
decir. En treinta segundos volvió la chica retintineando una llave- aquí está.
Marcos
observó la pequeña llave.
-¿Dónde
guardas las llaves?- le preguntó.
Harry
se levantó del sofá.
-Eso
está fuera del tema- le acusó.
-Tranquilo-
le calmó su hermana casi regañándole- merecen saber todo después de haberles
mentido- admitió ella mirando a los dos chicos- al lado de la puerta principal
hay un pequeño armario colgado de la pared. Ahí guardamos todas las llaves.
-¿Y
Raquel lo sabía?- preguntó el policía esta vez.
-Claro-
respondió Chloe un poco sorprendida- éramos mejores amigas. Pero no me las ha
podido robar, tengo la llave aquí- y volvió a tintinear las llaves.
-Bueno...
Pero si no le hubieras dado las llaves Raquel no te hablaría en Facebook- le
dijo el policía.
-No sé.
Seguramente me lo dijo para que me sintiera mal por no haberla ayudado.
El
policía Avon miró a Marcos y éste captó el significado de aquella mirada: el
policía Avon tenía una teoría. Chloe parecía nerviosa cuando el policía la miró
interrogante.
-Cuando
vino Raquel a tu casa, ¿estuviste todo el tiempo con ella?
Chloe
se quedó en silencio. Miró a su hermano y después volvió a mirar a Avon.
-Sí,
¿no? No creo que la haya dejado sola en algún momento. He estado en casa.
-Pero
piensa. ¿No te has alejado de Raquel ni un segundo de su visita?
Chloe
pareció entender la pregunta. Hizo memoria y no tardó en responder:
-Bueno...
Cuando se presentó en la puerta de mi casa no sabía qué decir. La invité a un
café y nos quedamos hablando en la cocina. Bueno, hablar es poco, estuvimos
calladas casi todo el tiempo- rectificó- después fui al baño.
El
señor Avon soltó una especie de grito y miró a Marcos triunfante.
-¿Y
cuando volviste Raquel no estaba haciendo nada?
-Qué
va. Estaba donde antes.
-Bueno.
¿Y después qué te dijo?
-Me
pidió las llaves. Le dije que no y estuvo un minuto suplicándome. Cuando le
dije que ni hablar se fue de casa.
-Ajá.
¿Y revisaste si estaba la llave en el armario?- le interrogó.
Chloe
miró el techo y se quedó dos minutos pensando. No recordaba haber revisado la
llave.
-No.
-¿Y
dices que volvió dos horas después?
-Sí,
dos horas más o menos- le respondió Chloe que ya entendía lo que quería decir
el policía Avon- y la dejé sola otra vez. Me pidió un vaso de agua ya que me dijo que iba a
hacer un viaje muy largo. Me fui a la cocina y le di un vaso.
-Y
seguramente habrá colocado las llaves en su sitio después de hacer una copia-
concluyó Harry, que estaba atento a la conversación- ¿eso es lo que queréis
decir, no?
-Exacto-
afirmó el policía Avon- Raquel es una persona muy inteligente.
-Pero
entonces... ¿Queréis decir que Guiomar está en Liverpool? ¿En mi casa?- adivinó
Chloe súbitamente pasmada. A Marcos también le costaba digerir la conclusión
que había dado el policía Avon.
-¡Dios
mío! Vayámonos ahora- exclamó Marcos dando un bruto brinco.
-Ahora
mismo- aceptó el policía Avon. Chloe corrió a escribir la calle y el lugar de
su casa de Liverpool y se lo tendió al señor Avon, que le dio las gracias.
Los dos
hombres se precipitaron en la salida y se despidieron de los dos chicos. Marcos
y el señor Avon salieron a la calle y se montaron en el coche, esta vez, con el
señor Avon al volante.
Marcos
cogió un mapa de uno de los cajones que tenía el coche. Lo revisó durante un
minuto y habló entre dientes:
-Nos
queda un largo camino por recorrer. En tres horas y media llegamos.
~~~
Todos
estaban en la habitación de Harry a pesar de que eran las seis de la mañana.
Los médicos estaban realmente enfadados e intentaba echarlos del cuarto ya que
no era bueno molestar al paciente. Pero cada vez que les echaban, entraban de
nuevo al cuarto para comentar a Harry una nueva novedad.
De modo
que One Direction al completo, Bambi, Zac, Belén, Marii, Hayley, Anne, Allanah, Gemma, Des,
Robin, Thomas, Nicole, Eleanor, Beth (que ya le habían dado el alta hacía unas
horas con Zath, Emma, la familia de Emma y varios amigos de Harry.
Emma,
que veía melancólicamente cómo Harry sonreía como un niño pequeño al enterarse de que iba a ser padrino de Zath. Notó algo en el hombro, dio media vuelta y se encontró con Allanah.
-Me
gustaría hablar un momento contigo- le pidió ésta con cortesía y una sonrisa.
-Claro-
asintió Em sin dudar y se dejó guiar por Allanah que la sacó fuera de la
habitación- ¿qué pasa?
-Me iré
de vuelta a Holmes Chapel ahora- le informó la chica con un aire nostálgico.
-¿Ahora?-
se extrañó Em. No quería que Allanah se fuera por la presencia de Emma- has
estado en el hospital esperando a que Harry despertara y ahora que lo ha hecho, ¿te vas? A él le gustaría que te quedaras.
-No es
por ti- le dijo ella que sabía a lo que se refería Emma- es por mí. Yo... Te
voy a ser sincera, albergaba esperanzas de que volviera a amarme. Esperé a que
despertara para ver si seguía queriéndome. Pero, Emma, cuando se despertó lo
primero que hizo fue buscarte con los ojos. Emma, él te ama.
¿Cuántas
veces en los últimos dos días Emma estaba en una situación en la que no sabía
qué decir? Se quedó sin aire por las palabras de la muchacha.
-Harry
y yo no somos nada. Rompimos el año pasado- le dijo a Allanah mientras se
persuadía a sí misma que no se hiciera ilusiones.
-Emma,
¿acaso no has visto cómo te miraba ahí dentro?- le dijo ella medio enfadada
medio celosa mientras miraba la puerta de la habitación- por su mirada supe que deseaba que se fuera todo el mundo y quedarse a solas contigo. Él te ama, Em, y te envidio
por eso.
A Emma
le temblaba el labio, las piernas, los brazos, todo. Ojalá las palabras de
Allanah fueran verdad pero no era fácil que todo volviera a ser como antes.
Emma había estado ignorando a Harry durante un año. Es cierto que él la engañó
por la muerte de Anna pero lo hizo por su bien. Un año era demasiada tortura.
Se dio cuenta de lo que había hecho cuando Harry se quedó en coma. Se dio
cuenta de lo que tenía hasta que lo perdió.
-Muchas
gracias- le respondió ella con un hilo de voz. Para sorpresa de Allanah, la
abrazó. Pero no duró mucho.
-Dale
besos a Anne y a Harry de mi parte- le dijo ésta con una sonrisa forzada.
Emma
asintió amigablemente y abrió la puerta de la habitación. Justo cuando iba a
entrar la voz de Allanah le detuvo.
-Espera-
Em se dio la vuelta de nuevo y la miró. Allanah le sostuvo la mirada aún con lágrimas en los ojos- cuando
abraces a Harry, abrázale fuerte porque estás sosteniendo mi mundo.
Allanah
se marchó corriendo sin parar de sollozar y Emma se quedó petrificada sintiendo el
pomo en sus manos. Se quedó varios minutos mirando el punto fijo donde había
estado Allanah.
-Emma,
¿qué haces ahí?- le dijo Marii dentro de la habitación al notar su presencia.
Em salió de su ensimismamiento y miró a su amiga- vamos, que Harry quiere
verte.
-Sí,
voy.
Había
muchísimo alboroto ahí dentro. La habitación no era muy grande por lo que todos
estaban bastante apretujados. Pero a pesar del jaleo y de la cantidad de
personas que se hablaban entre ellas, Harry le dedicó una sonrisa a Em. La
chica se la devolvió, aunque se sentía tremendamente mal por lo que le había
dicho Allanah. Después desapareció su sonrisa y el joven le hizo una seña para que se acercara y Emma obedeció.
Cuando estuvo a escasos centímetros de Harry, éste le dijo:
-Me he
enterado de lo de Guiomar.
A Em se
le oprimió el pecho.
-Ya...
Pero Harry, céntrate en lo tuyo, tienes que recuperarte.
-¿Sabéis
algo de ella? Por el amor del Dios, ¡que la han secuestrado!- a pesar de que
había alzado la voz nadie se había enterado.
Emma
agachó la cabeza. No había olvidado lo de Guiomar ni siquiera en esos momentos
pero no era bueno hablar con Harry de eso. Si él se ponía muy nervioso podía
darle otro ataque.
-¿Sabes
que vi a Guiomar cuando me atacaron?
Emma
abrió los ojos como platos y miró a Harry como si no podía creérselo.
-¡¿Cómo?!
Harry
le relató todo lo que había pasado. Le contó que cuando salió de la Universidad
vio a Guiomar llorando y herida y que no pudo hacer nada porque alguien le
atacó por detrás con una piedra. Em se llevó una mano a la boca.
-Supuse
que te había atacado Raquel pero no sabía que viste a Guiomar... ¿Qué hacía
ella? ¿Huir?
-No lo
sé. Pero la encontré dos horas después de ser secuestradas. Cuando la
había visto seguramente Raquel ya había matado a Elisabeth.
-Lo más
seguro- asintió Emma aún algo impactada.
Harry
también asintió por hacer algo y miró a Emma directamente a los ojos por
segunda vez. Adoraba infinitamente los ojos azulados de Em, que era un color
precioso. La dedicó una sonrisa y ésta se la devolvió, aunque sentía una
alegría tan tremenda que sentía que debía de expresarlo con algo más que una simple sonrisa.
-Te he
echado de menos- le soltó Em de golpe, borrando la sonrisa que tanto le gustaba
a Harry.
-Yo te
eché de menos todo un año- le dijo Harry en respuesta. A Em pareció afectarle
bastante.
-Lo
siento- dijo en un susurro.
Pero a
Harry le daba igual cuánto tiempo tenía que esperar con tal de volver con Emma.
Le agarró la mano y se lo iba a decir cuando Bambi pegó un grito ensordecedor.
-¡Ayyyyyyyyyyyyyy!-
gritó la pelirroja. Harry y Em se asustaron ya que estaban ajenos a todo y se
relajaron cuando vieron la cara de Bambi y comprobaron que se trataba de
felicidad- ¡Gracias, gracias!- volvió a chillar y se lanzó a los brazos de
Beth. Zath, que estaba en brazos del padre, soltó un ruidito que parecía una
risa.
-¿Qué
pasa?- preguntó Em tras ver la cara de alegría plasmada en todas las caras de
los presentes.
-¡Beth
me ha nombrado madrina de Zath!- anunció pelirroja con una sonrisa auténtica de
felicidad- gracias, gracias- le murmuró a Beth y acto seguido le plantó un
besito en la nariz al bebé.
-Gracias
a ti. Fuiste quién me acompañó al hospital cuando rompí agua- le dijo ésta con
una sonrisa.
Todos
estallaron en vítores y aplausos pero se vio interrumpido cuando un grito
infernal llenó la sala entera. No se trataba de un chillido de felicidad como
el de Bambi sino un alarido de dolor y agonía.
Emma
giró la cabeza hacia donde descansaba Harry. Lo que vio le hizo pegar un
aullido de terror. Harry estaba convulsionándose brutalmente sobre la cama
mientras que en la boca le salía un asqueroso hililo amarillento.
~~~
Marcos,
sin mediar palabra, salió de coche en cuanto el policía Avon apagó el motor del
coche después de aparcar. Habían llegado a su destino en dos horas y cuarenta y
cinco minutos. Todo un récord, gracias a la velocidad con la que conducía el
policía Avon.
El
sitio se trataba de una hilera de pequeños y graciosos chalets aislado entre las montañas y el mar. Se trataba de casas de playas donde las personas
iban en agosto a veranear así que actualmente, a principios de junio, estaba
completamente vacío.
Las luces de las farolas empezaron a encenderse ya que estaba amaneciendo. Eso creaba una vista bonita y tranquila, justo lo contrario de lo que sentían Marcos y el policía.
-La
número 5- indicó Marcos sin mirar a su compañero y ambos avanzaron a la fila de
casas.
Rodearon la casa hasta quedar enfrente de la puerta principal, de cara a la playa.
Profesor y policía se miraron. Marcos rezó interiormente que Guiomar estuviera dentro de aquella casa porque si no lo estaba no sabía por qué más lugares buscar. Su esperanza se había reducido a la casa que tenía enfrente. El policía Avon, por su parte, no sabía qué sentir. Nunca había estado en un caso parecido. Siempre había tratado accidente de coches o robos pero nunca un secuestro. Le pasó una pistola a Marcos. El policía se quedó con dos, uno se lo guardó en uno de los bolsillos del cinturón. Marcos abrió la puerta con las llaves que le había prestado Chloe. Con las manos temblorosas entreabrió la puerta con suma delicadeza para no hacer ningún ruido. El policía Avon entró primero.
-Despejado-
le susurró.
Marcos
accedió a la casa también y cerró la puerta tras sí, sin hacer ruido. Delante
de ellos había dos direcciones: la escalera, que te llevaba a la puerta
principal y una puerta, donde daba acceso al salón. Ambos se volvieron a ver.
-Yo
miro arriba- le cuchicheó el policía.
Subió
los escalones sin discutir con Marcos. Él, por su parte, se adentró al salón.
Era bastante amplio y no había casi muebles. Simplemente un sofá, una
televisión, una mesa con sillas y una maceta en una esquina así que Guiomar no
podría estar escondida en ninguna parte del salón.
El
salón daba a una terraza así que avanzó en silencio y abrió la puerta. No le
hacía falta ni asomarse, era tan pequeña que no hacía falta ni buscar.
Retrocedió
sus pasos, un poco decepcionado, y volvió a estar en el hall de la casa, como
antes. No quería llamar al señor Avon por si había algo arriba pero él no
volvía.
Observó
la escalera y se dio cuenta de una cosa. Parpadeó para comprobar si era cierto
y así era. La escalera tenía una alacena. Aplaudió para sus adentros y abrió la
portezuela. El techo era tan bajo que tuvo que entrar agachado.
Olía
fatal. El lugar estaba lleno de telarañas y cajas de mudanza. No había más
donde buscar... Desilusionadísimo, salió por la puerta pero se olvidó de
agacharse debido a la rabia y se chocó contra el techo del portón. Cayó de
bruces y se quejó de dolor. Sujetó las manos contra el suelo para poder
levantarse cuando notó algo en los dedos.
Se dio
la vuelta para mirar y el corazón le dio un vuelco. ¡Era una trampilla! No lo
había visto debido a la mala iluminación de la alacena. Abrió el portillo, que
por suerte no se necesitaba llave, y se dio cuenta de que había unas viejas y
estrechas escaleras que conducía a algo profundo y oscuro.
Notó
que el miedo le invadía en todas y cada una de sus terminaciones nerviosas.
Pero a pesar de ello, se movió hacia delante y se dispuso a bajar todos los
peldaños. Conducía a un angostísimo y sombrío pasillo. No veía nada, todo lo
que tocaba estaba asqueroso y, para rematar, el olor del lugar era lamentable.
Pronto le entraron náuseas y cuando creyó que iba a vomitar vislumbró una
pequeña lucecita. Se acercó lo más rápido posible y se dio cuenta de que daba
paso a una pequeña habitación de cinco metros cuadrados aproximadamente.
Distinguió
a una figura en la penumbra y de inmediato supo de quién se trataba.
Guiomar
estaba en el centro de la habitación, atada a una silla. Tenía unas cadenas que le apretaban las muñecas para inmovilizar la mano. Guiomar parecía estar llorando de dolor. Marcos supuso que había sido agredida hacía muy poco tiempo.
Vio como la muchacha, sufriendo, agachó la cabeza sin parar de lamentarse hasta quedarse inconsciente. Ahí es cuando Marcos entró en acción.