Notó un aire cálido con olor a menta: alguien le estaba soplando en la cara. Emma dejó escapar un gruñido.
-Un poco más- pidió ella con voz adormilada. Necesitaba más horas de sueño, aún no quería enfrentarse a la realidad.
Alguien le besó en la frente y le acarició el cabello. Emma le reconoció al instante. Ese tacto... era imposible confundirlo pero supo que se trataba de un sueño. Abrió los ojos para comprobarlo.
Harry Styles estaba ahí. Sentado en su cama enseñando su dentadura blanca que era capaz de iluminar toda su habitación. Tenía ojeras y la piel translúcida pero a pesar de eso estaba hermoso, como siempre.
-Eso pasa por dormir poco- se quejó Em y el Harry de su imaginación frunció el ceño- ahora me estoy imaginando cosas.
Em se frotó los ojos y escuchó una risa musical, esos que ponían los pelos de punta. Emma apartó las manos de los ojos y volvió a mirarle aún tumbada bocabajo sobre su cama, con la cabeza alzada. Harry seguía allí y Em puso los ojos en blanco.
-No puede ser. Esto empieza a ser grave- masculló ella un poco asustada. No quería creer que el Harry de verdad estaba allí.
-Emma- pronunció él con su habitual voz ronca. A la chica se le heló el corazón y se llevó una mano a la boca, jamás podría imaginarse una voz tan bonita. Parecía real- estoy aquí.
El corazón dio un vuelco, le latía desbocado. Le temblaban las manos pero sacó fuerzas para tocarle el brazo. Sintió su cálida piel en la yema de sus dedos. Emma intentó buscar más pruebas, no quería llevarse una decepción después. Harry simplemente no podía estar tan tranquilo allí, en su casa, en su habitación, en su cama.
Se lanzó a sus brazos sin medir la velocidad y la distancia. El olor de Harry llenó sus fosas nasales. Se aferró a él fuertemente, tenía miedo de que se esfumara de sus manos. Agarró su camisa con toda la fuerza que tenía, apoyó su cabeza en el hombro de Harry e impregnó su olor para recordarlo. Quería que ese momento fuera infinito. Harry movió las manos y Em tuvo miedo de que la apartara pero no fue así. Le devolvió el abrazo, le acarició su columna vertebral con sus dedos y le susurró al oído "no me iré". Emma le creyó. Y le dio igual llevarse un chasco después. Quería aprovechar el momento al máximo. Pasara lo que pasara después no le importaba.
Se zafó de su agarre para poder mirar sus ojos verdes. Sintió un escalofrío pero no fue desagradable. Harry le sonrió y Em no pudo resistirse más, notó que las fuerzas le fallaban y que su corazón se derretía. Tomó la barbilla de Harry y acortó la distancia de ambos labios. Le besó.
Emma abrió la boca pero Harry no. Temió el rechazo pero después sintió un miedo irracional a que Harry desapareciera sin más con la evidencia de que todo aquello sólo se trataba de un sueño. Pero aquel pavor desapareció tan rápido como apareció al notar cómo Harry abría la boca también, devolviéndole el beso. La verdad era que Harry temía perder el control, hacía muchísimo tiempo que no besaba de esa manera.
Sus lenguas se rozaron levemente. Harry deslizó sus dedos entre su cabello y comenzó a besarla con rapidez y pasión; hacía tiempo que no sentía algo así. La necesitaba. Necesitaba algo más que eso, el cuerpo le inducía a aprovecharse de la situación pero el cerebro le ayudó a mantener el control. Le cubrió la mejilla con la palma de la mano, sintiendo la piel sedosa de Em contra sus dedos rugosos. Lo único que deseaba era protegerla durante el resto de su vida, le había hecho tanto daño... Em le rodeó el cuello con los brazos. Harry supo que estaba apunto de perder el control, por lo que la alejó de él.
Harry y Emma tenían la respiración acompasada. Estuvieron jadeando durante varios minutos hasta que Harry dijo:
-Lo siento- consiguió decir- tus padres están abajo.
-¿Eres real?- le preguntó Emma impulsivamente. Todavía le parecía inverosímil aquella situación. Contuvo la respiración y rezó en su fuero interno.
Harry sonrió y soltó una risita.
-Pues claro que sí, tonta- le dijo él y besó la punta de su nariz- ¿acaso el beso no es suficiente para demostrártelo?
Emma se echó a llorar y Harry se quedó paralizado. Esperaba cualquier reacción por su parte, pero no esta. Dudando, colocó ambas manos en los brazos de la chica.
-¡Oh, Harry!- gritó ella y se abalanzó a él de nuevo. El chico sintió su cuello húmedo por las lágrimas de la chica pero no le importó- ¡Harry!
-Tranquila... Estaré contigo, te lo prometo- juró él agarrando con fuerza los brazos de la joven. Cada vez que oía su voz quebrada se sentía como si le dieran un puñetazo en la barriga.
Emma siguió llorando. Le miró.
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás en el hospital?
-Me desperté ayer- le explicó él. Em abrió los ojos como platos- a las once de la noche. Mi madre te llamó a las doce pero no lo cogiste. Llamó a tus padres y ellos trataron de despertarte pero estabas tan agotada que ni siquiera te diste cuenta de que te llamaban. Entonces decidieron darte la sorpresa al día siguiente. Estuvieron revisándome toda la noche y estoy bien, Emma- a ella se le cristalizaron los ojos- y me dieron el alta hace una hora. Decidí venir aquí.
-¡Oh! ¿Te dan el alta y lo primero que haces es venir aquí?- chilló ella, incrédula.
-Pues claro- contestó él como si fuera obvio.
A Emma le hirvió el corazón. Se sentía un poco mareada por tanta alegría acumulada de golpe.
-No has dormido- le advirtió ella haciendo caso omiso al mareo.
Harry se rió por undécima vez. Em alzó una ceja, ¿qué cosa graciosa había dicho esta vez? Pero no se molestó, le encantaba escuchar su risa, aunque fuera para burlarse de ella.
-He dormido durante cinco días, Emma- comentó él riéndose y Em enrojeció por su inociencia pero decidió reír con él.
-¿Quién lo sabe?- le preguntó tratando de cambiar el tema.
-Todo el mundo. Salió en la tele- le dijo él. Em agradeció no haberse enterado por las noticias, le habría dado algo, como mínimo, un ataque de pánico. Hubiera sido demasiado para ella- One Direction fue a visitarme ayer. Belén, Bambi y Hay también.
-¿Y Guiomar?
Toda la alegría en el rostro de Harry se esfumó, Em entendió que le habían contado todo lo que había sucedido en los dos últimos días.
-No cogió el teléfono. Hayley trató de llamar a Nicole pero tampoco lo cogió- dijo él un poco triste.
El ambiente de la habitación había cambiado.
Em decidió disfrutar un poco más de la alegría y le abrazó por tercera vez. Oliéndole y sintiéndole.
-¿Y si vamos a su casa?- le propuso a Harry.
Al chico le pareció una buena idea.
Ambos bajaron al salón; toda su familia estaba allí y sonrieron en cuanto vieron a Emma.
-¿Habéis tardado mucho, eh?- les dijo Justin pícaramente.
Amy, que estaba sentada al lado de Justin, puso una cara de enfado y le dio una colleja en la cabeza pero eso sólo sirvió para provocarle más risas. Emma rodó los ojos en un intento de ocultar su vergüenza y abrazó a toda su familia.
Estaba realmente feliz. Hacía muchos meses que no se sentía tan completa.
~~~
Thomas abrió los ojos y lo primero que pudo ver era el reloj
de la mesilla, que marcaba las ocho en punto. Más tarde se dio cuenta de que no
estaba solo en su cama y dio media vuelta, topándose con la cara de Nicole.
Entonces su mente se llenó de fotografías de la noche
anterior. Él y ella... ¡Oh, Dios mío! Apartó un poco la sábana de su cuerpo y se
dio cuenta de que estaba completamente desnudo. Su cara adoptó un tono rojizo.
Volvió a mirar a la chica dormida. Se la veía preciosa y
sonrió. Efectivamente, lo había hecho con ella. Con la chica más guapa y
popular que había conocido. Pero eso era lo de menos, era una chica
extraordinaria. Ya no era la Nicole que había conocido un año atrás.
Empezó a reflexionar sobre lo que había sentido por la
noche. Se había sentido tan bien... Podría hacerlo mil veces más. Ahora
entendía porqué a la gente le encantaba el sexo. Aún así, no se arrepentía de
haberlo hecho antes, estaba muy feliz de haberlo hecho con la chica adecuada.
Nicole se removió un poquito desde su sitio, aún dormida. Thomas decidió
salir de la cama para darle más espacio. Una vez de pie, se vistió con la misma
ropa de ayer, tirada en el suelo. Bajó a la cocina e inmediatamente vio a dos
figuras muy conocidas.
-¡Hola, hijo!- le gritó su madre gritando, como siempre. Se
levantó de la silla, estaba desayunando, y besó a Thomas.
El chico abrió los ojos. Se había metido en un buen lío:
Nicole estaba arriba durmiendo en su cama y, para su horror, desnuda.
-¡Mamá!- le saludó Thomas con una alegría forzada- ¡me
dijisteis que no volveríais hasta el día ocho!
Se suponía que sus padres se habían ido de viaje a Gales.
Era uno de sus típicos viajes de aniversario, cumplían veintiocho años de
casados.
-Sí, bueno- intervino su padre removiendo su taza de café
cortado con cucharilla- no había mucho que ver así que hemos vuelto antes.
-Ah... Vale, ¿acabáis de volver?- les preguntó. Thomas se
dio cuenta de que se retorcía las manos por puro nerviosismo así que dejó de hacerlo, no quería
delatarse. Sus padres eran bastante astutos.
-No, volvimos anoche, sobre las dos de la mañana- le dijo su
madre algo distraída comiendo el huevo frito que le había preparado su marido de desayuno. Thomas suspiró, a esa hora
habrían terminado de... bueno, de eso- por cierto hijo, creo que te dejaste la
ventana abierta, se oía muchos golpes desde tu habitación.
El chico empezó a toser ruidosamente para no tener que
hablar. Alargó la tos y paró cuando supo que no iba a colar más. ¿A las dos de
la mañana no habían acabado? Compuso una sonrisa de inocencia que sabía que
convencería a sus padres.
-Sí, me he dado cuenta en cuanto me he levantado, mamá-
mintió Thomas. Cogió dos mandarinas disimuladamente y se dirigió a la puerta
para salir- adiós.
En cuanto el chico se fue de la cocina, su madre sonrió y se
rió como una adolescente, negando con la cabeza.
-Se cree que somos tontos- le dijo ella a su marido. Éste
asintió con la cabeza, medio escéptico medio divertido.
Cuando Thomas entró a su habitación, Nicole ya estaba
despierta.
-¡Ey! Me estaba preguntando donde estarías- le dijo ella con
una sonrisa. Tenía el pelo recogido aunque despeinado y se había vestido, cosa que Thomas
agradeció.
Era la primera vez que veía a Nicole recién levantada y sin maquillar. La veía totalmente natural y Thomas no la hubiera reconocido si se hubiera cruzado con ella así en la calle. Pero aún así, en su opinión, estaba igual de guapa que siempre. Decidió no hablar en voz alta de lo que estaba pensando en ese preciso momento ya que sabía que Nicole no era muy fan de esos comentarios.
El chico le lanzó una mandarina al aire y Nicole lo cogió al
vuelo.
-Oh, me esperaba un súper desayuno romántico con una
bandeja- se burló Nicole al ver la minúscula mandarina. Dejó la piel que
arrancaba en la mesilla de noche.
-Lo iba a hacer- bromeó él siguiéndole el juego. Se tomó el
primer pedazo de mandarina- pero mis padres están abajo y levantaría sospechas.
-¿En serio?- Nicole abrió la boca y empezó a reírse- ¡Madre
mía! ¿Y cómo me iré de aquí?
Thomas asintió con los ojos arqueados.
-Bueno, idearemos un plan.
Ambos empezaron a reírse mientras se comían la mandarina. Después,
Nicole interrumpió el alegre ambiente.
-¿Te arrepientes? ¿Te gustó?
-No y sí- contestó él por orden. Se sentó en la cama, junto
a ella, y la besó. Fue un beso corto- fue la mejor noche de mi vida.
Nicole sonrió sin mostrar los dientes. Descansó su cabeza
sobre el hombro de Thomas.
-¿Puedes creerte que también es la mejor noche de mi vida?
Por primera vez lo he hecho enamorada.
Thomas sonrió y casi se le anegaron los ojos de lágrimas
pero se controló. Las mariposas del estómago se convirtieron en abejas.
-Oye, ¿puedes creerte que estuvimos hasta las dos de la
mañana?
~~~
-Estoy muy nerviosa- confesó Emma aturullada cuando Harry
dispuso a abrir la puerta del coche. Harry y ella estaban en el Bugatti Veyron aparcado
enfrente del chalet donde vivía Guiomar.
Él soltó el pomo de la puerta del coche y tomó las manos de
Em para tranquilizarla.
-Yo también lo estoy. Venga, cuanto antes la veamos mejor-
le dijo él. Emma se mordió el labio, no le había contado el “conflicto” que
había tenido con Guiomar- vamos. ¡Qué ganas tengo de verla!
Emma le devolvió la sonrisa y salió del coche. Harry hizo lo
mismo. A Em le temblaban cada vez más las piernas. No quería estropear el
reencuentro entre Harry y Guiomar.
-Menos mal que aquí no hay nadie- citó Harry para calmarle los
nervios. Em echó una ojeada alrededor y, efectivamente, la calle estaba
completamente vacía. Mejor.
Tras un corta caminata, se situaron enfrente de la casa de
Guiomar. Emma no sabía si llamar a la puerta o al timbre. Optó por lo primero.
Le abrió la madre de Guiomar, que compuso una enorme sonrisa (a Em le recordó
la de Guiomar).
-¡Emma! Qué bueno volver a verte- le dijo ella y la abrazó.
Em se hizo la educada, como siempre y la observó. Aparte de la sonrisa, no se
parecían en nada- ¿y tú eres...?- la madre de Guiomar se dirigió a Harry.
Harry abrió los ojos como platos pero a Em no le extrañó
para nada. Guiomar y su madre no tenían una relación muy estrecha.
-Harry, un amigo de su hija Guiomar- se presentó él
deshaciendo la mueca de sorpresa.
La señora les dejó pasar.
-Encantada de conocerte, Harry. Guiomar está arriba, en su
habitación.
-Muchas gracias- agradeció Em.
Emma y Harry subieron las escaleras y en cuanto llegaron al
pasillo visualizaron la puerta de la habitación de Guiomar; estaba cerrada.
Cuanto estuvieron lo bastante cerca del cuarto escucharon una voz cantar. Al
principio no identificaron las palabras ni de dónde provenían pero cuando pegaron
sus orejas en la puerta distinguieron la voz de Guiomar.
-Tú solías fascinarme por tu vida resonante... Ahora estoy
limitada por la vida que dejaste atrás. Tu rostro ronda por mis, alguna vez
agradables, sueños. Tu voz ahuyentó toda la cordura en mí.
Em miró a Harry, que al igual que ella, tenía la oreja
pegada en la puerta. El chico arqueó una ceja, sorprendido.
-¿Es una canción que ha escrito ella?- le susurró él para
que Guiomar no le oyera.
-Estas heridas no parecerán sanar, este dolor es
simplemente demasiado real- Guiomar siguió cantando. Parecía totalmente
concentrada en aquella canción y lo expresaba con tanto dolor que a Em le
rompió el corazón que había conseguido repararlo tras el regreso de Harry- hay
tanto que el tiempo no puede borrar.
-No- le repondió ella con el mismo tono. Conocía la canción,
siempre la escuchaba cuando Ryan la dejó. Sabía que las siguientes palabras de
la canción iban a ser más tristes aún- conozco la canción. Es de Evanescence.
Se llama My immortal.
-Cuando tú llorabas, yo secaba tus lágrimas. Cuando
gritabas, yo luchaba contra todos tus miedos. Tome tu mano a través de todo
estos años pero tú tienes todavía todo de mí.
Sin querer, a Emma se le escaparon unas cuantas lágrimas
pero sonrió cuando Harry se las limpió. Se había sentido así durante todo este
tiempo, cuando Harry había estado en coma. Pero él ahora estaba ahí, a su lado,
dispuesto a darle una sorpresa a Guiomar.
-He intentado duramente decirme a mí misma que te has ido
pero aún así todavía estás conmigo. He estado sola desde el principio...
Emma abrió la puerta al instante. La canción todavía no
había terminado pero no podía escuchar ninguna palabra más o se derrumbaría por
completo. La mera idea de que Guiomar estaba sufriendo en ese momento todo lo
que había sufrido Em le producía arcadas. Quería hacerla feliz y apagar un poco
aquel dolor y pondría todo su esfuerzo en conseguirlo.
Harry entró en la habitación y Em le siguió por detrás,
ansiosa de ver la reacción de su mejor amiga.
-Ey, creo que deberías unirte a la banda- bromeó Harry para
captar la mirada de Guiomar. Y lo consiguió.
La chica, que estaba tumbada en su cama, giró la cabeza y miró a Harry. Al principio ni se inmutó y estaba como pensativa pero en cuanto reparó de que se trataba de Harry abrió los ojos como platos y soltó un sonido gutural. Se puso de pie con rapidez, se tapó
la boca con ambas manos y se echó a llorar en cuanto Harry abrió los brazos
para abrazarla. Ella se lanzó a sus
brazos.
-¡Oh, Dios mío!- gritó ella sin parar de sollozar, aún incrédula. Emma se
sintió feliz al verlos envueltos en un abrazo y no pudo evitar llorar, esta vez
de alegría- ¡estás bien! Madre mía... ¿De verdad que no estoy en un sueño?
Emma se dio cuenta de que el reloj de mesa de Guiomar no funcionaba bien ya que marcaba a la 1:09 de la noche. Más tarde se dio cuenta de que trataba de buscar una distracción para eliminar todo el miedo que sentía. ¿Se enfadaría de nuevo y le echaría en cara todo lo que había hecho?
Emma se dio cuenta de que el reloj de mesa de Guiomar no funcionaba bien ya que marcaba a la 1:09 de la noche. Más tarde se dio cuenta de que trataba de buscar una distracción para eliminar todo el miedo que sentía. ¿Se enfadaría de nuevo y le echaría en cara todo lo que había hecho?
Guiomar se soltó del agarre y miró a Harry para convencerse
de que era real. Después se percató de la presencia de Em y el brillo de sus
ojos oscureció un poco.
-Harry despertó anoche- le dijo Em tratando de ignorar el
dolor que había sentido cuando había visto el apagón de los ojos de Guiomar.
-Oh, Emma- para sorpresa de la aludida, Guiomar sollozó de
nuevo y se acercó a ella para darle un abrazo. Alucinada y emocionada por el
abrazo, se lo devolvió- ¡lo siento muchísimo por lo de ayer! Necesitaba
encajar todo eso, procesarlo... De verdad que no estaba furiosa contigo, en ningún momento me he enfadado... Sólo
estaba sorprendida y no sabía que hacer. ¡Lo siento de verdad!
-Lo entiendo. ¡Tenía tanto miedo de echar por la borda esta
amistad...!
Harry miraba atónito a la reconciliación de las chicas. Ni siquiera entendía por qué se reconciliaban. Estaba totalmente perdido.
Harry miraba atónito a la reconciliación de las chicas. Ni siquiera entendía por qué se reconciliaban. Estaba totalmente perdido.
-Nosotras hemos pasado por muchas cosas y a pesar de eso
seguimos aquí, juntas y unidas. Emma, ni por un millón de años te dejaría.
Em sonrió con la cara húmeda.
-¿Qué pasó ayer?- Harry frunció el ceño y se acercó a ellas
con ambas manos levantadas- parece que me he dormido durante diez años.
~~~
El
juicio comenzó el día seis de junio a las doce en punto. El juez, garboso e
imponente, se situaba en el estrado, mirando al lugar de la tribuna.
En la
sala había dos gradas separadas por un pasillo amplio que daba a la salida. En
primera fila de la grada derecha se encontraban el denunciado, Raquel
Carrington, y su abogado correspondiente. Por otro lado, en la izquierda,
estaban los testigos, Guiomar Brandon y el policía Avon, y su abogado.
A
Guiomar le entró un escalofrío cuando vio el rostro de Raquel.
Sorprendentemente, ella no la miró ni una sola vez. Parecía triste, derrotada.
Detrás
de ellos se posicionaba el público, donde se sentaban Emma y demás. Estaban
súper nerviosos, sobre todo Emma y Hayley, que nunca habían acudido a un juicio.
Guiomar
estaba mordiéndose las uñas, inquieta y temerosa por lo que tenía que confesar
a continuación. También se sentía profundamente desdichada, sabía que aunque a
Raquel le cayeran miles de años de cárcel jamás se haría justicia por la muerte
de Marcos y Elisabeth. Se situaba en medio de su abogado, quien era un joven
muy simpático y que tenía toda la pinta de ser gay, y del policía Avon, que
estaba terriblemente tranquilo. Por primera vez, le veía sin el uniforme de policía y estaba muy atractivo.
-Tranquila,
ya verás como todo saldrá bien- le decía continuamente, para irritación de
Guiomar.
-El
nombre de la ley se celebra este juicio- pronunció el juez con su voz potente.
Dio lugar a un silencio muy agobiante y Guiomar pensó que su cabeza iba a
estallar- comienza la sesión- y acto seguido golpeó el estrado con su mazo.
Aquello
daba miedo, Guiomar jamás pensó que se encontraría en una situación así. Había
visto esta escena mil veces, en las películas, y nunca había imaginado que ella
tendría que pasar por una posición similar. Era tan surrealista.
Entonces,
su abogado se puso en pie y tomó la palabra. Se le aceleró el corazón.
-Habla
el abogado Dewar y represento a la señorita Brandon, víctima del secuestro y
testigo de los dos asesinatos, Elisabeth Stone y Marcos Anderson. Traigo al
señor Avon, testigo del asesinato de Marcos Anderson, fallecido el día 4 de
junio.
El juez
escrutó el rostro de Guiomar, que estaba pálida como la leche.
-Adelante-
cedió el juez.
Guiomar
cruzó los dedos. Hacía dos días le comunicó detalladamente los hechos al
abogado Dewar. Rezó por que le saliera bien.
-Guiomar
Brandon se encontraba en una fiesta en la Universidad de Sheffield, donde
estudia actualmente, con sus compañeros, que se encuentran entre el público, el
día 1 de junio- su abogado empezó a exponer los hechos con voz insistente- anteriormente
ella y sus compañeras recibían cartas anónimas y así fue durante meses, sin
descubrir al autor de las notas. Aquel día, durante la fiesta, se sorprendió a
sí misma descubriendo al autor de las cartas pues todas las notas estaban
firmadas bajo un seudónimo: 88-20- le explicó al juez con detalles lo
que se significaba los números.
-¡Discrepo!-
gritó el abogado de Raquel. A Guiomar se le heló la sangre, ¿qué iba a decir?-
los números 88-20 pueden tratarse de una simple casualidad. O puede ser
otra persona tomando el nombre de Raquel Carrington y compaginándolo con la
tabla periódica.
El juez
apreció la discrepancia del defensor de la acusada. Después dejó que el abogado
de Guiomar siguiera hablando.
-Bien-
carraspeó- prosigamos. Guiomar Brandon subió a su habitación después de que el
compañero de baile de Raquel Carrington le dijera su posición. Una vez allí,
Carrington la atacó dejándola inconsciente al instante.
Guiomar
estaba exultante de alegría. De momento, todo iba bien. Raquel tendría su merecido.
Su abogado, el señor Dewar, lo estaba haciendo de maravilla. Se giró un momento
para intercambiar una mirada con Emma.
-Mientras
Raquel vigilaba si tenía el paso libre para salir de la Universidad sin ser
vistas, Guiomar, al recuperar la conciencia, escapó. Deambuló por la calle y se
encontró con Harry, que estaba buscándola. Raquel la pilló y atacó a Harry con
una piedra.
Guiomar
miró por detrás del hombro. Harry estaba impasible, Guiomar adivinó que
intentaba ser fuerte por Emma.
Se le
hizo un nudo en la garganta. Por fin, Harry se había despertado y Emma y él
estaban juntos. Podían construir un futuro juntos, tenían toda la vida por
delante. Tenía una enorme envidia por ellos. Ella jamás podría construir un
futuro con Marcos. Al pensar en eso estuvo a punto de llorar pero se recordó
que estaba en un juzgado y se obligó a tragarse las lágrimas.
-La ató
en las muñecas y la sacó fuera de los territorios de la universidad llevándola
a una casa que se había apropiado ilegalmente, meses antes. Resulta que allí
también estaba Elisabeth Stone, que había desaparecido unos meses antes. A
Brandon la ató con una especie de cadena contra la pared.
Guiomar se acordó del dolor cuando Raquel apretó duramente las cadenas contra sus muñecas. Chilló como nunca había gritado. Le entró otro escalofrío al sentir el dolor.
En su fuero interno se paseaban muchísimas palabras que quería soltar. Guiomar estaba impaciente por hablar, quería contar ella su propia historia pero sabía que ese era el trabajo de su abogado.
En su fuero interno se paseaban muchísimas palabras que quería soltar. Guiomar estaba impaciente por hablar, quería contar ella su propia historia pero sabía que ese era el trabajo de su abogado.
-En un
momento de distracción, Stone le hizo un puntapié a Carrington, que cayó
quedando inconsciente durante unos minutos. Stone consiguió romper el nudo que
la ataba con la ayuda de Brandon. Carrington recuperó la conciencia y peleó con
Stone para evitar que huyera. La pelea se les fue de las manos y Stone cayó
tras ser empujada y se golpeó con una mesa. Murió al instante.
Guiomar
no pudo evitar llorar al recordar los hechos y fue un llanto acumulado: por la
muerte de Marcos y por la muerte de su amiga. Elisabeth, la dulce e infantil
compañera de cuarto, siendo empujada por Raquel. Recordó cómo su rostro
iracundo quedó en nada, en un rostro sin vida, con los ojos abiertos.
-Carrington
llevó a Raquel a Liverpool con las llaves robadas de una antigua amiga suya de
Castle Combe. Añadiendo la versión de Brandon, Carrington estuvo muy afectada
por la muerte de Stone.
Guiomar
asintió levemente. Odiaba a Raquel por haber matado a Marcos pero tenía que
admitir que la muerte de Elisabeth no había sido adrede. Además vio a Raquel
llorar por su amiga.
El
abogado Dewar siguió exponiendo el resto de la historia hasta llegar el
asesinato intencionado de Marcos Anderson. Al terminar el relato, se sentó con
galantería.
El juez
se quedó sumido en silencio, parecía una estatua de cera. Después habló:
-¿Carrington
atacó a Stone intencionadamente?
Guiomar
vaciló, supo que era la hora de las preguntas. Si fuera por ella, mentiría y le
echaría todas las culpas a Raquel pero el juez no era tan tonto. Sino, todas
las personas que hubieran pasado por un juzgado exagerarían para que a su
enemigo les cayera más años de cárcel...
Guiomar miró a Raquel de reojo. Vio que tenía la boca abierta como si estuviera poniendo todas sus fuerzas en mantenerse firme.
Guiomar miró a Raquel de reojo. Vio que tenía la boca abierta como si estuviera poniendo todas sus fuerzas en mantenerse firme.
-No.
Elisabeth luchó por defensa propia, Señoría- le explicó ella. Guiomar se tomó
un tiempo para pensar en qué decir después, hablar en un juicio no era tan
fácil. Le ponía los nervios a flor de piel- y Raquel solo intentó detenerla
para que no escapara. Forcejearon durante un minuto hasta que, tras un empujón
no intencionado, hizo caer a Elisabeth. Se golpeó con el pico de la mesa-
después de unos segundos añadió- Señoría.
Supo
que su labia para expresarse no era la misma que la de su abogado pero le dio
igual. Al menos, no había tartamudeado.
Se dio
cuenta de que al lado del juez había otro podio más bajo donde se situaba la
mecanógrafa. No paraba de escribir, seguramente, lo que decía Guiomar.
-¿Atacó
a Styles intencionadamente?
-Sí.
Cogió un predrusco del suelo y le golpeó en la cabeza.
-Perdone
por mi intromisión, mi Señoría. Aquí tengo el informe médico del señor Styles-
el abogado de Guiomar se levantó y se acercó al juez con unos papeles en la
mano. Se lo tendió- ahí están todos los daños de la agresión.
El juez
echó un vistazo al informe.
-Estado
vegetal...- masculló el juez en un susurro en cuanto leyó la primera línea.
Entrecerró los ojos y tras unos segundos lo dejó en el estrado- Se lo
agradezco, señor Dewar. Puede sentarse.
Él
obedeció.
-¿Y
luego te llevó en coche a Liverpool?
-En su
coche, sí- contestó ella sin parpadear. Las manos le temblaban un poco- pero
tenía las manos y los pies atados así que no pude oponer resistencia. También
tenía tapada la boca.
El juez
le hizo varias preguntas más relacionado con el secuestro. Guiomar respondió
todas y cada una de ellas sin omitir ningún detalle.
Después
de aproximadamente diez preguntas se calló y bebió agua. Intercambió unas
palabras con su mecanógrafa y después se dirigió a Raquel:
-Vayamos
con usted, señora Carrington. ¿Stone sufrió malos tratos durante el secuestro?
-Yo no
la secuestré, Señoría- contestó la chica y Guiomar vio que el abogado de Raquel
asentía, sonriente. Suponía que su trabajo era intentar que le cayeran pocos
años de cárcel.
Guiomar
no entendía porqué los asesinos negaban una prueba tan evidente... Se giró de
nuevo y miró a Em, que estaba junto a Harry. Su amiga le guiñó el ojo para
infundirle ánimos. Harry, en cambio, alzó el pulgar, aunque no sonrió.
-¿Cómo
ocupaste la casa abandonada?
-Yo no
la ocupé, Señoría.
-¿Le
robaste las llaves a la señora Chloe Collins?
-No la
robé, Señoría.
Le hizo
unas cuantas preguntas más y Raquel negó todas, sin confesar nada. El juez
resopló una vez finalizado el interrogatorio. Después obligó al policía Avon,
el testigo, dar un paso al frente.
-Usted
ha investigado el caso por su cuenta- señaló el juez con reproche- ilegalmente-
añadió con ímpetu. El policía Avon se revolvió, visiblemente nervioso.
-Sí,
Señoría- contestó él admitiendo los hechos, aunque no le hubieran preguntado.
-Junto
con el señor Anderson, fallecido el día cuatro.
El
policía Avon repitió su respuesta, afirmándolo todo.
El juez
describió los hechos del abogado Dewar. El policía Avon simplemente afirmaba
con la cabeza y decía “Sí, Señoría”. Ahora sí que le veía nervioso pero estaba
más valiente que nunca.
-Bien-
contestó él. Se podía oír un alfiler caer, todo el mundo estaba atento- queda
absuelto. No se le castiga.
-¡Bien!-
gritó en un susurro Guiomar. Al lado, su abogado la miró con mala cara.
Entonces
el juez hizo una corta cabezada. Guiomar no supo qué significaba ni a lo que se
refería pero, al parecer, su abogado sí. Él y el abogado de Raquel avanzaron
hacia el centro del juzgado, hasta situarse enfrente del juez.
-Señoría,
mi cliente es inocente de lo que se le imputa- declaró el abogado de la
asesina. Acto seguido le dejó un papel al juez.
“Y una
mierda que te comes” pensó Guiomar. Le gustaría haberlo dicho en voz alta pero
sabía que no era una frase especialmente profesional.
-Señoría,
tengo testigos oculares que lo denuncian públicamente- contestó, con voz
neutra, su abogado. A Guiomar le pareció una conclusión pobre pero sabía que un
abogado no podía perder los papeles y ser respetuoso ante todo.
Los abogados
volvieron a sus posiciones. Guiomar miró al señor Dewar, interrogante.
-Ya ha
terminado todo.
Guiomar
supo a lo que se refería. Miró a Raquel Carrington, su amiga, su compañera de
cuarto. Ella le devolvió la mirada y a Guiomar le empezó a palpitar el corazón
más rápido. Reconoció en su mirada culpabilidad, arrepentimiento, miedo y
angustia. Guiomar apartó la mirada. Nunca entendió porqué le había mandado
notas amenazantes anónimamente. ¿Qué ganaba con eso? Años de cárcel.
Vio que
el juez dejaba a un lado el folio que le había dado el abogado de Raquel.
-Raquel
Carrington, eres culpable de un cargo de asesinato de primer grado, de un
asesinato de segundo grado, de un secuestro y de una agresión agravada. Te
sentencia a dieciocho años y cinco meses en la prisión estatal y 4.500.000
libras de indemnización.
Acto
seguido golpeó de nuevo el estrado con su enorme mazo. La sesión había
finalizado.
Guiomar
abrió la boca y soltó un gemido bronco. ¿Qué? ¡Era tan pocos años para dos
asesinatos! No quiso ver la cara que había compuesto Raquel. Simplemente se
levantó de su asiento y abrazó al señor Dewar.
-Gracias.
Has hecho un trabajo fantástico...- le susurró al oído.
-He
hecho lo que he podido- le contestó él y se separaron. El chico se percató de
la mirada triste de Guiomar- ¿sabes por qué le han caído tan pocos años de
cárcel?
Guiomar
negó con la cabeza.
-No.
¿Por qué?
-No sé
si lo sabes pero Raquel Carrington padece de trastorno obsesivo-compulsivo que
le hace realizar acciones en contra de su voluntad. Eso era lo que ponía en el
informe del abogado de Carrington, seguro. Lo descubrí ayer cuando investigaba
el caso.
Guiomar
no lo sabía. No sabía qué sentir respecto a eso, ¿debía perdonarla por haber
cometido aquella atrocidad? No. Jamás podría perdonar a una persona que había
asesinado al chico al que quería. Estaba segurísima de que si fuera ella la que
padeciera aquella extraña enfermedad, jamás habría matado a personas.
Le dio
las gracias a su abogado de nuevo, le deseó suerte en su carrera y le dijo que
llegara lejos. Después, se dirigió al policía Avon con una sonrisa forzada, en
verdad, se sentía muy triste. De vez en cuando, Marcos regresaba a su memoria.
El señor Avon pareció adivinar lo que pensaba Guiomar y la abrazó.
Aprovechando
la ocasión, le susurró:
-¿Cómo
te llamas?
Él se
desprendió del abrazó y la sonrió. Abrió la boca pero no emitió ningún sonido
porque Emma se abalanzó a ella.
-¡Ya
está! Todo está bien- le gritó ella con lágrimas en los ojos. Guiomar le
devolvió al abrazo y vio a Harry y Hayley. Les abrazó a ellos también. Después
vinieron los demás.
-Dieciocho
años es poco- les dijo ella mientras salían de la sala. Venció la tentación de
mirar atrás, no quería saber nada de Raquel.
Harry
la rodeó el cuello con un brazo.
-Es mejor
que nada- le dijo, y con razón- además lo de Elisabeth es un asesinato de
segundo grado, es decir, no intencionado...- le explicó él con una mueca de
disgusto.
Guiomar
suspiró. Le hubiera gustado escuchar una cadena perpetua.
-Un
momento, tengo que volver- les dijo Emma.
-¿Adónde
vas a ir?- le preguntó Hay con el ceño fruncido, preocupada.
Harry
le tomó la mano a Emma para que no se fuera pero ésta les insistió en que iba a
volver dentro de un rato. Desapareció entre el gentío.
Todos
los amigos salieron a la calle. Guiomar se sentía muy confusa: contenta de que
Raquel hubiera obtenido por fin su castigo, aunque inmerecido, y triste porque
Marcos ya no estaba.
Emma,
aún dentro del juzgado, la buscó por todas partes. Al final la encontró en la
primera fila de la tribuna con su abogado, no se habían movido de allí. Corrió
hacia ella y, al escuchar sus pasos, Raquel la miró. Ella pareció asustarse.
-Que
sepas que dieciocho años no es nada. No te mereces eso- le escupió ella con
rabia y odio. Ver así a Guiomar y saber que lo estaba pasando igual de mal que
ella hacía unos días hacía crecer y crecer aún más el odio que sentía hacia
Raquel- ¿cómo has podido matar a Elisabeth? Cada vez que busco un motivo caigo
en un agujero negro. ¡No lo entiendo! ¿Por qué nos enviaste cartas amenazantes?
El
abogado intentó tranquilizar a Raquel y la ayudó a ponerse de pie. Raquel se
alejó de ella junto al señor sin devolverle la mirada. Emma estaba atónita, no
podía creer que Raquel se marchara sin darle ni una explicación.
Pero la
chica paró en seco, dio media vuelta y le sostuvo la mirada. Em aguardó sus
palabras.
-Porque
te tenía envidia. Tu vida es simplemente perfecta, mira a tu alrededor- le dijo
ella con lágrimas en los ojos. Em identificó el dolor en su voz- tienes un
novio que te quiere y es famoso, tus amigos harían cualquier cosa por ti y
tienes una familia magnífica. ¿Qué tengo yo? La persona a la que más quería me
dejó por su orientación sexual, Chloe y yo dejamos de ser amigas y desde
entonces no tengo amigos y mi familia... Si es que se le puede llamar familia.
Sólo tengo a Aarón, mi hermano pequeño...
El
abogado la agarró del brazo y la obligó a darse la vuelta para irse pero Raquel
se soltó de él con brutalidad y siguió clavada en el suelo.
A Emma
se le saltaron las lágrimas y sintió sus piernas flaquear.
-No
sabes nada todo lo que he tenido que sufrir. He pasado por un cáncer de riñón
infernal, otra chica como tú intentó destruirme la vida y romper con Harry, el
chico al que desde entonces quería me dejó y te podría nombrar mil cosas más-
le contestó Emma enjugándose una lágrima. Pensó en cómo había sido su vida, en todo lo que había
tenido que sufrir- pero si sigo teniendo amigos verdaderos a mi lado y un novio
que me quiere... es porque he tenido suerte. Tú, en cambio, te lo has buscado.
La amistad que tuviste con Chloe se rompió por tu culpa. Tú te buscaste todo
eso. Tú mataste a Elisabeth y a Marcos.
Raquel
empezó a llorar aún más fuerte y entre sollozos Em pudo distinguir un “perdón”.
-Se me
fue de las manos- consiguió decir finalmente.
-Nosotras
podríamos haber sido tus amigas. Podrías haber tenido una vida feliz junto con
nosotras pero elegiste el otro camino. ¿Por qué secuestraste a Elisabeth? ¿Qué
te hizo ella?
-Basta,
Carrington- intervino su abogado con voz grave y empujó a Raquel para llevarla
de la sala.
A Emma
le dio ganas de abofetearlo allí mismo y echarle del juicio pero se controló.
Respiró de alivio cuando se dio cuenta de que Raquel no estaba dispuesta a
marcharse.
-Elisabeth
estaba dormida en nuestra habitación cuando entré. Supe que estaba triste
porque Marcos la había rechazado como pareja de baile así que pensé que estaría
profundamente dormida después de tanto llorar. Aproveché la ocasión para
dejarte una nueva nota para que sospecharas de Elisabeth, ya que había estado
en el cuarto todo el día. Salí de la habitación y me quedé en la puerta por si
acaso. Tal y como sospechaba oí un ruido ahí dentro y cuando entré pillé a
Elisabeth leyendo el mensaje que te dejé. Me amenazó con chivarse.
A Emma
albergó un nuevo sentimiento hacia Elisabeth. La adoraba y la quería muchísimo
y se henchía de orgullo cada vez que escuchaba que la había defendido. ¡Cuánto
la echaba de menos! Notó que le quemaban los ojos pero se resistió para no llorar.
No era un buen momento.
-Entré
en un ataque de pánico. Le dije que me guardara el secreto pero ella estaba tan
decidida en decírtelo que salió de la habitación. La golpeé para que no se
chivase y sabía que sólo había empeorado las cosas. Tenía tanto miedo de cagar
mi plan que sólo se me ocurrió una cosa.
-Secuestrarla
para que no nos lo dijera, ¿no?- contestó Em como pregunta retórica. Negó con
la cabeza, estaba totalmente flipada.
-¡No sabes cuánto me arrepiento, Emma!- de repente, a Raquel le dio un ataque de pánico. Los ojos de ésta cambiaron y Em vio un brillo de puro terror- ¡Quisiera retroceder en el tiempo y quitar todas las notas que os dejé! Dios mío... Sé que me merezco esto. ¡Sólo ruego tu perdón! Mi hermano... Oh, mi Aaron... No puedo estar dieciocho años sin verle crecer.
-¡No sabes cuánto me arrepiento, Emma!- de repente, a Raquel le dio un ataque de pánico. Los ojos de ésta cambiaron y Em vio un brillo de puro terror- ¡Quisiera retroceder en el tiempo y quitar todas las notas que os dejé! Dios mío... Sé que me merezco esto. ¡Sólo ruego tu perdón! Mi hermano... Oh, mi Aaron... No puedo estar dieciocho años sin verle crecer.
Emma se
marchó de allí sin contestarla. Se limpió las
lágrimas y salió al exterior para reencontrarse con sus amigos pero aún sentía un dolor atroz por las palabras de Raquel. Se planteó perdonarla pero no podía. Elisabeth y Marcos no podían volver a la vida. Raquel había hecho daños irreparables.
-¡Ey!
Cuánto has tardado, ¿qué ha pasado?- le preguntó un preocupado Harry.
Emma
sonrió. Le encantaba cuando Harry se inquietaba por ella, era tan mono.
-Una
conversación pendiente entre Raquel y yo- respondió.
Posteriormente,
Guiomar acompañó a Emma para buscar su coche hasta que vio al policía Avon.
-Espera
un momento- le dijo ella a su amiga. Se dirigió corriendo hacia el policía, dejando sola a Emma en el aparcamiento-
¡eh, eh!- voceó, él la miró y compuso una sonrisa- ¡dime tu nombre!
Él
soltó una carcajada y se montó en el coche. Arrancó, bajó las ventanillas y,
dirigiéndose a ella, le gritó:
-¡Walter!
¡Me llamo Walter Avon!
Y se
marchó.
~~~
Después
del juicio, Guiomar había ido con Emma a la casa de los Smith. Necesitaba apoyo
más que nunca. Aún seguía sintiéndose vacía y sabía que sólo se llenaría tras
el regreso de Marcos, es decir, nunca. Pero era el momento de comenzar con una
nueva vida. Sentía que hoy era el paso a una segunda vida. Tenía que empezar a
madurar y dejar a Marcos atrás pero rodeada de sus verdaderos amigos. Pero lo
más importante de todo era que sabía que lamentándose del fallecimiento de
Marcos no iba a arreglar nada por lo que de ahora en adelante tendría una
sonrisa pasara lo que pasara aunque jamás olvidaría a Marcos. Jamás.
En ese
momento, sonó el timbre y Guiomar abandonó sus pensamientos. Miró a Emma, que
en ese momento estaba dejando su móvil sobre la encimera, después de revisarlo.
-¿Quién
será?- le preguntó Guiomar. Em se encogió de hombros.
-¡Emmaaaaaaaaaaaaaaa!
Tienes visita- le gritó su hermano Justin desde la planta baja.
Ambas
chicas se pusieron de pie de inmediato y bajaron las escaleras para recibir a
la persona que había llamado al timbre. Se asomaron.
-¡Chloe!-
gritó Emma con los ojos como platos. Sólo la había visto en fotos con Raquel y
la chica que tenía delante se parecía mucho a ella.
-Espera,
¿Chloe Collins? ¿La antigua amiga de Raquel?- preguntó Guiomar mirándola con
los ojos entrecerrados y después la observó de arriba abajo.
La
individua sonrió.
-La
misma- para sorpresa de las dos, le tendió la mano a Guiomar, que aceptó. Después hizo lo mismo con Emma-
encantada.
-Igualmente.
Emma la
dejó pasar y se ofreció para invitarla a subir a su cuarto pero Chloe la
rechazó alegando que tenía poco tiempo y que sólo había venido para
intercambiar unas cuantas palabras. Entonces se dirigieron al salón; afortunadamente, los padres de Emma no estaban en casa y sus hermanos estaban arriba. Tomaron asientos en distintos sofás.
-Quería
pediros perdón por no haberme dado cuenta antes de que Raquel me había robado
las llaves. Y lo siento por lo que pasó en mi casa de Liverpool...
-No
pasa nada. Una simplemente no puede sospechar de una persona quien había
llegado a ser su mejor amiga- dijo Guiomar.
Chloe
le agradeció su comprensión.
-He
estado en el juicio.
-¿En
serio? ¡No te hemos visto!- se extrañó Em con las cejas fruncidas.
-Es que
he estado en la última fila. Mi hermano Harry también acudió conmigo- les contó
la muchacha aún con tono amable- siento que no haya podido venir aquí. Se siente muy
culpable por todo lo que ha pasado últimamente. Cree que es el responsable de que Raquel se haya vuelto loca y,
por consecuencia, haya hecho todo lo que ha hecho en los últimos meses.
Emma
asintió. Entendía a la perfección cómo se sentía Harry Collins; Harry Styles
nunca habría estado en coma si no la hubiera conocido. Durante todo este tiempo
se había sentido culpable pero se había dado cuenta de que era dueña de sus
elecciones y prisionera de sus consecuencias... Y todo tenía su recompensa.
-Dile
que no se sienta culpable. Él no es el causante de todo esto- le respondió
Guiomar y Em le tomó de la mano para decirle sin palabras que estaba de
acuerdo.
Chloe
Collins asintió en silencio y las abrazó con cuidado. Aquella era una
despedida.
-Muchas
gracias. Creo que a mi hermano le alegrará saberlo.
Justin bajó al recibidor en cuanto Emma cerró la puerta.
-¿Quién
era? Es una chica muy guapa- comentó.
Guiomar
se rió.
-Te
recuerdo que tienes novia.
-Era
Chloe Collins, ya sabes- le respondió su hermana y Justin cambió su semblante
por uno más serio- la propietaria de la casa de Liverpool donde...- miró a
Guiomar, no sabía si hacía bien en decirlo.
-Murió
Marcos- finalizó ella sin delicadeza.
-Lo
siento- susurró Justin.
El
chico cogió las llaves del coche y su billetera en la mesa del hall y lo guardó
en el bolsillo trasero de sus vaqueros.
-¿Adónde
vas?- interrogó Em cuando se dio cuenta de que Justin iba a salir a la calle.
-A
buscar a Helena- le informó él alzando una mano para despedirse mientras se
dirigía hacia su coche- iremos a visitar a Cass, para ver como está.
Emma
cerró la puerta de su casa por segunda vez.
-Es un
buen novio- le dijo Guiomar. Acto seguido sacó su móvil: había recibido un
mensaje.
-Quizá
sea buen novio. Pero hermano es el mejor- comentó Em con orgullo- ¿de quién
es?- inquirió Em al ver que Guiomar estaba muy atenta al whatsapp que
había recibido.
-Oh...-
Guiomar sin alzar la mirada del móvil- de mi madre. Quiere que vaya a casa, dice que
te invita a cenar.
Emma
puso una cara medio triste medio cómica.
-Está
bien.
Subieron
a la habitación de Emma y se cambiaron. Em se puso una blusa de color naranja, una falda
negra de vuelo y manoletinas; y Guiomar un vestido azul con tulipanes blancos y
tacones, que eran propiedad de Emma.
Esperaron un rato hasta que llegaron los padres de Em ya que no podían dejar solas a April y Aroa en casa. Se despidieron de Will, Amy y las gemelas y después salieron de la casa y se montaron en el coche de Guiomar.
Esperaron un rato hasta que llegaron los padres de Em ya que no podían dejar solas a April y Aroa en casa. Se despidieron de Will, Amy y las gemelas y después salieron de la casa y se montaron en el coche de Guiomar.
-¿Sabes
qué? Te voy a contar una cosa- empezó Guiomar para sacar tema. Ella conducía.
-Dime.
-Cuando
era pequeña, me gustaba tu hermano- confesó ella entre risas al recordar la conversación que habían tenido antes sobre lo bueno que era
Justin de novio.
Emma
arqueó una ceja y miró a Guiomar. Empezó a reírse.
-¡Qué
me dices! ¿En serio?
-Sí. Y
no era la única, que conste- protestó ella soltando carcajadas sin parar
mientras conducía- a Hayley y a Anna también les gustaba tu hermano.
-Guau.
Sería raro que una de mis mejores amigas saliera con mi hermano- comentó ella.
Emma se imaginó a Guiomar con un vestizo azul agarrada de su hermano. Sería muy raro pero la idea no le desagradaba. Pero en su opinión, Helena y Justin hacían una pareja perfecta y sabía perfectamente que ella le hacía feliz.
Emma se imaginó a Guiomar con un vestizo azul agarrada de su hermano. Sería muy raro pero la idea no le desagradaba. Pero en su opinión, Helena y Justin hacían una pareja perfecta y sabía perfectamente que ella le hacía feliz.
-Aún
más raro sería que tu enemiga saliera con tu hermano.
-Sí...
Qué tiempos. ¿Quién iba a decir que la chica más malvada del instituto iba a
salir con mi hermano? Aunque Helena ya no es nuestra enemiga.
-Tenemos
enemigos más malvados- contestó Guiomar.
-Ya. Y
además Helena es una buena chica ahora.
Guiomar
asintió, dándole su acuerdo. Qué tiempos eran aquellos cuando su enemiga era
aquella arpía del instituto... Habían pasado por tantas cosas y habían tenido
que atravesar miles de baches... Ya ni se acordaba de cómo era su vida antes de
que empezara toda aquella locura.
-One
Direction definitivamente ha cambiado nuestra vida- parafraseó Guiomar.
-Absolutamente.
Pero... Oye, ¿dónde estamos?- preguntó Emma al echar un vistazo a la
ventanilla. No se veía casi nada ya que era de noche pero podía identificar que
aquella calle no era el camino hacia la casa de Guiomar.
-En Baker
Street- le dijo Guiomar con un toque sarcástico. De pronto, paró el coche y
aparcó.
-¿Qué?
¿Me has llevado hasta la casa de Harry?- Emma no cabía en sí de entusiasmo pero
logró ocultarlo. Intentó sonar enfadada- ¿no teníamos una cena pendiente en tu casa?
-Oh, venga- protestó Guiomar- sabemos que te mueres de ganas de verle así que no me vengas con esas.
Emma se rió negando con la cabeza ante la idea descabellada de su amiga y salió del coche. Guiomar aprovechó aquella ocasión a solas para respirar hondo y descansar un poco los músculos de su cara ya que había estado componiendo una reluciente sonrisa durante toda la tarde. Sabía que dentro de la casa de Harry tenía que aparentar estar feliz. Expiró de nuevo el aire y salió del coche.
-Oh, venga- protestó Guiomar- sabemos que te mueres de ganas de verle así que no me vengas con esas.
Emma se rió negando con la cabeza ante la idea descabellada de su amiga y salió del coche. Guiomar aprovechó aquella ocasión a solas para respirar hondo y descansar un poco los músculos de su cara ya que había estado componiendo una reluciente sonrisa durante toda la tarde. Sabía que dentro de la casa de Harry tenía que aparentar estar feliz. Expiró de nuevo el aire y salió del coche.
-¡¡Eeeeeeeeeeeey!!
Sois las últimas en venir- les medio gritó la novia de Louis. Iba muy elegante y sostenía una copa de champán en la mano- ¡pasad,
pasad!
-¿Qué
se supone que hay ahí? ¿Una fiesta?- murmuró Emma gruñendo por el molesto ruido proveniente del salón.
-No lo
sé. Harry sólo me ha dicho que vengamos- le respondió Guiomar.
Las dos
siguieron a Eleanor, que las llevó hasta el salón.
-¡Ey,
chicas!
-¡Hooooooola!
-Buenas
noches Guiomar. Lo mismo digo, Emma.
Estaban
todos en el salón poniendo la mesa, literalmente. Saludaron a las chicas y
siguieron con lo suyo.
-Guau-
susurró Guiomar ante semejante jaleo.
-Bienvenidas
chicas- Harry apareció por fin y las saludó con su habitual sonrisa cálida y
sus hoyuelos. Guiomar miró a su amiga de reojo y se rió disimuladamente al ver
que ésta se derretía. Se notaba a miles de metros de distancia que Em estaba
perdidamente enamorada del chico.
-Hola,
Harry- habló Guiomar y abrazó a su amigo. Emma también le abrazó, aunque
torpemente.
-¿Y
eso?- inquirió su amiga señalando a la muchedumbre que ponía la mesa.
Harry
miró a sus amigos y se rió.
-Ah.
Bueno, he tenido la gran idea de hacer una cena con todos vosotros. Ha pasado
la mala racha...- su mirada coincidió con la de Guiomar y añadió- bueno, casi.
Pero he pensado que nos merecemos un momento todos juntos.
-¡Es
una buena idea!- apoyó Emma muy emocionada y tomó asiento.
Todos se sentaron también. En una mesa circular se sentaron por orden: Beth Blummer, Zayn
Malik, Zac Lo Blue, Liam Payne, Louis Tolimnson, Eleanor Calder, Hayley Lekker,
Thomas Wells, Nicole Ellis, Guiomar Brandon, Emma Smith, Harry Styles, Niall
Horan, Belén Smith y Bambi Lo Blue.
Todos
habían estado juntos y se habían apoyado en todo momento. Algunos eran de toda
la vida, otros habían llegado más tarde y unos cuantos eran nuevos pero seguían
siendo una piña.
One
Direction fueron los encargados en traer la comida. Todos se desearon buen
provecho y empezaron a comer.
-¿Dónde
está Zath?- preguntó Emma en voz alta mirando a Zayn y Beth, que estaban justo
enfrente de ella. Em adoraba al bebé y siempre se percataba de su ausencia.
-Con mi
madre y mis hermanas- le dijo Zayn con la boca llena.
-¡Es un
bebé precioso!- gritó Guiomar. No adoraba a los niños, incluso detestaba a su
sobrina, la hija de su hermana Brooke, pero con Zath era diferente. Él era como
de su familia, más que Shelly aún- me pregunto quién será la siguiente pareja
que tendrá hijos.
Todos
los de la mesa soltaron carcajadas y siguieron comiendo. Hacía muchísimo tiempo
que no tenían una cena alegre.
-Lo
tengo claro- bromeó Zac y Liam, que estaba al lado de él, se rió asintiendo con
la cabeza para darle su apoyo.
Emma
decidió que aquel era el momento de anunciarles a todos el pensamiento que le
rondaba por la cabeza desde ayer.
-Chicos,
os tengo que confesar una cosa.
Las
conversaciones entre ellos se apagaron poco a poco y los ruidos de los
tenedores también. Todos habían dejado de hablar y de comer y la miraban
fijamente, esperando una respuesta.
-Di-
concedió Louis.
Emma
intentó calmar su desasosiego.
Todos
asintieron con la cabeza. Todos sabían cómo había sido la historia.
-No
hace falta que cuentes nada- le cortó Guiomar sabiendo por dónde se encaminaba
Emma.
Emma la
sonrió para tranquilizarla. Después miró a los otros dos que ya lo sabían,
Belén y Niall. Nadie se había enterado de la historia completa y Emma estaba
allí para contarlo.
-Bueno...
Yo llamé a Marcos.
Como
era de esperar, muchos soltaron exclamaciones de sorpresa y otros se quedaron
simplemente con los ojos súper abiertos.
-Eso
era lo que no os quería decir- les informó Niall a Liam, Zayn y Louis.
Emma le
agradeció con la mirada no habérselo contado a sus amigos. Sabía que podía
contar con él siempre que quisiera.
-Pero
ayer me enteré de que no fui yo la que delató a Marcos.
-¿Qué
quieres decir?- preguntó Guiomar con el ceño fruncido, estaba realmente sorprendida-
¿entonces no has llamado a Marcos?
-Sí, sí
que le llamé pero una persona llamó antes.
-¿Quién?-
interrogaron varias voces a la vez.
-Cassandra.
Lo averigüé ayer ya que quería contárselo y ella me reveló que también le había
llamado. Tal y como les contó Guiomar a la policía, Marcos había apagado el
móvil después de la llamada, por tanto, sólo habíais escuchado un tono de
llamada.
Todos
estaban súper sorprendidos por la nueva averiguación de Em.
-Entonces...
¿Fue Cass?- concluyó Zac.
-Sí.
Vimos la hora de la llamada a Marcos e investigamos que Cass le había llamado
cuatro minutos antes.
-Conclusión:
la llamada que sonó en el sótano fue de Cassandra. Después tú le llamaste pero
su móvil ya estaba apagado- razonó Beth.
-¿Y por qué no me lo dijiste esta mañana?- inquirió Guiomar, que aún estaba procesando la información nueva.
-Quería contároslo a todos una vez.
-¿Y por qué no me lo dijiste esta mañana?- inquirió Guiomar, que aún estaba procesando la información nueva.
-Quería contároslo a todos una vez.
Guiomar la estrechó contra sí.
-De
todos modos, Cass no tiene la culpa y yo sigo queriéndote igual.
Emma
sonrió y todos comentaron el tema durante unos minutos.
-Oye
Niall- empezó Bambi cambiando el tema drásticamente. Belén se removió en su
asiento y entrecerró los ojos para leer más atentamente los labios y saber lo que diría
a continuación- antes me has dicho algo de que te habías reunido con Lou.
-¿Quién
es Lou?- interrogó Thomas, perdido.
-Lou
Teasdale, nuestra estilista- contestó Niall y volvió a centrarse en Bambi- sí.
Fui con los chicos.
Todos
parecían expectantes por la noticia pero los chicos no seguían con tema y
Guiomar concluyó el por qué.
-¿Os ha
comido la lengua el gato o qué?- comentó en tono arisco aunque luego carraspeó
a modo de disculpa.
Los chicos de One
Direction se miraron entre sí en la mesa circular. Vacilaron.
-Bueno...
Es un tema bastante delicado- dijo Liam.
-Raquel
fue la niñera de Lux durante un tiempo- explicó Harry y, al ver que Thomas
abría la boca para preguntar de nuevo, añadió para interrumpirle- Lux es la
hija de Lou. Bueno, el caso es que Raquel dejó de visitarlas.
-¿Y...?-
animó Hayley para que prosiguiera.
La
mayoría había terminado el plato y escuchaba con los cinco sentidos.
-Nada
importante. La policía hizo unas cuantas preguntas a Lou acerca del
comportamiento de Raquel con Lux y el motivo de su abandono.
Emma se
había olvidado completamente de que Raquel había sido la niñera de la niña
preferida de Harry, Lux.
-Raquel
había sido su niñera desde agosto y unos meses antes del baile, aproximadamente
en abril, había dejado de visitarlas. Lou se extrañó al principio y le mandó
mensajes pero nunca respondió por lo que Lou contrató a otra niñera- contó Zayn
esta vez.
-Pero
si Raquel siempre se marchaba de la universidad para cuidar de Lux- intervino
Hayley de nuevo.
-Seguramente
era para darle de comer a Elisabeth- rebatió Guiomar y todos tuvieron el
presentimiento de que tenía razón- no para cuidar de Lux.
-Vaya...
¿Y qué respondió Lou a las preguntas de la policía?- interrogó Beth volviendo al
tema anterior.
-La
verdad- contestó Louis.
-Respuesta
escasa- alegó Emma- no me vale.
-Pues
que no tenía ni idea del motivo de su renuncia y que Raquel había sido una
niñera espléndida. Especificó era una de las mejores que había tenido ya que
Lux le había cogido muchísimo cariño- terció el rubio de la banda.
-Pobre Lou. Me imagino cómo se habrá sentido al enterarse de que había dejado a una asesina en manos de su hija- replicó Beth pensando en su bebé. Se estremeció con tan solo pensarlo.
-Pobre Lou. Me imagino cómo se habrá sentido al enterarse de que había dejado a una asesina en manos de su hija- replicó Beth pensando en su bebé. Se estremeció con tan solo pensarlo.
Los
chicos de la banda se levantaron por segunda vez, esta vez para llevar los platos y traer
el postre. Algunos se levantaron para ofrecer su ayuda pero éstos se negaron.
Una vez repartidas todas las tartas y los chicos se hubieran sentado, Eleanor
habló:
-No
entiendo cómo una adolescente tan encariñada con los niños puede ser tan
malvada como para matar a dos personas jóvenes, atacar a su ídolo y secuestrar
a su compañeras de cuarto.
-He
estado pensando lo mismo- apoyó Zac.
-No
todo es blanco o negro, supongo- injirió Em.
‘Ya,
pero aún así, las personas que aman a los niños son buenas por naturaleza’-
objetó Belén dando su opinión.
-¿Y yo
que soy?- replicó Guiomar de guasa.
-Las
apariencias engañan- parafraseó Louis el famoso lema. Deberían aprendérselo de
una vez; habían sido engañados por Bambi y por Raquel.
La
pelirroja captó todas las miradas y se sintió un poco incómoda. Belén, que se
sentaba al lado, la abrazó para tranquilizarla, olvidando así todas sus diferencias.
-Bambi
se arrepintió y no llegó a asesinar a nadie...
-¡Ni en
un millón de años lo haría!- le cortó Bambi a Liam.
-Te
creo. Mientras que Raquel se ha pasado tres pueblos. Sé que todo el mundo lo
piensa y nadie lo dice en voz alta pero fue en contra de su voluntad.
-¿Y eso
la hace menos culpable?- se metió Guiomar sin controlar su agresividad.
Emma
olió a peligro e intervino.
-No,
ella mató a Elisabeth y a Marcos y eso nadie lo puede cambiar. Pero pienso
que...- tenía un poco miedo de que Guiomar se enfadara con ella por pensar de
esa manera pero sabía que ella tenía que comprenderlo. Que haya matado al chico
al que amaba no le daba ningún derecho a rechazar todos los argumentos a favor
de Raquel- si ella no tuviera ese trastorno, no hubiera asesinado a ninguno de
los dos.
Por
suerte, Guiomar no dijo nada y se mostró indiferente ante la duda de su mejor
amiga.
-Estoy
de acuerdo. Opino que es una buena chica con un lado oscuro debido a su
enfermedad- consideró Zac.
Nadie
más habló. Necesitaban unos minutos para reflexionar todo aquello. Em se
acordó de que Elisabeth estaba perdidamente enamorada de Marcos... Y ahora
ambos estaban muertos. Se preguntó si Elisabeth tendría una posibilidad con
Marcos en el cielo.
-Oye
Nicole- medió Guiomar irónicamente para olvidar del asunto, que la ponía más
triste cada vez que escuchaba el nombre de Marcos- te veo demasiado callada y
tranquila. ¿A qué se debe ese cambio?
Emma
palideció. Se acordó del desagradable ataque de celos que había tenido hacía
más de un año al ver a Nicole muy pegadita a Harry. La chica amaba a los chicos
y gritaba cada vez que les veía pero en ese momento estaba tan serena y calmada
que no parecía que estuviera allí.
-Oh-
Nicole se puso un poco roja. Thomas la miró y ésta le correspondió con las cejas alzadas como preguntándole si podía contarlo- lo siento chicos pero ya tengo a
otra persona que me hace sentir de esa manera- dijo la chica medio bromeando
dirigiéndose a la banda.
-Guau. ¿Nick Cradford, el perdedor ese
de la universidad que ni se presentó al concurso de Reina de Verano?- inquirió
Niall tan inocente como siempre.
-Que
va- miró a Thomas, que le obsequió una cálida sonrisa, y le rodeó el cuello con
el brazo- somos novios.
Guiomar
soltó un gritito de exclamación. Sospechaba que hubiera algo entre ellos pero
ignoraba la magnitud de su amor. Pensaba que Thomas era uno más de la lista de
su prima y que sólo era una relación pasajera.
Todos
aplaudieron y les dieron la enhorabuena.
-¡Qué
buena noticia!- gritó Bambi mirando a uno de sus mejores amigos y aplaudiendo
sin parar. Sabía que él siempre había estado coladito por Nicole.
-Y no
es la única- comentó Niall también. Belén soltó una risita y besó al chico en
la mejilla.
‘Nosotros
hemos decidido darnos una oportunidad también’- signó la rubia.
-¡Joder!
¡¡Fascinante!!- festejaron todos.
Y es
que, como bien todos sabían, después de la calma venía la tormenta y después de
la tormenta venía la calma...
Harry
se levantó y más tarde volvió de la cocina con dos botellas de champán. Todos
se sirvieron.
-¡Por
Thicole y Nialén!- vitoreó Emma apodando a ambas parejas. Todos se rieron y
chocaron las copas para después beber.
-Bueno,
y eso no es todo- comentó Beth con una sonrisa magnética.
Todos los de la mesa miraron a la chica intrigantes.
-El bautizo
se celebrará el día diecinueve de junio y como bien todo sabéis, los padrinos
serán Harry y Bambi.
Harry y
Bambi, aunque ya lo sabían, no pudieron evitar sentirse emocionados ante la
perspectiva de ser los padrinos del niño Zath.
-Otra
cosa más- Zayn se levantó de la mesa. Miró a Beth, que
dio una pequeña cabezada para que prosiguiera- queríamos anunciarlo en un buen
momento y creo que este lo es.
-¡Uhhhhhhhh,
qué será!- chilló Hayley, muy intrigada.
Zayn y
Beth se cogieron de la mano y sonrieron al público.
-¡Nos
vamos a casar!
~~~
Helena nunca había visto a Cassandra tan triste.
Su amiga había estado afligida cientos de veces puesto que no tenía una vida demasiado "feliz" pero después de la muerte de la única familia que le quedaba, aparte de su padre que no era un padre, no cesaba de llorar. Era lamentable.
En ocasiones, en un ataque de nervios, Helena se hundía y se largaba a otro cuarto, como le había sucedido ahora mismo.
Alguien llamó a la puerta y Helena supo de quién se trataba. Murmuró un "adelante" y su novio Justin entró en el cuarto. Ella estaba en la repisa de la ventana. Le miró, derrotada.
-He conseguido calmar a Cassandra y ahora está durmiendo- le dijo él y Helena suspiró, aliviada.
El chico se acercó para abrazarla. Helena no podía creer la suerte que tenía: un novio así no se encontraba en todos los sitios. No podía expresar con todas las palabras del mundo para agradecerle todo lo que estaba haciendo por ella y por Cass. Sabía perfectamente que Helena aparentaba ser una chica fuerte pero en realidad era muy sensible y a la mínima se derrumbaba, no podía manejar ella sola a su amiga.
-No sé que hacer, Justin.
Él la miró, angustiado. Le afectaba muchísimo verla así.
-Cassandra lo logrará. Te prometo que dentro de un mes volverá a ser la de antes. Ahora está procesándolo todo, aguantando todo el dolor que siente dentro.
-No entiendo porqué Dios la tiene tomada con Cassandra- gimió Helena sin parar de llorar. Se enjugó una lágrima pero sólo consiguió que se le corriera el rímel.
Justin estaba pasando un infierno en la casa de los Anderson. Bueno, de Anderson, se corrigió, puesto que ya sólo había uno. El padre de Cass había vuelto a Islandia después del funeral.
No sabía qué decir. Intentaba por todos los medios alegrarla. Intentó probar con algo que sabía que siempre la hacía feliz.
-Te quiero, Helena.
A ella se le cayeron más lágrimas pero sonrió. Le dio un abrazo de nuevo.
-Quiero dormir.
Justin asintió, la cogió en volandas por lo que Helena profirió grititos de risa. Después la sentó en la cama. Helena ya tenía puesto el pijama de Cassandra y Justin estaba cómodo con su camisa blanca y su pantalón de chándal por lo que se tumbaron en la cama directamente.
-Buenas noches.
Al no obtener respuesta, Justin miró a su novia y vio que estaba durmiendo. Sonrió, dormir era la única manera para aliviar el dolor y lo sabía.
Justin quería que pasara el tiempo rápido. Había estado soportando muchos días viendo a su hermana pequeña sufrir por Harry. Jamás la había visto tan deprimida... Y ahora era el turno de su novia. ¿Por qué las dos chicas a las que más quería en el mundo tenían que sufrir tanto? Se le ocurrió que quizás daba mala suerte a la gente.
Una hora más tarde, se levantó de la cama con cuidado para no despertar a Helena y se dirigió a la otra habitación donde estaba Cassandra. Ella también estaba dormida; tenía la respiración acompasada y parecía ajena a todo el dolor que estaba pasando. Justin supo que llorar mucho era agotador, no era de extrañar que ambas chicas se hubieran dormido al segundo.
Justin volvió a su cuarto y se tumbó de nuevo, junto con Helena. Se permitió dormir un rato y cerró los ojos. Por primera vez en toda su vida, pidió a Dios que acabara con todo ese dolor.
~~~
Después
de la deliciosa cena se pusieron a charlar durante horas de los viejos tiempos.
Poco a poco se fueron yendo gente hasta que sólo quedaron Harry, Liam, Hayley,
Guiomar, Bambi y Emma.
-Estos
dos harían muy buena pareja, ¿no creéis?- les preguntó Bambi señalando a Liam y
a Hay, que estaban en el sillón más alejado hablando sobre quién sabe qué-
ambos son muy inteligentes y ¡solteros!
Harry
soltó una carcajada y miró a la pareja del sillón.
-Te
recuerdo que tú también estás soltera- le chinchó.
Bambi
le sacó la lengua, divertida. Guiomar y Harry se burlaron de la pelirroja y se
dirigieron a la cocina para llevar los restos de la mesa sucia. Bambi y Emma se
quedaron a solas (aparte de Liam y Hayley, que no se daban ni cuenta).
-Me
gustaría preguntarte algo- le susurró Bambi cambiando el tono divertido a uno
serio.
Em se
preocupó. ¿Sería algo malo?
-Claro.
Dime- cedió a regañadientes.
-¿Por
qué me mentiste cuando te pregunté si querías a Harry?- interrogó la pelirroja.
No estaba enfadada ni tampoco la juzgaba, simplemente quería saber por qué la
había engañado.
Emma
tartamudeó. No se había olvidado de la pregunta que le había formulado Bambi
después de haberse besado con su primo Zac. La preguntó a solas si seguía
queriendo a Harry y ella lo negó.
-No te
he mentido.
-¿Quieres
decir que no le quieres? ¡Oh, por favor! He visto cómo os mirabais durante la
cena.
Emma
había ignorado que Bambi estaba observándoles. Además, tampoco habían hecho
nada malo, sólo se habían mirado y sonreído.
-Me
preguntaste si le quería y te dije que no porque no le quiero- retomó la rubia
con impaciencia- no le quiero, le amo.
Bambi
rodó los ojos.
-¡Ya
sabías lo que quería decir!
-Es que
no lo quería admitir- confesó- me sentía totalmente avergonzada por haber
besado a tu primo aún sabiendo lo que él sentía por mí. Me preguntaste si
quería a Harry y busqué una excusa para negarlo. Mi excusa es que formulaste
mal la pregunta.
Bambi
puso los ojos en blanco pero de todos modos la abrazó. Emma le devolvió el
abrazo con fuerza, ser perdonada hacía que se sintiera feliz.
-Lo que
hay que ver, pero sigo queriéndote- le murmuró ella sin soltarse del abrazo- y mi
primo también. Pero encontrará a otra chica, ya verás.
-Se
enamorará de una hermosa chica inglesa- comentó Emma, sonriente, después del
abrazo.
Bambi
puso una mueca.
-En
realidad... de una italiana, más bien.
-¿Qué
quieres decir?- el pulso de Em se aceleró. Aquel comentario hizo que se
acordara de Anna.
-Zac se
irá a Italia mañana. No quiere decírselo a nadie porque sabe que le haríais
cambiar de idea. Pero seguro que se alegrará de verte mañana en el aeropuerto
aunque me matará por habértelo dicho.
Emma se
entristeció al escuchar aquella noticia. Zac no figuraba en su lista de mejores
amigos pero en cierta manera se sentía vinculada a él ya que Zac estaba muy
unido a Anna. Sabía que Anna quería muchísimo a Zac y que eran mejores amigos. También sabía que a Bambi no le haría mucha gracia la marcha de Zac. Quería muchísimo a su primo y, prácticamente, era la única familia que tenía.
-Iré al
aeropuerto mañana a despedirme de él- confirmó Emma.
-A las
diez de la mañana- finalizó Bambi y Harry y Guiomar salieron de la cocina.
Hayley y Liam se levantaron del sofá y se acercaron al grupo.
-Es
tarde- citó la morena mirando su reloj de pulsera.
-Sí.
Vayámonos- les dijo Emma cogiendo su bolso del sitio donde lo había dejado.
Revisó si tenía todo.
Harry
puso una mano en el hombro de ésta y Emma alzó la vista.
-Puedes
quedarte a dormir aquí si quieres.
Emma
miró a su mejor amiga de reojo y negó con la cabeza.
-No
puedo, lo siento. Guiomar se quedará a dormir en mi casa.
-Oh,
venga Emma- participó su amiga dándole un leve empujoncito- tengo mi coche
aquí. No me importa ir a mi casa.
Emma
sabía que era su deber estar al lado de ella cuando más lo necesitaba. Guiomar no
estaba pasando por unos buenos momentos y sabía que en cuanto estuviera sola
aprovecharía la oportunidad para llorar. Y Emma no quería que Guiomar llorase y por nada del mundo que se pusiera triste pensando en Marcos.
-No.
Quiero que duermas en mi casa.
Harry
adivinó lo que pensaba Emma. Desafortunadamente, Guiomar también.
Em le
lanzó una mirada triste.
-No quiero que te las apañes tú sola. Tú dormirás en mi casa y punto- respondió Emma tajantemente.
-No quiero que te las apañes tú sola. Tú dormirás en mi casa y punto- respondió Emma tajantemente.
Hayley,
Bambi y Liam observaban la escena en silencio.
Emma
pensó que tardaría varios minutos o incluso horas en intentar convencer a Guiomar pero para
sorpresa de ella y de todos, Guiomar aceptó.
-Vale.
Dormiré en tu casa- asintió ella y Em sonrió triunfalmente.
Liam se
ofreció a llevar a Hayley y Bambi a sus casas. Se despidieron de todos.
-Os
dejaré un rato a solas. Te espero en el coche, Emma- le avisó Guiomar y salió
de casa después de darle un beso a Harry en la mejilla.
Em se
puso un poco nerviosa. Después de la escenita que montaron aquella mañana en su
habitación era la primera vez que estaban solos.
-Bueno...
Te veré mañana, supongo- le dijo Harry enseñando sus hoyuelos. Emma se percató
de que él estaba también nervioso por su presencia y eso la calmó.
-Claro
que sí- sonrió ella.
Entonces
se puso de puntillas dispuesta a darle un beso pero escuchó un ruido
estridente del motor de un coche.
-¿Qué
es eso?- preguntó Emma extrañada y salieron afuera- ¡no me lo puedo creer!
El
coche de Liam y de Guiomar habían desaparecido. Guiomar se había ido dejándola
sola con Harry para que pasara la noche con él. Ahora explicaba por qué Guiomar
se había rendido tan rápido. ¡¡Había tenido un plan y no se había dado cuenta!!
-¡Esa
mocosa...!- chilló Emma muy furiosa- ¡será imbécil!
No
tenía ningún coche para irse ya que había venido con el de Guiomar y además no
pensaba pedirle a Harry que la llevara a casa a esas horas.
En
contra de su voluntad, se resignó y entró a casa de Harry. La idea de dormir
con él no era tan mala pero no podía evitar sentirse mal por haber dejado sola
a Guiomar. Justo cuando le daba vueltas a aquello recibió un mensaje, que lo
abrió al instante.
De: Hayley. Para: Emma.
Hora: 01:34.
Tranquila, Guiomar dormirá en mi
casa. Así te quedas más tranquila J
Te queremos mucho:*
PD de Guiomar: que pases una buena
noche. No os olvidéis de los condones xxx
Emma se
rió de las últimas líneas pero se calmó un poco al saber que Guiomar estaría
con Hayley. Estaba segurísima de que la cuidaría muy bien.
-Guiomar
dormirá en casa de Hay- le informó ésta subiendo al piso de arriba. Harry la
pisó los talones.
-¿Y por
qué te has reído?
Em se
puso roja como un tomate. Trató de esconderse la cara para que no la viera.
-Ah...
Por nada- contestó haciéndose la loca.
Abrió
la habitación de Harry y éste le dejó una camiseta suya de manga corta que le
llegaba hasta las rodillas. Emma aceptó y se fue al baño para cambiarse. Dejó la
blusa y la falda en una butaca que había en el cuarto de Harry cuando volvió, ya vestida con el "pijama".
-Antes
de la cena hablamos con nuestro mánager- le informó Harry sentándose en la
cama. Le indicó a la chica que se sentara también y ésta obedeció sin rechistar- el día
veintiuno nos vamos de gira por Estados Unidos.
-¿La
gira que habíais suspendido?
-Exacto-
asintió Harry- así compensaremos a las fans.
Emma
sonrió. Harry era muy entregado con las directioners y ese simple hecho le
encantaba.
La gira
era dos días después del bautizo pero eso no era lo que le preocupaba a Emma.
-¿Cuánto
tiempo estaréis fuera?
Harry
sonrió por el malestar de la chica. Se sentía bien sabiendo que su chica se
inquietaba por el tiempo que iban a estar separados.
-Sólo
son dos semanas. Nada de lo que preocuparse- le dijo Harry.
Emma le
abrazó, aliviada.
-Hoy he
tenido una comida familiar. Han venido como veinte tíos y primos lejanos- contó
Harry. Emma se sentía muy plena estando en el regazo de Harry y escucharle
hablar y respirar.
-Qué
bien.
-Sí.
Todos ellos han pasado a visitarme al hospital al menos una vez y ¿sabes qué?
Todos te han visto allí.
-¿Y qué
pasa?
Hubo un
silencio prolongado.
-Has
estado día y noche en el hospital, Em. Te amo por eso pero deberías haber
dormido algo y pasar más tiempo con tu familia. La salud es lo primero- hablaba
muy rápido pero Em ya no le escuchaba- no puedo soportar...
-¿Qué
has dicho?- le interrumpió ella, ansiosa.
Harry
meditó unos segundos.
-Que la
salud es lo primero.
-No,
antes.
-¿Qué
te amo?- preguntó él y Em sonrió al sentir un cosquilleo en todo su cuerpo.
-Dilo
otra vez.
Harry
entendió la repentina interrupción y compuso una sonrisa. Jamás se cansaría de
decírselo. Había esperado casi un año para poder repetírselo.
-Te
amo, Emma Smith. Te amo y ojalá sintieras lo mismo.
La
joven se acercó a él para plantarle un beso en los labios. Fue intenso y
encontraron sentimientos que hacía muchísimo tiempo que no sentían. Como deseo,
lujuria, amor...
-Harry...-
susurró Emma jadeante tras separarse del beso. El chico intentó besarla de
nuevo pero ésta le apartó suavemente con la mano. Esta vez la miró- ¿puedo
preguntarte una cosa?
-¿Qué
pasa?
-No me
voy a enfadar. Es más, lo comprendería, pero quisiera saber si...- vaciló ante
la intensa mirada del chico pero se animó a seguir. Se moría por saberlo- has
estado viéndote con alguien cuando... Cuando no estábamos juntos.
Él
tragó saliva y se apartó de ella lentamente. Emma supo que la respuesta no
sería un “no” pero, tal y como había prometido, no estaba enfadada. Aunque un
poco afectada.
-Intenté
acostarme con una chica- confesó él finalmente sin apartar su mirada de la de
ella. Emma asintió con la cabeza y susurró un “no pasa nada”. Un año para un
chico era demasiado- pero no pude. Estaba en una discoteca y la chica se me echó
encima... Íbamos a hacerlo pero me eché atrás... No podía parar de pensar en ti
y me sentí muy culpable así que me marché. No puedo hacerlo con otra persona
que no sea contigo, Emma. Así que no, no he estado con nadie más.
Emma le
besó y sintió que le quería un poco más.