miércoles, 18 de febrero de 2015

94- Inesperado.


Notó un aire cálido con olor a menta: alguien le estaba soplando en la cara. Emma dejó escapar un gruñido.

-Un poco más- pidió ella con voz adormilada. Necesitaba más horas de sueño, aún no quería enfrentarse a la realidad.
 
Alguien le besó en la frente y le acarició el cabello. Emma le reconoció al instante. Ese tacto... era imposible confundirlo pero supo que se trataba de un sueño. Abrió los ojos para comprobarlo.
Harry Styles estaba ahí. Sentado en su cama enseñando su dentadura blanca que era capaz de iluminar toda su habitación. Tenía ojeras y la piel translúcida pero a pesar de eso estaba hermoso, como siempre.

-Eso pasa por dormir poco- se quejó Em y el Harry de su imaginación frunció el ceño- ahora me estoy imaginando cosas.

Em se frotó los ojos y escuchó una risa musical, esos que ponían los pelos de punta. Emma apartó las manos de los ojos y volvió a mirarle aún tumbada bocabajo sobre su cama, con la cabeza alzada. Harry seguía allí y Em puso los ojos en blanco.

-No puede ser. Esto empieza a ser grave- masculló ella un poco asustada. No quería creer que el Harry de verdad estaba allí.

-Emma- pronunció él con su habitual voz ronca. A la chica se le heló el corazón y se llevó una mano a la boca, jamás podría imaginarse una voz tan bonita. Parecía real- estoy aquí.
 
El corazón dio un vuelco, le latía desbocado. Le temblaban las manos pero sacó fuerzas para tocarle el brazo. Sintió su cálida piel en la yema de sus dedos. Emma intentó buscar más pruebas, no quería llevarse una decepción después. Harry simplemente no podía estar tan tranquilo allí, en su casa, en su habitación, en su cama.
 
Se lanzó a sus brazos sin medir la velocidad y la distancia. El olor de Harry llenó sus fosas nasales. Se aferró a él fuertemente, tenía miedo de que se esfumara de sus manos. Agarró su camisa con toda la fuerza que tenía, apoyó su cabeza en el hombro de Harry e impregnó su olor para recordarlo. Quería que ese momento fuera infinito. Harry movió las manos y Em tuvo miedo de que la apartara pero no fue así. Le devolvió el abrazo, le acarició su columna vertebral con sus dedos y le susurró al oído "no me iré". Emma le creyó. Y le dio igual llevarse un chasco después. Quería aprovechar el momento al máximo. Pasara lo que pasara después no le importaba.
 
Se zafó de su agarre para poder mirar sus ojos verdes. Sintió un escalofrío pero no fue desagradable. Harry le sonrió y Em no pudo resistirse más, notó que las fuerzas le fallaban y que su corazón se derretía. Tomó la barbilla de Harry y acortó la distancia de ambos labios. Le besó.
 
Emma abrió la boca pero Harry no. Temió el rechazo pero después sintió un miedo irracional a que Harry desapareciera sin más con la evidencia de que todo aquello sólo se trataba de un sueño. Pero aquel pavor desapareció tan rápido como apareció al notar cómo Harry abría la boca también, devolviéndole el beso. La verdad era que Harry temía perder el control, hacía muchísimo tiempo que no besaba de esa manera.
 
Sus lenguas se rozaron levemente. Harry deslizó sus dedos entre su cabello y comenzó a besarla con rapidez y pasión; hacía tiempo que no sentía algo así. La necesitaba. Necesitaba algo más que eso, el cuerpo le inducía a aprovecharse de la situación pero el cerebro le ayudó a mantener el control. Le cubrió la mejilla con la palma de la mano, sintiendo la piel sedosa de Em contra sus dedos rugosos. Lo único que deseaba era protegerla durante el resto de su vida, le había hecho tanto daño... Em le rodeó el cuello con los brazos. Harry supo que estaba apunto de perder el control, por lo que la alejó de él.
 
Harry y Emma tenían la respiración acompasada. Estuvieron jadeando durante varios minutos hasta que Harry dijo:
 
-Lo siento- consiguió decir- tus padres están abajo.
 
-¿Eres real?- le preguntó Emma impulsivamente. Todavía le parecía inverosímil aquella situación. Contuvo la respiración y rezó en su fuero interno.
 
Harry sonrió y soltó una risita.
 
-Pues claro que sí, tonta- le dijo él y besó la punta de su nariz- ¿acaso el beso no es suficiente para demostrártelo?
 
Emma se echó a llorar y Harry se quedó paralizado. Esperaba cualquier reacción por su parte, pero no esta. Dudando, colocó ambas manos en los brazos de la chica.
 
-¡Oh, Harry!- gritó ella y se abalanzó a él de nuevo. El chico sintió su cuello húmedo por las lágrimas de la chica pero no le importó- ¡Harry!
 
-Tranquila... Estaré contigo, te lo prometo- juró él agarrando con fuerza los brazos de la joven. Cada vez que oía su voz quebrada se sentía como si le dieran un puñetazo en la barriga.

Emma siguió llorando. Le miró.
 
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás en el hospital?
 
-Me desperté ayer- le explicó él. Em abrió los ojos como platos- a las once de la noche. Mi madre te llamó a las doce pero no lo cogiste. Llamó a tus padres y ellos trataron de despertarte pero estabas tan agotada que ni siquiera te diste cuenta de que te llamaban. Entonces decidieron darte la sorpresa al día siguiente. Estuvieron revisándome toda la noche y estoy bien, Emma- a ella se le cristalizaron los ojos- y me dieron el alta hace una hora. Decidí venir aquí.
 
-¡Oh! ¿Te dan el alta y lo primero que haces es venir aquí?- chilló ella, incrédula.
 
-Pues claro- contestó él como si fuera obvio.
 
A Emma le hirvió el corazón. Se sentía un poco mareada por tanta alegría acumulada de golpe.
 
-No has dormido- le advirtió ella haciendo caso omiso al mareo.
 
Harry se rió por undécima vez. Em alzó una ceja, ¿qué cosa graciosa había dicho esta vez? Pero no se molestó, le encantaba escuchar su risa, aunque fuera para burlarse de ella.
 
-He dormido durante cinco días, Emma- comentó él riéndose y Em enrojeció por su inociencia pero decidió reír con él.
 
-¿Quién lo sabe?- le preguntó tratando de cambiar el tema.
 
-Todo el mundo. Salió en la tele- le dijo él. Em agradeció no haberse enterado por las noticias, le habría dado algo, como mínimo, un ataque de pánico. Hubiera sido demasiado para ella- One Direction fue a visitarme ayer. Belén, Bambi y Hay también.
 
-¿Y Guiomar?
 
Toda la alegría en el rostro de Harry se esfumó, Em entendió que le habían contado todo lo que había sucedido en los dos últimos días.
 
-No cogió el teléfono. Hayley trató de llamar a Nicole pero tampoco lo cogió- dijo él un poco triste.
El ambiente de la habitación había cambiado.
 
Em decidió disfrutar un poco más de la alegría y le abrazó por tercera vez. Oliéndole y sintiéndole.
 
-¿Y si vamos a su casa?- le propuso a Harry.
 
Al chico le pareció una buena idea.
 
Ambos bajaron al salón; toda su familia estaba allí y sonrieron en cuanto vieron a Emma.
 
-¿Habéis tardado mucho, eh?- les dijo Justin pícaramente. 

Amy, que estaba sentada al lado de Justin, puso una cara de enfado y le dio una colleja en la cabeza pero eso sólo sirvió para provocarle más risas. Emma rodó los ojos en un intento de ocultar su vergüenza y abrazó a toda su familia.

Estaba realmente feliz. Hacía muchos meses que no se sentía tan completa.

~~~
Thomas abrió los ojos y lo primero que pudo ver era el reloj de la mesilla, que marcaba las ocho en punto. Más tarde se dio cuenta de que no estaba solo en su cama y dio media vuelta, topándose con la cara de Nicole.

Entonces su mente se llenó de fotografías de la noche anterior. Él y ella... ¡Oh, Dios mío! Apartó un poco la sábana de su cuerpo y se dio cuenta de que estaba completamente desnudo. Su cara adoptó un tono rojizo.

Volvió a mirar a la chica dormida. Se la veía preciosa y sonrió. Efectivamente, lo había hecho con ella. Con la chica más guapa y popular que había conocido. Pero eso era lo de menos, era una chica extraordinaria. Ya no era la Nicole que había conocido un año atrás.

Empezó a reflexionar sobre lo que había sentido por la noche. Se había sentido tan bien... Podría hacerlo mil veces más. Ahora entendía porqué a la gente le encantaba el sexo. Aún así, no se arrepentía de haberlo hecho antes, estaba muy feliz de haberlo hecho con la chica adecuada.

Nicole se removió un poquito desde su sitio, aún dormida. Thomas decidió salir de la cama para darle más espacio. Una vez de pie, se vistió con la misma ropa de ayer, tirada en el suelo. Bajó a la cocina e inmediatamente vio a dos figuras muy conocidas.

-¡Hola, hijo!- le gritó su madre gritando, como siempre. Se levantó de la silla, estaba desayunando, y besó a Thomas.

El chico abrió los ojos. Se había metido en un buen lío: Nicole estaba arriba durmiendo en su cama y, para su horror, desnuda.

-¡Mamá!- le saludó Thomas con una alegría forzada- ¡me dijisteis que no volveríais hasta el día ocho!

Se suponía que sus padres se habían ido de viaje a Gales. Era uno de sus típicos viajes de aniversario, cumplían veintiocho años de casados.

-Sí, bueno- intervino su padre removiendo su taza de café cortado con cucharilla- no había mucho que ver así que hemos vuelto antes.

-Ah... Vale, ¿acabáis de volver?- les preguntó. Thomas se dio cuenta de que se retorcía las manos por puro nerviosismo así que dejó de hacerlo, no quería delatarse. Sus padres eran bastante astutos.

-No, volvimos anoche, sobre las dos de la mañana- le dijo su madre algo distraída comiendo el huevo frito que le había preparado su marido de desayuno. Thomas suspiró, a esa hora habrían terminado de... bueno, de eso- por cierto hijo, creo que te dejaste la ventana abierta, se oía muchos golpes desde tu habitación.

El chico empezó a toser ruidosamente para no tener que hablar. Alargó la tos y paró cuando supo que no iba a colar más. ¿A las dos de la mañana no habían acabado? Compuso una sonrisa de inocencia que sabía que convencería a sus padres.

-Sí, me he dado cuenta en cuanto me he levantado, mamá- mintió Thomas. Cogió dos mandarinas disimuladamente y se dirigió a la puerta para salir- adiós.

En cuanto el chico se fue de la cocina, su madre sonrió y se rió como una adolescente, negando con la cabeza.

-Se cree que somos tontos- le dijo ella a su marido. Éste asintió con la cabeza, medio escéptico medio divertido.

Cuando Thomas entró a su habitación, Nicole ya estaba despierta.

-¡Ey! Me estaba preguntando donde estarías- le dijo ella con una sonrisa. Tenía el pelo recogido aunque despeinado y se había vestido, cosa que Thomas agradeció.

Era la primera vez que veía a Nicole recién levantada y sin maquillar. La veía totalmente natural y Thomas no la hubiera reconocido si se hubiera cruzado con ella así en la calle. Pero aún así, en su opinión, estaba igual de guapa que siempre. Decidió no hablar en voz alta de lo que estaba pensando en ese preciso momento ya que sabía que Nicole no era muy fan de esos comentarios.

El chico le lanzó una mandarina al aire y Nicole lo cogió al vuelo.

-Oh, me esperaba un súper desayuno romántico con una bandeja- se burló Nicole al ver la minúscula mandarina. Dejó la piel que arrancaba en la mesilla de noche.

-Lo iba a hacer- bromeó él siguiéndole el juego. Se tomó el primer pedazo de mandarina- pero mis padres están abajo y levantaría sospechas.

-¿En serio?- Nicole abrió la boca y empezó a reírse- ¡Madre mía! ¿Y cómo me iré de aquí?

Thomas asintió con los ojos arqueados.

-Bueno, idearemos un plan.

Ambos empezaron a reírse mientras se comían la mandarina. Después, Nicole interrumpió el alegre ambiente.

-¿Te arrepientes? ¿Te gustó?

-No y sí- contestó él por orden. Se sentó en la cama, junto a ella, y la besó. Fue un beso corto- fue la mejor noche de mi vida.

Nicole sonrió sin mostrar los dientes. Descansó su cabeza sobre el hombro de Thomas.

-¿Puedes creerte que también es la mejor noche de mi vida? Por primera vez lo he hecho enamorada.

Thomas sonrió y casi se le anegaron los ojos de lágrimas pero se controló. Las mariposas del estómago se convirtieron en abejas.

-Oye, ¿puedes creerte que estuvimos hasta las dos de la mañana?

~~~


-Estoy muy nerviosa- confesó Emma aturullada cuando Harry dispuso a abrir la puerta del coche. Harry y ella estaban en el Bugatti Veyron aparcado enfrente del chalet donde vivía Guiomar.

Él soltó el pomo de la puerta del coche y tomó las manos de Em para tranquilizarla.

-Yo también lo estoy. Venga, cuanto antes la veamos mejor- le dijo él. Emma se mordió el labio, no le había contado el “conflicto” que había tenido con Guiomar- vamos. ¡Qué ganas tengo de verla!

Emma le devolvió la sonrisa y salió del coche. Harry hizo lo mismo. A Em le temblaban cada vez más las piernas. No quería estropear el reencuentro entre Harry y Guiomar.

-Menos mal que aquí no hay nadie- citó Harry para calmarle los nervios. Em echó una ojeada alrededor y, efectivamente, la calle estaba completamente vacía. Mejor.

Tras un corta caminata, se situaron enfrente de la casa de Guiomar. Emma no sabía si llamar a la puerta o al timbre. Optó por lo primero. Le abrió la madre de Guiomar, que compuso una enorme sonrisa (a Em le recordó la de Guiomar).

-¡Emma! Qué bueno volver a verte- le dijo ella y la abrazó. Em se hizo la educada, como siempre y la observó. Aparte de la sonrisa, no se parecían en nada- ¿y tú eres...?- la madre de Guiomar se dirigió a Harry.

Harry abrió los ojos como platos pero a Em no le extrañó para nada. Guiomar y su madre no tenían una relación muy estrecha.

-Harry, un amigo de su hija Guiomar- se presentó él deshaciendo la mueca de sorpresa.

La señora les dejó pasar.

-Encantada de conocerte, Harry. Guiomar está arriba, en su habitación.

-Muchas gracias- agradeció Em.

Emma y Harry subieron las escaleras y en cuanto llegaron al pasillo visualizaron la puerta de la habitación de Guiomar; estaba cerrada. Cuanto estuvieron lo bastante cerca del cuarto escucharon una voz cantar. Al principio no identificaron las palabras ni de dónde provenían pero cuando pegaron sus orejas en la puerta distinguieron la voz de Guiomar.

-Tú solías fascinarme por tu vida resonante... Ahora estoy limitada por la vida que dejaste atrás. Tu rostro ronda por mis, alguna vez agradables, sueños. Tu voz ahuyentó toda la cordura en mí.

Em miró a Harry, que al igual que ella, tenía la oreja pegada en la puerta. El chico arqueó una ceja, sorprendido.

-¿Es una canción que ha escrito ella?- le susurró él para que Guiomar no le oyera.

-Estas heridas no parecerán sanar, este dolor es simplemente demasiado real- Guiomar siguió cantando. Parecía totalmente concentrada en aquella canción y lo expresaba con tanto dolor que a Em le rompió el corazón que había conseguido repararlo tras el regreso de Harry- hay tanto que el tiempo no puede borrar.

-No- le repondió ella con el mismo tono. Conocía la canción, siempre la escuchaba cuando Ryan la dejó. Sabía que las siguientes palabras de la canción iban a ser más tristes aún- conozco la canción. Es de Evanescence. Se llama My immortal.

-Cuando tú llorabas, yo secaba tus lágrimas. Cuando gritabas, yo luchaba contra todos tus miedos. Tome tu mano a través de todo estos años pero tú tienes todavía todo de mí.

Sin querer, a Emma se le escaparon unas cuantas lágrimas pero sonrió cuando Harry se las limpió. Se había sentido así durante todo este tiempo, cuando Harry había estado en coma. Pero él ahora estaba ahí, a su lado, dispuesto a darle una sorpresa a Guiomar.

-He intentado duramente decirme a mí misma que te has ido pero aún así todavía estás conmigo. He estado sola desde el principio...

Emma abrió la puerta al instante. La canción todavía no había terminado pero no podía escuchar ninguna palabra más o se derrumbaría por completo. La mera idea de que Guiomar estaba sufriendo en ese momento todo lo que había sufrido Em le producía arcadas. Quería hacerla feliz y apagar un poco aquel dolor y pondría todo su esfuerzo en conseguirlo.

Harry entró en la habitación y Em le siguió por detrás, ansiosa de ver la reacción de su mejor amiga.

-Ey, creo que deberías unirte a la banda- bromeó Harry para captar la mirada de Guiomar. Y lo consiguió.

La chica, que estaba tumbada en su cama, giró la cabeza y miró a Harry. Al principio ni se inmutó y estaba como pensativa pero en cuanto reparó de que se trataba de Harry abrió los ojos como platos y soltó un sonido gutural. Se puso de pie con rapidez, se tapó la boca con ambas manos y se echó a llorar en cuanto Harry abrió los brazos para abrazarla. Ella se lanzó a sus brazos.

-¡Oh, Dios mío!- gritó ella sin parar de sollozar, aún incrédula. Emma se sintió feliz al verlos envueltos en un abrazo y no pudo evitar llorar, esta vez de alegría- ¡estás bien! Madre mía... ¿De verdad que no estoy en un sueño?

Emma se dio cuenta de que el reloj de mesa de Guiomar no funcionaba bien ya que marcaba a la 1:09 de la noche. Más tarde se dio cuenta de que trataba de buscar una distracción para eliminar todo el miedo que sentía. ¿Se enfadaría de nuevo y le echaría en cara todo lo que había hecho?

Guiomar se soltó del agarre y miró a Harry para convencerse de que era real. Después se percató de la presencia de Em y el brillo de sus ojos oscureció un poco.

-Harry despertó anoche- le dijo Em tratando de ignorar el dolor que había sentido cuando había visto el apagón de los ojos de Guiomar.

-Oh, Emma- para sorpresa de la aludida, Guiomar sollozó de nuevo y se acercó a ella para darle un abrazo. Alucinada y emocionada por el abrazo, se lo devolvió- ¡lo siento muchísimo por lo de ayer! Necesitaba encajar todo eso, procesarlo... De verdad que no estaba furiosa contigo, en ningún momento me he enfadado... Sólo estaba sorprendida y no sabía que hacer. ¡Lo siento de verdad!

-Lo entiendo. ¡Tenía tanto miedo de echar por la borda esta amistad...!

Harry miraba atónito a la reconciliación de las chicas. Ni siquiera entendía por qué se reconciliaban. Estaba totalmente perdido.

-Nosotras hemos pasado por muchas cosas y a pesar de eso seguimos aquí, juntas y unidas. Emma, ni por un millón de años te dejaría.

Em sonrió con la cara húmeda.

-¿Qué pasó ayer?- Harry frunció el ceño y se acercó a ellas con ambas manos levantadas- parece que me he dormido durante diez años.


~~~

El juicio comenzó el día seis de junio a las doce en punto. El juez, garboso e imponente, se situaba en el estrado, mirando al lugar de la tribuna.

En la sala había dos gradas separadas por un pasillo amplio que daba a la salida. En primera fila de la grada derecha se encontraban el denunciado, Raquel Carrington, y su abogado correspondiente. Por otro lado, en la izquierda, estaban los testigos, Guiomar Brandon y el policía Avon, y su abogado.

A Guiomar le entró un escalofrío cuando vio el rostro de Raquel. Sorprendentemente, ella no la miró ni una sola vez. Parecía triste, derrotada.

Detrás de ellos se posicionaba el público, donde se sentaban Emma y demás. Estaban súper nerviosos, sobre todo Emma y Hayley, que nunca habían acudido a un juicio.

Guiomar estaba mordiéndose las uñas, inquieta y temerosa por lo que tenía que confesar a continuación. También se sentía profundamente desdichada, sabía que aunque a Raquel le cayeran miles de años de cárcel jamás se haría justicia por la muerte de Marcos y Elisabeth. Se situaba en medio de su abogado, quien era un joven muy simpático y que tenía toda la pinta de ser gay, y del policía Avon, que estaba terriblemente tranquilo. Por primera vez, le veía sin el uniforme de policía y estaba muy atractivo.

-Tranquila, ya verás como todo saldrá bien- le decía continuamente, para irritación de Guiomar.

-El nombre de la ley se celebra este juicio- pronunció el juez con su voz potente. Dio lugar a un silencio muy agobiante y Guiomar pensó que su cabeza iba a estallar- comienza la sesión- y acto seguido golpeó el estrado con su mazo.

Aquello daba miedo, Guiomar jamás pensó que se encontraría en una situación así. Había visto esta escena mil veces, en las películas, y nunca había imaginado que ella tendría que pasar por una posición similar. Era tan surrealista.

Entonces, su abogado se puso en pie y tomó la palabra. Se le aceleró el corazón.

-Habla el abogado Dewar y represento a la señorita Brandon, víctima del secuestro y testigo de los dos asesinatos, Elisabeth Stone y Marcos Anderson. Traigo al señor Avon, testigo del asesinato de Marcos Anderson, fallecido el día 4 de junio.

El juez escrutó el rostro de Guiomar, que estaba pálida como la leche.

-Adelante- cedió el juez.

Guiomar cruzó los dedos. Hacía dos días le comunicó detalladamente los hechos al abogado Dewar. Rezó por que le saliera bien.

-Guiomar Brandon se encontraba en una fiesta en la Universidad de Sheffield, donde estudia actualmente, con sus compañeros, que se encuentran entre el público, el día 1 de junio- su abogado empezó a exponer los hechos con voz insistente- anteriormente ella y sus compañeras recibían cartas anónimas y así fue durante meses, sin descubrir al autor de las notas. Aquel día, durante la fiesta, se sorprendió a sí misma descubriendo al autor de las cartas pues todas las notas estaban firmadas bajo un seudónimo: 88-20- le explicó al juez con detalles lo que se significaba los números.

-¡Discrepo!- gritó el abogado de Raquel. A Guiomar se le heló la sangre, ¿qué iba a decir?- los números 88-20 pueden tratarse de una simple casualidad. O puede ser otra persona tomando el nombre de Raquel Carrington y compaginándolo con la tabla periódica.

El juez apreció la discrepancia del defensor de la acusada. Después dejó que el abogado de Guiomar siguiera hablando.

-Bien- carraspeó- prosigamos. Guiomar Brandon subió a su habitación después de que el compañero de baile de Raquel Carrington le dijera su posición. Una vez allí, Carrington la atacó dejándola inconsciente al instante.

Guiomar estaba exultante de alegría. De momento, todo iba bien. Raquel tendría su merecido. Su abogado, el señor Dewar, lo estaba haciendo de maravilla. Se giró un momento para intercambiar una mirada con Emma.

-Mientras Raquel vigilaba si tenía el paso libre para salir de la Universidad sin ser vistas, Guiomar, al recuperar la conciencia, escapó. Deambuló por la calle y se encontró con Harry, que estaba buscándola. Raquel la pilló y atacó a Harry con una piedra.

Guiomar miró por detrás del hombro. Harry estaba impasible, Guiomar adivinó que intentaba ser fuerte por Emma.

Se le hizo un nudo en la garganta. Por fin, Harry se había despertado y Emma y él estaban juntos. Podían construir un futuro juntos, tenían toda la vida por delante. Tenía una enorme envidia por ellos. Ella jamás podría construir un futuro con Marcos. Al pensar en eso estuvo a punto de llorar pero se recordó que estaba en un juzgado y se obligó a tragarse las lágrimas.

-La ató en las muñecas y la sacó fuera de los territorios de la universidad llevándola a una casa que se había apropiado ilegalmente, meses antes. Resulta que allí también estaba Elisabeth Stone, que había desaparecido unos meses antes. A Brandon la ató con una especie de cadena contra la pared.


Guiomar se acordó del dolor cuando Raquel apretó duramente las cadenas contra sus muñecas. Chilló como nunca había gritado. Le entró otro escalofrío al sentir el dolor.

En su fuero interno se paseaban muchísimas palabras que quería soltar. Guiomar estaba impaciente por hablar, quería contar ella su propia historia pero sabía que ese era el trabajo de su abogado.

-En un momento de distracción, Stone le hizo un puntapié a Carrington, que cayó quedando inconsciente durante unos minutos. Stone consiguió romper el nudo que la ataba con la ayuda de Brandon. Carrington recuperó la conciencia y peleó con Stone para evitar que huyera. La pelea se les fue de las manos y Stone cayó tras ser empujada y se golpeó con una mesa. Murió al instante.

Guiomar no pudo evitar llorar al recordar los hechos y fue un llanto acumulado: por la muerte de Marcos y por la muerte de su amiga. Elisabeth, la dulce e infantil compañera de cuarto, siendo empujada por Raquel. Recordó cómo su rostro iracundo quedó en nada, en un rostro sin vida, con los ojos abiertos.

-Carrington llevó a Raquel a Liverpool con las llaves robadas de una antigua amiga suya de Castle Combe. Añadiendo la versión de Brandon, Carrington estuvo muy afectada por la muerte de Stone.

Guiomar asintió levemente. Odiaba a Raquel por haber matado a Marcos pero tenía que admitir que la muerte de Elisabeth no había sido adrede. Además vio a Raquel llorar por su amiga.

El abogado Dewar siguió exponiendo el resto de la historia hasta llegar el asesinato intencionado de Marcos Anderson. Al terminar el relato, se sentó con galantería.

El juez se quedó sumido en silencio, parecía una estatua de cera. Después habló:

-¿Carrington atacó a Stone intencionadamente?

Guiomar vaciló, supo que era la hora de las preguntas. Si fuera por ella, mentiría y le echaría todas las culpas a Raquel pero el juez no era tan tonto. Sino, todas las personas que hubieran pasado por un juzgado exagerarían para que a su enemigo les cayera más años de cárcel...
 
Guiomar miró a Raquel de reojo. Vio que tenía la boca abierta como si estuviera poniendo todas sus fuerzas en mantenerse firme.

-No. Elisabeth luchó por defensa propia, Señoría- le explicó ella. Guiomar se tomó un tiempo para pensar en qué decir después, hablar en un juicio no era tan fácil. Le ponía los nervios a flor de piel- y Raquel solo intentó detenerla para que no escapara. Forcejearon durante un minuto hasta que, tras un empujón no intencionado, hizo caer a Elisabeth. Se golpeó con el pico de la mesa- después de unos segundos añadió- Señoría.

Supo que su labia para expresarse no era la misma que la de su abogado pero le dio igual. Al menos, no había tartamudeado.

Se dio cuenta de que al lado del juez había otro podio más bajo donde se situaba la mecanógrafa. No paraba de escribir, seguramente, lo que decía Guiomar.

-¿Atacó a Styles intencionadamente?

-Sí. Cogió un predrusco del suelo y le golpeó en la cabeza.

-Perdone por mi intromisión, mi Señoría. Aquí tengo el informe médico del señor Styles- el abogado de Guiomar se levantó y se acercó al juez con unos papeles en la mano. Se lo tendió- ahí están todos los daños de la agresión.

El juez echó un vistazo al informe.

-Estado vegetal...- masculló el juez en un susurro en cuanto leyó la primera línea. Entrecerró los ojos y tras unos segundos lo dejó en el estrado- Se lo agradezco, señor Dewar. Puede sentarse.

Él obedeció.

-¿Y luego te llevó en coche a Liverpool?

-En su coche, sí- contestó ella sin parpadear. Las manos le temblaban un poco- pero tenía las manos y los pies atados así que no pude oponer resistencia. También tenía tapada la boca.

El juez le hizo varias preguntas más relacionado con el secuestro. Guiomar respondió todas y cada una de ellas sin omitir ningún detalle.

Después de aproximadamente diez preguntas se calló y bebió agua. Intercambió unas palabras con su mecanógrafa y después se dirigió a Raquel:

-Vayamos con usted, señora Carrington. ¿Stone sufrió malos tratos durante el secuestro?

-Yo no la secuestré, Señoría- contestó la chica y Guiomar vio que el abogado de Raquel asentía, sonriente. Suponía que su trabajo era intentar que le cayeran pocos años de cárcel.

Guiomar no entendía porqué los asesinos negaban una prueba tan evidente... Se giró de nuevo y miró a Em, que estaba junto a Harry. Su amiga le guiñó el ojo para infundirle ánimos. Harry, en cambio, alzó el pulgar, aunque no sonrió.

-¿Cómo ocupaste la casa abandonada?

-Yo no la ocupé, Señoría.

-¿Le robaste las llaves a la señora Chloe Collins?

-No la robé, Señoría.

Le hizo unas cuantas preguntas más y Raquel negó todas, sin confesar nada. El juez resopló una vez finalizado el interrogatorio. Después obligó al policía Avon, el testigo, dar un paso al frente.

-Usted ha investigado el caso por su cuenta- señaló el juez con reproche- ilegalmente- añadió con ímpetu. El policía Avon se revolvió, visiblemente nervioso.

-Sí, Señoría- contestó él admitiendo los hechos, aunque no le hubieran preguntado.

-Junto con el señor Anderson, fallecido el día cuatro.

El policía Avon repitió su respuesta, afirmándolo todo.

El juez describió los hechos del abogado Dewar. El policía Avon simplemente afirmaba con la cabeza y decía “Sí, Señoría”. Ahora sí que le veía nervioso pero estaba más valiente que nunca.

-Bien- contestó él. Se podía oír un alfiler caer, todo el mundo estaba atento- queda absuelto. No se le castiga.

-¡Bien!- gritó en un susurro Guiomar. Al lado, su abogado la miró con mala cara.

-Muchas gracias, Señoría- agradeció él con una sonrisa. Retrocedió un paso.

Entonces el juez hizo una corta cabezada. Guiomar no supo qué significaba ni a lo que se refería pero, al parecer, su abogado sí. Él y el abogado de Raquel avanzaron hacia el centro del juzgado, hasta situarse enfrente del juez.

-Señoría, mi cliente es inocente de lo que se le imputa- declaró el abogado de la asesina. Acto seguido le dejó un papel al juez.

“Y una mierda que te comes” pensó Guiomar. Le gustaría haberlo dicho en voz alta pero sabía que no era una frase especialmente profesional.

-Señoría, tengo testigos oculares que lo denuncian públicamente- contestó, con voz neutra, su abogado. A Guiomar le pareció una conclusión pobre pero sabía que un abogado no podía perder los papeles y ser respetuoso ante todo.

Los abogados volvieron a sus posiciones. Guiomar miró al señor Dewar, interrogante.

-Ya ha terminado todo.

Guiomar supo a lo que se refería. Miró a Raquel Carrington, su amiga, su compañera de cuarto. Ella le devolvió la mirada y a Guiomar le empezó a palpitar el corazón más rápido. Reconoció en su mirada culpabilidad, arrepentimiento, miedo y angustia. Guiomar apartó la mirada. Nunca entendió porqué le había mandado notas amenazantes anónimamente. ¿Qué ganaba con eso? Años de cárcel.

Vio que el juez dejaba a un lado el folio que le había dado el abogado de Raquel.

-Raquel Carrington, eres culpable de un cargo de asesinato de primer grado, de un asesinato de segundo grado, de un secuestro y de una agresión agravada. Te sentencia a dieciocho años y cinco meses en la prisión estatal y 4.500.000 libras de indemnización.

Acto seguido golpeó de nuevo el estrado con su enorme mazo. La sesión había finalizado.

Guiomar abrió la boca y soltó un gemido bronco. ¿Qué? ¡Era tan pocos años para dos asesinatos! No quiso ver la cara que había compuesto Raquel. Simplemente se levantó de su asiento y abrazó al señor Dewar.

-Gracias. Has hecho un trabajo fantástico...- le susurró al oído.

-He hecho lo que he podido- le contestó él y se separaron. El chico se percató de la mirada triste de Guiomar- ¿sabes por qué le han caído tan pocos años de cárcel?

Guiomar negó con la cabeza.

-No. ¿Por qué?

-No sé si lo sabes pero Raquel Carrington padece de trastorno obsesivo-compulsivo que le hace realizar acciones en contra de su voluntad. Eso era lo que ponía en el informe del abogado de Carrington, seguro. Lo descubrí ayer cuando investigaba el caso.

Guiomar no lo sabía. No sabía qué sentir respecto a eso, ¿debía perdonarla por haber cometido aquella atrocidad? No. Jamás podría perdonar a una persona que había asesinado al chico al que quería. Estaba segurísima de que si fuera ella la que padeciera aquella extraña enfermedad, jamás habría matado a personas.

Le dio las gracias a su abogado de nuevo, le deseó suerte en su carrera y le dijo que llegara lejos. Después, se dirigió al policía Avon con una sonrisa forzada, en verdad, se sentía muy triste. De vez en cuando, Marcos regresaba a su memoria. El señor Avon pareció adivinar lo que pensaba Guiomar y la abrazó.

Aprovechando la ocasión, le susurró:

-¿Cómo te llamas?

Él se desprendió del abrazó y la sonrió. Abrió la boca pero no emitió ningún sonido porque Emma se abalanzó a ella.

-¡Ya está! Todo está bien- le gritó ella con lágrimas en los ojos. Guiomar le devolvió al abrazo y vio a Harry y Hayley. Les abrazó a ellos también. Después vinieron los demás.

-Dieciocho años es poco- les dijo ella mientras salían de la sala. Venció la tentación de mirar atrás, no quería saber nada de Raquel.

Harry la rodeó el cuello con un brazo.

-Es mejor que nada- le dijo, y con razón- además lo de Elisabeth es un asesinato de segundo grado, es decir, no intencionado...- le explicó él con una mueca de disgusto.

Guiomar suspiró. Le hubiera gustado escuchar una cadena perpetua.

-Un momento, tengo que volver- les dijo Emma.

-¿Adónde vas a ir?- le preguntó Hay con el ceño fruncido, preocupada.

Harry le tomó la mano a Emma para que no se fuera pero ésta les insistió en que iba a volver dentro de un rato. Desapareció entre el gentío.

Todos los amigos salieron a la calle. Guiomar se sentía muy confusa: contenta de que Raquel hubiera obtenido por fin su castigo, aunque inmerecido, y triste porque Marcos ya no estaba.

Emma, aún dentro del juzgado, la buscó por todas partes. Al final la encontró en la primera fila de la tribuna con su abogado, no se habían movido de allí. Corrió hacia ella y, al escuchar sus pasos, Raquel la miró. Ella pareció asustarse.

-Que sepas que dieciocho años no es nada. No te mereces eso- le escupió ella con rabia y odio. Ver así a Guiomar y saber que lo estaba pasando igual de mal que ella hacía unos días hacía crecer y crecer aún más el odio que sentía hacia Raquel- ¿cómo has podido matar a Elisabeth? Cada vez que busco un motivo caigo en un agujero negro. ¡No lo entiendo! ¿Por qué nos enviaste cartas amenazantes?

El abogado intentó tranquilizar a Raquel y la ayudó a ponerse de pie. Raquel se alejó de ella junto al señor sin devolverle la mirada. Emma estaba atónita, no podía creer que Raquel se marchara sin darle ni una explicación.

Pero la chica paró en seco, dio media vuelta y le sostuvo la mirada. Em aguardó sus palabras.

-Porque te tenía envidia. Tu vida es simplemente perfecta, mira a tu alrededor- le dijo ella con lágrimas en los ojos. Em identificó el dolor en su voz- tienes un novio que te quiere y es famoso, tus amigos harían cualquier cosa por ti y tienes una familia magnífica. ¿Qué tengo yo? La persona a la que más quería me dejó por su orientación sexual, Chloe y yo dejamos de ser amigas y desde entonces no tengo amigos y mi familia... Si es que se le puede llamar familia. Sólo tengo a Aarón, mi hermano pequeño...

El abogado la agarró del brazo y la obligó a darse la vuelta para irse pero Raquel se soltó de él con brutalidad y siguió clavada en el suelo.

A Emma se le saltaron las lágrimas y sintió sus piernas flaquear.

-No sabes nada todo lo que he tenido que sufrir. He pasado por un cáncer de riñón infernal, otra chica como tú intentó destruirme la vida y romper con Harry, el chico al que desde entonces quería me dejó y te podría nombrar mil cosas más- le contestó Emma enjugándose una lágrima. Pensó en cómo había sido su vida, en todo lo que había tenido que sufrir- pero si sigo teniendo amigos verdaderos a mi lado y un novio que me quiere... es porque he tenido suerte. Tú, en cambio, te lo has buscado. La amistad que tuviste con Chloe se rompió por tu culpa. Tú te buscaste todo eso. Tú mataste a Elisabeth y a Marcos.

Raquel empezó a llorar aún más fuerte y entre sollozos Em pudo distinguir un “perdón”.

-Se me fue de las manos- consiguió decir finalmente.

-Nosotras podríamos haber sido tus amigas. Podrías haber tenido una vida feliz junto con nosotras pero elegiste el otro camino. ¿Por qué secuestraste a Elisabeth? ¿Qué te hizo ella?

-Basta, Carrington- intervino su abogado con voz grave y empujó a Raquel para llevarla de la sala.

A Emma le dio ganas de abofetearlo allí mismo y echarle del juicio pero se controló. Respiró de alivio cuando se dio cuenta de que Raquel no estaba dispuesta a marcharse.

-Elisabeth estaba dormida en nuestra habitación cuando entré. Supe que estaba triste porque Marcos la había rechazado como pareja de baile así que pensé que estaría profundamente dormida después de tanto llorar. Aproveché la ocasión para dejarte una nueva nota para que sospecharas de Elisabeth, ya que había estado en el cuarto todo el día. Salí de la habitación y me quedé en la puerta por si acaso. Tal y como sospechaba oí un ruido ahí dentro y cuando entré pillé a Elisabeth leyendo el mensaje que te dejé. Me amenazó con chivarse.

A Emma albergó un nuevo sentimiento hacia Elisabeth. La adoraba y la quería muchísimo y se henchía de orgullo cada vez que escuchaba que la había defendido. ¡Cuánto la echaba de menos! Notó que le quemaban los ojos pero se resistió para no llorar. No era un buen momento.

-Entré en un ataque de pánico. Le dije que me guardara el secreto pero ella estaba tan decidida en decírtelo que salió de la habitación. La golpeé para que no se chivase y sabía que sólo había empeorado las cosas. Tenía tanto miedo de cagar mi plan que sólo se me ocurrió una cosa.

-Secuestrarla para que no nos lo dijera, ¿no?- contestó Em como pregunta retórica. Negó con la cabeza, estaba totalmente flipada.

-¡No sabes cuánto me arrepiento, Emma!- de repente, a Raquel le dio un ataque de pánico. Los ojos de ésta cambiaron y Em vio un brillo de puro terror- ¡Quisiera retroceder en el tiempo y quitar todas las notas que os dejé! Dios mío... Sé que me merezco esto. ¡Sólo ruego tu perdón! Mi hermano... Oh, mi Aaron... No puedo estar dieciocho años sin verle crecer.

Emma se marchó de allí sin contestarla. Se limpió las lágrimas y salió al exterior para reencontrarse con sus amigos pero aún sentía un dolor atroz por las palabras de Raquel. Se planteó perdonarla pero no podía. Elisabeth y Marcos no podían volver a la vida. Raquel había hecho daños irreparables.

-¡Ey! Cuánto has tardado, ¿qué ha pasado?- le preguntó un preocupado Harry.

Emma sonrió. Le encantaba cuando Harry se inquietaba por ella, era tan mono.

-Una conversación pendiente entre Raquel y yo- respondió.

Posteriormente, Guiomar acompañó a Emma para buscar su coche hasta que vio al policía Avon.

-Espera un momento- le dijo ella a su amiga. Se dirigió corriendo hacia el policía, dejando sola a Emma en el aparcamiento- ¡eh, eh!- voceó, él la miró y compuso una sonrisa- ¡dime tu nombre!

Él soltó una carcajada y se montó en el coche. Arrancó, bajó las ventanillas y, dirigiéndose a ella, le gritó:

-¡Walter! ¡Me llamo Walter Avon!

Y se marchó.

~~~


Después del juicio, Guiomar había ido con Emma a la casa de los Smith. Necesitaba apoyo más que nunca. Aún seguía sintiéndose vacía y sabía que sólo se llenaría tras el regreso de Marcos, es decir, nunca. Pero era el momento de comenzar con una nueva vida. Sentía que hoy era el paso a una segunda vida. Tenía que empezar a madurar y dejar a Marcos atrás pero rodeada de sus verdaderos amigos. Pero lo más importante de todo era que sabía que lamentándose del fallecimiento de Marcos no iba a arreglar nada por lo que de ahora en adelante tendría una sonrisa pasara lo que pasara aunque jamás olvidaría a Marcos. Jamás.

En ese momento, sonó el timbre y Guiomar abandonó sus pensamientos. Miró a Emma, que en ese momento estaba dejando su móvil sobre la encimera, después de revisarlo.

-¿Quién será?- le preguntó Guiomar. Em se encogió de hombros.

-¡Emmaaaaaaaaaaaaaaa! Tienes visita- le gritó su hermano Justin desde la planta baja.

Ambas chicas se pusieron de pie de inmediato y bajaron las escaleras para recibir a la persona que había llamado al timbre. Se asomaron.

-¡Chloe!- gritó Emma con los ojos como platos. Sólo la había visto en fotos con Raquel y la chica que tenía delante se parecía mucho a ella.

-Espera, ¿Chloe Collins? ¿La antigua amiga de Raquel?- preguntó Guiomar mirándola con los ojos entrecerrados y después la observó de arriba abajo.

La individua sonrió.

-La misma- para sorpresa de las dos, le tendió la mano a Guiomar, que aceptó. Después hizo lo mismo con Emma- encantada.

-Igualmente.

Emma la dejó pasar y se ofreció para invitarla a subir a su cuarto pero Chloe la rechazó alegando que tenía poco tiempo y que sólo había venido para intercambiar unas cuantas palabras. Entonces se dirigieron al salón; afortunadamente, los padres de Emma no estaban en casa y sus hermanos estaban arriba. Tomaron asientos en distintos sofás.

-Quería pediros perdón por no haberme dado cuenta antes de que Raquel me había robado las llaves. Y lo siento por lo que pasó en mi casa de Liverpool...

-No pasa nada. Una simplemente no puede sospechar de una persona quien había llegado a ser su mejor amiga- dijo Guiomar.

Chloe le agradeció su comprensión.

-He estado en el juicio.

-¿En serio? ¡No te hemos visto!- se extrañó Em con las cejas fruncidas.

-Es que he estado en la última fila. Mi hermano Harry también acudió conmigo- les contó la muchacha aún con tono amable- siento que no haya podido venir aquí. Se siente muy culpable por todo lo que ha pasado últimamente. Cree que es el responsable de que Raquel se haya vuelto loca y, por consecuencia, haya hecho todo lo que ha hecho en los últimos meses.

Emma asintió. Entendía a la perfección cómo se sentía Harry Collins; Harry Styles nunca habría estado en coma si no la hubiera conocido. Durante todo este tiempo se había sentido culpable pero se había dado cuenta de que era dueña de sus elecciones y prisionera de sus consecuencias... Y todo tenía su recompensa.

-Dile que no se sienta culpable. Él no es el causante de todo esto- le respondió Guiomar y Em le tomó de la mano para decirle sin palabras que estaba de acuerdo.

Chloe Collins asintió en silencio y las abrazó con cuidado. Aquella era una despedida.

-Muchas gracias. Creo que a mi hermano le alegrará saberlo.

Justin bajó al recibidor en cuanto Emma cerró la puerta.

-¿Quién era? Es una chica muy guapa- comentó.

Guiomar se rió.

-Te recuerdo que tienes novia.

-Era Chloe Collins, ya sabes- le respondió su hermana y Justin cambió su semblante por uno más serio- la propietaria de la casa de Liverpool donde...- miró a Guiomar, no sabía si hacía bien en decirlo.

-Murió Marcos- finalizó ella sin delicadeza.

-Lo siento- susurró Justin.

El chico cogió las llaves del coche y su billetera en la mesa del hall y lo guardó en el bolsillo trasero de sus vaqueros.

-¿Adónde vas?- interrogó Em cuando se dio cuenta de que Justin iba a salir a la calle.

-A buscar a Helena- le informó él alzando una mano para despedirse mientras se dirigía hacia su coche- iremos a visitar a Cass, para ver como está.

Emma cerró la puerta de su casa por segunda vez.

-Es un buen novio- le dijo Guiomar. Acto seguido sacó su móvil: había recibido un mensaje.

-Quizá sea buen novio. Pero hermano es el mejor- comentó Em con orgullo- ¿de quién es?- inquirió Em al ver que Guiomar estaba muy atenta al whatsapp que había recibido.

-Oh...- Guiomar sin alzar la mirada del móvil- de mi madre. Quiere que vaya a casa, dice que te invita a cenar.

Emma puso una cara medio triste medio cómica.

-Está bien.

Subieron a la habitación de Emma y se cambiaron. Em se puso una blusa de color naranja, una falda negra de vuelo y manoletinas; y Guiomar un vestido azul con tulipanes blancos y tacones, que eran propiedad de Emma.

Esperaron un rato hasta que llegaron los padres de Em ya que no podían dejar solas a April y Aroa en casa. Se despidieron de Will, Amy y las gemelas y después salieron de la casa y se montaron en el coche de Guiomar.

-¿Sabes qué? Te voy a contar una cosa- empezó Guiomar para sacar tema. Ella conducía.

-Dime.

-Cuando era pequeña, me gustaba tu hermano- confesó ella entre risas al recordar la conversación que habían tenido antes sobre lo bueno que era Justin de novio.

Emma arqueó una ceja y miró a Guiomar. Empezó a reírse.

-¡Qué me dices! ¿En serio?

-Sí. Y no era la única, que conste- protestó ella soltando carcajadas sin parar mientras conducía- a Hayley y a Anna también les gustaba tu hermano.

-Guau. Sería raro que una de mis mejores amigas saliera con mi hermano- comentó ella.

Emma se imaginó a Guiomar con un vestizo azul agarrada de su hermano. Sería muy raro pero la idea no le desagradaba. Pero en su opinión, Helena y Justin hacían una pareja perfecta y sabía perfectamente que ella le hacía feliz.

-Aún más raro sería que tu enemiga saliera con tu hermano.

-Sí... Qué tiempos. ¿Quién iba a decir que la chica más malvada del instituto iba a salir con mi hermano? Aunque Helena ya no es nuestra enemiga.

-Tenemos enemigos más malvados- contestó Guiomar.

-Ya. Y además Helena es una buena chica ahora.

Guiomar asintió, dándole su acuerdo. Qué tiempos eran aquellos cuando su enemiga era aquella arpía del instituto... Habían pasado por tantas cosas y habían tenido que atravesar miles de baches... Ya ni se acordaba de cómo era su vida antes de que empezara toda aquella locura.


-One Direction definitivamente ha cambiado nuestra vida- parafraseó Guiomar.

-Absolutamente. Pero... Oye, ¿dónde estamos?- preguntó Emma al echar un vistazo a la ventanilla. No se veía casi nada ya que era de noche pero podía identificar que aquella calle no era el camino hacia la casa de Guiomar.

-En Baker Street- le dijo Guiomar con un toque sarcástico. De pronto, paró el coche y aparcó.

-¿Qué? ¿Me has llevado hasta la casa de Harry?- Emma no cabía en sí de entusiasmo pero logró ocultarlo. Intentó sonar enfadada- ¿no teníamos una cena pendiente en tu casa?

-Oh, venga- protestó Guiomar- sabemos que te mueres de ganas de verle así que no me vengas con esas.

Emma se rió negando con la cabeza ante la idea descabellada de su amiga y salió del coche. Guiomar aprovechó aquella ocasión a solas para respirar hondo y descansar un poco los músculos de su cara ya que había estado componiendo una reluciente sonrisa durante toda la tarde. Sabía que dentro de la casa de Harry tenía que aparentar estar feliz. Expiró de nuevo el aire y salió del coche.

Caminaron hasta quedar en la cancela del chalet de Harry. Guiomar llamó al timbre y pronto Eleanor las recibió. Dentro hacía muchísimo ruido.

-¡¡Eeeeeeeeeeeey!! Sois las últimas en venir- les medio gritó la novia de Louis. Iba muy elegante y sostenía una copa de champán en la mano- ¡pasad, pasad!

-¿Qué se supone que hay ahí? ¿Una fiesta?- murmuró Emma gruñendo por el molesto ruido proveniente del salón.

-No lo sé. Harry sólo me ha dicho que vengamos- le respondió Guiomar.

Las dos siguieron a Eleanor, que las llevó hasta el salón.

-¡Ey, chicas!

-¡Hooooooola!

-Buenas noches Guiomar. Lo mismo digo, Emma.

Estaban todos en el salón poniendo la mesa, literalmente. Saludaron a las chicas y siguieron con lo suyo.

-Guau- susurró Guiomar ante semejante jaleo.

-Bienvenidas chicas- Harry apareció por fin y las saludó con su habitual sonrisa cálida y sus hoyuelos. Guiomar miró a su amiga de reojo y se rió disimuladamente al ver que ésta se derretía. Se notaba a miles de metros de distancia que Em estaba perdidamente enamorada del chico.

-Hola, Harry- habló Guiomar y abrazó a su amigo. Emma también le abrazó, aunque torpemente.

-¿Y eso?- inquirió su amiga señalando a la muchedumbre que ponía la mesa.

Harry miró a sus amigos y se rió.

-Ah. Bueno, he tenido la gran idea de hacer una cena con todos vosotros. Ha pasado la mala racha...- su mirada coincidió con la de Guiomar y añadió- bueno, casi. Pero he pensado que nos merecemos un momento todos juntos.

-¡Es una buena idea!- apoyó Emma muy emocionada y tomó asiento.

Todos se sentaron también. En una mesa circular se sentaron por orden: Beth Blummer, Zayn Malik, Zac Lo Blue, Liam Payne, Louis Tolimnson, Eleanor Calder, Hayley Lekker, Thomas Wells, Nicole Ellis, Guiomar Brandon, Emma Smith, Harry Styles, Niall Horan, Belén Smith y Bambi Lo Blue.

Todos habían estado juntos y se habían apoyado en todo momento. Algunos eran de toda la vida, otros habían llegado más tarde y unos cuantos eran nuevos pero seguían siendo una piña.

One Direction fueron los encargados en traer la comida. Todos se desearon buen provecho y empezaron a comer.

-¿Dónde está Zath?- preguntó Emma en voz alta mirando a Zayn y Beth, que estaban justo enfrente de ella. Em adoraba al bebé y siempre se percataba de su ausencia.

-Con mi madre y mis hermanas- le dijo Zayn con la boca llena.

-¡Es un bebé precioso!- gritó Guiomar. No adoraba a los niños, incluso detestaba a su sobrina, la hija de su hermana Brooke, pero con Zath era diferente. Él era como de su familia, más que Shelly aún- me pregunto quién será la siguiente pareja que tendrá hijos.

Todos los de la mesa soltaron carcajadas y siguieron comiendo. Hacía muchísimo tiempo que no tenían una cena alegre.

-Lo tengo claro- bromeó Zac y Liam, que estaba al lado de él, se rió asintiendo con la cabeza para darle su apoyo.

Emma decidió que aquel era el momento de anunciarles a todos el pensamiento que le rondaba por la cabeza desde ayer.

-Chicos, os tengo que confesar una cosa.

Las conversaciones entre ellos se apagaron poco a poco y los ruidos de los tenedores también. Todos habían dejado de hablar y de comer y la miraban fijamente, esperando una respuesta.

-Di- concedió Louis.

Emma intentó calmar su desasosiego.

-Bueno... Una llamada de teléfono delató la presencia de Marcos y Guiomar, ¿os acordáis?

Todos asintieron con la cabeza. Todos sabían cómo había sido la historia.

-No hace falta que cuentes nada- le cortó Guiomar sabiendo por dónde se encaminaba Emma.

Emma la sonrió para tranquilizarla. Después miró a los otros dos que ya lo sabían, Belén y Niall. Nadie se había enterado de la historia completa y Emma estaba allí para contarlo.

-Bueno... Yo llamé a Marcos.

Como era de esperar, muchos soltaron exclamaciones de sorpresa y otros se quedaron simplemente con los ojos súper abiertos.

-Eso era lo que no os quería decir- les informó Niall a Liam, Zayn y Louis.

Emma le agradeció con la mirada no habérselo contado a sus amigos. Sabía que podía contar con él siempre que quisiera.

-Pero ayer me enteré de que no fui yo la que delató a Marcos.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Guiomar con el ceño fruncido, estaba realmente sorprendida- ¿entonces no has llamado a Marcos?

-Sí, sí que le llamé pero una persona llamó antes.

-¿Quién?- interrogaron varias voces a la vez.

-Cassandra. Lo averigüé ayer ya que quería contárselo y ella me reveló que también le había llamado. Tal y como les contó Guiomar a la policía, Marcos había apagado el móvil después de la llamada, por tanto, sólo habíais escuchado un tono de llamada.

Todos estaban súper sorprendidos por la nueva averiguación de Em.

-Entonces... ¿Fue Cass?- concluyó Zac.

-Sí. Vimos la hora de la llamada a Marcos e investigamos que Cass le había llamado cuatro minutos antes.

-Conclusión: la llamada que sonó en el sótano fue de Cassandra. Después tú le llamaste pero su móvil ya estaba apagado- razonó Beth.

-¿Y por qué no me lo dijiste esta mañana?- inquirió Guiomar, que aún estaba procesando la información nueva.

-Quería contároslo a todos una vez.

Guiomar la estrechó contra sí.

-De todos modos, Cass no tiene la culpa y yo sigo queriéndote igual.

Emma sonrió y todos comentaron el tema durante unos minutos.

-Oye Niall- empezó Bambi cambiando el tema drásticamente. Belén se removió en su asiento y entrecerró los ojos para leer más atentamente los labios y saber lo que diría a continuación- antes me has dicho algo de que te habías reunido con Lou.
-¿Quién es Lou?- interrogó Thomas, perdido.

-Lou Teasdale, nuestra estilista- contestó Niall y volvió a centrarse en Bambi- sí. Fui con los chicos.

Todos parecían expectantes por la noticia pero los chicos no seguían con tema y Guiomar concluyó el por qué.

-¿Os ha comido la lengua el gato o qué?- comentó en tono arisco aunque luego carraspeó a modo de disculpa.

Los chicos de One Direction se miraron entre sí en la mesa circular. Vacilaron.

-Bueno... Es un tema bastante delicado- dijo Liam.

-Raquel fue la niñera de Lux durante un tiempo- explicó Harry y, al ver que Thomas abría la boca para preguntar de nuevo, añadió para interrumpirle- Lux es la hija de Lou. Bueno, el caso es que Raquel dejó de visitarlas.

-¿Y...?- animó Hayley para que prosiguiera.

La mayoría había terminado el plato y escuchaba con los cinco sentidos.

-Nada importante. La policía hizo unas cuantas preguntas a Lou acerca del comportamiento de Raquel con Lux y el motivo de su abandono.

Emma se había olvidado completamente de que Raquel había sido la niñera de la niña preferida de Harry, Lux.

-Raquel había sido su niñera desde agosto y unos meses antes del baile, aproximadamente en abril, había dejado de visitarlas. Lou se extrañó al principio y le mandó mensajes pero nunca respondió por lo que Lou contrató a otra niñera- contó Zayn esta vez.

-Pero si Raquel siempre se marchaba de la universidad para cuidar de Lux- intervino Hayley de nuevo.

-Seguramente era para darle de comer a Elisabeth- rebatió Guiomar y todos tuvieron el presentimiento de que tenía razón- no para cuidar de Lux.

-Vaya... ¿Y qué respondió Lou a las preguntas de la policía?- interrogó Beth volviendo al tema anterior.

-La verdad- contestó Louis.

-Respuesta escasa- alegó Emma- no me vale.

-Pues que no tenía ni idea del motivo de su renuncia y que Raquel había sido una niñera espléndida. Especificó era una de las mejores que había tenido ya que Lux le había cogido muchísimo cariño- terció el rubio de la banda.

-Pobre Lou. Me imagino cómo se habrá sentido al enterarse de que había dejado a una asesina en manos de su hija- replicó Beth pensando en su bebé. Se estremeció con tan solo pensarlo.

Los chicos de la banda se levantaron por segunda vez, esta vez para llevar los platos y traer el postre. Algunos se levantaron para ofrecer su ayuda pero éstos se negaron. Una vez repartidas todas las tartas y los chicos se hubieran sentado, Eleanor habló:

-No entiendo cómo una adolescente tan encariñada con los niños puede ser tan malvada como para matar a dos personas jóvenes, atacar a su ídolo y secuestrar a su compañeras de cuarto.

-He estado pensando lo mismo- apoyó Zac.

-No todo es blanco o negro, supongo- injirió Em.

‘Ya, pero aún así, las personas que aman a los niños son buenas por naturaleza’- objetó Belén dando su opinión.

-¿Y yo que soy?- replicó Guiomar de guasa.

-Las apariencias engañan- parafraseó Louis el famoso lema. Deberían aprendérselo de una vez; habían sido engañados por Bambi y por Raquel.

La pelirroja captó todas las miradas y se sintió un poco incómoda. Belén, que se sentaba al lado, la abrazó para tranquilizarla, olvidando así todas sus diferencias.

-Bambi se arrepintió y no llegó a asesinar a nadie...
-¡Ni en un millón de años lo haría!- le cortó Bambi a Liam.

-Te creo. Mientras que Raquel se ha pasado tres pueblos. Sé que todo el mundo lo piensa y nadie lo dice en voz alta pero fue en contra de su voluntad.

-¿Y eso la hace menos culpable?- se metió Guiomar sin controlar su agresividad.

Emma olió a peligro e intervino.

-No, ella mató a Elisabeth y a Marcos y eso nadie lo puede cambiar. Pero pienso que...- tenía un poco miedo de que Guiomar se enfadara con ella por pensar de esa manera pero sabía que ella tenía que comprenderlo. Que haya matado al chico al que amaba no le daba ningún derecho a rechazar todos los argumentos a favor de Raquel- si ella no tuviera ese trastorno, no hubiera asesinado a ninguno de los dos.

Por suerte, Guiomar no dijo nada y se mostró indiferente ante la duda de su mejor amiga.

-Estoy de acuerdo. Opino que es una buena chica con un lado oscuro debido a su enfermedad- consideró Zac.

Nadie más habló. Necesitaban unos minutos para reflexionar todo aquello. Em se acordó de que Elisabeth estaba perdidamente enamorada de Marcos... Y ahora ambos estaban muertos. Se preguntó si Elisabeth tendría una posibilidad con Marcos en el cielo.

-Oye Nicole- medió Guiomar irónicamente para olvidar del asunto, que la ponía más triste cada vez que escuchaba el nombre de Marcos- te veo demasiado callada y tranquila. ¿A qué se debe ese cambio?

Emma palideció. Se acordó del desagradable ataque de celos que había tenido hacía más de un año al ver a Nicole muy pegadita a Harry. La chica amaba a los chicos y gritaba cada vez que les veía pero en ese momento estaba tan serena y calmada que no parecía que estuviera allí.

-Oh- Nicole se puso un poco roja. Thomas la miró y ésta le correspondió con las cejas alzadas como preguntándole si podía contarlo- lo siento chicos pero ya tengo a otra persona que me hace sentir de esa manera- dijo la chica medio bromeando dirigiéndose a la banda.

-Guau. ¿Nick Cradford, el perdedor ese de la universidad que ni se presentó al concurso de Reina de Verano?- inquirió Niall tan inocente como siempre.

-Que va- miró a Thomas, que le obsequió una cálida sonrisa, y le rodeó el cuello con el brazo- somos novios.

Guiomar soltó un gritito de exclamación. Sospechaba que hubiera algo entre ellos pero ignoraba la magnitud de su amor. Pensaba que Thomas era uno más de la lista de su prima y que sólo era una relación pasajera.

Todos aplaudieron y les dieron la enhorabuena.

-¡Qué buena noticia!- gritó Bambi mirando a uno de sus mejores amigos y aplaudiendo sin parar. Sabía que él siempre había estado coladito por Nicole.

-Y no es la única- comentó Niall también. Belén soltó una risita y besó al chico en la mejilla.

‘Nosotros hemos decidido darnos una oportunidad también’- signó la rubia.

-¡Joder! ¡¡Fascinante!!- festejaron todos.

Y es que, como bien todos sabían, después de la calma venía la tormenta y después de la tormenta venía la calma...

Harry se levantó y más tarde volvió de la cocina con dos botellas de champán. Todos se sirvieron.

-¡Por Thicole y Nialén!- vitoreó Emma apodando a ambas parejas. Todos se rieron y chocaron las copas para después beber.
-Bueno, y eso no es todo- comentó Beth con una sonrisa magnética.

Todos los de la mesa miraron a la chica intrigantes.

-El bautizo se celebrará el día diecinueve de junio y como bien todo sabéis, los padrinos serán Harry y Bambi.

Harry y Bambi, aunque ya lo sabían, no pudieron evitar sentirse emocionados ante la perspectiva de ser los padrinos del niño Zath.

-Otra cosa más- Zayn se levantó de la mesa. Miró a Beth, que dio una pequeña cabezada para que prosiguiera- queríamos anunciarlo en un buen momento y creo que este lo es.

-¡Uhhhhhhhh, qué será!- chilló Hayley, muy intrigada.

Zayn y Beth se cogieron de la mano y sonrieron al público.

-¡Nos vamos a casar!

 ~~~

Helena nunca había visto a Cassandra tan triste.

Su amiga había estado afligida cientos de veces puesto que no tenía una vida demasiado "feliz" pero después de la muerte de la única familia que le quedaba, aparte de su padre que no era un padre, no cesaba de llorar. Era lamentable.

En ocasiones, en un ataque de nervios, Helena se hundía y se largaba a otro cuarto, como le había sucedido ahora mismo.

Alguien llamó a la puerta y Helena supo de quién se trataba. Murmuró un "adelante" y su novio Justin entró en el cuarto. Ella estaba en la repisa de la ventana. Le miró, derrotada.

-He conseguido calmar a Cassandra y ahora está durmiendo- le dijo él y Helena suspiró, aliviada.

El chico se acercó para abrazarla. Helena no podía creer la suerte que tenía: un novio así no se encontraba en todos los sitios. No podía expresar con todas las palabras del mundo para agradecerle todo lo que estaba haciendo por ella y por Cass. Sabía perfectamente que Helena aparentaba ser una chica fuerte pero en realidad era muy sensible y a la mínima se derrumbaba, no podía manejar ella sola a su amiga.

-No sé que hacer, Justin.

Él la miró, angustiado. Le afectaba muchísimo verla así.

-Cassandra lo logrará. Te prometo que dentro de un mes volverá a ser la de antes. Ahora está procesándolo todo, aguantando todo el dolor que siente dentro.

-No entiendo porqué Dios la tiene tomada con Cassandra- gimió Helena sin parar de llorar. Se enjugó una lágrima pero sólo consiguió que se le corriera el rímel.

Justin estaba pasando un infierno en la casa de los Anderson. Bueno, de Anderson, se corrigió, puesto que ya sólo había uno. El padre de Cass había vuelto a Islandia después del funeral.

No sabía qué decir. Intentaba por todos los medios alegrarla. Intentó probar con algo que sabía que siempre la hacía feliz.

-Te quiero, Helena.

A ella se le cayeron más lágrimas pero sonrió. Le dio un abrazo de nuevo.

-Quiero dormir.

Justin asintió, la cogió en volandas por lo que Helena profirió grititos de risa. Después la sentó en la cama. Helena ya tenía puesto el pijama de Cassandra y Justin estaba cómodo con su camisa blanca y su pantalón de chándal por lo que se tumbaron en la cama directamente.

-Buenas noches.

Al no obtener respuesta, Justin miró a su novia y vio que estaba durmiendo. Sonrió, dormir era la única manera para aliviar el dolor y lo sabía.

Justin quería que pasara el tiempo rápido. Había estado soportando muchos días viendo a su hermana pequeña sufrir por Harry. Jamás la había visto tan deprimida... Y ahora era el turno de su novia. ¿Por qué las dos chicas a las que más quería en el mundo tenían que sufrir tanto? Se le ocurrió que quizás daba mala suerte a la gente.

Una hora más tarde, se levantó de la cama con cuidado para no despertar a Helena y se dirigió a la otra habitación donde estaba Cassandra. Ella también estaba dormida; tenía la respiración acompasada y parecía ajena a todo el dolor que estaba pasando. Justin supo que llorar mucho era agotador, no era de extrañar que ambas chicas se hubieran dormido al segundo.

Justin volvió a su cuarto y se tumbó de nuevo, junto con Helena. Se permitió dormir un rato y cerró los ojos. Por primera vez en toda su vida, pidió a Dios que acabara con todo ese dolor.


~~~

Después de la deliciosa cena se pusieron a charlar durante horas de los viejos tiempos. Poco a poco se fueron yendo gente hasta que sólo quedaron Harry, Liam, Hayley, Guiomar, Bambi y Emma.

-Estos dos harían muy buena pareja, ¿no creéis?- les preguntó Bambi señalando a Liam y a Hay, que estaban en el sillón más alejado hablando sobre quién sabe qué- ambos son muy inteligentes y ¡solteros!

Harry soltó una carcajada y miró a la pareja del sillón.

-Te recuerdo que tú también estás soltera- le chinchó.

Bambi le sacó la lengua, divertida. Guiomar y Harry se burlaron de la pelirroja y se dirigieron a la cocina para llevar los restos de la mesa sucia. Bambi y Emma se quedaron a solas (aparte de Liam y Hayley, que no se daban ni cuenta).

-Me gustaría preguntarte algo- le susurró Bambi cambiando el tono divertido a uno serio.

Em se preocupó. ¿Sería algo malo?

-Claro. Dime- cedió a regañadientes.

-¿Por qué me mentiste cuando te pregunté si querías a Harry?- interrogó la pelirroja. No estaba enfadada ni tampoco la juzgaba, simplemente quería saber por qué la había engañado.

Emma tartamudeó. No se había olvidado de la pregunta que le había formulado Bambi después de haberse besado con su primo Zac. La preguntó a solas si seguía queriendo a Harry y ella lo negó.

-No te he mentido.

-¿Quieres decir que no le quieres? ¡Oh, por favor! He visto cómo os mirabais durante la cena.

Emma había ignorado que Bambi estaba observándoles. Además, tampoco habían hecho nada malo, sólo se habían mirado y sonreído.

-Me preguntaste si le quería y te dije que no porque no le quiero- retomó la rubia con impaciencia- no le quiero, le amo.

Bambi rodó los ojos.

-¡Ya sabías lo que quería decir!

Em soltó una carcajada al ver la cómica cara de su amiga pelirroja.

-Es que no lo quería admitir- confesó- me sentía totalmente avergonzada por haber besado a tu primo aún sabiendo lo que él sentía por mí. Me preguntaste si quería a Harry y busqué una excusa para negarlo. Mi excusa es que formulaste mal la pregunta.

Bambi puso los ojos en blanco pero de todos modos la abrazó. Emma le devolvió el abrazo con fuerza, ser perdonada hacía que se sintiera feliz.

-Lo que hay que ver, pero sigo queriéndote- le murmuró ella sin soltarse del abrazo- y mi primo también. Pero encontrará a otra chica, ya verás.

-Se enamorará de una hermosa chica inglesa- comentó Emma, sonriente, después del abrazo.

Bambi puso una mueca.

-En realidad... de una italiana, más bien.

-¿Qué quieres decir?- el pulso de Em se aceleró. Aquel comentario hizo que se acordara de Anna.

-Zac se irá a Italia mañana. No quiere decírselo a nadie porque sabe que le haríais cambiar de idea. Pero seguro que se alegrará de verte mañana en el aeropuerto aunque me matará por habértelo dicho.

Emma se entristeció al escuchar aquella noticia. Zac no figuraba en su lista de mejores amigos pero en cierta manera se sentía vinculada a él ya que Zac estaba muy unido a Anna. Sabía que Anna quería muchísimo a Zac y que eran mejores amigos. También sabía que a Bambi no le haría mucha gracia la marcha de Zac. Quería muchísimo a su primo y, prácticamente, era la única familia que tenía.

-Iré al aeropuerto mañana a despedirme de él- confirmó Emma.

-A las diez de la mañana- finalizó Bambi y Harry y Guiomar salieron de la cocina. Hayley y Liam se levantaron del sofá y se acercaron al grupo.

-Es tarde- citó la morena mirando su reloj de pulsera.

-Sí. Vayámonos- les dijo Emma cogiendo su bolso del sitio donde lo había dejado. Revisó si tenía todo.

Harry puso una mano en el hombro de ésta y Emma alzó la vista.

-Puedes quedarte a dormir aquí si quieres.

Emma miró a su mejor amiga de reojo y negó con la cabeza.

-No puedo, lo siento. Guiomar se quedará a dormir en mi casa.

-Oh, venga Emma- participó su amiga dándole un leve empujoncito- tengo mi coche aquí. No me importa ir a mi casa.

Emma sabía que era su deber estar al lado de ella cuando más lo necesitaba. Guiomar no estaba pasando por unos buenos momentos y sabía que en cuanto estuviera sola aprovecharía la oportunidad para llorar. Y Emma no quería que Guiomar llorase y por nada del mundo que se pusiera triste pensando en Marcos.

-No. Quiero que duermas en mi casa.

Harry adivinó lo que pensaba Emma. Desafortunadamente, Guiomar también.

-Emma, me las puedo apañar yo solita.

Em le lanzó una mirada triste.

-No quiero que te las apañes tú sola. Tú dormirás en mi casa y punto- respondió Emma tajantemente.

Hayley, Bambi y Liam observaban la escena en silencio.

Emma pensó que tardaría varios minutos o incluso horas en intentar convencer a Guiomar pero para sorpresa de ella y de todos, Guiomar aceptó.

-Vale. Dormiré en tu casa- asintió ella y Em sonrió triunfalmente.

Liam se ofreció a llevar a Hayley y Bambi a sus casas. Se despidieron de todos.

-Os dejaré un rato a solas. Te espero en el coche, Emma- le avisó Guiomar y salió de casa después de darle un beso a Harry en la mejilla.

Em se puso un poco nerviosa. Después de la escenita que montaron aquella mañana en su habitación era la primera vez que estaban solos.

-Bueno... Te veré mañana, supongo- le dijo Harry enseñando sus hoyuelos. Emma se percató de que él estaba también nervioso por su presencia y eso la calmó.

-Claro que sí- sonrió ella.

Entonces se puso de puntillas dispuesta a darle un beso pero escuchó un ruido estridente del motor de un coche.

-¿Qué es eso?- preguntó Emma extrañada y salieron afuera- ¡no me lo puedo creer!

El coche de Liam y de Guiomar habían desaparecido. Guiomar se había ido dejándola sola con Harry para que pasara la noche con él. Ahora explicaba por qué Guiomar se había rendido tan rápido. ¡¡Había tenido un plan y no se había dado cuenta!!

-¡Esa mocosa...!- chilló Emma muy furiosa- ¡será imbécil!

No tenía ningún coche para irse ya que había venido con el de Guiomar y además no pensaba pedirle a Harry que la llevara a casa a esas horas.

En contra de su voluntad, se resignó y entró a casa de Harry. La idea de dormir con él no era tan mala pero no podía evitar sentirse mal por haber dejado sola a Guiomar. Justo cuando le daba vueltas a aquello recibió un mensaje, que lo abrió al instante.


De: Hayley.  Para: Emma.  Hora: 01:34.

Tranquila, Guiomar dormirá en mi casa. Así te quedas más tranquila J
Te queremos mucho:*
PD de Guiomar: que pases una buena noche. No os olvidéis de los condones xxx


Emma se rió de las últimas líneas pero se calmó un poco al saber que Guiomar estaría con Hayley. Estaba segurísima de que la cuidaría muy bien.

-Guiomar dormirá en casa de Hay- le informó ésta subiendo al piso de arriba. Harry la pisó los talones.

-¿Y por qué te has reído?

Em se puso roja como un tomate. Trató de esconderse la cara para que no la viera.

-Ah... Por nada- contestó haciéndose la loca.

Abrió la habitación de Harry y éste le dejó una camiseta suya de manga corta que le llegaba hasta las rodillas. Emma aceptó y se fue al baño para cambiarse. Dejó la blusa y la falda en una butaca que había en el cuarto de Harry cuando volvió, ya vestida con el "pijama".

-Antes de la cena hablamos con nuestro mánager- le informó Harry sentándose en la cama. Le indicó a la chica que se sentara también y ésta obedeció sin rechistar- el día veintiuno nos vamos de gira por Estados Unidos.

-¿La gira que habíais suspendido?

-Exacto- asintió Harry- así compensaremos a las fans.

Emma sonrió. Harry era muy entregado con las directioners y ese simple hecho le encantaba.

La gira era dos días después del bautizo pero eso no era lo que le preocupaba a Emma.

-¿Cuánto tiempo estaréis fuera?

Harry sonrió por el malestar de la chica. Se sentía bien sabiendo que su chica se inquietaba por el tiempo que iban a estar separados.

-Sólo son dos semanas. Nada de lo que preocuparse- le dijo Harry.

Emma le abrazó, aliviada.

-Hoy he tenido una comida familiar. Han venido como veinte tíos y primos lejanos- contó Harry. Emma se sentía muy plena estando en el regazo de Harry y escucharle hablar y respirar.

-Qué bien.

-Sí. Todos ellos han pasado a visitarme al hospital al menos una vez y ¿sabes qué? Todos te han visto allí.

-¿Y qué pasa?

Hubo un silencio prolongado.

-Has estado día y noche en el hospital, Em. Te amo por eso pero deberías haber dormido algo y pasar más tiempo con tu familia. La salud es lo primero- hablaba muy rápido pero Em ya no le escuchaba- no puedo soportar...

-¿Qué has dicho?- le interrumpió ella, ansiosa.

Harry meditó unos segundos.

-Que la salud es lo primero.

-No, antes.

-¿Qué te amo?- preguntó él y Em sonrió al sentir un cosquilleo en todo su cuerpo.

-Dilo otra vez.

Harry entendió la repentina interrupción y compuso una sonrisa. Jamás se cansaría de decírselo. Había esperado casi un año para poder repetírselo.

-Te amo, Emma Smith. Te amo y ojalá sintieras lo mismo.

La joven se acercó a él para plantarle un beso en los labios. Fue intenso y encontraron sentimientos que hacía muchísimo tiempo que no sentían. Como deseo, lujuria, amor...

-Harry...- susurró Emma jadeante tras separarse del beso. El chico intentó besarla de nuevo pero ésta le apartó suavemente con la mano. Esta vez la miró- ¿puedo preguntarte una cosa?

-¿Qué pasa?

-No me voy a enfadar. Es más, lo comprendería, pero quisiera saber si...- vaciló ante la intensa mirada del chico pero se animó a seguir. Se moría por saberlo- has estado viéndote con alguien cuando... Cuando no estábamos juntos.

Él tragó saliva y se apartó de ella lentamente. Emma supo que la respuesta no sería un “no” pero, tal y como había prometido, no estaba enfadada. Aunque un poco afectada.

-Intenté acostarme con una chica- confesó él finalmente sin apartar su mirada de la de ella. Emma asintió con la cabeza y susurró un “no pasa nada”. Un año para un chico era demasiado- pero no pude. Estaba en una discoteca y la chica se me echó encima... Íbamos a hacerlo pero me eché atrás... No podía parar de pensar en ti y me sentí muy culpable así que me marché. No puedo hacerlo con otra persona que no sea contigo, Emma. Así que no, no he estado con nadie más.

Emma le besó y sintió que le quería un poco más.