martes, 24 de junio de 2014

80- Después de la tormenta viene la calma... ¿No?

Guiomar salió pitando del vestuario haciendo caso omiso a las llamadas de Emma. Subió por las escaleras, no podía perder tiempo con el ascensor, hasta llegar a la planta de los dormitorios. Abrió la puerta de su cuarto con súbita brusquedad y una chica chilló.

-¡¿Qué haces?!- Nicole saltó de su cama y por poco no se cayó del suelo. Raquel también se asustó.

-¿Habéis visto a Elisabeth?- preguntó ésta a voz en cuello.

Su prima ni se dignó en escucharla y siguió pintándose las uñas de los pies. Raquel, en cambio, negó con la cabeza con semblante interrogante.

-¿Ha pasado algo?

Pero Raquel no obtuvo respuesta, Guiomar ya había cerrado la puerta con otro sonoro golpe y volvió a correr hacia la escalera, bajando al comedor. Se cruzó con Emma.


-¡¿Se puede saber por qué te has ido corriendo?!- gritó Emma furiosa sin hacer caso a los demás estudiantes que pasaban por ahí y la miraban, curiosos- ¡Le he tenido que decir a Marcos que llevara a Hayley al hospital sin nosotras!

Guiomar pensó que Emma merecía una respuesta. La agarró fuertemente de la muñeca y tiró de ella hacia una clase vacía. Cerró la puerta tras ellas después de comprobar que ningún profesor se diera cuenta.

-¿Qué...?

-Esta pulsera es de Elisabeth- la interrumpió ella con prisa- me lo enseñó justo antes de Navidad...

-¿Cómo? Pero... Entonces...- Emma tartamudeó sin poder creérselo- ¿Quieres decir que ella es...? No puede ser.

-¿Y quién si no atacó a Hayley?

Emma se quedó un momento en blanco pero después su cerebro empezó a funcionar rápidamente. Empezó a rebuscar en el pasado algún indicio o sospecha de que fuera ella pero no encontraba ninguno. No podía creer que la última conversación que había tenido con Elisabeth era sobre la virginidad...

-¡Hayley sospechaba de Elisabeth! Fue a ella quién se le ocurrió que podría ser el anónimo por los celos- saltó Guiomar, caminando de un lado a otro- Y puede que por ese motivo la haya atacado...

-Elisabeth no ha podido escuchar nuestra conversación porque estábamos en el despacho de Marcos- inquirió ésta, convenciéndose a sí misma que aquella era una confusión garrafal- Y además Elisabeth... Quiero decir, el anónimo... Me encerró en el despacho cuyo objetivo era atacarme cuando no le había hecho nada.

-Elisabeth adora a Harry- concluyó Guiomar con voz tajante, como si eso lo explicara todo- Emma, es ella. Si no, ¿qué hacía su pulsera en el vestuario? ¡Se le habrá caído sin querer mientras atacaba a Hay!

Em se quedó sin habla mientras que se llevaba un gran chasco. La verdad le vino encima como un chorro de agua fría. Elisabeth era 88-20.

-Tenemos que buscarla- fue lo único que dijo. Guiomar asintió y un segundo después ambas ya estaban fuera.


Se pasaron toda la tarde buscándola. La rastrearon juntas, sin separarse ni un segundo ya que no se fiaban de nadie, evitando las preguntas de los estudiantes que rondaban por los patios y los pasillos. No había ni rastro de Elisabeth. Nadie la había visto.

Llegada la noche, Marcos las llamó por teléfono: a Hayley le habían tenido que hacer siete puntos pero estaba totalmente recuperada, aunque tenía que pasar la noche en el hospital. Guiomar y Emma hubieran ido pero habrían levantado sospechas así que se quedaron.
-¿Dónde os habíais metido?- preguntó Raquel muy preocupada cuando las dos entraron a la habitación. Nicole también se acercó a ellas.

-Hemos estado fuera- contestó Emma intentando sonar tranquila pero no lo consiguió. Al ver la cama vacía de Elisabeth no pudo evitar sentir rabia. ¿Huyó después de atacar a una de sus mejores amigas?

-¿Y Elisabeth?- preguntó Raquel- ¿No la buscabais?

-No sabemos donde está, es raro- se excusó Guiomar dándole la espalda para eludir las preguntas.

Emma se puso el pijama e inmediatamente se metió en la cama. ¿Dónde estaría Elisabeth? ¿Se habría dado cuenta de que le faltaba la pulsera y por ese mismo motivo había huido? Era todo muy extraño. Había desaparecido misteriosamente... 

Parecía que la conversación que había mantenido con ella sobre Marcos había ocurrido hace milenios...

Su corazón dio un vuelco. ¿Y si Elisabeth había atacado a Hayley porque la había descubierto? ¡A lo mejor su amiga había visto algo antes de ser agredida violetamente! No se durmió hasta horas después, cuando su corazón empezó a latir regularmente.


-No- afirmó Hayley muy segura cuando Em le preguntó al día siguiente si había podido ver al atracador- estaba comprobando la temperatura del agua antes de meterme a la ducha cuando alguien me arrebató de las manos la cabeza de la ducha y me golpeó ahí...- dijo señalando la parte dañada de su cabeza- Y todo se volvió negro. No pude ver a nadie- suspiró ésta- así que... ¿Habéis visto una pulsera de Elisabeth en el suelo?


-Sí. Y no ha aparecido- contestó Guiomar resoplando sin parar- ¿creéis que ha huido?

-Ningún profesor ha advertido su ausencia- les explicó Marcos con una mueca en los labios- pero el lunes se darán cuenta...

Y en efecto, el lunes toda la universidad estaba enterada de que Elisabeth había desaparecido sin dejar rastro. Pronto la policía inglesa fue en busca de la joven muchacha.

-Es hora de informárselo a la policía- afirmó testarudamente Bambi en un susurro.

-Yo también lo creo. Además, como Elisabeth ha huido, no nos puede hacer nada, ¿no?

-O puede que nos tienda alguna trampa...

-Oh vamos, Emma. No seas tan tonta. Estoy segura de que ella se ha ido una vez que le hemos desenmascarado- apostilló Guiomar altivamente.

-Yo creo que es lo mejor- asintió Marcos, captando la atención de las cuatro chicas- las notas anónimas son asuntos policiales. La amenaza es un delito grave- inquirió con voz monótoma.

-Pero...- Hayley hizo una pausa, eligiendo cuidadosamente las palabras que posteriormente iba a decir- es demasiado tarde. Quiero decir, resultaríamos sospechosas si le enseñamos las notas que nos mandó varios meses después. Nos podría caer una buena- dijo finalmente con una mueca.

Las chicas asintieron con la cabeza, admitiéndolo duramente.

-Además en las notas contienen nuestros secretos...- susurró Guiomar evitando la mirada de Marcos.

Los cinco se quedaron en silencio. Había sido unos meses muy duros para ellos. No sólo por las continuas amenazas de 88-20, que aún no sabían su significado. Emma lo pasaba realmente fatal pensando en los dos chicos que más quería en el mundo, su ex-novio y en Zac, y que, a la vez, más daño les había causado. Guiomar no podía deshacerse del recuerdo que la acompañaba cada vez que veía a su único y gran amor: la primera y última vez que se habían besado, en la casa de Guiomar; cuando aún él era su profesor particular y cuando Bella no existía en sus vidas. Hayley sufría silenciosamente, estaba pasando por la peor época de su vida, le costaba muchísimo dejarlo una vez empezado a entrar en el mundo de las drogas; pero no sólo eso, la llama de esperanza de una posible relación entre Niall y ella aún afloraba en su corazón. Bambi se debatía entre el sí y el no, no sabía que le pasaba a su corazón porque se volvía loco cada vez que veía a aquel chico; no sabía si, por primera vez, se había enamorado. Hacía tiempo que Marcos había dejado de mentirse: no estaba enamorado de Bella. Siempre le había gustado Guiomar y creía que jamás podría encontrar a otra chica más perfecta que ella.

-88-20 será un secreto que nos lo llevaremos a la tumba- dijo Bambi mirando a los presentes.

Ninguno puso alguna objeción.

~~~


-En la universidad de mi hermana celebrarán un baile el día 1 de junio. Tiene pinta de ser guay, ¿te vienes?- le preguntó Justin a Miley, mientras paseaban por los amplios jardines de la Universidad Imperial College.

-¿Estás seguro de que podemos ir? Tú has dicho que sólo es un invitado por pers...

-Ya, pero hacemos como que nos han invitado las amigas de mi hermana- dijo Justin con una pizca de emoción- también se lo diré a Helena, seguro que se apuntará. Y si ella quiere que Cass también venga. Además ella es la hermana de un profesor que trabaja allí así que seguro que no necesitará permiso.

-Seguramente- asintió Miley con la cabeza- y oye, ¿con Helena todo mejor?- interrogó con una ceja alzada.

-Sí, sí- confirmó éste cambiando su tono de golpe. No le gustaba hablar sobre la pelea que tuvieron.

-¿Y tus hermanas que tal?- preguntó de nuevo con una sonrisa. Miley adoraba a las gemelas sobretodo cuando se enteró de que les desagradaba Helena. Se rió interiormente al acordarse de aquello.

-¿April y Aora? Muy mal- respondió con una mueca- ya no son las mismas... Han crecido pero lo peor de todo es que ya no están tan unidas...

-Vaya...- murmuró Miley- ¿y eso por qué?

-Pues principalmente creo que... Por Jason.

-¿Por mi hermano? ¿Porque él y Aroa están saliendo?- soltó una risotada- buah ya romperán. Sólo son niños.

-Díselo tú a ellas- suspiró Justin desganado. Había perdido la cuenta de cuántas veces se lo habían dicho su hermana y él.


~~~

En los últimos días, Thomas no había intercambiado ni una palabra con Nicole. Pero, al parecer, ella tampoco intercambiaba muchas palabras con Nick Crawford, sino más bien besos. Thomas se dio cuenta de que Nicole se apartaba disimuladamente de Nick cuando él se cruzaba con ellos.

Tenía más amigos aparte de Nicole pero se sentía muy solo. Nadie sabía que se habían peleado porque Thomas no soportaba estar ni un segundo más con Nicole sin ser querido, aunque a veces había pillado a Guiomar escuadriñándole cuando él miraba a su prima o suspiraba tristemente.

Quedaban cuatro meses exactos para el Baile de Verano y todas las chicas ya comentaban qué vestidos ponerse. Eso lo ponía muy nervioso y malhumorado. Raquel había rechazado su petición como pareja de baile y aún no sabía a quién pedírselo. Estuvo tentado en pedírselo a alguna de sus amigas pero pensó que ellas querrían estar con alguien mucho mejor. Después de darle tantas vueltas se le ocurrió una candidata como pareja de baile.

-¡Hola, Thomas!- contestó alegremente una voz cantarina al otro lado de la línea, después de que el muchacho marcase su número.

-Hola, Bambi. ¿Cómo estás?- sabía que la pregunta sobraba ya que el tono de voz de la pelirroja estaba más claro que el agua.

-Muy bien- respondió ésta con una sonrisa- tú seguro que bien también, ¿no?


-Sí, sí, muy bien- mintió él. No le apetecía dar explicaciones ni mucho menos confesar que le gustaba Nicole.

-Me alegro. ¿A qué se debe tu llamada?

Thomas tragó saliva y se obligó a sí mismo a que se calmara. Jamás había pedido salir a una chica... ¿Cómo se empezaba? ¿Qué hay que hacer? ¿Debería usar el tono interesado o desinteresado?

-Me preguntaba si querrías ser mi pareja de baile- habló de golpe con un tono bastante neutral- el Baile de Verano que se celebra el 1 de junio- especificó.

-Claro que sí. ¿Por qué no?- aceptó la pelirroja sin cambiar su tono. Lo llevaba esperando hacía días, ¡así tendría más tiempo de espiarle y sonsacarle algo! Una sonrisa se asomó en sus labios rápidamente.

-Vale, pues perfecto entonces- suspiró Thomas, algo más aliviado. Por fin tenía alguien con quien ir al Baile de Verano- muchas gracias.

-Gracias a ti. Seguro que nos lo pasamos genial. ¡Un beso!

-Chao- se despidió Thomas. Bambi fue la primera en cortar la llamada.

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Siento este capítulo tan corto pero eso no es lo peor. Es uno de los peores capítulos que he escrito en la vida. Lo he modificado mil veces pero no ha servido para nada. El capítulo siguiente será mucho mejor aunque tardará mucho. Dentro de poco vendrán mis amigos de Barcelona y una de Murcia a pasar unos días en Madrid y después estaré en Barcelona con ellos. No volveré hasta el día 9 de julio y al día siguiente... ¡Concierto de 1D! Empezaré a escribir el 11 de julio y no sé cuándo subiré. ¡Mil sorrys! Un besazo<33
Al parecer, 88-20 es Elisabeth...

jueves, 12 de junio de 2014

79- Acercándose al enemigo.

El día 1 de junio se celebrará el baile de Verano, una tradición muy antigua de la Universidad de Sheffield que se festeja cada cinco años. El baile tendrá lugar en los jardines del edificio, comenzará a las 20:00 y terminará a medianoche.
Y bien, es obligatorio asistir al baile. Todos los alumnos deben tener una pareja de distinto sexo (se admitirán parejas de distintos cursos). Podrán acudir no estudiantes de la Universidad de Sheffield menores de 30 años. Sólo se permitirá una persona por estudiante.
Aparte del baile se celebrará, como siempre, la Reina de Verano. Se puntuará por su vestido y por su pareja.
P.D: es necesario traer un esmoquin o un vestido de gala.


-¿Baile de Verano? ¿Va en serio?- se lamentó Emma tras leer aquella hoja pegada en el corcho del hall. Habían muchísimos estudiantes a su alrededor comentando la noticia que acababan de anunciar. Em y sus amigos se alejaron del alboroto.


-Será guay- admitió Hayley echando un vistazo al tumulto que había producido aquella novedad.

-¿Y eso de la Reina de Verano? ¿Qué cursilada es ésa?- comentó Elisabeth.

-¿Cómo que “eso de la Reina de Verano”?- rebatió Nicole, frunciendo el ceño- ¡Es muy importante!

-¿Y en que consiste?- inquirió Raquel, interesada.

-Todas las chicas que se quieran apuntar tendrán que desfilar con su pareja. Los jurados puntuarán su vestido y también el discurso de la pareja.

-¿Discurso de la pareja?- preguntó Thomas, confuso.

-El chico tendrá que dar un discurso de porqué la chica merece ser la Reina de Verano. El más emocionante y razonable ganará- les explicó Nicole.

-Suena bien- sonrió Raquel. Nicole la miró con una ceja alzada.

-¿Tú te vas a apuntar?- le preguntó mirándola de arriba abajo.

-Yo no...

-Sí- se adelantó Thomas, mirándola fijamente- y yo seré su pareja.

-¿Qué?- soltaron Hayley, Guiomar y Emma.

-¿Su pareja?- siseó Nicole con voz muy chillona.

-Ajá- asintió Thomas. Raquel sonrió.

-Eso no pinta nada bien...- le susurró Emma a Hayley.

-Sabéis perfectamente que os patearán el culo- dijo Nicole soltando una risotada- bueno... Yo buscaré al chico perfecto. ¡Hasta luego, chicas!

-Sigo creyendo que eso es una tontería. ¿Qué ganas con eso?- preguntó Elizabeth, mirando a su amiga Raquel.

-Supongo que fama- contestó Thomas encogiéndose de hombros- eso es lo único que le importa a Nicole. Fama- comentó tristemente.

-Thomas- habló Raquel dirigiéndose a Thomas. Las otras cuatro, que la conocían muy bien, sabían que era algo serio- no quiero ser la Reina de Verano.

-Lo supuse- asintió el chico con una sonrisa- menos mal. Yo tampoco quería pero me apetecía fastidiarla un rato.

Las chicas se rieron, incluso Guiomar.

-Bueno, me subo a mi habitación- comentó Thomas.

Las cinco se despidieron de él.

-¿Acudiréis al baile?- habló Guiomar.

-Es obligatorio- suspiró Emma- yo no sé a quién pedir que sea mi pareja.

Hayley también soltó un bufido.

-Todos los chicos querrán estar contigo- comentó Raquel con una sonrisa, alentándola- eres muy popular en esta Universidad por... Ya sabes.

-Soy popular en el mal sentido. Todos me odian- refutó ella, apenada.

-Sólo algunas chicas porque te tienen envidia- le dijo Hayley, apoyando a Raquel- pero los chicos te desean.

-Vale, vale. Pero no me interesa ningún chico.

Guiomar, que estaba al lado de Emma, sonrió secretamente.

-En el anuncio decía que se podía invitar a gente de fuera...- le incitó con un susurro.

-No voy a invitar a Harry- afirmó ésta rotundamente- ¿vosotras a quién vais a invitar?

-Yo a Niall si quiere- dijo Hayley.

-¿Se puede... invitar a profesores?- preguntó Elisabeth tímidamente.

Guiomar la miró tan rápidamente que se lastimó el cuello.

-¿Te refieres a Marcos?

-Sí... Da igual, es una tontería- añadió rápidamente la chica, mirando sus pies.

-¡Que va! Si te gusta, podrías intentarlo- la contentó Raquel, dándole unas pequeñas palmadas en la espalda, con una gran sonrisa.
Guiomar, Emma y Hayley se quedaron en silencio mientras miraban cómo Raquel animaba a Elisabeth invitar a Marcos.

-Creo que no es buena idea- intervino Emma en voz baja, acordándose de lo que le había dicho su hermano aquella mañana sobre Marcos y Guiomar. Las dos chicas la miraron interrogantes- seguramente los profesores tendrán que supervisar el baile, ¿no creéis?

Hayley asintió dándole la razón. Elisabeth frunció el ceño pensativamente.

-Bueno, al menos lo intentaré.

Guiomar, que estaba entre Emma y Elisabeth, soltó un bufido que ninguna de las presentes lo escuchó.



Al día siguiente, todos estaban aburridísimos en clase de Español.

Thomas se sentía muy culpable por haberse comportado así delante de Nicole el día anterior. Había sido un arrebato de rabia, intentó justificarse. Miró a su amiga, que estaba a dos mesas más por delante.

-Como bien sabéis, muchas palabras en español se acentúan...

Thomas no había oído al profesor porque se dio cuenta de que un chico, que estaba cerca de Nicole, le susurraba algo a la pelirroja. Y para su desgracia, ella desvió su mirada del profesor y le miró. El chico le habló de nuevo, algo que Thomas no pudo entender, y Nicole sonrió.

Se sintió traicionado. Y se sintió aún peor cuando recordó que llevaba toda la mañana dándole vueltas para pedirle perdón a Nicole. Ella no merecía eso.

-Señorita Ellis, ya que usted está muy concentrada en clase, ¿podría decirme alguna palabra con tilde?

-Eh... Esto...

-Lámpara- se apresuró a decir Thomas en voz muy alta.

Pero un segundo después supo que había metido la pata. El impulso de ayudar a Nicole siempre que podía había vuelto. Echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que todos le miraban, incluso Nicole, algo perpleja pero con una pequeña sonrisa disimulada que no le engañaba para nada.

-Bien señor Wells, que yo sepa no le he nombrado. Un negativo por haber interrumpido a la señorita Ellis.

Thomas miró el techo. Sí, definitivamente debería dejar de estar detrás de Nicole. No era bueno para él.


Mientras hablaba con Raquel y Hayley, dirigiéndose al comedor, Emma recibió una llamada de Harry.

-¿Sí?- descolgó tras decirle a sus amigas que siguieran su camino. Miró a su alrededor y procurando que ningún estudiante la vea, se metió en una clase vacía.

-Hola, ¿cómo estás?- inmediatamente oyó la voz ronca y nerviosa de Harry.

-Se podría decir que bien. ¿A qué se debe tu llamada?- respondió fríamente.

-Mira, he estado pensando y... Sé que vas a decir que es imposible pero plantéatelo, ¿vale?

-Dime...- insistió ella un poco intrigada.

-Puede que 88-20 sea Guiomar o Hayley.

-¿Qué?- soltó ella. Si creía incapaz a Elisabeth, a Raquel, a Thomas y a Nicole, a sus mejores amigas muchísimo menos- Harry, ¿te das cuenta de que estás diciendo una estupidez?

-Podría ser- admitió él con la voz tensa.

-Ellas también han recibido una carta, para tu información.

Escuchó un largo bufido al otro lado de la línea. Emma pensó en colgar tras escuchar semejante tontería pero su instinto dijo que no lo hiciera. Esperó.

-Podrían haberlo hecho para no levantar sospechas- respondió finalmente.

Hubo un momento bastante inquietante. Podría ocurrir pero Emma las conocía desde que tenían ocho años.

-¿Cómo puedes sospechar de tu mejor amiga? Guiomar jamás me encerraría en un laboratorio.

-Piénsatelo.

Tras decir aquello misteriosamente, colgó. Tenía varias palabras que decirle aturulladamente pero se calló al oír el pitido del fin de la llamada. Se quedó varios segundos atontada aún con el móvil en el oído.

-¿Qué haces aquí, Emma?- escuchó una voz femenina nada más salir de la clase. Dio un respingo y guardó rápidamente el aparato en el bolsillo de su pantalón vaquero.

-¡Me has asustado!- inquirió Emma llevándose ambas manos al pecho. Miró a Elisabeth que se acercaba a ella- estaba hablando con... una vecina. ¿Y tú?

-Acabo de terminar de comer.

-Pero las habitaciones están en el otro lado del pasillo. ¿Adónde te diriges?- preguntó Emma con desconfianza.

Elisabeth se puso roja a la velocidad de la luz. Miró sus pies, que no paraban de dar golpecitos al suelo. Finalmente consiguió levantar la cabeza para mirarla.

-Bueno... He decidido pedirle a Marcos que sea mi pareja en el Baile de Verano.

-¿En serio?- Emma estuvo a punto de reírse pero no quería que su amiga se ofendiera así que se mordió el interior del labio. Respiró dos veces y siguió- ¡guau! No sé que decir.

-Sé que te parece una tontería- suspiró Elisabeth- es que... Me gusta muchísimo- respondió tímidamente llevándose una mano al pelo.

-Pero no le conoces- refutó Em. Nada más decirlo se arrepintió porque Elisabeth bajó de nuevo la cabeza, muy triste- quiero decir... Sólo le has visto dando clases. No sabes como es realmente, ¿no?

-Tienes razón. Simplemente sé que me gusta pero no sé cómo.

-Te entiendo- asintió Emma. Nunca supo cual fue el momento del que se enamoró de Harry, descubrió que estaba enamorada desde hacía mucho tiempo cuando le besó por primera vez, en el hospital, justo antes de que le diagnosticaran cáncer. Aquel fue el mejor y a la vez el peor día de su vida.

-Bueno pues... Subo a su despacho- Emma notó que Elisabeth hacía grandes esfuerzos por mover las piernas así que respondió:

-Elisabeth. Tranquilízate. Respira. Si te dice que no, piensa que hay otros chicos mejores para una chica tan guapa y buena como tú- la animó.

En los labios de Elisabeth se asomó una sonrisa.

-Gracias...- susurró. Acto seguido dio la vuelta y caminó hacia el ascensor para subir a la cuarta planta.

Emma suspiró tristemente mientras se dirigía al comedor. Rezó interiormente de que Elisabeth no sea la loca anónima que le había encerrado en el laboratorio.

-¡Aquí!- le gritó Nicole cuando Emma llegó al comedor. Todas las mesas redondas estaban casi llenas. Cuando se sentó con sus amigas y Thomas vio que todos iban por el postre. Em se apresuró a comer rápidamente su arroz con tomate.

-¿Por qué has tardado tanto?- le preguntó Hayley con la mirada preocupada mientras daba un mordisco a su plátano.

-Una llamada- se limitó a decir Emma tras estar rodeada de sospechosos.

-Lo que iba diciendo antes de que vinieras- comenzó de nuevo Nicole. Emma vio cómo Thomas ponía los ojos en blanco e intentaba que la mandarina que tenía en la mano captase toda su atención- ¡ya he conseguido pareja de baile!

-¿Ah sí? Lo anuncian hoy y ya tienes chico...- se rió- ¿quién es?

-¡Nick Crawford!

-¡No!- Emma soltó una exclamación de incredulidad. Guiomar también tenía la boca abierta.

-¡Sí! No paraba de echarme miraditas en clase de español y después de clase me lo pidió...

Por más que lo intentara Thomas no había remedio para no escuchar las palabras de Nicole. Y mucho menos si gritaba.

-¿Nick Crawford? ¿Ese no es...?

-¡Sí!- Nicole no pudo evitar interrumpir a Hayley. Se la veía muy emocionada- el chico más popular de la Universidad. Todas las chicas le desean.

-Te está mirando...- siseó Raquel mientras le señalaba con la barbilla disimuladamente.

Todos desviaron su mirada hacia la dirección que acababa de indicar Raquel. Y en efecto, en la mesa redonda de al lado, se situaba Nick con sus amigos. Estaba mirando a Nicole con su característica sonrisa arrogante.

-Ohhhhh- Guiomar no pudo evitar un suspiro- es tan mono...

-Y sus dientes son tan blancos...- prosiguió Hayley con el mismo tono embobado.

Thomas no podía seguir disimulando más tiempo mirando a la mandarina así que se levantó de golpe. Todas dieron un respingo al bajar de las nubes.

-¿Adónde vas, Tommy?- le preguntó Nicole.

-No te importa- soltó él. Nicole abrió muchos los ojos de la sorpresa y del disgusto. Iba a replicar algo pero su amigo ya se había alejado de la mesa.

-¿Y a éste que mosca le ha picado?- interrogó Emma mientras miraba cómo Thomas salía del comedor.

-Últimamente le veo triste- contestó Raquel inquisitivamente.

-No. Creo que está enfadado por algo- comentó Guiomar echando un vistazo a la puerta del comedor por si volvía su amigo.

-Sí. Eso parece- corroboró Emma dejando el tenedor del segundo plato. Acto seguido tomó la fruta que había elegido, manzana- ¿no serán por las notas? Él dijo que no estaba satisfecho.

Nicole se mantuvo al margen disimulando que miraba cómo Raquel bebía su zumo de naranja. Sabía que su amigo estaba enfadado con ella aunque no entendía el porqué. Pero su declaración le vino inmediatamente a la cabeza. Cuando dijo “sentía algo por ti”... ¿Se refería a la amistad de ambos o a algo más? Nicole se sentía tremendamente mal aunque no lo pareciera.

-Creo que sé porqué Tommy está enfadado...- les comunicó ella mientras se levantaba del asiento.

Se dirigió rápidamente al jardín. Sabía que su mejor amigo se encontraba allí; siempre se estaba allí, le gustaba mucho el lugar. Había varios estudiantes por ahí, que habían terminado de comer. Algunos se besuqueaban, otros hablaban, unos pocos estudiaban y una pareja discutía acaloradamente. Pronto encontró a su amigo debajo de un árbol. Se dirigió allí en seguida.

-Hola- musitó.

Thomas alzó la cabeza y la miró.

-Hola Nicole.

-Te veo deprimido.

-Es el estrés- respondió él un poco nervioso, Nicole lo sabía porque jugueteaba con sus manos; siempre lo hacía cuando estaba nervioso- nos mandan muchos deberes y además una profesora me tiene manía y...

-Tommy- le interrumpió ella con un tono bastante maternal que le había salido solo. Carraspeó y cambió su entonación- quiero hablar sobre lo que me dijiste el otro día.

-No es nada. Nicole, olvídalo por favor.

-Pero yo no lo quiero olvidar...

Thomas apretó los labios cuando Nicole se sentó a su lado. Ambos se protegían del sol gracias al árbol que les proporcionaba sombra.

-He estado pensando que... Preferiría que te mantuvieras alejada de mí- confesó él. A juzgar por su cara, parecía que había le había costado grandes esfuerzos por confesarlo.

-Joder, ¿pero qué te pasa ahora? ¡No es justo que me trates así!- gritó ella muy enfadada y decepcionada.

Thomas iba a decir una larga lista de lo mal que le había tratado Nicole pero se dio cuenta de que ella no había hecho nada malo. Todos los días se acostaba con distintos chicos por gusto pero no había hecho daño a ninguno. Ella no tenía la culpa de que él mismo sufriera cada vez que Nicole mantenía relaciones sexuales.

-Eres una mala influencia para mí- respondió él, inventando cualquier pretexto para librarse de ella. El rostro que ofrecía Nicole le decía que la había hecho daño.

-Bueno, podría mejorar... Tommy, yo quiero ser tu amiga.

-Yo no. Perdóname, Nicole, en serio.

La chica parecía a punto de llorar, algo que sorprendió bastante a Thomas. Tragó saliva y miró a la pareja que discutía al otro lado mientras decía:

-Nicole, ¿tu sientes algo por mí?

-¿Eso es lo que te preocupa? ¿Tienes miedo de que me enamore de ti?- le preguntó ella con una sonrisa- ¡tranquilo! No me gustas ni nada. ¡Podemos ser amigos perfectamente!

Había sido un estúpido al formular aquella pregunta. Un gran estúpido. Notó que unas manos invisibles le retorcían las tripas.

-No. No podemos- declaró él con una áspera voz.

-Pues yo no lo entiendo... ¡No te vayas! ¡¡Thomas, joder!!

Pero Thomas se levantó del suelo rápidamente y tras observarla por última vez se marchó, entrando al edificio.

Nicole se sentía muy mal por el cambio de humor tan repentino. Antes de Navidad eran inseparables y en cambio ahora... No sabía ni lo que eran. ¿Qué había hecho para que todo acabara así?

Suspiró tristemente y se subió a la habitación. Afortunadamente, no se encontró con ningún chico popular ni con ninguna animadora. No tenía ganas de hablar con nadie. Al abrir la puerta vislumbró a Elisabeth y a Emma.

Elisabeth estaba tumbada en la cama, acariciando a su gata. Nicole intentó mantener la mayor distancia posible y apoyó su cabeza al almohadón.

-Otra que tiene un mal día- comentó Emma en voz alta en tono bromista.

-Thomas y yo ya no somos amigos- explicó Nicole con profunda tristeza.

-Marcos ha rechazado mi invitación. Me ha dicho que ya le ha invitado otra alumna...- habló Elisabeth desde su cama.

Nicole soltó una risita.

-Lo tuyo tiene gracia.

-Mira quién fue a hablar. Seguro que alguna vez te has acostado con alguien más mayor que Marcos- respondió Emma.

-Pues me acosté dos veces con el mismo viejo verde. Tenía tres hijos y estaba casado.

-Madre mía- susurró Elisabeth moviendo la cabeza de un lado a otro- ¿tú con cuántos años te desvirgaste?

-Aunque no lo parezca... No ha sido hace tanto- dijo Nicole más triste aún- me acosté con el novio de mi antigua mejor amiga. En Escocia- aclaró ella- por eso vine aquí a vivir con mi prima. Fue un gran error y sufrí muchas humillaciones.

-Vaya- comentó Em, torciendo el labio.

-Sí... Fue mi primera vez. Pero os aseguro que no me lo pasé nada bien porque la imagen de mi mejor amiga estaba continuamente en mi cabeza. ¿Y vosotras?

-¿Nosotras qué?

-No seáis tontas. ¿Cuándo os habéis desvirgado?

-Bueno- empezó Emma muy tímidamente. Pero de pronto se acordó de 88-20. Podría ser una de ellas... Aunque pensándolo bien, ¿qué tenía de malo? No era ninguna novedad- mi primera vez fue con Harry.

-Lo suponía- asintió Nicole- ¿y tú, Elisabeth?

-Yo... Bueno, yo soy virgen aún. He tenido novios pero nunca me he... Ya sabéis.

-¿En serio?- sus otras dos compañeras rebotaron en la cama.

-Increíble- aclaró Emma con una sonrisa- supongo que las apariencias engañan.

-¿A qué esperas? Si es lo mejor del mundo, cuando estás en la cama...

-¡No me des detalles!- gritó Elisabeth tapándose los oídos con la almohada. Su gata, molesta ante tal brusco movimiento, se bajó de su cama y se dirigió a la de Nicole.

-¡Quita, bicho!- chilló Nicole aterrorizada. Perforó los tímpanos de Em y Elisabeth.

-¡Eso pasa por haberme dado detalles de algo que no quiero saber!


~~~


-¿Alguna novedad?- les susurró Bambi cuando Hayley y Emma salieron del edificio después de cenar, varias semanas después. Las tres se dirigieron al mismo árbol en el que se sentaron Nicole y Thomas hacía varios días.

-Nada. Ninguna señal de que 88-20 ronde por aquí- respondió Em con desdén.

-Sus mensajes son muy irregulares- reflexionó Bambi, admirando el árbol.

-Lo sé- suspiró Hayley leyendo su tabla periódica para repasar un poco.

-Será porque habéis estado muy juntas últimamente y no se atreve a amenazaros. Porque es así, ¿no?- les preguntó la pelirroja severamente. Em y Hayley asintieron con una sonrisa al oír el tono de Bambi.

-Bueno, yo me tengo que ir, que tengo teatro.

-¡Adiós!- dijeron Emma y Bambi al unísono; y Hayley se levantó. La observaron hasta perderse en el interior de la Universidad.

-¿Cómo estás?- le preguntó Emma.

-Si es un método para disimular que no te interesas por Zac no funciona- contestó Bambi en un tono bastante bromista. Emma rodó los ojos.

-¿Cómo estáis?- se autocorrigió con una ceja alzada.
-Muy bien. Ahora Zac es camarero en un Tommy Mel’s. Gana mucho dinero- dijo alegremente Bambi.

-¿Y tú?

-Yo soy dependienta de una tienda de ropa. Hace un mes me metí en curso de diseño de moda.

-¿Sí? ¡Qué guay!- se admiró Emma.

-Sí...- comentó ella con ojos soñadores. Pero pronto volvió a la Tierra y miró a Emma más seria de lo habitual- ¿Puedo hacerte una pregunta?

Emma se asustó bastante. Bambi parecía más seria que nunca y sabía que la pregunta iba a ser muy importante como para comportarse de aquella manera.

-Depende.

-Mi pregunta es, ¿rechazaste a Zac porque te sigue gustando Harry?- preguntó con indiferencia aunque puso una mueca al escuchar el "depende" de Emma.

-No me gusta Harry- respondió precipitadamente.

-¿Ah no? Suena a mentira- dijo ella, algo más relajada. Encarnó una ceja.

-No es mentira- afirmó ésta con énfasis- no me gusta Harry. Te lo podría repetir mil veces, podrías preguntármelo diez años después y te diría lo mismo.

Bambi la miró estupefacta. Abrió la boca y después la cerró. Su rostro pasó de enfadado a triste. Abrió la boca de nuevo y volvió a cerrarla. Siempre había creído que seguía enamorada de Harry... ¿Debería decírselo? Sabía que le rompería el corazón pero era su amigo...

-No digas nada- se adelantó Emma en un intento de tranquilizarla. No era el fin del mundo- venga, ¡ahora hablemos de algo más alegre!



Después de una hora el ensayo de teatro dio por finalizado. Raquel y Hayley se dirigieron a los vestuarios para quitarse el disfraz.

-Al menos tú tienes ropa normal- se quejó Raquel mientras se bajaba la cremallera de su vestido rosa chillón- yo, en cambio, me tengo que poner este estúpido vestido de princesa.

Hayley se rió. No le hubiese alegrado nada vestirse de princesa pero, al menos, Raquel era la protagonista de la obra.


-Lo sé. Me voy duchar- respondió Hayley señalando la puerta, que estaba en el interior de los vestuarios, donde daba a las duchas de la Sala de Actos.

-Vale- respondió Raquel poniéndose una camiseta azul a rayas, unos pantalones cortos y zapatillas vans falsas; y colocando su vestido rosa chillón en una percha del amplio armario de disfraces. Acto seguido salió del vestuario no sin despedirse de Hay.


-¿Dónde está Hayley?- le preguntó Emma a Raquel veinte minutos después, cuando ella vino al comedor a cenar. Se sentó al lado de su amiga ya que era la única que estaba allí.

-No lo sé. Ha ido a ducharse en los vestuarios- se encogió de hombros- yo me he ido al cuarto a hacer deberes y no la he vuelto a ver.

-¿De la Sala de Actos?- inquirió Em rápidamente, con la mirada nerviosa.

-Sí. ¿Por?

Emma no la respondió y se levantó del asiento. Se había dejado un trozo de filete pero le dio igual. Inmediatamente se dirigió a las duchas. Aparte de su estancia en las clases y en los ensayos, nunca se habían separado. Ya en el vestuario, buscó a su amiga.

Su bolsa estaba allí, abierta y con la ropa de recambio en el suelo. Las zapatillas de deporte estaban en la otra esquina del pequeño vestuario. Emma arrugó la nariz, Hayley no hubiese salido del vestuario sin cambiarse

Pero entonces se dio cuenta de algo que había ignorado nada más entrar: se escuchaba salpicaduras de agua al chocar contra el suelo fuertemente. Suspiró aliviada, su amiga seguía duchándose.

-¿Hay? Llevas horas metida dentro- exageró.

Nadie la respondió. Emma se acercó más a la puerta donde daba las duchas.

-¿Hayley?

La respuesta fue tan silenciosa como la anterior. Aún seguía escuchándose el grifo abierto.

-Hayley no estoy para br...- pero en ese momento entró a las duchas y descorrió la cortina de la primera. Soltó un grito desgarrador ante tal escena aterradora.

Hayley estaba tirada en el suelo aún con la ropa de su obra. Estaba inconsciente pero no era eso lo que hizo que Emma chillara, si no, que tenía una gran brecha en la cabeza donde emanaba sangre que posteriormente se mezclaba con el agua, que caía a chorros de la ducha abierta. Cuando Emma corrió a cerrar el grifo se dio cuenta de que el agua estaba ardiendo. Soltó otro grito de dolor mientras la cerraba y atendió a su amiga.

La sacó de la ducha y la dejó en el suelo del vestuario, sin separarse de ella. Marcó a Guiomar para que avisara a Marcos. Después de la llamada se centró en Hayley. Las manos de Em temblaban, ¿y si... era demasiado tarde?

No quería comprobar su pulso. Se quedó varios minutos ahí, presionando con la mano la herida, hasta que llegó Marcos y Guiomar.

-¡Oh no!- gritó Guiomar llevándose ambas manos a la boca. Marcos, en cambio, no dijo nada y fue corriendo a atender a Hayley.

-No es tan grave como parece- comentó él diez segundos después tras examinar la herida- pero le tendrán que hacer unos cuantos puntos. Vamos al hospital, no queramos llamar la atención llamando a un ambulancia.

-Sí, sí- asintió ella algo atolondrada. No paraba de oír el goteo de la sangre contra el suelo y eso le producía náuseas.

Marcos cargó a Hayley y se la llevó fuera; ahí fue cuando Em se dio cuenta de que Hayley tenía pequeñas manchas de quemadura pero no le dio importancia. Afortunadamente, la Sala de Actos estaba vacío y cerca había una salida a la calle. Podían irse sin problemas.

-Vamos, Emma- la alentó Guiomar muy tensa.

La aludida se tambaleó mientras se levantaba del suelo. Miró las manos ensangrentadas y fue a la ducha, donde hacía unos minutos estaba Hayley tendida en el suelo, a lavárselas.


-¿Qué es esto?- dijo Guiomar detrás de ella. Cuando Emma se giró vio que su amiga sostenía una pulsera de pinchos, recogida del suelo.