jueves, 23 de abril de 2015

97- Malentendidos, enfados, traiciones y más.

Cerró el libro que sostenía en las manos y lo dejó a un lado. Miró al techo sin parar de suspirar.

Se sentía tan estúpida. Lo único en lo que podía pensar era en que había sido tan tonta. Había estado lloriqueando delante de su madre porque Zath le había puesto los cuernos y además le había echado en cara que no podría comprender cómo se sentía. Pero acababa de darse cuenta de que era una boba.


Después de tres días, había terminado de leer Lo que en un minuto podría cambiar. Había podido conocer la historia de su madre desde los diecisiete hasta los casi diecinueve. Le había pasado mil cosas pero ella había luchado contra viento y marea para ser feliz. Y eso que Julie la había tomado como una aburrida.

Siempre había sabido que sus padres se querían muchísimo pues, a diferencia de muchos padres de sus compañeros, se daban besos en público y muestras de cariño delante de ellos para demostrarles cuánto se querían. Después de leer la historia comprendía porqué su padre se había enamorado de Emma.

Entre las páginas del ejemplar que tenía su madre guardada en su habitación había visto dos fotografías. No le hacía falta preguntar a sus padres quiénes eran pues con las descripciones del libro había asumido que se trataban de Anna y Elisabeth, las personas que habían dado nombre a sus hermanas mellizas. Ambas chicas poseían una belleza natural admirable y ambas habían tenido una muerte desastrosa, una asesinada y la otra de anorexia.
-¡Buenos días, Jules!

La puerta de su habitación se abrió de golpe y de ella salió una Frankie incuestionablemente contenta.

-Lo serán para ti- gruñó Julie levantándose de la cama para colocar la novela de su madre en la estantería. Acto seguido, volvió a la cama, donde se sentó y miró a su amiga- porque para mí no, desde luego.

Frankie puso los ojos en blanco ante el pesimismo de Julie.

-¿Qué haces en pijama aún?- protestó Frankie mirándola con el ceño fruncido y la nariz arrugada- son las doce de la mañana.

-¿Y qué quieres? ¿Que lleve un vestido de seda?- ironizó alzando el brazo para coger su cepillo.

-Pues sí. Hoy es la fiesta de Reynolds, ya lo sabes- le recordó.

Julie cerró los ojos y resopló mientras se peinaba el pelo.

Por primera vez en su vida deseó que nunca llegara el sábado. Pero era hoy.

-Oh, Dios. Sigo teniendo la esperanza de que abandones esa absurda idea de ir- rezó Julie.

Frankie sonrió malévolamente y abrió la puerta del armario para observar todas las prendas que tenía Julie.

La puerta del dormitorio de Julie se abrió ruidosamente y por ella salió su hermano.

-Oye, ¿vas a ir a...?- su hermano Nathan se calló al notar la presencia de Frankie. Ésta se giró, algo asustada, y se miraron nerviosamente. Julie alzó una ceja ante la tensión de ambos.

-Sí, voy a ir- le respondió Julie ante la mirada inquisidora de ambos, como si estuvieran aliviados por mirar otra cosa que no fueran ellos.

Su hermano formó una línea recta con sus labios y volvió por donde había venido. Frankie, por su parte, volteó la vista hacia el armario.

-¿Qué os pasa?- se cuestionó Julie al ver la extraña escena.

Frankie se encogió de hombros y sacó un vestido del armario con dificultad.

-No lo sé. Después de ayudarle con la tarea como que se enfadó conmigo- le contó Frankie indiferentemente, como si no le importara. Puso el vestido delante de sus ojos para apreciarlo- ¡qué bonito!

-¡Eso es un disfraz charlestón de los años 20!- exclamó Julie con burla.

Su amiga frunció el ceño.

-Bueno, si quitas la cinta de plumas, la boquilla y los guantes negros quedaría perfecto. ¿Me lo dejas?

Julie entrecerró los ojos y rompió a reír. En ocasiones su mejor amiga podía ser un tanto rara pero eso la hacía especial. Tenía unos gustos realmente extraños.

-Te lo regalo- afirmó Julie.

En ese momento, alguien llamó a la puerta y Julie giró la cabeza para ver de quién se trataba. En el umbral de la puerta estaban su madre Em y su tío Justin.

-¿Podemos hablar contigo?- inquirió su madre.

Frankie comprendió al instante la situación, le dirigió una sonrisa alentadora a su mejor amiga y después la besó en la mejilla.

-Te veré después. Adiós- le susurró antes de marcharse.

Una vez solos, Julie se sentó y su madre cogió la silla donde hacía los deberes para sentarse también. Justin prefirió quedarse de pie con los brazos cruzados, mirando a su sobrina fijamente.

-¿Qué pasa?- preguntó Julie para romper el hielo.

Olía a peligro.

-Julie...- su madre respiró hondo antes de continuar y supo de inmediato que estaba decepcionada por algo- Justin me ha dicho que faltaste el primer día de clase.

A la aludida se le heló el corazón. Ni por un momento se le había pasado por la cabeza que su tío, que era profesor de su instituto, podría advertir su ausencia. ¡Qué tonta había sido! Miró a su madre y a su tío sin saber qué decir. Se había quedado muda.

-Eh... Bueno...- tartamudeó y Julie se sintió muy tonta. No valía la pena mentir, esta vez no había excusas- sí, he faltado.

Al ver la expresión de su madre se sintió como una inútil. Siempre la defraudaba y al leer todo lo que había sufrido su madre durante su adolescencia, se sentía peor.

-¿Por qué?- intervino Justin.

Julie le fulminó con la mirada.

Empezaba a pensar que Justin tenía algo contra ella. Primero le suspendía Dibujo y después iba detrás de Emma para chivarse. Pero Julie sabía que su propio tío lo hacía por el bien de ella, al fin y al cabo, era la hija de su hermana.

Sintió una punzada de envidia al acordarse de su prima segunda Sofía Horan. Ella había faltado a clase un millón de veces pero nunca la habían pillado: su prima no estaba inscrita a la asignatura Dibujo. Qué suerte tenía.

-Faltaste con aquel chico, ¿verdad?- le preguntó su madre- aquel chico por el que lloraste.

-No, mamá- negó ésta para sacarla de aquel terreno peligroso. No quería que empezara a sospechar, podía ser muy intuitiva- no había hecho los deberes de matemáticas y por eso no fui. Me arrepiento un montón. Lo siento.

Emma se levantó de la silla e intercambió una mirada con Justin.

-No vuelvas a faltar- le reprendió su tío. Y salió de su habitación.

Julie suspiró de alivio hasta que Em abrió la boca.

-Estás castigada- murmuró su madre y Julie cerró los ojos con fuerza al escuchar aquellas dos palabras que tanto le infundía miedo- a partir de ahora saldrás a todas las fiestas de Lostfield o a cualquier gala de premios que inviten a tu padre.

Se marchó de la habitación con el rostro decepcionado.

Julie se tapó la cara con las dos manos y se cruzó de piernas. Sentía muchísima rabia pero no podía culpar a su madre, ella misma había traicionado su confianza. En su opinión, merecía un castigo muchísimo peor. A partir de ahora, tendrá que aguantarse.

-Ey- escuchó una voz femenina y la reconoció. Era su prima segunda, Sofía Horan.

Levantó la vista (había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba así) y la vio acercarse a ella.

-Hola. ¿Irás a la fiesta?- inquirió Julie y la mayor de los Horan se tumbó a su lado.

-Eso era lo que te iba a preguntar hoy. Me he encontrado con Frankie en el camino y me ha dicho que irás. ¿Tienes fiebre o algo?- bromeó ella con una sonrisa.

Julie se rió. Se sentó en la silla donde se había sentado su madre antes puesto que Sofía ocupaba toda su cama, tumbada cómodamente.

-Algún día tenía que sorprenderte- le siguió el juego.

Las dos se rieron durante un par de segundos hasta que de repente Sofía se puso seria. Miró a Julie directamente, alzando un poco la cabeza, y fue al grano.

-El miércoles te vi con Zath.

Julie hizo memoria. Era el día en que salió de la casa de Zath y se encontró a Sofía en el camino al instituto, que empezó a hacerla preguntas. ¿Qué querría esta vez?

-Ya me lo has dicho- respondió secamente.

Sofía negó con la cabeza y la miró más seria aún. Julie empezó a enfadarse por hablar de ese tema.

-No era eso lo que quería decir. Vi cuando os despedisteis.

-¿Y?

Sofía perdió la paciencia y abrió los ojos, echando la cabeza hacia delante.

-¿Los amigos se besan en la boca, Julie?

Aquella contestación la pilló totalmente por sorpresa. Se quedó como una tonta durante un minuto con la cabeza hacia delante hasta que consiguió de nuevo la compostura. Miró a su prima, atónita.

-¿Nos despedimos con un beso?

-Venga Julie, haciéndote la tonta no sirve para nada. ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste que estabais saliendo en secreto? Zath tampoco me lo ha dicho- dijo ella un poco ofendida.

A Julie le alegró saber que Zath no le había comentado nada a Sofía sobre su noviazgo secreto: ambos eran muy amigos. Pero después la imagen de Zath besando a Madison volvió a su cabeza y la ira recorrió por sus venas.

-Lo siento- suspiró Julie finalmente, contándole toda la verdad- fue una tontería. Ya no estamos saliendo.

-¿Qué? ¿Por qué?

Julie meditó durante unos segundos. Confiaba en Sofía, por supuesto, pero no quería romper la amistad que tenían Sofía y Zath sólo porque el chico le había puesto los cuernos. Sabía que su prima la defendería y Julie no quería eso. Era un problema entre Zath y ella.

-Decidimos que era mejor cortar. Sólo fue un par de besos- mintió ella, ignorando el nudo que se le había formado en la garganta.

-¿Seguro?- insistió la rubia alzando una ceja.

-Seguro.

~~~



Nathan Styles se dirigió al lago de Lostfield, que estaba lleno de patos, y allí se encontró con sus mejores amigos: Colin Smith, Aisha Malik y Heaven Wells.

-Menuda nochecita nos espera- murmuró Aisha, muy sonriente, refiriéndose a la fiesta de la familia Reynolds.

-¿Vosotros vais a venir?- inquirió Nathan mirando a su primo y a Heaven.

Colin negó con la cabeza sin apartar la vista de los patos que había en el lago.

-No, tío. Sabes que no me molan esas fiestas- comentó el chico, encogiéndose de hombros- además mis padres no pertenecen a la élite.

Nathan sonrió imperceptiblemente. Sabía perfectamente porqué su primo Colin rehusaba aquellas fiestas pues, hacía dos años, le invitó a una celebración muy importante del futbolista (ya jubilado) Cristiano Ronaldo y prácticamente la lió bien parda por sus “modales” y su lenguaje coloquial. Colin pertenecía a una familia normal, a pesar de vivir en Lostfield, y no sabía precisamente cómo se comportaban los millonarios.

-¿Y tú?- le preguntó Nathan a Heaven.

-No- contestó ella algo alicaída- ahora no estoy para fiestas.

Heaven Wells pertenecía a la élite desde hacía cuatro años, cuando la marca de su madre “Nicole Ellis” triunfó y se convirtió en una empresa famosa.

Nathan la miró con pena. En los últimos días, Heaven había estado muy desanimada y apenas hablaba (incluso menos que antes). Aisha le contó que era porque su padre Thomas no había querido regresar a Lostfield. Nathan no pudo evitar sentir un arrebato de cariño hacia Heaven al verla tan triste y desilusionada.

-Precisamente por eso- la abrazó cuando lo dijo. Heaven le miró con sorpresa y Nathan sonrió al verla tan sonrosada- la fiesta podría animarte. Estaremos Aisha y yo contigo.

Heaven pareció dudar y miró a su mejor amiga de reojo.

-Es verdad. Anímate- le suplicó Aisha observando a los dos chicos abrazados- así estarás distraída.

-Venga- insistió Nathan echando un poco la cabeza hacia atrás.

Heaven se soltó de su agarre con suavidad y miró a sus dos amigos.

-Está bien- suspiró y después compuso una sonrisa.

-¡Bien!- gritó Aisha y, para sorpresa de todos, abrazó a Nathan- ¡gracias!

-¿Eh? ¿Gracias por qué?- se cuestionó Nathan, atónito.

Aisha soltó una risita y negó con la cabeza. Después agarró a su amiga del brazo, haciéndola levantarse.

-¡Vamos a elegir vestido! Y que sea de “Nicole Ellis”, tu madre...¡Todos los chicos babearán por ti y lo sabes!- chilló Aisha con euforia y se alejó de ellos alzando una mano para despedirse.

Nathan miró a su primo, que estaba tan pasmado como él por el comportamiento de Aisha, y ambos rompieron a reír.

-Esa Aisha... Nunca cambia- susurró Colin con admiración.

Nathan observó, maravillado, el lago. Era su sitio favorito de todo Lostfield, había tanta paz y silencio... Su primo y él se quedaron cinco minutos en silencio hasta que Colin habló.

-¿Te gusta Heaven?

Nathan miró a su primo con los ojos entrecerrados por el sol.

-Que va. Es mi amiga.

Colin le miró con desdén.

-Sabes que a ella le gustas, ¿no?

Claro que lo sabía. Heaven era muy tímida y casi nunca expresaba sus sentimientos pero aun así era un libro abierto. Cuando Nathan se aproximaba, ella se ponía roja como un tomate e incluso a veces tartamudeaba. Nathan nunca le había dicho nada por no herir sus sentimientos.

-Lo sé.

-Entonces, ¿por qué te dirigiste a ella cuando querías saber cosas sobre Frankie y Zath?

-¿Te lo ha contado Heaven?- inquirió Nathan cada vez más enfadado por el tono que estaba usando Colin.

-Me lo ha contado Aisha- le espetó él, ésta vez mirándole directamente- dime, ¿por qué?
 
-Porque sé que Heaven haría todo lo que le pidiera- contestó el chico entre dientes.

Al instante, se arrepintió de sus palabras; sonaban muy cruel. Colin le miró horrorizado por lo que acababa de decir.

-Nunca vas a cambiar. Eres una persona horrible, Nathan- le escupió su primo sin eliminar la cara asqueada.

-Colin...

-Sabemos que te gusta Frankie- dijo y Nathan abrió muchos los ojos- y sabes que a Heaven le gustas. ¿Por qué no te lo guardas para ti mismo y no le dices a Heaven nada?

-¡No era mi intención hacerla daño! Sólo quería saber si Zath y Frankie...

Colin se levantó con premura y Nathan hizo lo mismo, enfrentándose a su primo.

-¡Sólo piensas en ti mismo! ¿No has pensado, ni por un segundo, que harías daño a Heaven?- le gritó su primo. Estaba muy enfurecido.

-No ha sido para tanto...- a Nathan le temblaba la voz.

Estaba muy cabreado con él; y también dolido. Pero la verdad era que no sabía hasta que punto estaba Heaven enamorada de él como para hacerla tanta daño por intentar saber algo de la relación Zath-Frankie.

-¿Cuándo dejarás de ser así? ¿Cuándo tratarás bien de una vez por todas a las personas que se lo merecen?

-¿Te gusta Heaven?- Nathan también alzó la voz- parece que sí- se burló.

A Colin se le agrandaron las aletas de la nariz.

-No me gusta- afirmó Colin y Nathan supo que estaba diciendo la verdad- la quiero mucho y me importan sus sentimientos.

Nathan decidió tranquilizarse para no pelearse con su primo. Se alejó un poco de él.

-¡A mí me importan sus sentimientos! Simplemente no había pensado en...

-¡¡Nunca piensas, Nathan!! Eres un engreído, un mujeriego.

Al oír la última palabra, Nathan perdió los estribos y, por primera vez en su vida, le propinó un puñetazo a su propio primo con todas sus fuerzas.

-Estás celoso de que todas las chicas me quieran- manifestó Nathan lanzándose a él de nuevo.

Colin se balanceó hacia atrás a causa del golpe pero consiguió estabilizarse para intentar pegar a Nathan, acertando de lleno.

-¡¿Celoso?!- gritó Colin riéndose a carcajadas mientras esquivaba un empujón de Nathan- ¡No me hagas reír! Me das asco.

La cólera circulaba por sus venas. Nathan cogió a su primo del cuello de la camiseta y levantó el brazo, dispuesto a darle un codazo. Iba a hacerlo cuando alguien le cogió desde atrás y le alejó de Colin.

-¿Pero qué cojones estáis haciendo?- exclamó una voz grave y familiar. Nathan cayó al suelo por la fuerza del tirón.

Nathan se enfureció con Zath por haber interrumpido su pelea. Más tarde, la ira que sentía se convirtió en arrepentimiento: había estado a punto de destrozar la cara de su primo. Había perdido el control y Zath lo había evitado.

Pero aun así odiaba a Zath.

-Es un imbécil- murmuró Colin dando media vuelta para dirigirse a su casa.

Zath y Nathan se quedaron solos. Nathan volvió a estar cabreado al acordarse que Frankie estaba enamorada de él. Se puso de pie y se dio la vuelta bruscamente.

-Eh, eh. ¿Qué pasa?- le preguntó el moreno al ver la irrespetuosidad con que le había tratado.

-Espero que Frankie y tú duréis- le escupió Nathan con desprecio y se fue a su casa.

Una vez a solas, Zath susurró:

-¿Frankie y yo? ¿Qué?


~~~

-¿Has elegido vestido?- le preguntó Frankie, mirándose distraídamente en el espejo.

Julie había llamado a Frankie para que volviera después de haber acabado la charla con su madre y su tío Justin. Ahora estaban ella, Frankie y Sofía hablando sobre la fiesta a la que iban a asistir esa misma noche.

-No. Me lo pensaré más tarde.

-¡Yo sí!- saltó Sofía- tengo muchísimas ganas de que llegue ya.

Julie y Frankie no se sorprendieron. Sofía amaba las fiestas y más si iban personas famosas.

-¿Alguien en especial?- preguntó Julie. La conocía a la perfección y sabía que se trataba de algo más.

-Sí. Va a ir Flynn Bloom...- susurró ella con aire soñador aunque pronto tocó tierra firme y volvió a mirar a su prima- es el hijo de Orlando Bloom y de la ex modelo Miranda Kerr. ¡Imaginad lo bueno que está!

-No le he visto por la escuela- dijo Frankie con una ceja alzada. Seguía mirando el reflejo del espejo, inspeccionando su barriga.

Julie había conocido a la modelo Miranda Kerr cuando tenía doce años. Hubo un rumor que Harry Styles le había puesto los cuernos a su madre con la modelo tras haber participado en un videoclip de One Direction. Su padre y Miranda se unieron para negar rotunda y personalmente la falsa noticia.

-Claro que no, tonta- rebatió Sofía altivamente. Frankie rodó los ojos por su fanfarronería- tiene veintiún años. Lo tengo un poco difícil.

-¿Veintiún años?- exclamó Julie con los ojos abiertos- ¿adónde vas tú, chica? ¡Tienes quince años!

-Dentro de unos días cumplo los dieciséis- le espetó su prima segunda. Estaba algo ofendida por la contestación de Julie- y te recuerdo que tu te besuqueaste con uno de dieciocho.

-¡Pero él tiene veintiuno! Es casi cinco años mayor que tú- profirió Frankie. Después compuso una mueca. No por lo de Flynn Bloom sino porque no le gustaba lo que veía en el espejo.

Sofía suspiró, derrotada. Miró al suelo, algo triste, y murmuró cosas como que tenía que estar guapísima en la fiesta.

Julie estaba segura de que su prima conseguía todo lo que se proponía, incluso más cuando se trataba de un chico. Flynn podría caer perfectamente en sus redes, con lo guapa que era. Pero lo que le preocupaba era que podía hacerla daño física o moralmente. Es decir, él tenía veintiún años y ella tan solo casi dieciséis. Y ni siquiera se conocían muy bien.

Quizás estaba siendo muy exagerada, como su madre.

-Pero la edad no es lo más difícil- Sofía retomó de nuevo la conversación y las otras dos la miraron fijamente. Frankie por fin apartó la mirada del espejo- él está saliendo con Madison McMahon.

Frankie y Julie intercambiaron una mirada de desconcierto.

-¿La hija de Zac Efron?- inquirió Frankie con una vocecita aguda por los nervios y la sorpresa.

-Sí. Ahora que lo pienso, me pregunto porqué tiene el apellido de su madre Alexia McMahon...- murmuró Sofía sin darse cuenta de lo que pasaba- quedaría mejor Madison Efron.

Pero eso no le importaba a Julie.

-¿Estás segura de que están saliendo? ¿Cómo lo sabes?

Sofía la miró como si fuera tonta.

-¡Es la pareja del año! Ahora entiendo porqué sois tan raritas... Han estado saliendo desde febrero.

Julie no podía creérselo. Lo más probable era que Flynn estuviera estudiando en la Universidad, y aunque no lo estuviera, lo más seguro era que se hubiera enterado del romance que tenía su “novia” con Zath Malik.

-Madison es una perra- murmuró Frankie con odio. Volvió a mirarse en el espejo, algo que impacientó a Julie aún más.

-Oh, eso lo saben todos- se rió Sofía- pero Flynn no se da cuenta.

-Entonces debe ser idiota- dijo Frankie.

Julie asintió con la cabeza pero pronto se dio cuenta de que ella misma también lo era. Zath había estado engañándola, probablemente desde el inicio de su relación, y ella no se había dado cuenta. Pero ella no tenía muchos amigos de la élite y mucho menos de la universidad, así que era normal que no se hubiera enterado, a diferencia de Flynn Bloom.

-Lo que pasa es que la quiere- contestó Sofía con asco- y piensa que le es fiel. Es un chico que no hace caso a los rumores y confía en todo el mundo.

-En conclusión, es idiota- repitió Frankie.

Sofía se encogió de hombros, sin negárselo.

Lo más probable era que Zath supiera el amorío que mantenían Flynn y Madison. ¿Cómo podía entrometerse en una relación? ¿Cómo podía rebajarse a un nivel tan... bajo? No sólo la hacía daño, sino que a Flynn también.

A Julie le dieron ganas de arrancarse el pelo, de tirar todas las cosas al suelo y de gritar, pero no hizo nada de eso por la presencia de Sofía y Frankie. La verdad era que jamás había conocido a una persona tan cruel. Odiaba a Zath Malik.

-¿Creéis que estoy gorda?- inquirió Frankie, con el espejo delante, con un murmullo muy bajito y agudo, como si tuviera vergüenza de preguntarlo. Se levantó la camiseta negra de tirantes, de modo que tenía la barriga al descubierto. Se la frotó con suavidad.

-¿Desde cuándo te importa tu aspecto?- preguntó Julie. Estaba realmente alucinada por el comentario de Frankie. 

Su mejor amiga se encogió de hombros, restándole importancia.

-Hombre...- susurró Sofía, con una cabeza inclinada a la derecha- tienes un poquito de barriga... A lo mejor estás embarazada.

Frankie puso los ojos en blanco. Nunca había mantenido relaciones sexuales con un chico, al igual que Julie, y Sofía lo sabía por lo que siempre las chinchaba con ese tema.

Justo en ese momento, escuchó un golpe brutal y Julie supo que se trataba de la puerta principal cerrarse. Oyó las protestas de sus padres ante tal golpe y más tarde percibió que alguien corría por las escaleras y después en el pasillo.

Frankie, con un sobresalto, se bajó la camiseta para volver a taparse la tripa.

-¡Eh, Nathan!- le gritó Sofía cuando el chico cruzó el pasillo justo por delante de la puerta de la habitación de Julie.

El chico frenó de golpe y se asomó al cuarto, mirando a las presentes. Su mirada se detuvo un segundo en Frankie aunque pronto la apartó.

-Hey, Sofía- le saludó Nathan con una sonrisa- tus padres y tu hermana están abajo, ¿vais a comer aquí?

Julie se dio cuenta de que Frankie evitaba mirar a Nathan.

-Sí. Van a venir tus hermanas gemelas por lo que han decidido comer en familia. También vendrán tus tíos- le informó Sofía.

Nathan agrandó los ojos y susurró unas cuantas palabras malsonantes. Julie frunció el ceño.

-Está bien- dijo él finalmente, intentando ocultar sus palabrotas.

Se marchó de la habitación. Pero más tarde oyeron que Nathan retrocedía sobre sus pasos y pronto apareció de nuevo en la habitación. 

-Frankie- dijo él y la aludida le miró por primera vez, sorprendida y ruborizada- ¿vendrás a la fiesta?

-Claro. Tú me has invitado, ¿recuerdas?

Nathan sonrió y asintió con la cabeza.

-Lo recuerdo.

Sofía silbó.


~~~


A las dos del mediodía llegaron sus tías gemelas Aroa y April.

Sofía, Julie y Frankie bajaron corriendo a saludarlas y Nathan les pisó los talones. Sus tías de treinta años recién cumplidos les abrazaron a los cuatro.

-¡Cómo has crecido, sobrinito!- le dijo Aroa, despeinándole. Su marido desde hacía cinco años, Jason Lively, le tendió la mano y Nathan aceptó; era su tío favorito. Con el otro brazo sostenía a su único hijo, Chuck Lively, que tenía menos de un año.

-¿Te has teñido, tía?- le preguntó su hermana Julie.

Aroa asintió con la cabeza. Se había teñido de rubia y le favorecía. En cambio, su hermana gemela April seguía manteniendo su color natural, el naranja.

-Sentaos- les indicó Emma.
April y su prometido, Jordan Carter, se sentaron junto con Niall y Belén Horan. Harry colocó una sillita de bebé, que pertenecía a Elisabeth cuando era pequeña, entre el asiento de Aroa y Jason para el bebé Chuck. Y después, Harry se sentó al lado de su cuñada Aroa Lively.

Sofía, Frankie (que había sido invitada por los Styles), Julie, Nathan, Anna, Elisabeth y Maura se sentaron alrededor de la mesa grande.

Emma fue a recibir a la siguiente familia, que habían llamado al timbre justo tres minutos después.

-¡Buenos días-tardes, familia!- saludó Helena Smith en cuanto se asomó al comedor. La mujer sostenía un plato de lasaña y se lo tendió a Em para la comida.

Justin entró detrás de su mujer con su hijo menor, Andrew. El niño pequeño estaba boca abajo, cogido por su padre, quien le agarraba las piernas con cuidado para que no se cayera. Andrew saludó a toda su familia con su pequeña mano, sonriente. 

Finalmente vio a su mejor amigo-primo, Colin. Al contrario que el resto de su familia, él estaba serio y cabizbajo y Nathan sabía porqué. Él mismo también se sentía tremendamente mal por la pelea de aquella mañana. Su primo Colin se acercó a la mesa en silencio y sin saludar a nadie.

Justin, Helena y Emma se sentaron en los únicos asientos libres que había en la mesa grande. Andrew corrió hacia la otra mesa y se sentó al lado de su prima segunda Maura y su prima Anna. Colin se quedó de pie.

-Te he guardado un sitio al lado de Nathan- le dijo Julie señalando la silla vacía.

A Nathan le entraron ganas de lanzarle una mirada asesina a su hermana. Notó que su primo Colin se sentaba al lado suya sin decir ni una palabra.

-¡Mirad qué rico!- exclamó Emma, volviendo a levantarse para mirar a su marido Harry, que estaba en la otra punta de la mesa. Levantó la tapa del plato que sostenía en la mano y dejó ver una ensalada de frutas- ¡lo ha hecho Harry!

-¡Ooooh cuidado!- comentó su hermano Justin con sorna- ¡una ensalada de frutas!

Todos los de la mesa se rieron a carcajadas menos Harry, que le lanzó una mirada amenazante a su cuñado en broma.

-¡Cállate!- le reprendió Em dejando la ensalada en el centro de la mesa. Volvió a sentarse- que a Harry le haya salido bien un plato tiene mucho mérito. Él es muy torpe en la cocina.

-Al menos se le da bien cantar- intervino Niall, zampando la lasaña de Helena.

-En la cama también soy muy bueno- bromeó Harry. Emma le tiró el bote de mostaza, acertando de lleno en la cara de su esposo.

-¡Dios mío, papá!- chilló Julie, horrorizada.

-Tranquila, Julie, tú también lo serás, cariño- le dijo Harry sin borrar su sonrisa sarcástica. A Em le dieron ganas de lanzarle más cosas pero no tenía nada de plástico a su alcance- al fin y al cabo, eres una Styles.

Julie agachó la cabeza y se centró en su plato, avergonzada.

-Eres imposible- le dijo a su padre pero Nathan se dio cuenta de que estaba aguantando la risa.

Todos se sirvieron un poco de la ensalada de frutas que había hecho Harry. Aroa fue la primera en expresar su opinión.

-¡Está buenísimo!

Harry le dio un mega abrazo y la susurró:

-¡Por eso eres mi cuñada favorita!

Todos empezaron a hablar y comer a la vez. En la mesa pequeña sólo hablaban Andrew, Maura, Anna y Elisabeth. Maura Horan, la más mayor de todos (tenía nueve años), decía una palabra en signos y los demás tenían que signar otra palabra que empezara con la última letra que había dicho la pequeña de los Horan. De ese modo, jugaban a palabras encadenadas.

-He oído que te liaste con Nora Spears, la hija de Britney Spears, la semana pasada- le dijo Sofía a Nathan, para iniciar conversación.

Ambos eran los únicos populares de la mesa pequeña.

-Que va. Pero me lié con ella hace un par de meses- comentó él, algo orgulloso.

-¿Alguna chica con la que no te hayas liado?- interrogó con desprecio Frankie.

-Realmente no- respondió Colin con el mismo tono, hablando por primera vez.

Julie miró a su hermano pequeño. Sabía que él se había besado con el cincuenta por ciento de chicas de la escuela pero escuchar comentarios sobre aquello le resultaba algo desagradable. Ella sólo se había enrollado con dos chicos en su vida.

-Huelo a celos- susurró Nathan en voz baja pero todos le entendieron.

-¿Y te sientes orgulloso por ello?

Nathan miró fijamente a Frankie después de que ella formulara aquella pregunta.

-¿Algún problema? ¿Quieres que te enseñe a besar?

-Sé besar- corroboró la chica un poco avergonzada por el comentario.

-Es verdad. Apuesto a que Zath te ha enseñado.

Julie miró inmediatamente a la zona donde comían los mayores; afortunadamente nadie les había escuchado.

-¿Quéeee? ¿Frankie también?- preguntó Sofía mirando alternativamente a Frankie y Julie.

Julie le dio un puntapié disimulado a Sofía y ella se mordió la lengua. Cuando quería, Sofía era muy astuta.

-¿Y tú tienes algún problema con Zath y conmigo?- respondió Frankie, siguiéndole el juego para defender a su mejor amiga.

Nathan se la quedó mirándola. De alguna manera, había esperado que ella se lo negase, que le dijera que le quería a él pero sabía que eso era imposible. La verdad era que Zath y Frankie estaban saliendo y lo mejor era alejarse de ella. Se le retorció el estómago con tan sólo pensarlo.

-He perdido el apetito- comentó Nathan en voz muy alta, levantándose del asiento, y todos se le quedaron mirando, incluido los mayores.

-Pero Nathan...- susurró su madre poniéndose de pie.

-Lo siento, mamá. Creo que me encuentro mal- se disculpó el muchacho y Emma se sentó de nuevo con una mueca de tristeza.

Una vez allí arriba, Nathan se encerró en su habitación.

-¿Pero por qué se ha puesto así?- preguntó Frankie, atónita por el comportamiento del hermano de Julie. Sofía, Julie y Colin la miraron con una ceja alzada.

-¿Es obvio, no?- respondió Colin- va detrás de ti.

-Claro- asintió Sofía, tan altanera como siempre- Nathan siempre consigue lo que quiere y seguro que tú eras la siguiente de su lista así que se ha cabreado porque se supone que sales con Zath.

-¿Se supone? ¿Cómo que se supone?- intervino Colin, un poco confundido- ¿no están saliendo, entonces?

Julie abrió los ojos por la metedura de pata de Sofía.

-Sí, sí que están saliendo- contestó.

Frankie bajó la mirada.

-¿Así que él sólo quería aprovecharse de mí?- habló con un hilo de voz.

Julie dudó. Quizás no estaba muy unida con Nathan pero conocía a su hermano mejor que nadie. Tuvo sus dudas durante todo el verano por cómo miraba a su amiga cada vez que ella venía a su casa y sus dudas se incrementaron aún más cuando Nathan la invitó a la fiesta de Reynolds. Pero sus dudas se vieron confirmadas cuando Nathan había reaccionado de esa manera al oír que Frankie afirmaba estar saliendo con Zath.

Pero no quería decírselo a su amiga. No quería que ella la dejara de lado mientras salía con su hermano y, además, sabía que todo acabaría mal si salían y ella no quería un enfrentamiento entre su hermano y su mejor amiga.

-Él quería aprovecharse de ti- confirmó Julie al final.

Colin puso una mueca y Sofía asintió con la cabeza. Frankie se limitó a masticar la comida sin mirar a nadie.

-He terminado. Voy a ver a Nathan- anunció Colin y nadie le dijo nada.

Ya en el piso de arriba, Colin abrió la puerta del dormitorio de Nathan sin llamar.

-Lárgate- impugnó Nathan.

Estaba sentado en la cama con las piernas cruzadas e intentaba ocultar su rostro mirando hacia otro lado. Colin supo que estaba rojo de furia, él nunca lloraba.

-Mira, Nathan, siento mucho lo de antes- se disculpó su primo sentándose enfrente de él. El chico le miró con los ojos cargados de arrepentimiento.

-Yo también siento haberte dado una paliza.

Colin sonrió.

-No te lo creas tanto- bromeó.

Nathan se rió en bajito y volvió a mirar a su primo directamente a los ojos. Se quedaron un rato mirándose entre ellos hasta que Nathan le abrazó con fuerza.

-Lo siento mucho. Tienes razón, soy un mujeriego.

-No, soy yo el que me he equivocado. Te gusta esa chica de verdad.

Nathan bajó la cabeza, un poco avergonzado al oír la verdad.

-Sí, creo que sí.

-Tío, ve a por ella. No olvides que eres Nathan Styles.

-Está saliendo con Zath Malik, Colin. Él es mi amigo- rebatió el joven, desesperado.

-Me da igual. Hoy será tu noche- le aseguró Colin.


~~~


Emma, Helena, Belén, April y Aroa (con el bebé Chuck en brazos) se transportaron al salón y se encontraban sentadas cada una en un distinto sillón. Sus respectivos esposos estaban en la cocina haciendo café para todos.

El salón de los Styles era sumamente blanco y moderno. Los ventanales acababan en forma de arco. El salón no era muy recargado y había muy pocos adornos pero tenía un toque especial que lo hacía precioso. Había un piano enorme en una esquina de la habitación, donde Harry y Emma tocaban de vez en cuando juntos.

-Esta mañana Justin me ha informado que Julie ha faltado el primer día de clase- le dijo Helena a su cuñada mientras se quitaba las botas para estar más cómoda.

‘¿Julie? ¿Nuestra Julie?’- inquirió Belén, sorprendida. 

-Ya ves. Yo también estoy muy sorprendida- respondió Emma con melancolía. Su hija mayor ya no era tan inocente como ella creía. Había estado criándola durante quince años y no soportaba verla crecer.

-¿Y sabes el motivo?- le preguntó April, preocupada por el bienestar de su sobrina.

-Un chico. Estoy segurísima.

‘Mi hija esta colada por Fynn Bloom’- signó Belén con una sonrisa pícara- ‘tiene cinco años más que ella. Está loca’.

-Sofía es Sofía- se rió Helena- Colin tiene ya trece años... Siempre he pensado que se enamoraría de Heaven o de Aisha.

-Yo también lo he pensado. Nathan siempre ha sido muy cariñoso con Heaven... Aunque sé que sólo son mejores amigos.

-Yo solo espero que mi niño nunca crezca- murmuró Aroa mirando a su hijo Chuck, que estaba durmiendo.

En ese momento, Harry entró con una bandeja. Había diez tazas de café en ella y también un bizcocho de chocolate que había hecho Em aquella mañana. Justin, Niall y Jason se sentaron al lado de sus mujeres. Jordan, el novio de April, fue el último en venir. Él llevaba sacarina y azúcar, por si lo necesitaban, y lo dejó en la mesa.

‘¿De qué hablabais?’- le preguntó Niall a su esposa Belén después de darle un beso en la frente.

‘De lo creciditos que están nuestros hijos’.

-Ay... Parece que fue ayer cuando Julie era tan solo un bebé- comentó Harry con nostalgia.

Todos asintieron con la cabeza. Aquellos dieciocho años habían pasado volando, como un suspiro. Definitivamente, una vida con hijos era una vida más corta.

-Ya ves. A Sofía le gusta el hijo de Orlando y Miranda- informó Niall de nuevo- y se me hace tan raro...

Harry se rió antes de sentarse junto a Em.

-He oído que está saliendo con Madison McMahon, la hija de Zac Efron.

Justin rodeó la cintura de su mujer Helena y echó el cuerpo hacia atrás para mirar a los presentes mejor.

-A esa chica le di clases durante cuatro años. Es una engreída- opinó Justin.

-Tiene mala fama- apoyó Emma. Decidió no ir por ese camino y cambió de tema- a propósito, ¿cómo va vuestra canción nueva?

-Genial- respondió Niall, de repente alegre- ¿a que no sabes qué? Zath nos está ayudando. Es un buen compositor.

-¿Zath escribe canciones?- se interesó Helena- guau. De tal palo, tal astilla.

-Ya me gustaría a mí que Julie o Nathan cantaran- apostilló Harry. Emma, al lado de él, asintió entusiasmada con la idea.

-O escribieran- añadió.

Los diez se rieron a carcajadas. Después, Emma miró a su hermano y le preguntó:

-A propósito, ¿cómo están Miley y Ryan?

Los dos mejores amigos de Justin se habían casado la semana pasada y ahora mismo estaban de luna de miel en Egipto. Una gran aventura.

-Me han pasado fotos- le informó él y, acto seguido, sacó su móvil.

-¡¿En serio?!- chilló Jason, el esposo de Aroa y hermano de Miley- ¡yo le he mandado miles de mensajes y no me ha respondido ni uno!

-¿Debería ponerme celosa?- bromeó su mujer.

-Tranquila. Claramente no me quiere- le dijo él con un puchero.

-A mí me quiere más- comentó Justin con sorna. Abrió el móvil.

April, que estaba mirando la pantalla de su móvil a lo lejos, gritó:

-¡Aww, me tienes a mí como fondo de pantalla!


Justin asintió, sonriendo. Levantó el móvil para enseñárselo: en ella salían ambos hermanos con cara feliz. Justin, apuesto como siempre, estaba detrás de su hermana pequeña.

Emma y Aroa se indignaron.

-¡Cómo nos quieres a nosotras!- bromeó Aroa.

La puerta del salón se abrió de golpe y Anna y Elisabeth entraron en el salón corriendo. Elisabeth sostenía un periódico y se lo tendió a su madre.

-¡Mami, mira!- le señaló la niña con su dedo índice diminuto una palabra del periódico- se llama como yo.

Emma leyó la palabra “Elisabeth” grabada en la hoja el periódico y de inmediato fue a ver de qué se trataba la noticia, olvidándose por completo de Ryan y Miley.

Raquel Carrington, condenada el seis de junio del 2014 por dos asesinatos, un secuestro y una agresión, será liberada dentro de dos meses después de estar dieciocho años y tres meses en la cárcel.

La muchacha Carrington secuestró a Elisabeth Stone, su compañera de habitación mientras estudiaba en la Universidad de Sheffield, el día uno de febrero.

Más tarde, concretamente el día uno de junio, mientras se celebraba una fiesta en dicha universidad, secuestró a otra compañera, Guiomar Brandon, tras ser descubierta. Aquella misma noche, horas después, asesinó sin querer a la joven Elisabeth Stone, de dieciocho años. También agredió a un componente de la banda One Direction, formada en 2010 y famosa en aquella época, que era el novio de la mejor amiga de Guiomar Brandon.

Sumida en la desesperación, llevó a su compañera Brandon, de diecinueve, a Liverpool después de haber robado, meses antes, la llave de la casa de una antigua amiga de su pueblo, Castle Combe.

El cuatro de junio, los amigos de la adolescente Brandon acudieron a su rescate, Marcos Anderson (profesor de Historia de la Universidad de Sheffield, donde estudiaban las jóvenes. Se rumoreaba que tenía un romance con Guiomar Brandon) y Walter Avon (policía nacional de Reino Unido y su actual esposo).

En un momento de distracción, Carrington disparó contra el profesor Anderson, quien murió al instante.


Emma paró de leer y tragó saliva. No se dio cuenta que estaba llorando hasta que su marido Harry la abrazó con fuerza y le limpió las lágrimas con suavidad.

Había unos cuantos párrafos más pero Emma no pudo continuar. Sus ojos estaban arrebatados de lágrimas.

-¿Qué pasa?- le susurró él arrebatándole el periódico. Él palideció conforme leía las páginas- ¡dos meses!- chilló él de la angustia, lívido y tembloroso.

Los otros ocho se preocuparon por las expresiones de Harry y Em. El cantante irlandés se levantó para leer la noticia que tanto les había afectado.


-¿Pero qué pasa?- inquirió April, asustada. Miró a su hermana con expresión seria. ¿Se trataba de una broma? ¿Qué noticia le afectaría tanto?

La expresión aterrorizada que se formó en el rastro de Niall les preocupó aún más.

-Raquel- susurró él.

Todos se quedaron de piedra.

-¡Sale mi nombre!- repitió Elisabeth en un intento de llamar la atención. La niña nunca había conocido a otra persona con su mismo nombre pues no era muy habitual en Inglaterra el nombre de “Elisabeth” con “s” en vez con “z”.

La niña señaló de nuevo la línea donde ponía Elisabeth Stone. Sólo tenía cuatro años y sabía leer algunas palabras monosílabas y su propio nombre.

-Sí, cariño, sí- le contestó Emma para animarla, forzando una sonrisa- ahora ve a jugar con tus primos y tu hermana.

Elisabeth asintió enérgicamente y cogió la mano de Anna para tirar de ella y salir del salón corriendo para volver a jugar con Maura y Andrew.

-No me puedo creer que haya pasado dieciocho años desde entonces- susurró Niall, que se llevó una mano al pelo, desalentado.

-Me había olvidado completamente que saldría alguna vez de la cárcel- dijo Harry, tan intranquilo como su amigo- había asumido que esto sería para siempre.

El silencio consumió el salón de la casa.

~~~

Ya de noche, cuando los Styles (menos sus dos hijas menores) y Frankie Thompson llegaron a la fiesta de jardín, el mayordomo de los Reynolds los recibió en la cancela de la mansión, que estaba ambientada en la selva. Era aún más grande que la de Harry y Emma.

Julie visualizó el jardín y el piso inferior de la casa. Estaba petado de gente importante con esmóquines y vestidos, hablando y bebiendo champán en copas de cristal. Notó que varias personas se acercaban a su padre y su mujer. Harry Styles seguía imponiendo a sus treinta y ocho años.

Julie no sabía qué hacer, ni Frankie tampoco, pues nadie se interesaba por ellas. La chica decidió acompañar a su hermano Nathan, que tenía bastante fama, pero vio de pronto que estaba rodeado de chicas de su edad o más.

A lo lejos visualizó a su prima Sofía Horan, rodeada de sus amigos. Optó por acercarse a ella y tomó el brazo de su mejor amiga para tirar de ella.

Sofía llevaba un vestido demasiado pomposo para ella. La parte de arriba, sin tirantes, era de color blanca con rayas rojas mientras que la de abajo era completamente roja. Tenía un collar muy grande, de color negro y con corazones a su alrededor. Iba en exceso de maquillaje y con el cabello rubio a un lado. Demasiado empalagoso para su gusto, pensó Julie. Pero decidió no hacer ningún comentario.

-No sé para qué he venido. No pinto nada aquí- susurró Frankie, observando al corro de chicas que se había formado alrededor de Nathan, visiblemente arrepentida.

-¡Emma, Frankie!- las saludó Sofía con voz melosa. Julie supo de inmediato que estaba un poco borracha- ¿Por qué te has puesto ese vestido?- señaló ella con una mueca de disgusto mirando a su prima Julie.

Sofía no era tan reservada como Julie.

Julie observó su vestido. Finalmente, se había decantado por una prenda cómoda y sencilla, a diferencia de Sofía, Frankie y probablemente de toda la fiesta. Se trataba de un vestido de color turquesa rojizo con manga francesa y tacones negros. No llevaba ningún complemento, pues no le apetecía estar muy arreglada.

Pero el más cantoso era el de Frankie. Era el mismo vestido que había escogido aquella mañana. Más que un vestido, era un disfraz. Pero Frankie estaba muy feliz con su traje. Afortunadamente, Sofía no hizo ningún comentario sobre su "vestido".

-Es de “Nicole Ellis”- dijo Julie finalmente, refiriéndose a su vestido, y Sofía sonrió con aprobación: era su marca de ropa favorita.

-Pues te queda genial- intervino uno de los amigos de Sofía, con una enorme sonrisa plasmada en su cara.

Emma le miró con los ojos entrecerrados. Le sonaba muchísimo su cara y sabía que le conocía de antes. El chico le sonreía abiertamente por lo que dedujo que él la había reconocido.

Era alto, rubio de ojos azules y, como era de esperar, guapo. Vestía elegantemente, como todos los demás, pero tenía el pelo largo echado para un lado. Le echaba unos veinte años.

Pronto le vino un nombre a la cabeza que, casualmente, había leído numerosas veces en los últimos días en el libro de su madre.

-¡Tom Swift!- rememoró.

El chico amplió su sonrisa y le tendió la mano.

-El mismísimo- le dijo con cierta chulería.

Julie le devolvió la sonrisa. Hacía años que no le veía, la última vez fue hacía... ¿cinco años? Se llevaba muy bien con él cuando su madre la llevaba a celebraciones de famosos, la había tratado como si fuera una hermana pequeña. No podía evitar cierto rechazo por los Swift después de haber leído lo mucho que había sufrido su madre por la madre de Tom aunque sabía que él no tenía la culpa y que Taylor, su madre de cuarenta y dos años, ya no era la misma.

-¡Cómo has cambiado!- se admiró ella.

-Lo mismo digo- comentó él observándola de arriba abajo. Ella se sonrojó- y pensar que la última vez que te vi fue cuando tenías diez años.

Frankie, al lado de ella, carraspeó mal disimuladamente para captar la atención de ambos. Julie abrió los ojos al acordarse de ella.

-¡Oh!- exclamó en susurro y le pidió disculpas con la mirada- Tom, te presento a mi mejor amiga: Frankie Thompson. Y Frankie... Bueno, ya sabes quién es él.

-Encantada- sonrió ella educadamente y ambos se estrecharon la mano.

Se dio cuenta de que a su prima Sofía se le iluminó la cara. Pronto una pareja se acercó a ellos. Julie reconoció inmediatamente a Madison McMahon agarrada a un chico muy guapo. Supuso que se trataba de Flynn Bloom, el nuevo fichaje de Sofía Horan.

-Hola Sofía- le dijo el joven cortésmente. Y le dio un beso en la mejilla a la chica, para sorpresa de todos.

Flynn tenía cara de chico bueno, aunque como bien sabía Julie, las apariencias engañaban. Flynn Bloom tenía el pelo castaño y largo, nada propio para un chico rico; le llegaba hasta el hombro.

Julie notó la rabia interior al estar en frente de la mismísima Madison, la chica con la que su novio le había puesto los cuernos. Notó que Frankie la agarraba con fuerza para que no hiciera ninguna tontería.

Su rabia explotó cuando Zath Malik apareció ante todos con una anchísima sonrisa. Madison le abrazó con efusividad, Flynn le estrechó la mano amistosamente y Tom rodó los ojos sin ningún disimulo.

Julie se apartó de ellos y Frankie la siguió. Se dio cuenta de que en el último momento Zath había advertido su presencia y eso la hizo alejarse con más rapidez. Ella y su amiga anduvieron hacia un rincón para esconderse de ellos.

Lo que más le había molestado era que Zath estaba muy feliz mientras que ella había pasado los últimos cuatro días llorando. Y para colmo, él y Madison se habían abrazado cariñosamente delante de sus narices.

-¡Jules!- gritó alguien a sus espaldas y supo inminentemente que era la voz de Zath.

Frankie dio media vuelta y le espetó con agresividad:

-Aléjate de ella.

Supo que Zath no la había hecho caso porque sintió unas manos grandes y calientes alrededor de su muñeca desnuda. Julie se estremeció por el contacto y se le escapó unas pocas lágrimas.

-Por favor, déjame hablar contigo.

En contra de su voluntad, Julie se soltó de su agarre con brutalidad.

-Vete con tu querida Madison- replicó ella acentuando el nombre con repugnancia.

-No quiero estar con ella, sino contigo- rebatió él.

Julie abrió los ojos y sintió que todo su cuerpo hervía de ira. Por primera vez en su vida quería darle una bofetada a alguien pero se contuvo.

-¡Pero serás...!

Julie zarandeó el hombro de Frankie para acallarla. Sabía que el comentario también la había enfurecido y, como era más valiente que ella, insultaría a Zath. Julie estaba encantada con la idea pero no quería llamar la atención. La descubrirían si eso ocurriera por lo que miró a su mejor amiga y ella lo captó. Asintió con furia, respiró hondo y les dejó solos.

Zath suspiró de alivio. La miró y Julie vio en su mirada arrepentimiento y dolor pero eso no disminuía ni un poquito su enfado. Lo que había hecho Zath no tenía perdón.

Julie se cruzó de brazos para sentirse más segura. Estaban en un sitio bastante apartado, por suerte.

-Lo primero de todo... Lo siento muchísimo- dijo el chico con la voz torturada- lo que viste... Dios, Jules, no sabes cuanto me arrepiento.

La chica mantuvo su postura fría. Había estado imaginando esos días la manera en que se disculparía Zath y había acertado. ¿De verdad pensaba que le perdonaría después de unos cuantos lo sientos? Definitivamente, Zath no conocía a Julie Styles.

Al ver su rostro indiferente, Zath se mostró más desesperado y cambió de postura, cargando con su peso en la pierna izquierda.

-Madison... Lo que viste...

-¿Fue un malentendido y no es lo que yo pienso?- ironizó ella con apatía.

Estaba destrozada y se sentía muy vulnerable delante de él pero el recuerdo de Madison y Zath besándose aparecía una y otra vez en su cabeza. También estaba muy enfadada consigo misma por sentirse triste por él después de lo que la había hecho. Él merecía eso y más.
-No- admitió Zath, angustiado.

-Bien. Ya no tenemos nada de qué hablar.

Julie movió el pie izquierdo a la derecha para dar media vuelta pero Zath la agarró firmemente el brazo.

-Maldición, Jules. Perdón, de verdad. No sé que decirte...- susurró él apartando la mano tras la mirada amenazante de Julie.

-¿Qué no sabes qué decirme?- le espetó ella con acritud. Estaba furiosa- he visto cómo le comías la boca a otra chica mientras salías conmigo. Dime, Zath, ¿estabas jugando conmigo? Sé sincero y te dejaré en paz.

Zath empezó a tartamudear de puro nerviosismo. Si eso era un teatro, Zath era muy buen actor.

-Jules... Me equivoqué. No sé en qué estaba pensando- le tembló el labio inferior y su tez morena adquirió palidez- sabía que lo que estaba haciendo con Madison era un error pero me dejé llevar.

-¿Tan tonto eres?- preguntó ella, desconcertada.

-Sí, Jules, sí. Necesitaba contacto con alguna chica...- tragó saliva.

-¿Contacto?

-Ya sabes lo que quiero decir, Jules. No quería presionarte por lo que decidí esperar- confesó él- pero... Madison se ofreció y me sentí tentado.

Julie abrió los ojos como platos ante la confesión.

-Estás enfermo- le escupió.

La cara de Zath se contrajo de dolor.

-Lo sé. Me di cuenta en cuanto te perdí- dijo él con un hilo de voz- de verdad que no sabía en lo que estaba pensando. No sabes de lo que me arrepiento.

-No parecías muy triste cuando te vi- repuso ella, impertérrita.

Zath bajó la cabeza.

-No sabes lo triste que estoy, Jules- susurró él y, de alguna manera, Julie sabía que decía la verdad. Lo había dicho con un tono que parecía sacado desde el corazón- pero se me da bien ocultar mis sentimientos.

-Madison tiene novio, Flynn Bloom. ¿De verdad que eres capaz de romper una relación?

-Flynn no merece estar con Madison.

Se sentía muy decepcionada. Siempre había pensado que Zath era un chico muy especial, diferente a los demás, diferente al mujeriego de su hermano. Pero no. Él era exactamente igual que Nathan, o incluso peor. Desesperado, había acudido a otra chica para satisfacerle porque su novia era una novata.

-No puedo creer que haya perdido el tiempo contigo mientras tú estabas con otra chica mil veces mejor que yo.

-Dios, no. Tú eres la chica más... Jules, ni se te ocurra compararte con Madison. Ella es... asquerosa. Pero me sucumbí a sus encantos y me arrepiento de ello, me he dado cuenta cuán malvada puede ser. Me avergüenzo de mí mismo.

-¿Y pensaste que nunca me iba a enterar? Zath, eres horrible. ¿Qué he hecho yo para que me humilles de esta manera? Lo sabía todo el mundo menos yo. Por eso querías mantener nuestra relación en secreto. Querías aprovecharte de mí.

Más daño se hacía a sí misma con cada frase que pronunciaba. Le dolía el pecho, como si la hubieran acabado de golpear.

-Jules, quería mantenerlo en secreto por nuestros padres. Lo de Madison fue después.

-¿Por qué yo?- Zath se irguió, invadiendo su espacio personal, y Julie se puso nerviosa. El joven alargó un brazo hacia ella para limpiar sus lágrimas pero ésta echó la cabeza hacia atrás. Zath la apartó con una mueca de disgusto- ¿por qué no otra chica mejor que yo?

Sabía que estaba horrible. Seguramente se le había corrido el rímel y tenía la cara contraída de dolor. Pero Zath la miraba como siempre, con ternura, aunque esta vez mezclado con dolor.

-¿Aún no te enteras? Te quiero, Jules. Te quiero con todo mi corazón y estoy enamorado de ti. Por nada del mundo quería que te sintieras presionada por mí por lo que acudí a Madison... para no tener que forzarte a ti. No quería que te sintieras obligada por mí.

Era la primera vez que Zath la decía que la quería. Pero le parecía más importante el hecho de que Zath y Madison habían tenido relaciones sexuales mientras salía con ella.

Había sido una ciega.

-Si me quisieras de verdad, no me harías daño. No saldrías con otra.

Zath tenía los ojos húmedos. Abrió la boca para decir algo pero la chica le interrumpió.

-Olvida lo nuestro, Zath. No volverá a suceder- afirmó ella con impasibilidad.

Zath la miró con aflicción y vio la decisión en los ojos de Julie por lo que prefirió no insistir. Pero sacó un folio a cuadros muy arrugado y se lo dio.

-Léelo, es para ti- le dijo él con una sonrisa triste- espero que te guste. Que sepas que te quiero, Julie Styles, y estoy seguro que será así por mucho tiempo.

Julie decidió no responder. Cogió el papelito sin desdoblarlo y lo agarró en el puño con fuerza. Se alejó de él sin mirarle por última vez y se adentró en la fiesta.

Alejada del campo de visión de Zath, rompió a llorar como si fuera un flan. Sus piernas flaquearon y se sentía débil y mareada. Estaba rodeada de gente bailando y bebiendo pero ni una sola persona se dio cuenta de que una adolescente estaba llorando a lágrima viva. Excepto una.

Tom Swift apareció entre la multitud y la estrechó entre sus brazos.


~~~

Frankie se separó de Zath y Julie para darles algo de privacidad. Esperaba que Jules fuera una chica lista.

Cruzó la muchedumbre de personas que la ignoraban olímpicamente hasta que algo la llamó la atención. Visualizó en un rincón a Aja Reynolds, la hija del dueño de la mansión de dieciséis años y mejor amiga de Sofía, y Nathan besándose intensa y puerilmente. Frankie, aturdida, observó el beso. Aja, que se llamaba igual que su madre Aja Volkman, estaba apoyada en la pared de su casa mientras que Nathan estaba encima de ella, con las manos en las caderas de Aja. Estaban a oscuras, por suerte.

Incómoda, Frankie apartó la mirada y miró a un punto al azar. Casualmente, vio a Emma Styles signar con su prima Belén Horan. Se acercaban hacia donde se situaba Nathan.

Frankie sintió pánico y la necesidad de salvar a su amigo. No era agradable que una persona fuera descubierta por su madre besándose con alguien.

Finalmente optó por sacarle de aquel apuro y corrió hacia ellos para después tirar hacia Nathan, alejándole de ella. Nathan perdió el equilibrio un momento y la miró, atónito. Aja la miró con furia.

-¿Qué haces, niñata?


Nathan no ocultó su sonrisa nada más verla. Seguro que pensaba que se había puesto celosa al ver el beso. Frankie estaba muy avergonzada como para hablar. Señaló a Emma, que avanzaba peligrosamente cerca de ellos.

-Ostras, ¡mamá!- exclamó Nathan como si hubiera visto un monstruo marino.

Como si le hubiera oído, Emma giró la cabeza hacia ellos y sonrió. Paró de signar con su prima un momento y se acercó.

-¡Ey! ¿Qué tal os lo estáis pasando?- inquirió la mujer observando a los tres adolescentes con curiosidad.

-Genial, mamá- le dijo Nathan indulgentemente, como si unos minutos antes no había devorado la boca de la chica de al lado.

-Me alegro. ¿Dónde está Julie, Frankie?

Frankie se puso en tensión. Obviamente no le iba a decir que estaba con Zath, si tenía suerte de que no la viera, claro... Y además, como bien todo el mundo sabía, no se le daba muy bien mentir.

-Esto... No me acuerdo. Creo que con...- rebuscó en su mente- Tom.

-¿Tom Swift?

-Sí.

Nathan suspiró de alivio en cuanto su madre volvió con Belén Horan. Pero, en su lugar, llegó Sofía Horan para llevarse a su mejor amiga Aja.

-Gracias. Me has salvado- le agradeció él a solas.

La chica se encogió de hombros, sin darle importancia.

-No sabía que te gustaba Aja- comentó ella para cambiar de tema.

-Es guapa.

Frankie puso los ojos en blanco al oír el comentario indirectamente machista de Nathan. Para mirar a otra parte, buscó a Jules con la mirada y la encontró en el mismo sitio donde la había dejado con Zath. Diez segundos después, Julie le dejó solo con expresión seria.

Más tarde se dio cuenta de que sus pies la guiaban hacia Zath. Pronto se situó enfrente de él.

-Espero que la dejes en paz, asqueroso- dijo ella con odio.

Al oírla, Zath la miró.

-Frankie... La quiero de verdad.

Le miró con desprecio. Le aborrecía profundamente.

Con la rabia circulando por sus venas, se puso de puntillas y acercó su cara de la de él para demostrarle su aversión hacia Zath. El chico se la quedó mirándola, con el arrepentimiento plasmado en su cara.

-No sé cómo una chica como ella ha podido enamorarse de ti. Infiel- remarcó ella con centímetros de distancia de su cara con los ojos entrecerrados. Se apartó de él con lentitud y se alejó de allí.

Volvió al mismo sitio donde había encontrado a Aja y Nathan besándose pero el chico se había ido.

~~~

Emma no estaba en su mejor momento. Después de leer la noticia del periódico la había dejado exhausta y entristecida pero aún así encontró fuerzas para ir a aquella fiesta.

Su prima Belén había ido a tomar el aire con una amiga suya por lo que se había quedado sola. Ojalá estuviera Guiomar con ella en la fiesta pero su mejor amiga no pertenecía a la élite pues sólo era abogada por lo que texteó a Nicole.

Emma: donde estás? No te veo por ninguna parte


A Emma no le gustaban mucho esas fiestas, pues la gente falsa y aprovechada se acercaba a ella sólo por ser la esposa del cantante Harry Styles. No los soportaba pero aún así les sonreía y daba conversación. Era su obligación ir a las odiosas fiestas de famosos o si no, circularían desagradables rumores de una ruptura y eso era lo que menos le apetecía. Al menos tenía los pies en la tierra, como todos sus amigos.

-¡Emma!

Em guardó el móvil en su bolso y sonrió a Eleanor y a su única hija, Phoenix Tomlinson de once años.

-¡Anda! ¿Es la primera vez que Phoenix viene a una fiesta, no?- le preguntó Emma mientras las dos chicas se abrazaban a modo de saludo.

Eleanor Tomlinson asintió con su típica sonrisa cerrada y miró a su querida hija. Phoenix le mostró la misma sonrisa de su madre. Era una niña muy agradable, en ocasiones tímida pero cogía cariño a la gente con suma facilidad. Emma la adoraba infinitamente.

Phoenix estaba espectacular con su vestido. Era de color dorado con transparentes flores disimuladas por todo el vestido. Se había rizado el pelo y le quedaba genial. Tenía una mano en la cadera, enseñando así sus uñas pintadas de rojo.

-Sí. Es hora de que conozca el mundo real- sonrió Eleanor.

-¿Y te está gustando?- le preguntó Em a la niña.

Ella puso una mueca, destrozando la sonrisa igualita a la de su madre.

-No, mucho.

-Emma, estás preciosa- le alabó Eleanor.


Emma sonrió, dejando relucir su deslumbrante sonrisa. Le había maquillado y peinado la estilista de One Direction, Lou Teasdale, y una vez más, Emma se quedó admirada por el talento de Lou.

-No me hagas la pelota, anda- bromeó- cada vez que te veo estás más joven.

-Ojalá. Pero el tiempo pasa volando y cada vez me salen más arrugas- dijo Eleanor con tristeza- por cierto, he visto a Beth por ahí, vayámonos.

Emma siguió a Eleanor y a su hija. Encontraron a Beth con los chicos de One Direction y Bambi lo Blue.

-Hola cariño- le dijo Emma a su marido y le besó cortamente. Harry sonrió.

-¿Dónde estabais?- les preguntó interesada Eleanor. Su marido Louis cogió en brazos a su hija Phoenix y la dio besitos por toda la cara.

-Hemos estado hablando con gente de la discográfica- le explicó Liam- parece que tendremos gira pronto. El disco está acabado, con nueve canciones. Son pocas pero muy buenas.

-¡Ayy! Qué ganas de escucharos después de tanto tiempo- comentó Beth con alegría y abrazó a Zayn por detrás- a ti también, Bambi.

-Eso- añadió Em- que hace un año que no lanzas ningún disco.

Emma estaba orgullosísima de su amiga Bambi. No había conocido a otra persona que hubiera cambiado tanto como ella. Bambi había pegado un enorme salto hacia el buen camino, como un angry bird en una catapulta. Había llegado a ser de una chica vengativa que mandaba mensajes anónimos para destrozar una relación a ser una joven hermosa por dentro, humilde, abnegada. Había sido una simple telonera de One Direction a ser la reina del pop.

La pelirroja (Bambi había mantenido su cabello de color rojo) sonrió.

-Estoy componiendo canciones también. De hecho, cantaré en uno de los conciertos de One Direction como cantante invitada.

Belén se unió a ellos. Niall le agarró de la cintura y le empezó a hacer un resumen de lo que estaban hablando.

-¡Qué guay!- exclamó Eleanor, admirándola.

Bambi asintió, feliz, y miró a Belén.

‘Iré a España a cantar como invitada’- signó ella comentándolo al grupo. One Direction, que ya lo sabían, sonrieron ante la gran idea de la cantante- ‘en Barcelona y Madrid’.

‘¡Los españoles se alegrarían tanto de tenerte!’- se emocionó Belén- ‘yo me apunto al concierto. Compradme una entrada’- declaró y su esposo se rió a carcajadas.

Emma admiraba profundamente la pareja que formaban Niall y Belén. Se acordaba perfectamente de las rupturas que habían tenido y las veces que había dicho Belén que la relación no iba a funcionar. Y qué resultado: habían tenido dos hijas hermosas y se querían tanto como en el primer día.

Bambi y Belén, enemigas por conseguir el amor de Niall, se habían convertido en grandes amigas. Es más, todos se habían hecho íntimos amigos durante esos dieciocho años y se habían convertido en familia.

-¿Cómo están los niños?- le preguntó Harry en un susurro.

Emma compuso una sonrisa triste.

-Vi a Nathan besarse con la hija de Reynolds... No me cae bien- compuso una mueca triste. Las típicas adolescentes que sólo les importaban su rostro no eran buena influencia y temía que su hijo fuera por ese camino.

Harry le acarició la mejilla.

-A su edad era así- se rió él acordándose de su adolescencia- no te preocupes. Madurará y cambiará. Al fin y al cabo, es un Styles.

El comentario reconfortó a Em, que sonrió.

-Y a Julie la vi hablando con Zath.

-¿Con mi ahijado? Me alegro que sean amigos- aceptó el cantante.

-Dudo que sean amigos...- susurró Em pero Harry no la oyó.

Una chica veinteañera guapísima con el pelo rubio ondeando a su alrededor se acercó a ellos. Harry la abrazó con cariño.

-¡Lux! Cuánto tiempo- le saludó Liam, que la abrazó también. Los demás hicieron lo mismo.

-Lo mismo digo. ¿Qué tal, chicos? ¡Mi madre me ha dicho que pronto haréis una gira!- gritó ella entusiasmada con la idea.

Lou Teasdale seguía siendo la estilista del grupo y Lux seguía acompañándoles a cualquier lugar que iban. Siempre sería “baby Lux” para ellos a pesar de que actualmente tenía casi veintiuno.

-Está en lo cierto- afirmó Zayn, muy contenta de verla de nuevo.

Siguieron hablando durante unos cuantos minutos más sobre la gira que pronto tendría lugar hasta que a Lux se le oscureció el rostro.

-¿Habéis leído el periódico?- les preguntó sin hacer ninguna referencia.

Harry agarró con fuerza a su mujer para poder transmitirla calma.

-Sí- susurró Bambi, mordiéndose el labio.

-Y pensar que fue mi niñera...- repuso la joven Lux con temor.

Un escalofrío le recorrió en todo el cuerpo de Emma.


~~~


Aisha y Heaven estaban hablando animadamente con tres chicas de su edad, hijas de una actriz, una cantante y un empresario multimillonario, hasta que Nathan llegó.

-Hola chicas- saludó él, arrastrando las palabras. Parecía que le costaba hablar- ¿habéis visto a mi hermana?

Las tres chicas se pusieron algo nerviosas al notar al chico Styles cerca e intentaron en vano que se percatara de la presencia de éstas. Incluso una de ellas, llamada Dana, empezó a arreglarse el cabello y a pestañear descaradamente.

Heaven se acercó a su amigo y frunció el ceño tras olisquear el horrible hedor que emanaba Nathan.

-¿Has estado bebiendo?

-Noooooooo- meneó la cabeza alargando el “o”, cosa que se hizo más evidente.

London, la hija del empresario multimillonario, se acercó a Nathan peligrosamente. Él la sonrió y la iba a corresponder pero Aisha, poniendo los ojos en blanco, le apartó de ella y, muy enfadada, le arrastró hacia un rincón de la fiesta. Heaven la siguió.

-¿En qué estabas pensando? ¡Tus padres están aquí!- le reprendió Aisha.

Nathan no parecía escucharla y si lo hacía, le daba totalmente igual.

-Bla, bla, bla...- se trabó con sus propias palabras. Tragó saliva y volvió a preguntar- ¿dónde está Julie?

A Heaven y a Aisha le costaron un poquito entenderle, pero lo hicieron.

-No lo sé- le dijo Heaven, después de intercambiar una mirada con su amiga- solo sé que no está con Frankie, a ella la he visto con Zath.

Nathan levantó la cabeza bruscamente.

-Eso no me interesa- negó él como si se lo dijera a sí mismo.

Nathan perdió el equilibrio un momento y Heaven le sujetó del brazo para que no se cayera. El chico rompió a reír como si fuera un niño pequeño.

-¡Ay! Casi me caigo. Gracias Heaven, eres la mejor.

-Como si te hubiera salvado la vida- bromeó ésta al verle alejarse dando tumbos.

-Está realmente borracho- observó Aisha.

Las chicas tuvieron un segundo de pánico al ver a dos personas acercarse al borracho Nathan pero advirtieron que eran dos chicos, amigos de Nathan. Suspiraron, ninguna chica que pudiera aprovecharse de Nathan a la vista.

-Debería controlarse un poco más la próxima vez- se preocupó Aisha, que en un minuto ya había perdido de vista a su amigo.

-Nunca se ha emborrachado con sus padres delante. Esto sí que es raro- admitió la pelirroja.

Aisha asintió, dándole la razón. Iba a abrir la boca hasta que una mujer se les acercó. Las chicas la reconocieron de inmediato.

-¡Qué guapas vais con el vestido!- se admiró Emma Styles.

Ambas llevaban uno de los últimos vestidos de “Nicole Ellis”. Heaven llevaba un vestido blanco mayoritariamente adornado con flores coloridos que le llegaba por debajo del muslo. Aisha, por su parte, llevaba un vestido rosa con bordados negros que era escuetamente corto.

-Muchas gracias. Tú también- sonrió Aisha a su ídola número uno, aparte de su madre Beth.

-Oh, gracias, pero las tres sabemos que con la edad pierdo encanto- bromeó Emma y se echaron a reír.

Emma ensombreció su semblante.

-A propósito, ¿quién te ha traído?- le preguntó Em expresamente a Heaven.

La pelirroja señaló a su mejor amiga Aisha con la barbilla, sin necesidad de palabras. Emma puso una mueca y las dos niñas supieron en seguida a qué se refería Emma.

-Mamá me dijo que estaba muy cansada y que no le apetecía venir- contestó Heaven con una pizca de tristeza.

-Ya. Hace días que no sale de casa, Heaven... Estoy muy preocupada por tu madre- confesó Em- ni siquiera me ha respondido al mensaje que le envié.

Aisha tomó la mano de su mejor amiga para mostrarle su apoyo silenciosamente.

-Lo sé. Ella lo intenta ocultar pero todo el mundo sabe que está triste por mi padre...

-Todas nosotras llevamos semanas llamándola para quedar a hablar un rato pero ha rechazado todas y cada una de nuestras llamadas. El otro día fuimos a visitarla pero nos dijo que estaba bien- le contó Emma sincerándose.

Heaven reprimió las ganas de llorar y le contó a Emma la llamada de Skype que había tenido con su padre. Em se sorprendió visiblemente al contar la parte en que Thomas se negaba a irse de Estados Unidos.

-¿Conoces a algún amigo llamado Carl?- soltó la pelirroja para quitarse de encima la pregunta que le llevaba varios días rondándole en la cabeza.

Emma alzó una ceja.

-Esto... ¿Carl Cox?

Heaven conocía a Carl Cox. Tendría aproximadamente 70 años, era de raza negra y un importante disc jockey en Reino Unido. Era amigo de su madre pero estaba totalmente descartado. Heaven estaba segurísima de que Carl no sabría manejar un móvil actual.

-No. Déjalo, no le conoces- se excusó Heaven y Em dejó el tema al instante, sin darse cuenta que había algo detrás.

-¿Habéis visto a Nathan?

-No, qué va- mintieron las dos y se escabulleron para huir de la mirada astuta de Em.

~~~


Después de estar en los brazos de Tom Swift durante media hora, Julie se tranquilizó y paró de llorar, algo avergonzada por haberla visto tan vulnerable. Tom la había llevado a un lugar sereno donde no pasaba nadie y ahora estaban algo más calmados.

Después, Tom la abordó con el tema:

-Zath no merece que llores por él- le comentó éste rodeando su cuello con el brazo y la sonrió tranquilizadoramente- es un palurdo.

Julie no le había contado nada acerca de Zath, ni siquiera había mencionado su nombre. Supuso que había sido demasiado obvia y Tom lo había adivinado sin ninguna dificultad.

-Déjame adivinar: es un palurdo porque está liado con Madison, el sueño de todo hombre- dijo Julie con voz cansada. Después de haber llorado tanto, su voz se había quebrado y seguramente se quedaría afónica al día siguiente.

Julie sentía furia porque Dios le había ofrecido una cara bonita a Madison para estropear relaciones. Ella era preciosa, con un cuerpo espectacular mientras que por dentro no era más que una cabeza hueca y una fulana.

Tom apretó el dedo pulgar e índice en cada ojo y soltó una risotada. A Julie le flaquearon las piernas al escuchar su risa, era tan musical y bonita... Supuso que lo había heredado de su madre, Taylor Swift. Desafortunadamente, la voz de Julie se asemejaba a la de su madre Emma.

-Venga ya. No todos los chicos somos así- se defendió Tom entre risas- lo único que quiero es que a Madison la manden lejos de Lostfield. Si te contara la cantidad de parejas que ha roto por aquí...- miró a Julie.

La chica tragó saliva al acordarse del beso de Zath y Madison. Incluso el chico le había tocado el culo y tenía cara de pasárselo genial.

-¿Y a qué se debe tu odio?

El joven no vaciló en responder.

-Su actual novio- comentó con repugnancia aunque pronto recuperó la compostura- Flynn Bloom, el chico al que le está poniendo los cuernos... Es mi mejor amigo. Bueno, lo era.

-¿Por qué?- preguntó Julie, curiosa, al oír el verbo en pasado.

Esta vez sí que dudo pero Tom respondió. A Julie le caía cada vez mejor. Y eso que se suponía que era el hijo de su padre hacía diecinueve años.

-Porque es un idiota. En serio, está ciego de amor- reprochó Tom con rencor- le he dicho mil veces que Madison le está poniendo los cuernos y cada vez que se lo menciono se enfada.

Julie se quedó estupefacta.

-Pues sí que debe de ser tonto.

-Muchísimo. Y odio a Zath por ello, sin ofender- agregó él con cuidado.

-Oh, por mí puedes decirle todas las palabrotas que quieras- se guaseó Julie con una sonrisa. Tom se rió- estaría encantada.

Silencio incómodo. Julie se sonrojó un poco y bajó la vista para que Tom no lo notara. Se llevó una mano al pelo y se colocó un mechón detrás de la oreja. Oyó suspirar a Tom y le miró, interrogante.

-Cuando te veo solo puedo pensar en que gracias a Dios que no eres mi hermana- le confesó Tom.

En un principio, aquel comentario molestó a Julie, pues le pareció hiriente que Tom no quisiera ser su hermana. Pero después captó su segundo significado y enrojeció aún más.

-Mmmm, ¿gracias?

Tom se desternilló de risa.

-Qué mona- comentó él.

~~~


Frankie buscó a su mejor amiga por todas partes pero había desaparecido y nadie la había visto. Se enfadó con ella en su fuero interno por haberla dejado tirada. Ahora estaba completamente sola y seguramente era la única pringada de la fiesta.

Finalmente, se resignó para seguir buscándola y decidió unirse a los mayores, con los padres de Emma, para, al menos, entablar conversación con alguna persona de la fiesta. Pero alguien la llamó.

-Frankie.

La aludida compuso un semblante muy serio al ver que se trataba de Zath Malik. ¿Es que no había tenido suficiente con su amenaza? Al parecer no, Zath medía metro ochenta mientras que ella apenas llegaba al sesenta y cinco. Qué risa.

-¿Qué?

-Tienes que creer cuando te digo que quiero a Jules- le confió él en un susurro.
Las personas bailaban a su alrededor con copas en manos. Estaban, prácticamente, en medio de la pista pero aún así Frankie entendió a Zath.

-Sí, y yo soy un extraterrestre procedente del planeta Saturno- le espetó Frankie con ironía y de mala manera.

El chico no perdió los estribos y la miró con paciencia.

-Por favor. Eres muy importante para Jules y su confidente. Te necesito para volver con ella.

-¿Y que te hace pensar que quiero que vuelvas con ella? ¡Te odio!- declaró ella sin temor ni vergüenza. Era la verdad y no tenía ningún escrúpulo para ocultarlo.

-Oh, Dios mío, Frankie. Quiero a Jules. De verdad que la quiero. Dios, la quiero muchísimo y he cometido un error irreparable. Por favor- le suplicó él con la voz cascada. A Frankie le resultó doloroso escucharle de esta manera pero se mostró impasible, no merecía su perdón después de todo lo que le había hecho a su mejor amiga- sé que me crees, Frankie. La quiero y lo sabes.

Efectivamente, Frankie le creía. Lo veía en sus ojos y sabía que Zath la quería incluso al ver el beso entre el chico y Madison. Se sintió algo confusa e incrédula pero a pesar de eso sabía que quería a su mejor amiga.

Pero aún no entendía porqué le había puesto los cuernos a Jules si tanto la quería.

Iba a abrir la boca para decir su opinión hasta que escuchó el típico estrépito de un vaso de cristal al golpear con el suelo. Frankie y Zath voltearon la cabeza hacia la derecha, lugar donde provenía el desagradable sonido.

Nathan estaba de pie, atónito, con un brazo en alto como si sujetara algo. Frankie entendió que fue él el que había dejado la copa caer. Nathan movió la cabeza, como si volviera de la tierra, y desapareció entre el alboroto.

-¡Nathan!- le llamó Frankie que, sin saber por qué, de pronto se sentía angustiada.

Pero el chico no reapareció y Frankie no le volvió a ver.

-¿Pero qué...?- se cuestionó Zath a medias al ver que la muchacha se alejaba corriendo en busca de Nathan.

Frankie corrió (todo lo que le permitía su vestido) hacia la dirección adonde había ido Nathan. Frenó de golpe al ver la cancela de la mansión. Suspiró y buscó a su alrededor. Identificó una cara conocida.

-¡London! Hola- le saludó Frankie, acercándose a una chica. Sabía que era hija de un rico empresario y amiga de Aisha y Heaven. Iba a dos cursos por debajo de ella- ¿has visto a Nathan?

La chica pareció sorprendida por quién la había hablado pero a pesar de eso ocultó su asombro y, con una sonrisa, respondió:

-Le he visto irse de aquí corriendo.

Frankie no supo si decía la verdad. Vio a un mayordomo con una bandeja justo al lado de la cancela. Se acercó a él.

-Perdone, ¿ha visto usted a Nathan?- preguntó no sin antes carraspear educadamente.

El mayordomo, que no podía tener más de cincuenta años, la miró amablemente.

-¿Un chico alto y rubio aproximadamente de tu edad? ¿El hijo de Harry Styles?- al ver el asentimiento de Frankie, agregó- acaba de salir a la calle.

-Muchas gracias, señor- agradeció la joven tratándole como a un igual. Su madre Grace la había enseñado durante toda su vida a ser educada con todo el mundo.

No tuvo que estar mucho tiempo buscando. Nathan estaba de pie, donde el césped, más allá del aparcamiento. Frankie avanzó hacia él en silencio.

-¿Nathan?- inquirió, algo asustada por el abrumador silencio, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de él. La música de la fiesta parecía lejana.

Nathan avanzó unos pasos más y Frankie advirtió que estaba muy borracho. Le agarró del brazo para ayudar a sostenerle pero él se zafó de ella groseramente. Frankie sintió su corazón en un puño al ver la reacción del chico.

-¿Qué haces aquí?- le espetó él sin dejar ver su cara- vete.

-Es obvio que te pasa algo conmigo. ¿Qué he hecho mal?

Nathan se giró bruscamente hacia ella pero Frankie siguió sin ver su rostro con claridad a causa de la oscuridad. Sólo pudo notar que le fulminaba la mirada.

-Has estado todo el día con el estúpido de Zath- habló él con odio, como si justificara su enfado. Eso volvió más confusa a Frankie.

Eso no era verdad. Sólo había estado con el mayor de los Malik en dos ocasiones, en la primera tan solo medio minuto... Pero no quiso replicar.

-Te recuerdo que fuiste tú el que me invitó a esta maldita fiesta. ¿Y tú dónde estabas? Por lo que veo, pillando copas y enrollarte con chicas- le espetó ella. Sabía que era ella la que tenía razón.

Nathan se quedó mudo.

-No quería meterme en vuestra relación- señaló él, claramente contradiciéndose.

Nathan bajó la mirada y Frankie supo que estaba entre triste y avergonzado. Incluso así, con esa postura y gesto seguía tan guapo como siempre.
-¿Por qué te molesta tanto, Nathan?- exclamó ella de una vez por todas, explotando. Se moría por saberlo y quería escuchar la respuesta de una maldita vez- ¿por qué reaccionas así cada vez que escuchas una sola mención de Zath? ¿Por qué te pusiste así al vernos juntos en la fiesta? ¿Y durante la comida?

Nathan dio un paso con gracia, acortando a distancia de ambos. Tomó aire y Frankie supo que también él quería zanjar aquel asunto que tanto les confundía a ambos.

-¿Es qué no lo entiendes? ¡Odio veros juntos!- exclamó con un arrastre de palabras, típico de los borrachos.

-¿Qué? ¿Por qué?- aquello sólo consiguió confundir más a Frankie. Si no conociera a Nathan, pensaría que estaba celoso pero, desgraciadamente, le conocía muy bien- ¿crees que no soy lo suficiente buena para Zath?

-¡Diablos, no! ¿Cómo puedes ser tan... estúpida? Me dolió aquí cuando os vi juntos, tan cerquita...- murmuró él con dolor, señalándose el pecho.

-¿El corazón?

-No actúes como si no tuviera sentimientos- dijo un dolorido Nathan.

Estaba claramente ofendido. Frankie le miró sin escrúpulos para pedirle perdón.

-¿Puedes decirme por qué te duele? Quiero entenderte.

Frankie sabía que Nathan jamás se lo diría si no estuviera tan borracho. Se sentía fatal por aprovecharse de su vulnerabilidad pero se moría por saberlo. Quería saberlo. Lo sospechaba pero quería confirmarlo.

-Frankie... Es un secreto.

La joven se acercó más a él y acercó su oído a su cara.

-Entonces susúrramelo- respondió ella.

Pero lo que hizo Nathan la pilló totalmente por sorpresa. El joven colocó ambas manos la mejilla de ésta y la acercó hacia él con fuerza y rapidez. Los labios de Nathan y Frankie se encontraron irremediablemente, como dos imanes.

Frankie estaba muy aturdida para reaccionar así que dejó que Nathan hiciera todo el trabajo. La besaba con fervor y eso hacía que se sintiera bien, que se sintiera querida. Sabía a alcohol pero eso a ella le dio completamente igual. Se atrevió a dar el paso y entrar en acción, empezando por abrir su boca.

Sentía una llama en su interior, en la zona de la barriga. Era la primera vez que sentía eso y sabía a la perfección que eso lo había causado Nathan. Estaba como en una burbuja donde lo único que le interesaba era sentirle. Sentir esos labios, que la besaban sin ningún reparo. Colocó una mano en el cuello de Nathan para apretujarse más a él y con la otra mano acarició su cadera.

Nathan gimió y Frankie se sintió poderosamente bien por causar aquella sensación. Pero después recordó algo.

Nathan era el hermano de su mejor amiga. Nathan tenía un año menos que ella. Y, sobre todo, Nathan era un mujeriego y lo más probable era que estuviera disfrutando de ella.

Nathan siempre consigue lo que quiere y seguro que tú eras la siguiente de su lista.

Se acordó de lo que le había dicho Sofía Horan aquella misma mañana, mientras comían. Aquello la hizo frenar un poco. La llama que sentía en el estómago había desaparecido y la intensidad con que le besaba también. Y después de la lujuria daba paso al dolor.

Él quería aprovecharse de ti.

La voz seria de su mejor amiga la hizo frenar en seco y separarse de él bruscamente. Nathan la miró, sorprendido, y con la respiración a cien. Frankie también jadeaba pero le dio una bofetada con todas sus fuerzas.

-¡Ay!- gritó Nathan, cayéndose hacia atrás sin tocar el suelo. Su ebriedad había desaparecido tras el beso- ¿por qué demonios me pegas?

Frankie no sabía qué cara tenía pero sabía que estaba húmeda por las lágrimas. Nathan la miraba con preocupación y no dudó en acercarse a ella con los brazos en alto. Ella dio un paso hacia atrás y le miró con odio.

-Ni te atrevas a besarme de nuevo.

Nathan se quedó sumamente aturdido mientras la veía marchar. Había llegado a sentir júbilo, después confusión y finalmente pesar en menos de un minuto. ¿Qué acababa de ocurrir y por qué le había pegado?

Más enfadado que antes, volvió a entrar en la fiesta y no dudó en dirigirse a la mesa de los vasos de alcohol. Se sirvió vozka a palo seco y tragó ferozmente, hirviéndose la garganta. Se sirvió un segundo pero mezclándolo con zumo de piña para que no le estallara la garganta. Con el tercer y cuarto vaso hizo lo mismo.

-¿No crees que llevas suficientes vasos?- le reprendió una voz conocida pero su ebriedad no le permitía identificarlo. Con su vista borrosa vislumbró a su amiga pelirrojita Heaven.

-Eh, pelirroja- le saludó él con voz de dormido. Sonrió, o al menos eso intentó, pero solo consiguió que su amiga se enfadara tanto hasta el punto de arrancarle el vaso de las manos para dejarlo en la mesa, fuera de su alcance.

Heaven estaba verdaderamente enojada como para hacer eso. La dulce Heaven.

-Enfadada sigues guapa- murmuró Nathan, que ni siquiera sabía lo que decía. Nada tenía sentido ahora.

Notó que le tiraban del brazo y, a ciegas, la siguió hacia un lugar desconocido para él. Aguzó el oído y no escuchaba música ni voces por lo que su ebria cabeza pudo deducir que estaban bastante lejos de la mansión. Heaven le hizo sentarse en un banco.

-¿Quieres matar a tus padres del disgusto, Nathan?

Su cerebro dio una vuelta y Nathan consiguió un poquito de sentido común. ¡Sus padres! Peligro. Sintió algo que pronto identificó que era arrepentimiento.

-Oh... Mis padres no deben... Verme, ¿sabes?

-Sí, sé- contestó ella de mala manera, sin renunciar a su enfado- por eso te he traído hasta aquí. ¿En qué pensabas, Nathan?

-Yo... Necesitaba beber... Calmar penas, Heaven- murmuró él intentando pronunciar una maldita frase coherente. Ahora le daba igual que su amiga la pelirroja supiera sus sentimientos.

Oyó un resoplido de resignación.

-Siempre piensas en ti mismo, Nathan- dijo ella, apoyando el codo en la pierna para sujetar su cabeza. Miró hacia el suelo, algo avergonzada por lo que acababa de decir.

Eso fue un puñal directo hacia su corazón. Su primo Colin le había dicho lo mismo aquella mañana y, dolorosamente, sabía que tenía razón. Pero escucharlo en boca de su amiga Heaven, que casi nunca expresaba lo que pensaba, dolía más. Sintió ganas de llorar pero él nunca lloraba.

-Perdona. Te he decepcionado- dijo el chico esforzándose por no arrastrar las palabras ni hacer pausas. Lo consiguió más o menos.

Oyó de nuevo a su amiga resoplar y notó que se sentaba al lado de él. Sintió su calidez y tuvo ganas de apoyar su cabeza en el hombro de la chica o abrazarla. Hizo ambas cosas y eso calmó su tristeza. Al menos tenía compañía de alguien que le quería.

-Nos sentaremos media hora aquí hasta que se te pase un poco la borrachera. Después tendrás que controlarte, ¿vale? Falta poco para que termine la fiesta y tienes qu...

Nathan impulsó su cabeza hacia delante y la besó para acallarla de una vez por todas. En cuanto ambos labios se tocaron, los dos chicos se quedaron rígidos sin saber qué hacer. El sentido común y la ebriedad libraban una batalla en el interior de Nathan pero venció la ebriedad, que le empujó a abrir la boca y rodear los labios de Heaven. La inocente Heaven.

Sabía que esto estaba mal. Sabía que ese era el primer beso de Heaven y que estaba estropeando algo muy especial para ella. Iba a apartarse hasta que Heaven correspondió su beso abriendo sus labios también.


~~~
-¡Julie!

Julie paró de reírse y le lanzó a Tom una mirada aterrada. Su voz interior murmuró “oh, oh” al ver en su reloj de pulsera que eran las dos de la mañana.

Se formó la silueta de su padre Harry en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de ellos. Tom y Julie habían estado bastante apartados del jardín y de la pista y, con esta oscuridad, Julie dedujo que su padre había estado minutos buscándola. O quizás horas.

-Hola, papá- dijo ella tratando de parecer inocente. No quería que la regañara como a una niña pequeña enfrente de Tom.

Tom carraspeó y se puso en pie con cierta galantería.

-Buenas noches, señor Styles. Siento que nos haya encontrado en este lugar pero le aseguro que no...- Harry alzó una ceja, dejando claro que no había llegado a pensar nada de eso y que confiaba plenamente en su hija por lo que Tom, algo avergonzado, retomó la conversación cambiando de tema- soy Tom Swift.

El rostro de Harry se suavizó y observó los rasgos del muchacho, algo que le pareció tierno a Julie.

-Oh, Tom. Cuánto has cambiado, hacía años que no te veía- sonrió Harry rechazando la mano de Tom para abrazarle.

Harry, Julie y Tom volvieron a la pista y, en el camino, se les unió una mujer corriendo.

-¡Tom, al fin te encuentro!- chilló ella con voz preocupada.

Los tres frenaron en seco y vieron enfrente a la mismísima Taylor Swift. Julie no pudo evitar quedarse boquiabierta por la belleza de la madre de su amiga. Con cuarenta y un años, Taylor seguía siendo una bella dama. A Julie le recordó a su tía Guiomar.

-¡Mamá!- exclamó Tom avanzando unos cuantos pasos para besar en la mejilla a Taylor, que estaba algo anonadada al ver a Harry y a su hija.

-Hace mucho que no te veo- murmuró Harry con una sonrisa. Taylor se la devolvió y ambos se fundieron en un abrazo como si fueran amigos de toda la vida.

Hacía mucho tiempo que Harry y Taylor habían superado sus diferencias. Incluso Harry la había perdonado por todos sus intentos en romper su relación con Emma. Aquellas amenazas le hicieron darse cuenta de cuánto quería a Em por lo que, por una parte, estaba agradecido.

No quedaban como unos viejos amigos puesto que el recuerdo seguía allí, inminente. Pero sí que se saludaban cuando se veían en las galas de entrega de premios o simplemente en fiestas como aquellas.

En cambio, a Julie se le revolvieron las entrañas al verla. Siempre la había adulado, pues era una excelente cantante, pero al leer la novela de su madre... No podía evitar tener cierto rencor hacia ella. Lo mismo le pasaba con Bambi, una de las personas que más quería en el mundo.

Decidió ignorar sus sentimientos y sonreír angelicalmente. Taylor era una simple adolescente en aquellos tiempos, como ella, y le había pedido perdón a sus padres en más de una ocasión. No podía odiarla por lo que hizo hacía diecinueve años.

-¡Tus rizos siguen ahí!- señaló Taylor con una risita, refiriéndose el cabello de Harry.

Tom y Julie se miraron de reojo y tuvieron que sofocar las risas.

De repente y sin venir a cuento, se acordó de Frankie. ¿Dónde estaría? Empezó a preocuparse por ella y le mandó un mensaje:


Jules: dónde estás? :[


-Por supuesto- contestó Harry como si eso era obvio. Se giró hacia Julie y tiró de ella para acercarla a la cantante- Mira, Taylor, te presento a mi hija mayor. La conocías cuando era pequeña- explicó.

Taylor la taladró con la mirada pero Julie no se sintió intimidada ni nada de eso.

-¿Julie, verdad? Es preciosa, me recuerda a su madre aunque tiene tus ojos- se aventuró la rubia sin perder su enardecimiento- hablando de Emma, ¿cómo está?

Julie se dio cuenta de que a Harry le brillaron los ojos al oír hablar de su madre. Julie deseó que a un chico le pasara lo mismo cuando escuchara su nombre.

-Genial. Aunque seguramente me mate en cuanto me vea por tardar tanto en buscar a esta petarda- y señaló a Julie. Tom soltó una risa sin ningún disimulo.

-Venga, os dejo- sonrió Taylor y miró a su hija de refilón- ¿cuántos hijos tenéis?

-Cuatro.

-¿Y pensáis tener más?- preguntó Taylor, intrigada.

Harry se rió a carcajadas y Julie enrojeció un poco. Olvidó su sonrojo cuanto notó una vibración en la palma de su mano. Abrió el móvil.

Frankie: os espero en vuestro coche.


Julie lo cerró. Sería más fácil encontrarla allí que buscarla.

-Con las mellizas tengo más que suficiente- contestó él y colocó una mano en la espalda de Julie- hasta otro día. Un gusto veros.

Tom acercó su cara a la de Julie y ésta notó cómo la mano de su padre se ponía rígida en su espalda. Lo ignoró.

-Dile a tu madre que soy su fan número uno. Me encantó el libro que escribió- declaró él, susurrándole al oído sin que le oyera nadie más que Julie- aunque mi madre no esté en una buena posición en Lo que en un minuto podría cambiar- bromeó, tomándoselo a bien.

Un minuto después, Harry y Julie se reunieron con Emma y Nathan. En cuanto vio la cara de su madre, supo de inmediato que no presagiaba nada bueno. Y sabía que su padre sospechaba lo mismo al verle la cara.

-¿Qué ha pasado?

Emma miró a Nathan y los otros dos la imitaron. Julie suspiró de alivio al ver que no se trataba de ella sino de su hermano.

-Borracho como una cuba- se rió Julie al ver su aspecto. Él sonrió al escucharla, como atontado. Si estuviera estado un poco más sobrio, la hubiera atestado un puñetazo.

-Por el amor de Dios- murmuró Harry, de alegre a enfadado. Agarró a Nathan del brazo con brutalidad y tiró de él, sacándole de la casa. Varias personas se acercaron a ellos pero la familia Styles se despidió educadamente.

-Sólo tiene catorce años- habló Em, angustiada, al ver a su hijo tropezar torpemente.

Julie sonrió imperceptiblemente. Si ellos supieran... Actualmente, había niños que empezaban a beber a los once. En caso de su hermano Nathan, a los doce. 

Siguieron caminando hasta alejarse del tumulto. Las voces y la canción de la pista de baile fueron apagándose poco a poco hasta que se sumieron en silencio. Llegaron al coche y en seguida distinguió el contorno de su mejor amiga en la oscuridad.

-¡Frankie!- chilló Julie y la abrazó. No la había visto desde que se largó a hablar con Zath.

Su padre desactivó la seguridad de las puertas del coche con el mando a distancia y Frankie dio media vuelta para intentar subir al automóvil. Desafortunadamente, se chocó con el propio coche de sus padres.

-¿Pero qué...?- susurró Julie al ver el extraño balanceo de Frankie. Vio que su amiga rectificaba incorporándose y abriendo la puerta con cierta torpeza- ¿tú también?

Estaba atónita. Nunca había visto a Frankie borracha. Aunque su amiga no estaba tan ebria como su hermano Nathan, que estaba tirado en el suelo literalmente.

Sus padres ya habían entrado al coche por lo que le tocó a Julie levantar a su hermano para meterle dentro del automóvil. Cuando se dispuso a hacerlo, Frankie habló con voz seria:

-Ponte tú en el medio, por favor.

Julie sospechó de que algo malo había pasado pero sabía que no era un buen momento para preguntárselo con sus padres delante y con Frankie bebida.

-Está bien- cedió.

Entro ella primero y después tiró con todas sus fuerzas la camiseta de su hermano hasta que le sentó en condiciones. Él estaba profundamente dormido, ajeno a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, con la cabeza apoyada en la ventanilla del auto. Julie se situó en medio de su mejor amiga y su hermano menor.

-Frankie, ¿qué tal te lo has pasado?- inquirió Emma en el asiento de copiloto en cuanto su esposo arrancó el coche.

-Muy bien.

Julie suspiró de alivio al ver que Frankie no arrastraba las palabras. Al menos, ella sabía disimular.

-¿Por qué has bebido?- le interrogó en un susurro. Se puso el cinturón y Frankie la imitó.

-¿Qué pasa?- le espetó ella un poco más alto de lo que pretendía. Por suerte, los padres de Julie no se dieron cuenta- ¿lo tengo prohibido o qué?

Julie advirtió que su amiga no estaba en su mejor momento. Normalmente, Frankie nunca era así de arisca con ella. Se recordó que debería preguntárselo al día siguiente.

-Técnicamente, sí. Eres menor de edad- corroboró Julie. Frankie puso los ojos en blanco y miró hacia el otro lado, observando el paisaje desde la ventanilla.

De forma inmediata, recibió un mensaje y vio que se trataba de su prima segunda. Así tenía una excusa para olvidarse del mal humor de su amiga.

Sofía: NOTICIÓN! Flynn y Madison lo han dejado!!!!!! (hubo pelea y te lo has perdido :P)

Julie se rió en voz baja y meneó la cabeza. Le hubiera gustado haber estado presente. No era por que le gustaban las peleas, al contrario, las odiaban pero detestaba a Madison con toda su alma así que no le vendría nada mal un poco de sufrimiento. Se lo merecía.

Julie: y tú tienes algo que ver en la pelea? :O

Sofía: eso es lo mejor: NO. No hice nada y tengo vía libre para conquistar a Flynn ASDFGHJKLÑ

Sonrió tras leer el mensaje. Eso de “vía libre” era totalmente falso. Sofía se hubiera acercado a Flynn estando con Madison o con la mismísima reina de Inglaterra.

Julie: entonces por qué rompieron? Y quién dejó a quién?

Se moría de la intriga. Estaba bastante contenta por dos cosas: la primera, y más importante, era que por fin Madison había tenido su merecido; la segunda, era que su prima tenía más facilidades para conseguir lo que ella quería. Estaba segurísima de que Flynn caería bajo su encanto. Sofía era Sofía.

Sofía: eso te va a dejar de piedra, CHAN CHAN!! Venga, dejo la suspense xd. Zath le confesó a Flynn que se acostaba con Madison y él empezó a pegarle a ostias. Se volvió loco! Fue un gran espectáculo.

Irremediablemente, Julie se preocupó por Zath. ¿Estaría bien? Aquella misma tarde había visto físicamente a Flynn Bloom y había podido notar sus definidos músculos. Zath también lo era, por supuesto, pero una persona enfadada siempre era más fuerte.

Pronto se dio cuenta de que le embargaba otro sentimiento. Alegría. Zath lo había confesado de una vez por todas y eso significaba que estaba arrepentido. ¿Y si la quería y simplemente había sido un error garrafal? Se descubrió a sí misma pensando en aquello y lo apartó inmediatamente con una clara respuesta: un no rotundo. Él se había acostado con Madison mientras estaba con ella.

Sofía: por qué no contestas? Lo sabías?

Julie: me he quedado en shock. Zath y Madison? Qué extraño.

Sofía: que no te sorprenda. Zath es como los otros tíos y Madison les da lo que quieren

Aquello le sentó como una puñalada. Hasta su prima sabía que Zath era como los demás chicos mientras que ella había estado ciega de amor por él. Había sido una estúpida. ¿Cómo había podido pensar que él era especial y diferente?

Julie: y qué pasó después? No detuviste la pelea? Zath es uno de tus mejores amigos!

La respuesta de Sofía tardó en llegar. Pero llegó.

Sofía: mira, Julie. Puede que parezca una pija idiota pero no lo soy. Sé lo que vi. Sé que os besasteis en la puerta de la casa de Zath porque estabais saliendo. Y sé que hiciste pellas para ir a verle. También sé que te enteraste de lo suyo con Madison y rompiste con él. Soy Sofía Horan, Julie, y a mí nadie me engaña (:

Julie contuvo la respiración mientras leía el mensaje. Lo leyó cuatro veces más y siguió sin saber qué decir.

Julie: gracias por mantenerlo en secreto. Te quiero xx

Harry aparcó por fin y sus padres salieron del automóvil. Su padre abrió la puerta izquierda y como Nathan no llevaba puesto el cinturón, se desplomó al suelo como si fuera un juguete.

-Qué Dios le bendiga- susurró Harry alzando la vista hacia el cielo con los ojos en blanco. Julie dejó escapar una risita.

Su padre se agachó para coger en brazos a su hijo moribundo. Emma abrió la puerta principal de la mansión con las llaves y Harry entró en ella, llevándose a Nathan.

Julie se giró para comentar con su mejor amiga de lo que acababan de presenciar pero vio que estaba dormida. Se mordió el labio y la llamó con cuidado.

-Frankie- susurró.

A pesar de sus intentos en llamarla con suavidad, la aludida se despertó sobresaltada. Miró a su alrededor para ubicarse y salió del coche para dirigirse a su casa sin dirigirle la palabra. Julie se quedó sorprendida pero decidió que era mejor no molestarla. Quizás estaba en sus días.

Se bajó del coche de un salto y su madre Emma volvió a activar la seguridad del coche.

En ese momento, recibió un nuevo mensaje.

Sofía: yo también te quiero, prima <3 <3

Apagó el móvil con una sonrisa plasmada en su cara.

-Mamá- se apresuró a llamarla en cuanto vio que Em se disponía a entrar en la mansión.

La aludida dio media vuelta y la miró con sus intensos ojos azules, como los de su hermana pequeña Elisabeth.

-Dime, cariño.

Julie se aproximó a ella con prisa y la abrazó con muchísima fuerza, como si no hubiera un mañana. Emma se sorprendió pero, encantada, le devolvió el abrazo a su hija. Hacía mucho tiempo que no se abrazaban una a la otra.

-Te quiero. Sé que nunca te lo digo pero quiero que lo sepas, mamá. Te admiro muchísimo.

Aunque Julie no la veía, supo que su madre estaba sonriendo. Y quizás llorando.
-Yo también, Julie. Pero, ¿a qué viene eso? No he hecho algo heroico o algo por el estilo.

-¿Qué no has hecho algo heroico?- respondió su hija bruscamente, zafándose del abrazo. Miró a su madre- eres la mejor. He leído Lo que en un minuto podría cambiar- se explicó.

Se dio cuenta de lo mucho que había alegrado a su madre al decir aquello.

-Me alegro de que te hayas animado a leerlo- admitió ella.

-Te admiro. No sabía que te habían hecho tanto daño...- Julie sabía que jamás olvidaría tres nombres, grabadas en su corazón. Marcos, Elisabeth y Anna... Le hubiera encantado poder conocer a algunos de ellos. Sin embargo, habían fallecido dieciocho años atrás. En el caso de Anna, diecinueve.

Pero eso no era lo único que admiraba de su madre. Sufrió acoso por parte de Taylor, Bambi y Raquel por salir con su padre pero a pesar de ello, Emma siguió hacia delante. En ese momento, veía con otros ojos a sus padres. No podía creer todo lo que habían tenido que luchar por seguir juntos.

Lo que más le puso la carne de gallina es que su madre vivía con un riñón de su padre. De hecho, había escuchado aquello un par de veces pero haberlo leído con las emotivas palabras de su madre no tenía precio. Harry se había puesto en riesgo su vida para salvar a la de su madre, que padecía cáncer de riñón. Ni siquiera el cáncer logró separarles.

-Sólo espero que no pases por lo mismo que yo- le susurró su madre, mirándola directamente a los ojos- pero que encuentres a un chico que te ame como tu padre me quiere a mí. Y viceversa.

Ojalá, pensó. Pero sabía que era imposible de superar a sus padres.

-Quiero pedirte perdón por lo que te dije el otro día- aclaró Julie refiriéndose a la tarde en que su madre la descubrió llorando- lo de que no podías entender lo que sentía. Ahora me siento tan tonta, tus problemas fueron mil veces peor.

Se fundieron en un abrazo de nuevo. Un minuto después, Julie subió al primer piso en silencio.

Mientras cruzaba el largo pasillo, abrió sigilosamente la habitación donde habitualmente dormía su mejor amiga. En efecto, Frankie estaba tendida en la cama sin haberse cambiado de ropa siquiera. Se la veía triste. Cerró la puerta con cuidado y abrió la siguiente, la de su hermano.

Nathan también estaba profundamente dormido. Incluso tumbado se notaba a leguas que estaba borracho. Dormía con una posición incómoda y Julie estaba segura de que al día siguiente le dolería el cuello.

Abandonó el pasillo y entró a su habitación. Se quitó el vestido con tacto y se puso un pijama de manga larga, que ya empezaba a hacer frío por la noche. Se dejó caer en la cama y al instante vio un papelito arrugado en el suelo. Frunció el ceño, ella era muy ordenada y no solía dejar nada tirado. Pronto comprendió qué era aquel papel.

Se le debió de caer mientras se desvestía ya que lo tenía guardado en el sujetador (la prenda no tenía bolsillos).

-Léelo, es para ti- le dijo él con una sonrisa triste- espero que te guste. Que sepas que te quiero, Julie Styles, y estoy seguro que será así por mucho tiempo.

Se trataba de la hoja que le había dado Zath en la fiesta de Reynolds.

La nota le carcomía por dentro y la cogió del suelo. La observó durante unos segundos entre sus manos, dudando si desdoblarla o no. Tenía miedo de su contenido, tenía miedo de cambiar de opinión. Se moría por saber qué le había escrito para ella. Finalmente, se decidió.

Decidió coger un mechero del cajón de su escritorio y quemar la nota hasta quedar reducida a cenizas para después tirarlo por la papelera.

Quitándose un gran peso de encima, se tumbó en la cama y cerró los ojos mientras se preguntaba qué demonios había ocurrido entre Frankie y Nathan.


~~~



Nicole estaba al borde de los nervios. Cada dos por tres, revisaba la hora del reloj del salón hasta que dio las dos de la mañana. El timbre sonó, puntual.

Hacía cuatro meses había conocido a un chaval de veinticinco años llamado Carl, doce años menor que ella. Él era uno de sus trabajadores de su empresa y le conoció ahí mismo. Carl era un chico con una gran labia a la hora de convencer y animar a las personas por lo que Nicole se mantuvo muy apegada a él. Siempre se olvidaba de todos sus problemas estando con el joven, que la hacía reír. Tanto como hacía Thomas. Sin embargo, su marido no estaba allí, a su lado, para hacerla feliz.

Había un único problema en la amistad con Carl: él quería algo más que eso. Nicole no estaba enamorada de él, por supuesto que no, ella estaba rendida en los pies de Thomas, el amor de su vida. Pero tenía que admitirlo, era atractivo y la hacía reír.

Nicole no veía nada malo la amistad que mantenía con el muchacho pero temía caer bajo sus encantos. Él había intentado más de una vez besarla pero Nicole siempre le había apartado bruscamente, recordándole que tenía marido y que le quería con toda su alma.

Desgraciadamente, el contacto con su esposo se enfrió y cada vez se hablaban menos. A su vez, Nicole estaba cada vez más deprimida y sola. Le necesitaba, él era como un pilar de apoyo. Estaba las 24 horas del día temiendo que la abandonara. Por eso se mantenía aferrada al cariño y amabilidad de Carl.

Ahora mismo estaba muy asustada. Acababa de recibir un mensaje urgente de él diciéndola que iba a visitarla ahora mismo. Eso era muy usual en él, pues siempre la veía sin ningún aviso, pero que fuera a verla a las dos de la mañana no era precisamente muy normal.

-¡Voy!- gritó ella, sobresaltada, al oír el timbre por segunda vez. Se había quedado algo atontada.

Se levantó con prisa y le abrió la puerta.

Pero no era Carl.

Era Thomas.

-¡Sorpresa!- gritó él y alzó ambas manos. Después, al parecer no aguantó las ganas y se lanzó a besarla.

Nicole sintió chispas nada más sentir los labios de su esposo en los suyos. Le besó con frenesí y sintió más adrenalina en ese momento que en los últimos dos meses juntos.

-Oh, Dios mío- murmuró Nicole, asombradísima al verle enfrente de ella.

-Lo sé, lo sé- sonrió él.

Antes de decirla cualquier explicación, Thomas entró a su casa con la maleta. Ambos se dirigieron al salón. Nicole se sintió muy feliz al ver que la maleta estaba completamente llena. Thomas volvía a casa.

-He dejado el trabajo- le explicó él cuando la pelirroja le observó con detenimiento. Ella sonrió, emocionadísima, y le abrazó con fuerza- me tomó dos días en dejarlo puesto que el director de la empresa no paraba de insistirme en que lo pensara pues, tendría un futuro brillante como periodista.

-Thomas... No deberías de haberlo hecho- susurró Nicole, arrepentida, al haber oído sus palabras.

De repente, se sintió terriblemente mal. Ella no había pedido eso. Lo que más deseaba en el mundo era que su marido y su hija fueran felices. Thomas estaba apunto de cumplir su sueño pero ella lo había destruido.

-Nicole. Prefiero un brillante futuro con vosotras. No podía aguantar más, de verdad- confesó Thomas y Nicole se echó a llorar, entre sus brazos. Por fin podía sentir su piel y oler su aroma tan familiar- pasaba todas las noches en vela pensando en Heaven y en ti. He decidido volver para siempre. Con mis niñas- recalcó.

Nicole, con lágrimas en los ojos, se lanzó a los brazos de Thomas de nuevo para besarle pero pronto el beso se vio interrumpido. El timbre sonó de nuevo.

-Voy yo- dijo Thomas inmediatamente, separándose de ella para dirigirse a abrir la puerta.

Nicole se quedó petrificada. Sabía quién estaba detrás de aquella puerta. ¿Qué debía hacer? Antes de que detuviera nada, Thomas abrió la puerta para encontrarse con un chico joven de veinticinco años.

-Nicole, yo...- empezó Carl hasta que notó que el de enfrente no se trataba de la aludida.

Thomas abrió los ojos como platos. Se mostró confuso en un principio y la miró para pedirle una explicación. Carl imitó la dirección de la mirada de Thomas para encontrarse con los ojos de Nicole.

-Eh... Hola, Carl- murmuró Nicole, sin saber qué hacer. Ella no había hecho nada malo, simplemente era un amigo...

Carl se animó a pasar hasta que Thomas le estampó la cara con la puerta con rapidez y fuerza.

-¿Quién demonios eres?

-Es un amigo mío- respondió Nicole agudamente, intentando sonar tranquila sin éxito. Había hablado demasiado rápido.

Había estado un año viviendo lejos de Thomas, viéndose de vez en cuando, por lo que había perdido la confianza que tenían en un principio. No sabía qué decir, eso era muy duro para ella.

-¿A las dos de la mañana, Nicole?- le preguntó Thomas con la voz sofocada.

Las lágrimas de Thomas no tardaron en salir. La miró horrorizado y Nicole sintió una puñalada directa al corazón. Se sintió tan estúpida, no tenía ni idea de cómo explicarse.

-¿De verdad que él es tu marido?- murmuró Carl con desprecio y Nicole sintió terror por las próximas palabras que iba a pronunciar- ¿ve a un tío contigo a las dos de la mañana y deduce que le estás poniendo los cuernos? Menuda confianza.

Esta vez, Thomas cerró la puerta de un portazo. Resonó por toda la casa. Nicole suspiró, asustada, y se calmó al recordar que Heaven no llegaría hasta más tarde a casa.

-Explícate- le ordenó su marido, cruzado de brazos. Seguía donde estaba, delante de la puerta principal, aunque esta vez en dirección a ella.

A Nicole le fallaron las piernas.

-Es un trabajador de “Nicole Ellis”. Nos hemos convertido en buenos amigos y nos vemos de vez en cuando... Thomas, nada más, por Dios- suplicó Nicole.

Thomas relajó los hombros al oír de una vez una explicación de su mujer. Respiró hondo y se acercó a ella para, probablemente, darle un abrazo pero Nicole le apartó de un manotazo.

-Él tiene razón. ¿Cómo que es que no confías en mí? ¿De veras piensas que soy capaz de esto?

Él la miró con una expresión extraña.

-Te recuerdo que hace dieciocho años no tenías una bonita reputación- le espetó él.

Nicole sintió marearse al escuchar aquello. Le dolió el pecho como si la hubieran apuñalado directamente al corazón. La frase en sí dolía, y más si lo decía su marido. ¿Cómo había podido decir algo así de ella? Notó las mejillas húmedas y vio en el rostro de Thomas culpabilidad y arrepentimiento pero ella estaba tan furiosa que le dio igual.

-Vete de casa.

-¿Qué? Nicole...

-¡Llevo meses sin verte y un año sola, soportando continuamente que tú estés cumpliendo tu sueño en Estados Unidos! ¿Cómo has podido decir eso? ¡¿Cómo has podido juzgarme de esta manera?!

Estaba alzando muchísimo la voz y lo sabía. Lo bueno de Lostfield era que las casas estaban lo suficientemente separadas para que el vecino de al lado no oyera los gritos.

-Siento haber dicho aquello- se disculpó Thomas. Pero Nicole estaba harta.

-No. No lo sientas- le replicó la chica. Estaba más rota de lo que demostraba- está claro que este matrimonio no funciona. No confías en mí y me acabas de llamar a la cara puta. Y en mayúsculas.

-Yo no... Nicole, sé que has cambiado. No eres la misma. ¡Sólo tuve un momento de miedo y lo primero que se me ocurrió fue aquello...! ¿Y es que, quién va a ver a alguien a las dos de la mañana?

Nicole siguió llorando. Aquello le había afectado, pero no tanto como haberla insinuado por lo que había sido dieciocho años atrás.

No sabía si era buena o mala suerte, pero la puerta se abrió y Heaven, algo somnolienta, salió de ella. Acababa de venir de la fiesta y estaba totalmente cansada. Tardó varios segundos en darse cuenta que tenía a su padre delante. Se puso boquiabierta, sin poder creérselo, y más tarde corrió para abrazarle.

-¡Papá!- en cuanto pronunció aquellas palabras, Heaven rompió a llorar.

Thomas miró de reojo a Nicole (Heaven estaba de espaldas de su madre) para volver a disculparse pero Nicole le ignoró ariscamente.

Después de unos minutos llorando, Heaven se percató de que algo ocurría.

-¿Qué pasa?

Thomas le puso una mano en el hombro de su hija.

-No es nada. Súbete a dormir.

Nicole supo que su hija no les había creído. Ella era sumamente inteligente a pesar de ser, en ocasiones, muy inocente. Puso una mueca y no dijo nada al respecto. La niña decidió cambiar de tema, algo ingenioso.

-¿Duermes conmigo?- le pidió la niña con cara de cachorrito.

-Duérmete con ella. Hasta mañana- se despidió ella fríamente. Al menos, tenía una excusa para no tener que volver a hablarle.

Subió por las escaleras hacia su dormitorio sin dirigirles una última mirada. Estaba segura de que su única hija se preocuparía por la reacción que había tenido pero era mejor que se preparara, pensó. Después de aquellas duras palabras, la relación se había desestabilizado un poco.

En cuanto vio su cama, se tiró en ella como si fuera un muñeco de plomo. En seguida, se echó a llorar desconsoladamente.

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Este blog cumplió dos años el día 12 de abril <3 ¡Parece que empecé hace mil años! Han pasado tantas cosas desde entonces... Tanto en mi vida personal como en la de la novela. 

¡Os quiero y comentad, porfi!

14 comentarios:

  1. eSTOY FLIPANDO ESTUVE UNA HORA Y PICO LEYENDO AJAAJJAJAJAJA SOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS ADORÉ EL CAPI ENTERO ESTA VEZ TE COMENTO MEJOR btw soy Irene ahR
    Zath no me cae del todo oks sos o sea NO lmao no sé. FRANKIE ES LA MÁS MEJOR YASTA MUNDO CONTENEROS. Me encanta su amistad con Julie vale, es muy cute adoro las mejores amigas. BTW QUIERO VER A GUIOMAR YAAAAAAA.
    Sofía es super puta ama me encantas @Sofíadelqeumpc (? JEJEJJEJEJEJE
    PUTA JULIE PORQUE QUEMAS ESA PUTA CARTA HABÍA CURIOSIDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAD NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO mmato
    estoy comentando conforme recuerdo hechos ok voy desordenao
    AY MAI RAQUEL ME HABÍA OLVIDADO DE ELLA NO ME JODAS PUDRETE EN LA CARCEL NIÑATA :( ahora tendrá canas y todo JAJAJAJJ ojalá desaparesca.
    Adoro las gemelas x2 todas las gemelas vale JEJEJJE y no sé qué comentar más voy a comprar chuches tengo hambre chaito pescaito
    irene jjee perriemay

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    1. Perrieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee*-*
      ¡Hace un año que no sé nada de tu existencia! DDDD: Ahora sé que estás viva.
      Has tardado una hora y pico leyendo pero yo tardé como 24h en total o más en escribir/poner fotos ^^
      Frankie y Sofía son super distintas pero las adoro<33 Y Julie... Tiró esa carta porque no quiere saber NADA del señor Cuerno :')
      Me hizo mucha gracia tu comentario con toque... Gracioso (?
      Un besazo<33
      PD: oye, guapa, sigo esperando tu mensaje privado en TW xd

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    2. Tienes que seguirme para hablar por mensaje privado haha
      -Perrie May

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  2. me encantAAAAAAAAAAAAAAA. No voy a poner un comentario largo bc soy muy vaga jaja.

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    1. Jajajaja, pues vaya.
      Pero ese "me encanta" me ha alegrado :)

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  3. ¡Dos años! Y parecía ayer cuando entré en tu blog y comencé a leer los primeros capítulos que ya estaban publicados <3
    Ay, no sé cómo empezar después de tanto tiempo, he estado leyendo los capítulos que me faltaban, y sinceramente ahora no sé cómo empezar. Primer de nada, que estoy muuy contenta de seguir tu novela, leyéndola y estando por aquí! Y además me alegro de haber vuelto a blogger ^^ Por cierto, ¿no has notado que blogger está cada vez más apagado? No sé por qué, pero mucho de los blogs que seguía han cerrado o hace casi un año que no publican y eso me ha dado bastante nostalgia :(
    En cuanto a la novela, ¡me ha sorprendido muchísimo el giro!¿De verdad vas a dejarla en el capítulo 100? Pero si aquí podrían pasar muchísimas cosas.
    Me entristeció la pérdida del profesor Marcos, pero me alegro de que Guiomar encontrara a alguien <3
    Y ¡las gemelas de Emma! Ay que me las como. Todos los hijos de los chicos, es tan dulce. Niall y Belén, que son mi pareja favorita, con dos niñitas. Me alegro tanto ^^ Y por fin Hayley con alguien en su vida, se lo merecía.
    Me parece tan interesante la vida de los hijos de los protagonistas. Nathan no me parece un mal chico, pero lo veo muy mujeriego y no creo que tenga un rumbo muy fijo en su vida... me parece que debe madurar. Ojalá se quedara con Heaven, la tierna Heaven. Me ha encantado esta chica y no quiero que le haga daño. Aunque Frankie es un personaje que también me gusta, tal vez sea un poco pequeña para él.
    Zath no me gusta demasiado por haberse acostado con una chica cuando estaba con otra, aunque Tom me da mala espina, como sea igual que su madre cuando adolescente, la pobre Julie va a pasarlo mal...
    Y la última escena me ha dado mucha pena, ¿cómo ha podido decir eso Thomas? Vale, que pueda ser raro, pero Nicole cambió radicalmente para poder estar con él y Thomas no debió decir aquello, estuvo muy mal por su parte. Pero espero que arreglen las cosas, me encantan, hacen una pareja preciosa de verdad.
    Sigue muy pronto.
    Un saludo Clau ^^

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    1. Por cierto, soy AmistadSecreto, aunque ahora con otro nombre, por si no sabes quién soy ;)

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    2. ¡Amissssssssssssssssstaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad! Ya se te echaba de menos por aquí<333333 ¡Y sí, dos años! Uuuuf, como pasa el tiempo. Y saber que dentro de poco acaba... Probablemente en julio.
      Coincido totalmente contigo en lo de que Blogger está algo abandonado. Yo me dí cuenta en Navidades o así. De las quince novelas que leía aproximadamente sólo continúa la de Raquella y la tuya. Y yo seré la próxima en terminar pero al menos mi novela estará acabada. Sigo a muchos blogs que publican reseñas de libros y esos sí que no están abandonados. Es más, publican dos o tres entrada cada semana :D
      Nialén<3 La verdad es que esa pareja ha tenido taaaantas vueltas. Por fin les vemos juntos y más unidos que nunca.
      Al menos Hayley ha olvidado a Niall y ha encontrado al amor de su vida<33 Falta encontrar a la media naranja de Bambi.
      Dirás que Frankie es un poco mayor para él** ya que tiene un año más mientras que heaven uno menos, por lo que ella es un poco pequeña para Nathan. Anotado: prefieres Nathan-Heaven (;
      Zath es estúpido, así de claro :'). No todos las personas son buena gente, aunque sea hijo de una de las mejores personas del mundo. Así que... Zath se golpeó la cabeza o algo DD:
      Thomas no quiso decir eso, simplemente se le escapó. Es normal que pensara en esas cosas después de ver a tu mujer con un hombre en casa a las tantas horas de la madrugada. Por mucho que confiara en mi marido, sospecharía XD
      PD: gracias por aclarármelo, aunque supe de quién se trataba jeje.
      Otro saludo<3

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  4. ¡Hola Clau! Me ha encantado el capi, cómo de costumbre. ¡Me pongo triste al pensar que va a terminar pronto la novela! :(
    ¡Colin y Nathan peleándose! Ay no :C Es muy triste ver a dos primos enfrentados... Y Zath... Él no es el más indicado para quejarse de la irrespetuosidad de otros >:(
    ¿Frankie se ve gorda? Pero si está perfecta :O
    Y lo mío... Ay Dios, espero no volver a liarla. En serio, ya he causado bastante daño D:
    ¡Cuánta movida en la fiesta! Nathan ha besado a 3 chicas en un momento... Éso está mal, no puede jugar con ellas de ése modo D:
    ¡Tom ha crecido! No me había acordado antes, ¡pero sí de Lux! Me alegra verlos de mayores :D
    Zath tiene la cara muy dura... Y pensar que le vimos nacer siendo un inocente y dulce bebé, y ahora está hiriendo a la hija de la protagonista :(
    ¡La hija de Louis y Eleanor, qué mona! Phoenix me cae genial <3
    Heaven tiene razón respecto a Nathan, él no puede tratar así a las chicas... Y emborrachándose tan joven. Puede probar el alcohol y tal, pero es muy joven para pillarse ésas borracheras tan grandes. No es agradable ver así al hijo de nuestra protagonista y Harry. ¡Nathan espabila! D:
    Hala, ha habido peleas y todo en la fiesta... ¿Y qué pondría en la nota de Zath a Julie? Nunca lo sabremos... A no ser que Zath se lo diga.
    ¡Thomas ha vuelto! Ha dejado el trabajo por su familia <3 Pero se avecinan peleas... No puede ser D: Debería confiar en Nicole y no echarle en cara su forma de ser 18 años atrás. Espero que lo hablen y lo arreglen, Heaven ya ha tenido bastante por hoy dándole su primer beso al chico que le gusta, pero él estando BORRACHO.
    En fin, que ¡chulísimo capítulo! Enhorabuena <3
    ¡Y felicidades con retraso por el aniversario del blog!
    P.D: Yo publiqué un capítulo hace poco también. Y hay "Wendy" (?) XD
    ¡Un abrazo guapa!

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    1. ¡Raqui!<33 Muchas gracias por tus palabras, sabes que siempre me alegran*----*. A mí también me da algo de pena escribir los últimos capítulos de mi primera historia. Y qué larga es. Todo tiene un final.
      Frankie simplemente se había preocupado por su aspecto... Ya sabes, el amor nos vuelve tontos a todos ;D
      Nathan ha besado a tres chicas, sí :''''') qué ligón y qué mujeriego. ¿Cambiará por Frankie? (?)
      A mí me hizo muchísima ilu sacar a Lux, ya que es una persona imprescindible en la vida de 1D. Y a Tom igual, que durante una corta temporada pensamos que era el hijo de Harry.
      La verdad es que la niña que hace de Phoenix se parece bastante a Louis con los labios de Eleanor. No sé, a mí me recordó a ellos en cuanto la vi.
      Lo sé... Thomas no quiso decirlo :( Pobre Nicole y pobre Heaven. Ya veremos que pasa con Heaven-Nathan.
      PD: ¡Lo sé! Y qué de risas me eché cuando leí a el Rubius y Mangel. ¡Te he comentado! :DD
      ¡Otro!<333

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  5. Respuestas
    1. Lo veo algo difícil. Mayo= época de exámenes. Tuve dos exámenes la semana pasada. Esta semana he tenido tres y mañana tengo otro así que me voy pirando a estudiar ya jajaja. La semana que viene sólo tengo dos así que quizás escribo un poquitín aunque se avecinan los finales...
      Antes del 31 de mayo estará, eso te lo garantizo. El capítulo ya lo he empezado a escribir.

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  6. OMG amo 😍. Esta Novela simplemente es perfecta, Tom Swift y julie traen algo bdjjajsjs ojala

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