lunes, 28 de abril de 2014

76- ¿Quién ha enviado el mensaje?

Zac se fue diez minutos después del abrazo. Emma se quedó un rato más en el banquito de piedra reflexionando lo que acababa de suceder. Sin querer darle más vueltas, se subió a su habitación.

-¡Así que estáis aquí!- gritó Guiomar haciendo que Emma se sobresaltara.

Todas las chicas estaban en el cuarto. No solo eso, sino, estaban todas sentadas en el suelo formando un círculo como si estuvieran hablando de algo privado.

Guiomar se levantó de un salto y colocó sus manos en la cadera. La miró exigiendo una explicación.

-¿Por qué no estáis en clase?- preguntó Emma un poco sorprendida. Miró a Nicole pidiendo una respuesta mientras cerraba la puerta de su cuarto con suavidad.

-A todas le entraron curiosidad de lo que quería decirte Zac, así que fuimos a buscarte por separado- se explicó ella soltando una risita bastante aguda- no te hemos encontrado.

-¿Tan escondidos estábais?- bromeó Elisabeth.


-No ha pasado nada, de verdad- se excusó Emma, rodando los ojos. Se sintió muy aliviada al escuchar que no la habían encontrado. Dejó su mochila en el suelo y se acercó a ellas.

-¿Seguro, pillina?- interrogó Raquel alzando una ceja juguetonamente.

-Sí, seg…

Pero el sonido de un portazo no esperado interrumpió a Emma. Una persona con aspecto realmente cabreado se situaba en la puerta de la habitación, ahora abierta.

-¡HARRYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!- gritó Elisabeth lanzándose inmediatamente a él. No era el único grito que se oía, pues en el pasillo se oían varias exclamaciones más. Emma fue corriendo hacia la puerta para cerrarla.

Nicole hizo lo mismo pero sin gritar. A Raquel le temblaban las piernas de la emoción. Guiomar dándose cuenta de la situación agarró a su prima, que intentaba forcejearse y Hayley hizo lo mismo con Elisabeth.

-¡¿Qué haces aquí?!- gritó Emma.

De pronto, Liam y Niall entraron a la habitación como una bala. Los dos iban jadeando, tenían las camisetas rajadas y el pelo totalmente despeinado. Liam cerró de nuevo la puerta con miedo en los ojos y Niall gimió.

-¡No nos vuelvas a hacer esto, Harry!- gimoteó Liam muy asustado- menuda avalancha hemos tenido que lidiar.

Como era de esperar, había mucho bullicio fuera de la habitación. A juzgar por los grititos que daban los jóvenes ahí fuera, eran ellos los que golpeaban la puerta. Liam y Niall sujetaron fuertemente la puerta para que no se abriera. La gatita de Elisabeth, Kitty, se metió en la cama, tremendamente asustada.

Todos los presentes miraron a Harry, que era el principal causante de todo aquello. Él tenía la frente sudorosa, las mejillas marcadas por lágrimas y jadeaba intensamente mirando a Emma con los ojos muy abiertos. Daba muchísimo miedo.


-Harry…

-¡No!- le gritó él a Emma- ¿por qué hiciste eso?

Nadie supo a lo que se refería, menos Liam y Niall, y se miraron entre ellos. Al notar que Nicole se calmaba, Guiomar la soltó y se acercó a Harry lentamente para calmarle. Se fundieron en un abrazo y eso le reconfortó mucho al muchacho despavorecido.

-¿Qué ha pasado?

Él, temblando de pies a cabeza, señaló a Emma como si fuera la causante de un asesinato.

-Zac y ella se han besado- soltó finalmente, justificando su rara actitud.

Todos soltaron gritos de sorpresa menos Emma, que quiso que la tierra le tragara. 

-Te recuerdo, Harry, que Emma ya no está saliendo contigo- intervino Hayley inteligentemente. Harry escuchó dolorosamente la dura realidad- y puede salir con quien quiera.


-Yo no…- tartamudeó Emma, llevándose una mano a la cara debido a la vergüenza que le causaba todo aquello. Ahora todos le miraban a ella- no estoy saliendo con Zac.

-¿Ah no?- Harry levantó una ceja y abrió su móvil para enseñar la foto que le habían mandado recientemente a todos los presentes- esto no justifica lo contrario.

-¡Sólo fue un beso!- se justificó ella.

-Harry… Vayámonos antes de que entren a la habitación- gimoteó el irlandés, al límite de sus fuerzas.

-No sé ni para que has venido- aclaró Liam, sujetando el pomo de la puerta, que se movía violentamente- aquí no hay nada de lo que se pueda arreglar.

Guiomar fulminó a Liam con la mirada.

-No la juzgues así- le regañó, acercándose a Emma y cogiéndola del brazo. Ella no se apartó, lo que era una buena señal- te recuerdo que él fue el que la traicionó.

-¡Pero cómo te atreves a decir eso!- gritó Niall muy enfadado.

-Fuiste tú la que insististe que no se lo dijera a Emma- se interpuso Harry, dirigiéndole a su amiga una mirada asesina.

-Sí. Fui yo la culpable de todo lo que está ocurriendo aquí y no lo niego- admitió Guiomar. Emma, que estaba a su lado, quería decir que no era verdad pero no podía articular palabra- pero aún así no puedes culpar a Emma lo que acaba de hacer.


Hubo un silencio repentino. Nicole, Elisabeth y Raquel se morían por acercarse a ellos pero sabían que eso estaba fuera de lugar al ver la discusión.

-¿Ahora cómo vais a salir de aquí?- terció Hayley, suspirando.

Pero la respuesta vino muy pronto. El alboroto que se oía desde dentro se apagó y, de pronto, entraron varios profesores, entre ellos Marcos y el profesor Dickens.

-Salgan de aquí inmediatamente- habló el profesor de gimnasia dirigiéndose a los tres jóvenes que produjeron un caos en la universidad.

-Oh, pero si son One Direction- admiró una profesora bastante regordeta que no daba clase a ninguna chica de la habitación.

-No volverá a suceder. Lo siento mucho- se disculpó Liam. Cogió a sus dos compañeros por el brazo y les llevó a rastras.

-Nos costó mucho meter a todas en la habitación- Marcos se rió de su propio chiste a pesar de que nadie le siguió el juego.

Antes de marcharse, Harry miró por última vez a la única chica que amó. Era una mirada cálida, muy cálida. Pero cuando Liam le dio un último empujoncito a Harry, la mirada se tornó fría. La puerta de la habitación se cerró pronto y sólo quedaron las seis chicas.

Emma se derrumbó en su cama sin articular palabra, con la mano en la boca.  Nadie dijo nada, nadie hizo nada.

~~~


Miley miró a su mejor amigo y empezó a recordar los buenos momentos que tuvieron durante la infancia: el primer lío en que se metieron, el primer abrazo, la primera pelea, la primera novia de Justin, la primera vez que se separaron de clase… Justin y ella habían cambiado muchísimo, no eran los mismos niños inocentes de siete años, pero después de tantos años seguían queriéndose tanto como el primer día que se conocieron.


-No me enfadé contigo por celos- empezó a explicar la chica. Se puso un mechón detrás de la oreja y sonrió a Justin- si no, por miedo.

-¿Miedo?- elevó la voz más de lo que le gustaría. Pronto se recobró y repitió en voz más baja- ¿miedo a qué?

-A perderte. Acababa de venir de Estados Unidos y ya tenías novia. Quería recuperar el tiempo perdido pero tú siempre estabas con Helena y no pude evitar odiarla- Justin abrió la boca al escuchar aquello.

-Pero… ¿Por qué la tomaste con Helena?- preguntó él- a mis anteriores novias las tratabas muy bien.

-Porque sabía que no iban a durar- sonrió ella- sabía perfectamente que no eran las indicadas. Pero cuando conocí a Helena y vi cómo os mirábais… Supe que esta vez lo tenía difícil- Miley bajó la mirada un poco avergonzada. Justin la miraba continuamente- ella te amaba y tú la amabas. Por eso me enfadé. Sé que suena un poco egoísta pero yo sólo quería ser la única chica de tu vida. Como amiga, claro. Pero cuando me dijiste que yo estaba enamorada de ti… Me enfadé muchísimo. No te veía capaz de creer aquello. Somos mejores amigos y dudas de mí, dudas si es algo más que una amistad. Justin, yo te quiero muchísimo y lo siento al decir esto pero me daría asco ser tu novia.

Ambos empezaron a reírse a carcajadas. Justin la miró cariñosamente y tuvo la necesidad de apretujarla entre sus brazos; y lo hizo. Aquel lazo que tenía con Miley era lo más duradero y preciado que poseía.

-A mí también me daría asco ser tu novio- bromeó él.

-Menuda bonita manera de reconciliarse- sonrió la muchacha. Se soltó del abrazo y miró a Justin, esta vez algo más seria- ve a por ella y recupérala. Helena ha sido la única que ha robado tu corazón.

Justin le devolvió la mirada y asintió. Su mejor amiga tenía razón, siempre había tenido razón. Se levantó de la fuente y miró el edificio de la universidad. Estaba dispuesto a buscarla.


~~~


-No pasa nada Harry. Sólo ha sido un beso de nada.

Harry no creía en las palabras reconfortantes de Liam; y Niall lo sabía. Él había pasado por una situación muy parecida. Y justamente era la prima de aquella que acababa de romper el corazón de Harry. De tal palo, tal astilla, ¿no?


Aún no podía creerme que tenía enfrente de mí la chica a la que amé. Y, en efecto, la sigo amando pero sé que no es la misma. Belén se situaba en el sillón más cómodo de mi casa, rojo chillón. Estaba haciendo quién sabe qué con su móvil. Y no era la única vez que mostraba toda su atención al móvil, es más, llevaba las últimas semanas así.

A continuación, me sonrió inocentemente y se levantó del sofá, dejando su móvil en uno de los tres cojines. Entró al baño dando un portazo y yo, rápidamente, cogí su móvil y lo desbloqueé.

Abrí el WhatsApp y descubrí que la persona con quién estaba hablando durante todo este tiempo era Sergio. Con las manos temblorosas, entré en la conversación.

Sergio: Me lo vas a decir o no..?

Belén: no hagas esto mas dificil de lo ya es

Sergio: por favor, no cambies de tema. Dimelo!

Me dí cuenta de que Belén no contestó y por eso Sergio envió el siguiente mensaje. El que me heló las venas.

Sergio: me quieres, te quiero. Por que no podria funcionar?

Belén: porque quiero a niall. Sergio, no quiero estropear la mejor relacion que he tenido

Sergio: oh venga. Tu relacion es una farsa si me sigues queriendo

Belén: basta

Sergio: me quieres

Belén: dejame en paz


Y lo peor de todo era que Belén no se lo negaba. Decía que me quería pero Sergio tenía totalmente la razón, nuestra relación era una mentira si había terceras personas. Lo que me apetecía hacer en aquel momento era darle un puñetazo en la cara de Sergio. Le odiaba. Me había quitado lo más preciado que tenía.

Me derrumbé completamente cuando vi la foto de perfil del amigo (o novio) de Belén. Era una foto en el que salían ellos dos. Se notaba que la foto tenía tiempo pero se les veían enamorados... Quizás se la hicieron cuando eran novios.


Levanté la cabeza al oír el “click” de la puerta abrirse. Belén se quedó rígida al verme con su móvil en la mano.

-“¿Qué has visto, Niall?”- me preguntó ella nerviosamente.


-Yo te daré un consejo, Harry- Niall alzó la voz después de volar en su mente meses atrás: el recuerdo más doloroso de su vida- si quieres relajarte, lo único que tienes que hacer es darle una paliza a Zac.

-¿Qué?- soltó Liam con los ojos desorbitados- ¡se supone que tenemos que subirle la moral, no a animarle a que haga cosas estúpidas!

-¡Me parece una buena idea!- saltó Harry, un poco más animado.

-¡¡Es el primo de Bambi!!- gritó Liam- una de tus mejores amigas.

-¿Y qué? Siendo o no el primo de Bambi, besó a Emma.

-Emma es libre de besar a quien quiera- negó Liam, dirigiéndole una mirada enfadada a Niall por darle a Harry aquella idea- ¡te recuerdo que no sois novios!

-Pero yo la quiero- susurró Harry.

-Pero ella a ti no- contestó Liam furiosamente. Ahora era Niall el que le regalaba una mirada furiosa- lo siento.

A Harry se le escaparon unas pocas lágrimas. Unas lágrimas que pronto las disimuló pasándose una mano en la mejilla.

-Tienes razón- suspiró finalmente.

-Pero esa no es la cuestión- comentó Niall altivamente. Miró a sus dos amigos y ellos le miraron igualmente, intrigados- la cuestión es: ¿quién ha enviado el mensaje?



martes, 15 de abril de 2014

75- Confesiones y más confesiones.


Este es mi error y esto me hace daño, 
Yo sé donde hemos estado 
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? 
¿Podemos empezar de nuevo? 

Estoy perdido en el dolor que siento sin ti, 
No puedo dejar de aferrarme a ti, te necesito conmigo 
Estoy atrapado dentro de este dolor 
¿No podemos amar otra vez? 
Estoy perdido sin ti.


Harry creyó que la banda RED había creado esta canción dedicada a su ruptura. Lo describía perfectamente aunque estaba seguro de que no era el único que se sentía así, pues Niall suspiraba cada vez que Zayn ponía la canción.

-Es tan bonita…- se justificó él al ver la cara ceñuda de sus compañeros.

Al parecer, él había olvidado completamente a Perrie. Se le veía feliz aunque no decía el motivo. Harry le había pillado numerosas de veces con Beth, incluso había fotos publicadas en muchas revistas, pero Zayn nunca había hecho pública su relación, ni siquiera con ellos.


Estaban los cinco en la casa de Harry. Niall y Zayn estaban aprendiendo a jugar al ajedrez por insistencia del Liam, que les daba lecciones de vez en cuando; Louis estaba chateando con su novia vía móvil y Harry revisando mensajes de sus fans en twitter.

@thelovemusic1d te amo demasiado, tanto que te doy las buenas noches todos los días. Pd, ya no se te ve con emma, habeis roto??

Harry había visto preguntas parecidas a esta. Lo marcó como favorito y en un segundo la chica se cambió el nombre por “Muchas gracias, Harry”.


Él, como siempre, sonrió. Le gustaba hacer felices a sus queridas directioners con tan sólo apretar un botón. Miró un par de mensajes más (algunos eran bastantes groseros y otros, en cambio, eran muy dedicados) cuando un móvil empezó a sonar.

Los cinco apartaron la vista de lo que estaban haciendo y miraron a la mesa del centro, donde el móvil vibraba y sonaba a todo volumen.

-Es el mío- respondió Harry desganado, levantándose de su sofá favorito. No se le ocurría a nadie que le podía alegrarle. Cogió el móvil lentamente, con la esperanza de que el emisor colgara pero no fue así.

-¿Sí?

-Hola.

No hacía falta dudar sobre quién era la voz femenina del otro lado. Conocía aquella voz a la perfección y la amaba. Y aunque lo creía imposible, su corazón dio un vuelco y se alegró.

-¿Quién es?- susurró Louis, acercándose a él.

Harry vocalizó el nombre y se fue a toda pastilla a encerrarse en su habitación. Se tiró en la cama, pegando un salto.

-¡Hola, Emma!- dijo más alegre de lo que le gustaría.

-Te he llamado porque creo que deberías saber una cosa- se explicó ella rápidamente antes de que el cantante se hiciera ilusiones- he estado dándole vueltas y he llegado a una conclusión: llamarte.

Harry empezó a juguetear sin parar las manos. Después se enrolló el dedo con un mechón rizado.

-Dime.
 
-He recibido otra carta de 88-20.

El corazón de Harry dio otro vuelco aunque esta vez era del susto y de la preocupación. Arrugó el ceño y las piernas le empezaron a temblar. Emma explicó lo que ponía en la nota.

-¡¿Se te ha caído un piano en la cabeza?!

-¿Qué?- respondió Em visiblemente confusa.

-Ah, nada, nada. Es que he visto una película que sucedía lo mismo y…

-Si se me hubiera caído un piano encima, no estaría hablando contigo- contestó ella inteligentemente. Harry pudo notar una risa ahogada por parte de ella y no pudo evitar que los labios de él se torcieran para arriba.

-Sí, bueno… ¿Entonces? ¿Te ha hecho algo?- preguntó él poniendo el altavoz. Lo dejó en la cama y esperó su respuesta.

-Ni un rasguño- susurró la rubia- Zac cree que lo ha hecho para asustarme y que no me hará daño.

-¿Zac? ¿Has llamado a Zac antes que a mí?- respondió el chico notablemente molesto, negando con la cabeza. Sentía celos, rabia y traición. Aunque tras escuchar el silencio de Emma se calmó. Él se lo merecía, él fue quien la traicionó primero.

-Sí. Además, creo que es un chico ya que se ha presentado en masculino…- respondió ella con la voz más triste que antes- y en la universidad sólo conozco a dos chicos que conozcan el número de mi habitación: Marcos y Thomas.

-¿Quién es Thomas?- atacó rápidamente Harry sin poder evitarlo. Sintió otra pequeña punzada de celos.

-Si me vas a preguntar cada dos por tres quiénes son los chicos que nombro, ¡cuelgo ya!

-Perdona, perdona. Yo no creo que sea un chico- dijo- puede que se haya presentado en masculino para no delatarse. Porque si se nombra en femenino, sabemos perfectamente que es una chica. Pero si se nombra en masculino, no; porque si somos una pandilla donde hay chicos y chicas, decimos “nosotros”. Mira, te pongo otro ejemp…

-Lo he pillado, lo he pillado- cortó Emma, asintiendo con la cabeza aunque Harry no la viera- puede que tengas razón.

-¿Conoces alguna chica que se sepa el número de tu habitación aparte de tus compañeras?- preguntó él.


-Mmmm- intentó cavar en su mente. Últimamente había hecho muchas amigas, aunque sólo hablaban entre clase y clase o cuando se encontraban en los pasillos aunque…- a Grace, una compañera de Historia, pero ella no puede ser.

-Emma, céntrate. Uno de ellos tiene que ser. Thomas, Elisabeth, Raquel, Marcos, Nicole o Grace- musitó él con un toque de misterio- apuesto por Thomas. Sospecho de él…

-No conoces a Thomas- contestó ella de malhumor- es una de las personas más amables que he conocido.

-Pues precisamente por eso, ¡las apariencias engañan!

-Ya, eso lo tengo grabado en la cabeza desde que me mentiste.

Y tras decir aquellas palabras muy duras para el chico, colgó. A Harry se le heló la sangre y rápidamente se le humedecieron los ojos. Habría llorado si no hubiera entrado Niall en este momento a la habitación.

-¿Te hace una partida al Monopoly?

 ~~~


Estaba tan atolondrada viendo cómo Marcos explicaba. El profesor tenía la costumbre de darse palmadas en el codo cuando alguien se distraía, fruncía el ceño cuando se trababa con algo y sonreía cuando terminaba de explicar. Eso hacía que Elisabeth se derritiera desde su asiento.


-¿Alguien me puede resumir las causas de la Segunda Guerra Mundial? Venga, ése es facilito, lo habéis dado antes.

Ocurrió algo insólito: Elisabeth alzó la mano. Nunca había sido una estudiante sobresaliente pero anoche se había tragado el tema sólo para llamar la atención de Marcos. Pero, para desgracia de Elisabeth, Guiomar hizo lo mismo.

-Guiomar, sal a explicarlo.

La muchacha se levantó de su asiento y se plantó enfrente de la pizarra, alejándose suficientemente del profesor con disimulo, y empezó a ilustrar. Elisabeth creyó que podría haberlo explicado mejor y sintió unos celos intensos al ver que Marcos ponía su mano en la espalda de Guiomar.


-Puedes sentarte, una explicación espléndida- respondió el profesor mientras que Guiomar sonreía.

La clase de Historia terminó diez minutos después. Elisabeth se levantó a toda prisa de su asiento y salió de clase con una rabia inmensa. Raquel, que se sentaba cerca de ella, frunció el ceño al ver un comportamiento inusual de la joven y la siguió. Guiomar, un poco avergonzada por el roce que habían tenido Marcos y ella, se alejó rápidamente acompañada de Hayley que sabía perfectamente por lo que estaba pasando su amiga. Emma y Nicole fueron las últimas en salir. La primera estaba metiendo todos sus libros en la mochila para estudiar esta tarde cuando…

-Emma, hay alguien que quiere verte- habló Nicole, que estaba en la puerta, esperándola. Señaló algo que se situaba a su lado pero Em no podía verle ya que estaba tapado por la pared.

La rubia levantó la cabeza con cierto miedo. Alguien de dentro de la clase carraspeó.

-No tengo todo el tiempo del mundo, Emma- respondió Marcos, que se situaba en su escritorio.

Em no quería salir de clase para encontrarse con Harry. Estaba segura de que era él porque, ¿quién más quería verla? Nicole hizo un ademán con la mano para que se acercara y ella obedeció, saliendo de clase. Al lado de Nicole vio a un chico, pero no era Harry.

-¡Zac! ¿Qué estás haciendo aquí?

-Necesito hablar contigo- respondió él frotándose las manos con sus vaqueros. Parecía nervioso.

-Pero Zac, tengo clase.

-Y es mejor que te des prisa, ya conoces al profesor Dickens- le metió cizaña Nicole- el otro día castigó a Thomas por llegar tarde…

Emma suspiró. Miró a su amigo Zac y vio en sus ojos que lo que quería decirle era algo muy importante para él.

-Nicole, ve a clase y dile al profesor que me encontraba mal y que me he subido a mi habitación- suspiró Emma, rindiéndose ante aquellos ojos de color café.

-¿Pretendes que mienta a un profesor?

-Nicole, no es la primera vez que lo haces- Emma rodó los ojos.

La pelirroja se encogió de hombros, sonriente, y se acercó a Emma para susurrarle en el oído:

-Espero que con este chico muy guapo funcione.

Emma se puso roja inmediatamente después y abrió la boca para negarlo pero Nicole ya se había ido del pasillo.

-¿Adónde nos vamos?- preguntó Zac, que se hacía una idea de lo que le había dicho Nicole a juzgar por el azoramiento con el que le trataba Emma- ¿a tu cuarto?

-No- se negó ésta una vez que se calmó- si nos pilla alguien se haría ideas equivocadas…- al ver que su amigo se reía a carcajadas se enfadó- ¡no tiene gracia!

-Sí que la tiene- afirmó él y Emma no pudo evitar reírse también- ¿adónde nos vamos, entonces?

-Al patio- contestó ella tras meditarlo un momento- todo el mundo está en clase así que estará vacío.

-Vayámonos entonces.

Los dos jóvenes se dirigieron al patio. Más bien un patio, era un jardín. Estaba lleno de flores aunque se notaba que estaban envejeciendo ya que cada vez más se acercaba en invierno. Aún así, Zac se maravilló, las flores de todos los colores eran preciosas. Y daban un toque primaveral a aquella universidad con aspecto medieval. Emma le llevó a un asiento de piedra que se situaba a un lado del gran patio, rodeado de flores y arbustos.

-¿Y bien?- le preguntó ella una vez sentados en el banco. Zac no parecía notarlo, pero estaba tan nerviosa que parecía que de un momento a otro iba a explotar. No tenía ni la más remota idea de lo que iba a decirle pero tenía un presentimiento que aquello iba a terminar mal.

-Necesitas saber una cosa- respondió Zac. Él, en cambio, no estaba nervioso como ella. Se sentía seguro, ya capaz de poder contarle el secreto que tanto tiempo llevaba guardado bajo llave… O eso era lo que creía él.

No, no, no. Emma cerró los ojos y ya se hizo la idea de lo que le iba a decir Zac. No quería que lo dijera por nada del mundo porque sabía que su amistad no volvería a ser como la de antes.

-Zac… ¿Podría ser en otro momento?

-No, quiero decírtelo ahora- respondió el muchacho frotándose el pelo- puede que en otra ocasión me eche atrás.

Emma resopló angustiadamente. Miró al chico, que tenía los ojos muy abiertos. La miraba con ternura, con suavidad. Con tanta suavidad como lo hacía Harry.

-Que ya lo sé- borbotó Emma rápidamente.

-¿Que sabes que tú me…? ¿Tanto se me nota?- se lamentó él, ahora un poco avergonzado.

-Me lo contó Harry- confesó ella. Al ver la cara de Zac se sintió tremendamente mal- que se lo contó… tu prima.

Acababa de hacer las paces con Bambi y ahora lo estaba chafando todo. No quería meter a la pelirroja en todo esto pero no había otra opción. No quería mentir.

Él bajó la cabeza con la vista clavada en el suelo. Emma se quedó mirándole embobada, sin saber qué hacer. Se le notaba triste y era por su culpa.

Abrumada ante aquella situación, Emma tomó la mano de Zac y empezó a acariciarla. Él se estremeció y miró a la chica directamente a los ojos. Emma vio cómo Zac se acercaba a ella. La chica no quería seguir su juego e intentó apartarse, pero una de sus manos estaba apresada por él y no le dejaba hacer movimiento alguno. Em intentó forcejear un poco para soltarse pero, muy en el fondo, no quería salir de sus brazos. Zac, al ver que Emma intentaba alejarse de él, suspiró y se volvió.

-Zac… Lo siento mucho…

-¿Es por él, verdad?- dijo él duramente, sin mirarla.

-¿Él… quién?

-No te hagas la tonta- respondió él. Incontroladamente, varias lágrimas cayeron por sus mejillas e intentó controlarse y limpiar sus lágrimas- sigues enamorada de Harry.

Emma se quedó muda. Miró al chico que tenía delante y le obligó a que la mirase. Se dio cuenta de que Zac estaba llorando, sus ojos estaban inundados de lágrimas. Sintió una gran pena en su interior y se odió a sí misma. Zac era un chico que todas querrían estar con él. Era guapo, alegre, romántico, defensor, bueno… Pero tras describir a Zac le vino Harry en la mente. Él también era todo eso. Harry también era un chico perfecto para ella.

Suspiró al notar que se avecinaba una gran confusión y sin esperar más juntó sus labios con los de Zac. Él se sorprendió y, mientras Emma abría la boca y le besaba, cerró los ojos saboreando aquellos labios que tanto se moría por besar. Bastó con un simple empujoncito para que sus cuerpos estuvieran unidos, apretados el uno contra el otro. Zac la agarraba fuertemente de la cadera cada vez que Emma le besaba con fervor. La chica sonrió al oír que Zac jadeaba, rendido ante ella, y la chica se separó de sus labios, dando por finalizado el beso.

Zac aún tenía los ojos cerrados y ya no lloraba cuando Em se separó de él. Notaba aún sus dulces labios en su boca y, sin dudarlo, llegó a la conclusión de que aquel era el mejor beso que le habían dado en su vida.

Emma no sabía si arrepentirse o alegrarse de haberle dado un beso a Zac. No podía negar que no le había gustado el beso porque, al contrario, le había encantado. Pero, por otro lado, no paraba de pensar en Harry. No paraba de sentirse culpable al pensar cómo actuaría Harry si se enterara. Posteriormente, se acordó de la traición y procuró olvidarle. Él ya no era su novio y no podía sentirse culpable; ella podía besar a cualquier chico.

-Emma…

Al oír la voz de Zac volvió a la realidad. Sin saber porqué, se echó a llorar. Notó unos brazos que la acogían y empezó a derramar lágrimas en el torso de su amigo Zac.

-Lo entiendo, Emma, de veras- habló el italiano cuando Emma paró de llorar, cinco minutos después- no te engañes a ti misma.

La muchacha levantó la vista y se limpió los ojos. Miró a su amigo con apreciación, aquel gesto por su parte le había llegado al corazón. Él sabía que seguía amando a Harry y después de que se hayan besado, aún así, lo comprendía y la perdonaba.

-Gracias- sabía que tenía que decir algo más pero las palabras no le salían por la boca. Tenía que agradecer a Zac por todo. Se lanzó para abrazarle fuertemente y se quedaron así un minuto- te quiero mucho, Zac.

-Yo a ti también- le susurró él en el oído. Ella se entristeció al notar que no de la misma manera.

                                                                                    ~~~


Al terminar las clases Miley fue al gimnasio, donde estaba Justin. Quería saber si lo habían arreglado pero al ver la cara descorazonada de su mejor amigo supo el resultado. Le llevó a rastras al jardín y se sentaron al lado de la fuente. Ahí fue donde Justin le contó todo lo que había sucedido ayer. Lo ocultaba muy bien pero Miley sabía que él estaba apenado y destrozado. Al terminar de contar todos los hechos, Miley no esperó más para decir:

-Justin, habla con ella, por favor- le incitó en un intento de apoyar a su amigo.

-He intentado arreglarlo pero cuando me acercaba a ella en los intercambios de clase Helena buscaba una excusa para alejarse de mí lo más rápido posible- confesó él con la voz rota.

Miley se mordió el labio muy triste al ver a su amigo así. Tenía que admitir que él nunca se había puesto tan triste cuando rompía con sus anteriores novias.

-Haría todo lo que fuera para que volváis- manifestó la chica morena torciendo la boca.

Justin, sorprendidísimo, desvió su mirada hacia ella. Miley se encogió los hombros como diciendo “¿qué?”. El muchacho realmente tenía un gran cacao en la cabeza. No la entendía.

-Antes hacías todo lo posible para que rompamos- aclaró él su sorpresa.

-¿Qué?- Miley parecía muy confusa.

-Antes estabas enamorada de mí, ¿no?- dijo Justin. Miley se echó a reír como una loca y él alzó una ceja. Decidió proseguir al ver que su amiga no iba a parar de reír hasta dentro de mucho tiempo- y estabas muy celosa.

Miley necesitó un par de minutos para recobrarse.

-¡No! Jamás había pensado eso- negó la chica. Justin en un principio pensó que mentía pero conocía tan bien a su mejor amiga que sabía que no era capaz de engañarle a la cara. Además, los ojos de Miley irradiaban sinceridad- Justin, nunca me he enamorado de ti.

Justin se sorprendió de nuevo aunque mucho más. Meses antes se habían enfadado por aquel motivo, o eso era lo que Justin creía. Hasta ahora.

-Bien, pareces sorprendido- dijo Miley y se deshizo de su sonrisa en un pis pás- es hora de que te lo aclare todo.



 ~~~



-¡Oh, cállate Liam!- gritó Niall. No estaba enfurecido con él, lo decía con un tono divertido.

-Deberíais escucharme alguna vez- se quejó éste, poniéndose delante de sus dos compañeros, que estaban en el sofá mirando la televisión- al fin y al cabo, sois mis mejores amigos.

-Te hemos escuchado- dijo Harry mientras cambiaba de canal todo el rato. No encontraba ninguna película interesante en aquel momento- pero es la sexta vez que lo repites.

-Séptima- corrigió Niall, dirigiéndole a Harry una mirada elocuente.

-Oh, vamos, ¿no os alegráis de que Marii y yo lo hayamos solucionado todo?

-Y que empezaréis de cero como amigos y que si funciona podréis dar un paso más…- recitó Harry, ya cansado. Apagó la tele al pasar por todos los canales y no encontrar nada interesante. Liam le fulminó con la mirada y Harry sonrió como si fuera un niño bueno.

De repente, sonó un móvil lejano.

-¡Es el mío!- alegó Harry- Liam, ya que estás de pie, cógemelo.

Liam gruñó ante la vagueria de su amigo pero fue a su habitación para coger el móvil. Lo abrió y vio que…

-¡Es un mensaje, Harry!- gritó él desde la otra habitación. Se acercó a ellos corriendo.

-Abrelo y recítamelo- contestó él desganado mientras colocaba su cabeza en el hombro de Niall. El rubio se apartó de Harry riéndose.

-Eh, alto ahí, para tu información, no soy marica.

Harry le sacó la lengua y ambos se echaron a reír. Liam tosió al acercarse a ellos, pero pronto supieron que no era una tos de verdad, si no una de advertencia.

-No es un mensaje…- anució él seriamente. Parecía que le salían los ojos de las órbitas y miró a Harry- es una foto.

domingo, 6 de abril de 2014

74- Los números misteriosos.


De septiembre pasó a octubre y después noviembre. Las chicas estaban muy contentas con la universidad, llevaban bien todas las asignaturas (aunque cada vez Emma odiaba más el Español por culpa del profesor Navarro). Raquel y Eli se habían unido muchísimo más con Hayley, Guiomar y Emma, aunque la tercera no hablaba con las otras dos. Y, como era de esperar, Elisabeth y Nicole discutían cada minuto. La gata volvió a molestar a la pelirroja innumerables veces pero ella no cumplió con su promesa: chivarse al director.

Nicole y Thomas se habían unido muchísimo más. La chica había tenido dos novios más después de Danny: Victor y Paul. Ninguno de los dos duraron. Thomas cada vez estaba más harto por los roces que tenía su mejor amiga, pero siempre se callaba con tal de estar a su lado. Él también se hizo amigo de Guiomar, a pesar de que no tenían nada en común.

Miley se había convertido en una de las mejores amigas de Marii. Siempre paseaban juntas en la universidad, eran almas gemelas. Hoy en día, Miley casi sabía signar a la perfección, aprendía rápido debido al interés. Justin y Helena había tenido un par de discusiones, aunque siempre se acababan comiendo a besos. La muchacha tenía los fines de semanas reservados para su mejor amiga, Cassandra. Ella había mejorado considerablemente.

Marcos aún seguía con Bella aunque soñaba con otra persona. En las clases, evitaba ver a Guiomar y viceversa. El grupo de amigas de la chica se había dado cuenta, aunque no decían nada.

One Direction habían vuelto de gira, que había sido excesivamente corta para ellos. Ya habían lanzado el tercer disco y había sido número uno en América. Harry y Emma no habían vuelto a verse desde aquel día de agosto, aunque los dos soñaban con el otro todos los días. Se echaban muchísimo de menos. Cuando One Direction quedaban con las chicas, Harry no perdía oportunidad para preguntar cómo estaba su ex novia. Liam y Marii habían tenido un par de encuentros, pero siempre se esquivaban, a pesar de que querían hablar. Niall casi siempre le preguntaba a la chica cómo estaba Belén aunque, muy en el fondo, no quería saberlo: le dolía hablar de ella. La seguía queriendo. Muchísimo.

Eran las cuatro y diez de la tarde y Thomas corría lo más rápido que podía en el pasillo de la universidad con su equipación del fútbol americano, mientras sus pulmones pedían aire. Dobló la esquina hasta llegar a la pista, todos sus compañeros estaban allí y, como era de esperar, Nicole se situaba en las gradas. Sonrió al ver a su amigo.

-¡THOMAS WELLS!- chilló su entrenador, el profesor Dickens. Le odiaba tanto como Emma odiaba al profesor Navarro- ¡¡LLEGAS TARDE!!

-Lo siento, entrenador, se me pasó la hora…

-¡No me valen tus excusas!- chilló, escupiéndole toda la cara. Thomas tuvo la tentación de limpiarse las babas, pero no quería que el profesor se enfadara aún más- ¡Vete a las gradas, maldito perdedor! Hoy no entrenas.

-Está bien- se resignó. Era la tercera vez que le pasaba aquello, la anterior vez le mandó limpiar todo el comedor, menos mal que esta vez el castigo era menos severo…

-Entrenador- le corrigió él, dándose la vuelta.

-Está bien, entrenador- habló el chico con cierta repugnancia.

Fue a correr hacia las gradas y se sentó con su amiga.

-¿Otra vez tarde?- pero no parecía enfadada. Lo decía con un tono divertido.

-Me había quedado estudiando- suspiró el chico. Dentro de poco eran los exámenes finales y temía que algún día se le iba a estallar la cabeza de tanto estudiar.

-Estudias demasiado. Yo ni siquiera he empezado a estudiar.

-¡Los exámenes empiezan dentro de catorce días! No quiero que suspendas- se preocupó el muchacho entre silbato y silbato del entrenador que hoy estaba de muy mal humor. Aunque prácticamente eran todos los días.

-No voy a suspender, tengo mis propias tácticas- alzó una ceja al decir esto.

-Pedir ayuda a un chico durante el examen a cambio de algo, ¿no?- preguntó. Ella asintió, con una gran sonrisa. Era de esperar, típico de Nicole.

-¡Que me dejes! Siempre estás igual.

Nicole y Thomas vieron cómo discutían Guiomar y Emma, que se acercaban a ellos.

-¡Lo siento! Sólo quiero arreglarlo.

-Pues cada vez lo estás empeorando- chilló Emma fuera de sí, una vez al lado de Thomas- me sigues a todas partes.

-¿Qué ha pasado aquí?- preguntó Thomas, acariciando a Emma el brazo. Ellos dos también se habían hecho buenos amigos.


-¡Guiomar, que siempre está con lo mismo!

Los dos presentes lo entendieron. Ellos estaban al tanto de la pelea entre las dos mejores amigas. Discutían casi a diario.

-Reconócelo, se te ha pasado por la cabeza alguna vez perdonarme. ¿Verdad?- suplicó Guiomar, sentándose al lado de Emma. Eso hizo que la enfureciera aún más.

-¡Que no! Dios, déjame en paz.

-No te voy a dejar en paz. Eres mi mejor amiga- negó la rubia. Nicole y Thomas decidieron callarse y ver hasta qué punto acababa la discusión.

-ERA. Y ahora, déjame sola.


Emma se levantó de las gradas y se alejó de allí. En menos de un minuto ya había entrado al edificio.

-Deberías dejarla un tiempo- comentó Thomas tras ver la tristeza de su amiga- se lo pensará mejor y… puede que volváis a ser amigas.

-Es que la estás siguiendo día y noche, normal que se enfade- dijo Nicole tan directamente, como siempre. A Guiomar no la ofendió, ya estaba acostumbrada a las regañinas de su prima.

-Mira, ahí vienen Raquel y Hayley.

Y efectivamente, las dos chicas más inteligentes del grupo se acercaban a ellos después de acabar su clase de teatro.

-¿No entrenas, Thomas?- preguntó Raquel una vez en las gradas.

-Ha llegado tarde de nuevo- se anticipó Nicole, burlándose de él.

Guiomar pondría la mano en el fuego de que a su amiga Raquel le gustaba Thomas. Siempre que se acercaba a él se sonrojaba e intentaba mantener una conversación con él.

-Oh, vaya- la chica torció la nariz, con lo que le gustaba verle jugar. Aunque era extremadamente patoso, como ella- en este caso, me voy a la cafetería a tomar algo.

-Voy contigo- habló Guiomar, su estómago rugía de hambre. Nada le apetecía más que un donut con virutas de chocolate.

-Yo también- asintió el chico, Thomas. Se sentía culpable por llegar tarde al entrenamiento y estar con Guiomar siempre le servía de distracción.

Raquel sonrió y también se levantó, al igual que ellos. Guiomar vio la oportunidad…

-He cambiado de opinión, me quedo aquí con Hay y mi prima.

-¿Cómo?- soltó Thomas, avergonzado.

Raquel no le caía mal, para nada, pero apenas se hablaban y nunca habían estado solos. No tenía hambre, sólo le apetecía estar un rato con su amiga Guiomar pero si daba marcha atrás, Raquel podía sentirse mal y era lo último que quería. La chica pecosa también parecía cohibida.

-Venga, id vosotros- insistió la rubia.

Raquel y Thomas se miraron y apartaron la mirada al instante. Asintieron con la cabeza y, juntos, se dirigieron a la cafetería.

-Hacen buena pareja- admitió la más pequeña de las tres que quedaban- los dos son algo torpes, tímidos… Se les ven monos juntos.

-Pues a mí no me gustan nada.

Guiomar y Hayley miraron a la pelirroja.

-Bueno, tú no puedes opinar después de haberte acostado con media universidad- respondió la rubia.

Era cierto. Nicole se mordió la lengua y decidió no opinar más sobre la candidata perfecta para su amigo.

                                                                                    ~~~


Cerró la puerta de su habitación de la universidad de un portazo. Estaba segura de que se había oído en todo el pasillo pero no le dio importancia. Una figura se sobresaltó en la cama del medio del lado derecho.

-¡¿Qué haces, loca?!- chilló Elisabeth, llevándose una mano al pecho, jadeando.

-Lo siento- se disculpó Emma, roja como un tomate. Caminó muy enfadada hasta tirarse sobre su cama. 

-¿Otra pelea?

-Sí.

Todo el grupo sabía lo que había ocurrido. No sólo que Emma se negaba a hablar a sus antiguas amigas, sino, la ruptura con Harry.

-Por cierto- Emma se sentó en la cama y frunció el ceño, mirando a su amiga, que estaba tirada en su cama- ¿no deberías estar en patinaje artístico?

-Me duele la cabeza- suspiró ella.

Era facilísimo descubrir cuando Elisabeth mentía, era tan fácil leer su cara. Estaba triste y fastidiada.

-No es verdad- le contradijo Emma. Se acercó hasta ella.

-Lo sé- admitió ella, cerrando los ojos con suavidad- antes de contarte lo que me pasa, quiero que seas sincera conmigo.

-Siempre soy sincera contigo.

-Esto es diferente- se negó Elisabeth. Su gata salió de la nada y empezó a lamerle la mano- es una pregunta muy personal.

La rubia empezó a ponerse nerviosa. ¿Una pregunta sobre Harry? Aún así, cedió. Era su amiga y confiaba plenamente en ella.

-Marcos y Guiomar se conocían de antes, ¿verdad?

Lo que le había soltado Elisabeth la dejó paralizada. ¿Tanto se notaba? Tenía que haber algún remedio y debería decírselo a su amiga inmediatamente antes de que se entere todo el mundo. O peor, el director.

-Tuvieron algo- volvió a decir.

En vez de una pregunta, como la anterior, ésta era una afirmación.

-Sí. Tuvieron algo- admitió ella finalmente- ¿es por eso por lo que estás triste?- se atrevió a preguntar.

-Sí. Me gusta mucho Marcos.

Era la primera vez que Emma no se reía cuando escuchaba a Elisabeth decir aquello. Y es que, ¿enamorarse de un profesor? Vale, había que admitirlo, era mono y enseñaba muy bien Historia pero… Seguía siendo un profesor.

La verdad es que no entendía nada a Guiomar y a Elisabeth.

-Bueno, pero si se fijara en ti y los dos tuvierais algo… Te expulsarían, y a él también- dijo Emma en un intento de animarla. Aunque eso hizo que su amiga se sintiera peor.

-No lo entiendo, Marcos es una persona y tengo derecho a enamorarme- obstinó la guapa joven, quejándose de su corazón.

-Eres menor de edad.

Y era cierto, ella cumpliría los dieciocho en diciembre, al igual que Hayley.

-Pues esperaré hasta diciembre.

-Eli, te expulsarán- repitió Emma, algo preocupada por la autoestima de su amiga.

Elisabeth lo sabía. Lo que no sabía era hasta qué punto daría por estar con él. ¿Se arriesgaría? Lo más probable era que no, ella nunca fue valiente. Además, por otro lado estaba Guiomar… Estaba segura de que ella seguía sintiendo algo por él y no quería arruinar su amistad.

                                                                                    ~~~


-¿Qué tal te va?- le preguntó Miley a Justin, mientras sostenía un vaso de plástico relleno de Cola-Cao: las costumbres de su casa.

A las cuatro y media, ambos siempre quedaban en el jardín para charlar un rato. A veces, cuando no tenían que estudiar, salían fuera durante toda la tarde.

-No sé. ¿Tú conoces a un tal Robin de Ciencias?- le preguntó a la chica ya que iba a Ciencias.

-Conozco a muchos Robins aquí- afirmó la adolescente.

-Sonrisa descarada, pelo seta, dientes blancos, un poco de barba…

-Ya sé quién es- le interrumpió Miley, pensativa- se sienta delante de mí en Filosofía. ¿Por qué lo quieres saber?

-¿En Filosofía? ¿Qué? Helena también va a esa asignatura- el chico empezó a ponerse muy nervioso.

-Ya lo sé. La he visto- asintió Miley. Pero nunca habían cruzado palabras, aunque supo que era mejor no decírselo a su mejor amigo.

-¿Y hablaba con algún chico?- preguntó él.

-Helena habla con muchos chicos- ella se encogió de hombros. ¿Por qué le preguntaba aquello?

Su mejor amigo bufó. Parecía realmente lastimado e iba a abrazarle pero él se sentó en un banco. Ella le imitó.

-Es que últimamente la veo con ese chico, Robin- le explicó llevándose una mano sobre el pelo, alborotándoselo.

-Esos son celos.

-Porque la quiero y…

-Los celos no son amor- negó Miley con la cabeza, enérgica- si tienes celos es porque no confías en ella.

Justin iba a replicar. ¡No era justo! En verano Miley y él discutieron precisamente por los celos y, ¿ahora le va a dar lecciones sobre eso? Prefirió no decir nada para no enfadar a la chica.

-Sí que confío en ella- afirmó él, decidido a cambiar pronto el tema. No le gustaba el camino por donde iban- sólo que se sonríen cada vez que se ven. Parecen amigos muy íntimos.

-Pregúntaselo o será peor.

Al escuchar la respuesta de su amiga se sintió muchísimo mejor. Tenía toda la razón, debía hacerlo. Se preguntó porqué no lo había hecho antes si tanto le preocupaba aunque pronto obtuvo una respuesta: tenía miedo de que Helena se hiciera ideas equivocadas. ¡Últimamente discutían tanto!

-Gracias, Miley- respondió de todo corazón. Abrazó a su amiga de toda la vida hasta asfixiarla. Sus consejos siempre fueron los mejores, siempre eran la solución.

Aunque todas los consejos se pueden torcer.


                                                                                    ~~~


Cerró el libro que se estaba leyendo fuertemente y se levantó de un salto. Acto seguido miró a Zayn, que en ese momento le hacía compañía. Él le miró con interés ante el cambio de humor tan repentino.

-He decidido hablar con Marii- anunció el joven, con una media sonrisa en la cara.

-Muy bien, tío. Ya era hora de que hablaras con ella- le felicitó el moreno- ¿jugamos a la play? Deja los libros de una vez.

-No, quiero hablar con Marii ahora.

-¿Qué? Ahora está en la universidad, no puedes ir.

-Sí que podemos ir. Tengo máscaras- estaba decidido ir ahora, temía que otro día pudiera dar marcha atrás.

-¿Podemos? Precisamente en la universidad hay muchísimas jóvenes. ¡No quiero morir en una universidad, Liam! Ni mucho menos aplastado por las directioners.

Liam rodó los ojos y se fue del salón. Zayn alzó las dos cejas, ¿adónde se había ido? ¿Se había enfadado? Pero pronto tuvo la respuesta y es que, Liam regresaba al salón.

-Toma- le lanzó una máscara veneciana. Era de color verde y había lentejuelas por todas partes. Y, para colmo, había plumas pequeñas encima de los agujeros de los ojos.

-Estás chalado.

Prefirió no objetar nada más. La máscara de Liam era de color blanco con adornos negros en la frente. Además había una gran pluma de color naranja chillón y una corona de tela negra . Un completo desastre. Zayn sonrió, al menos la misión de su amigo tenía una parte buena: vería a Liam hacer el ridículo en medio de una montaña de guapas jóvenes.

                                                                                    ~~~


-Un cruasán, por favor- le pidió a la rechoncha camarera. Ella le sonrió y pronto le tendió lo pedido.

-Yo quiero un sándwich vegetal con zumo de naranja- requirió Raquel. Sus pedidos tardaron algo más que el de Thomas.

Los dos jóvenes, algo azorados, se sentaron en una mesa redonda de tres. Todas las de dos estaban ocupadas.

-No sabía que te gustaba el cruasán- comentó Raquel. Aunque pronto se arrepintió y se maldijo en su fuero interno, ¡qué contestación más estúpida!

-A todo el mundo le gusta el cruasán- dijo él con tranquilidad, pegando un mordisco a su merienda.

-Sí, ya.

Ni Thomas ni Raquel supieron qué decir, así que entre ellos hubo un silencio algo incómodo.

-¿Te gusta leer?- Thomas reforzó la conversación. No le apetecía nada quedar como un tonto delante de Raquel.

-¡Me encanta leer!- de pronto se sintió muy complacida, ahora sí que sabía que decir- Mi saga favorita es Harry Potter. Soy muy fan. ¿Y a ti?

-A mí me encanta, pero me quedo con la saga Temblor.

-¿Temblor? No me suena.

-Ya, no es muy conocida- se rió el chico- oye, ¿de dónde viene el nombre Raquel?

-Soy española- aclaró la chica- puedes llamarme Rachel si te cuesta pronunciarlo.

-Bien, Rachel- sonrió él, con la cabeza sujetada por una mano.

Se acordó del día en que le dijo aquello mismo a su amiga Guiomar, aunque ella siguió llamándola por su nombre de pila. Y que Thomas la llamara de otra manera hacía que el apodo fuera más íntimo. Se sintió tan contenta que movió involuntariamente el brazo y se le cayó el brick de zumo de naranja encima.

-¡Oh Dios!- chilló ésta fuera de sí. Thomas se levantó de un saltó para socorrerla.

La camiseta era blanca y se le había formado una mancha de color naranja. Se le veía el sujetador, ¡y encima era el de Jake y Finn! Thomas apartó la mirada al darse cuenta, ruborizado. Todas las personas que estaban la cafetería miraban curiosamente la escena. En ese momento, Raquel deseó que la tierra le tragara.

-Vámonos- la acució Thomas. Posó una mano en su espalda y se dirigieron a los ascensores. Pronto se subieron en uno que, afortunadamente, estaba vacío. Raquel no dijo nada, solamente se despotricaba contra sí misma. ¡Cómo pudo ser tan torpe! Siempre le salía todo mal, pero por una vez que estaba con el chico que le gustaba…

A su lado en el ascensor, Thomas no pudo ocultar su sonrisa. Aquella chica ahora le caía muy bien, era tan torpe como él y eso la hacía adorable. Le daban hasta ganas de tocar sus pecas y tranquilizarla. Pero se contuvo, a él le gustaba Nicole. Únicamente Nicole. Cuando subieron a la planta del dormitorio de las chicas, el chico tartamudeó:

-Yo… No puedo entrar ahí, ya sabes, te tienes que cambiar y eso- pronto sus mejillas se tornaron de un color rojo, lo pudo notar y Raquel sonrió por ese motivo- adiós.

La chica se despidió con la mano, avergonzadísima, y salió del ascensor mientras que Thomas pulsaba el botón de arriba.

Al llegar a la habitación, se encontró con Emma y Elisabeth hablando.

-Hola Raq… ¿Y esa mancha?- se interrumpió Elisabeth. Emma también lo notó y se echó a reír, pronto la otra chica hizo lo mismo.

-¡No hace gracia! Thomas estaba presente, qué palo.

-¿En serio? ¿Delante de Thomas?- curioseó Emma, sabía que a su amiga le molaba aquel chico- ¡ojalá hubiese visto la escena!

Sus dos amigas empezaron a burlarse de ella con cariño mientras que Raquel ponía los ojos en blanco, cambiándose de camiseta.

                                                                                    ~~~

-Vete, por favor- le pidió la chica, indefensa- mi novio está sospechando de nosotros.

-Venga, realmente te gusto, ¿por qué no me das una oportunidad?- insistió el chico.

Aquel chico realmente le está sacando de sus casillas. Era cierto que desde que le conoció no pudo evitar gustarle. Pero Helena estaba enamorada de su novio, no de ese chico. ¡No iba a estropear su relación sólo por Robin!

-No te voy a dar ninguna oportunidad- afirmó ésta, segura de sí misma, mientras se deshacía la coleta.

Robin empezó a reírse a carcajadas por algún motivo aparente. Ni Helena sabía que era lo que le hacía tanta gracia.

-Te gusto, ¿por qué no?

Justo en este instante la puerta se abrió y entró Justin. Tenía que ser él. Helena se mordió los labios irremediablemente, ¿había oído lo último que dijo el chico?

-¿Qué?- escupió Justin. Primero miró a su novia que se le notaba el miedo en los ojos; y después a aquel capullo que sonreía triunfalmente- ¿estás ligando con mi novia, pedazo de idiota?

-No sabes lo que dices, le gusto a Helena.

-¿Cómo le va a gustar a un estúpido como tú? Déjala en paz.

-No la voy a dejar en paz- respondió él sin ningún atisbo de duda.

Sin que ninguno de los dos lo esperase, el puño de Justin acabó en la mandíbula de aquel chico insolente. Pero no sólo fue un puñetazo, sino, dos, tres, hasta seis.

-¡Justin, basta!- un grito desgarrador por parte de Helena habitó en la habitación. Estaba aterrorizada, su novio parecía un salvaje y estaba haciendo papilla a Robin, que no paraba de sangrar.

Pero él no la hizo caso y siguió pegándole. Helena se lanzó a él e intentó agarrar sus brazos para detenerlo pero Justin se zafó de ella fácilmente. Helena cayó al suelo y se dio un buen golpe en la cabeza.

-¡Ah!

A pesar de los gritos y los golpes, nadie acudió a la habitación para evitar que la pelea llegara a más.

Aquel grito lleno de dolor sí hizo parar a Justin, que pronto recuperó el control. Miró a su contrincante, tirado en el suelo sangrando por la boca y la nariz. Y su mirada se desvió en ella, que se frotaba las manos su delicada cabeza.

-¿Estás bien?- se agachó junto a ella, muy preocupado.

Detrás de él, Robin se levantó del suelo, medio consciente, y salió de la habitación a toda pastilla.

-¡¿Qué es lo que has hecho?! Te van a expulsar, idiota- Helena empezó a llorar incontrolablemente.

Pero su novio no respondió, si no que acarició su melena.

-¿Estás bien?- repitió.

-No- negó ella. Se levantó del suelo y le miró fríamente- ¿por qué le has pegado? ¡No quería nada con él!

-¡Pero estaba ligando contigo!- Justin soltó toda la rabia.

-¿No confías en mí? ¡Casi le matas, Justin!- gritó ella, con lágrimas en los ojos.

-¿Le estás apoyando?

-No estoy defendiendo a nadie.
-Pues parece que sí lo estás haciendo.

Ella le miró. Los ojos de Justin desprendían chispas de pura rabia, daba miedo. Era cierto que Robin la atosigaba durante tres meses, pero pegarle una docena de hostias era pasarse de la raya.

-¡Le estás defendiendo!- gritó Justin más que cabreado. Y empezó a dar patadas a los objetos más preciados de Helena.

-¡Bas...!- la chica se interrumpió al ver que Justin le daba una patada con todas sus fuerzas a un marco de fotos, en el que salían ellos dos abrazándose, que se había caído el suelo por las patadas del joven. La chica se sobresaltó y empezó a llorar. Se acercó a él e intento lo mismo que antes, aunque ésta vez con éxito.

-No empeores aún más las cosas.

-Y mira quién se atreve a decir esto.

Justin se dio la vuelta sin más. No podía creer lo que estaba pasando, hacía unos minutos estaba muy alegre, intentando arreglar las cosas con su novia pero cuando vio a aquel chico ni más ni menos que en la habitación de su novia…

Abajo, en la puerta principal de la universidad, se cruzó con Liam y con  Zayn. No les llegó a ver pero éstos sí. Iban a decir algo pero cuando abrieron la boca, Justin ya se situaba a veinte metros de distancia.

-Mmmmmmmmmmmm. Vale, Liam, y ahora, ¿dónde demonios está la habitación de Marii?

-No lo sé- admitió él un poco avergonzado- vamos a preguntárselo a las personas.

-¿Por qué no le mandas un mensaje y ya?

-Quiero que sea una sorpresa.

Zayn y Liam se separaron y empezaron a buscar a una chica con el pelo castaño, delgada y de estatura media. Todas las personas con las que cruzaba se le quedaban mirando, no porque le reconocieran, sino, por su ridícula máscara. Tras preguntar a ocho personas, Zayn vislumbró a una chica rubia, un poco bajita y con el pelo rizado.

¡No podía ser otra!

Corrió detrás de ella y vio una cabellera rubia doblar la esquina. Imitó a la persona y tomó carrerilla hasta que les separaron dos metros.

-¡Eh!

Todas las personas que pasaban por su alrededor miraron al chico con una máscara que no paraba de gritar, incluso la chica a la que había visto también le miraba.

-¿Me llamabas a mí?- respondió ésta, arrugando la nariz.

-Sí, sí. Cuánto tiempo, Shirley.

Ella se quedó boquiabierta y miró por los dos lados, después, se dirigió a él:

-¿Cómo sabes que me llamo así?

-Porque nos conocemos- contestó el cantante a lo obvio- soy Zayn.

La chica se sobresaltó al reconocerle y le agarró fuertemente el brazo izquierdo. Acto seguido tiró fuertemente de él y subieron por las escaleras hasta llegar al dormitorio de la chica.

-Menos mal que mis dos compañeras no están- resopló ella, enjugándose un sudor de la frente- ¿qué haces aquí? ¿Cómo sabes que estudio aquí?

-¿Crees que te he estado espiando?- comentó Zayn irónicamente.

-Entonces, ¿cómo lo explicas?- preguntó ella con una media sonrisa.

-Una amiga de Liam estudia aquí- le explicó el joven, mirando furtivamente la puerta cerrada de la habitación de Shirley por si entraba alguien- y vinimos aquí a buscarla. Casualmente, te encontré en el hall.

-Iba a ir a estudiar. Pero ya que estás aquí… ¿Cómo estás?

-Bien, bien, ¿tú?

-Zayn, puedes quitarte la máscara- se rió ella al ver a su amigo muy incómodo.

-No. Prefiero no arriesgarme.

Y los dos echaron unas que otras carcajadas.


Por otro lado, Liam buscaba desesperadamente a Marii.

-Oye- se dirigió a una chica bajita con el pelo negro. Ella se giró- ¡eh, tú me suenas!

Ella le miró sorprendido y abrió los ojos, intentando reconocerle. Finalmente, alzó una ceja y se echó a reír.

-Si te quitases la máscara, mejor- bromeó Miley.

-¿Conoces a Maria José López?- preguntó el chico.

-Claro, es mi compañera- respondió la chica- pero primero, ¿quién eres?

-Liam.

-¡Ah!- gritó ella- Marii me habló mucho de ti. Ven conmigo.

El chico sonrió, así que Marii le había hablado mucho de él… Siguió a aquella chica bastante mona durante cinco minutos. La universidad era enorme.

-Es esta- señaló una puerta- prefiero dejaros solos. Ella está ahí dentro. Suerte, Liam.

-Espera, ¿cómo te llamas tú?

-Miley.

Entonces supo de dónde le sonaba aquella muchacha. Era la mejor amiga de Justin, el hermano de Emma. Caminó nervioso hacia la puerta y cuando estuvo frente a ella no supo qué hacer. ¿Llamaba a la puerta?

Y así lo hizo. Llamó dos veces y pronto, una chica le abrió la puerta. Pronto se encontró cara a cara con Marii.

-Eh… Hola.

Ella abrió los ojos al reconocer la voz. Le llevó a rastras a la habitación y cerró la puerta, para que nadie les descubra. Una vez dentro, miró a Liam. No se lo esperaba.

-¿Cómo sabes el número de mi habitación?- preguntó ella bastante nerviosa. Jugueteó con sus manos mientras miraba al chico con la máscara.

Pero pronto Liam se deshizo de la máscara veneciana, que le picaba muchísimo la cara, y así Marii pudo verle.

-Me lo ha dicho tu amiga Miley.

-Ah…- no sabía si maldecir a su amiga o agradecérselo- ¿se puede saber para qué has venido?- preguntó de buena manera.

-Quería hablar. Sé que en estos últimos meses me he portado bastante mal contigo.

-Y que lo digas- respondió sinceramente- me ignoraste durante todo este tiempo después de lo de Anna.

A Liam le entró un escalofrío al escuchar el nombre de la fallecida. Se recompuso de nuevo y tragó saliva.

-Lo siento. ¿Me das otra oportunidad?



                                                                          ~~~


Emma estaba sola de nuevo en la habitación. Aquello no parecía importarle, ya que siempre sentía una plena relajación. Le gustaba estar sola de vez en cuando, para poder pensar a solas. Ahora mismo utilizaba su ordenador, revisando los tweets que le mandaban. La mayoría de las fans se preguntaban que si habían roto ya que hacía mucho tiempo que no se les veía juntos.

Elisabeth había salido con su apreciada gata de paseo, Raquel había ido a la casa de Lou para cuidar a la niña, Guiomar había salido con Thomas a dar una vuelta a los alrededores de Sheffield, Hayley se había encerrado en una biblioteca para estudiar y Nicole estaba con su reciente novio.

Estaba sumida en una tranquilidad infinita cuando un sonoro jadeo entró en la habitación. Emma dio un brinco, casi le daba un infarto. Cerró el ordenador y miró la puerta de su cuarto.

-¡Emma, oh por Dios, Em!

Se había quedado paralizada de la impresión cuando Niall corrió hacia ella para lanzarse a sus brazos y tiró la gorra y las gafas de sol que llevaba puestas al suelo. Después la balanceó de izquierda a derecha y a continuación posó su cabeza en el hombro de la chica.

-¿Qué demonios estás haciendo?

La chica se apartó automáticamente. Lo que menos quería era apartarse de su mejor amigo pero faltaban explicaciones. ¿Qué hacía él aquí? ¿Y por qué la abrazaba sabiendo que ella estaba enfadada con Niall? Pero, sobre todo, ¿por qué había venido tan preocupado?

Niall sacó un iPhone 5 como respuesta. En la enorme pantalla del móvil había un texto, Em pronto descubrió que era un mensaje.

-Ella está en peligro. 88-20- leyó la rubia en voz alta.

-Sí. Automáticamente supimos que se trataba de ti- respondió él asustado, alborotándose el pelo.

-¿"Supimos"?- preguntó Em al escuchar el verbo en plural- además este no es tu móvil...

-Es de Harry- se explicó Niall- vinimos aquí tras leer el mensaje y nos separamos para buscarte. Menos mal que me encontré con una pelirroja que me sonaba un montón... Una suerte que te conozca, me dio el número de tu habitación.

-Te refieres a Nicole, la prima de Guiomar.

-¡Ah, la acosadora! Menos mal que me he ocultado con las gafas que si no...- se acordó Niall, dándose una palmada en la frente- bueno, éste no es el caso.

-Estoy bien- declaró Emma, y los dos echaron un vistazo de arriba abajo a su cuerpo.

-Puede que sea una broma pesada... Harry estaba tan alarmado... Se puso tan lívido que parecía a punto de vomitar.

A Emma se le encendieron las mejillas al escuchar lo preocupado que estaba su ex novio. Niall pronto lo comprendió y cambió de tema.

-¿Sabes quién puede gastarnos esta broma? Antes de venir aquí llamé a Guiomar y a Hayley pero estaban desconectadas, así que ellas imposible.

-¿No puedes ver el número de la persona que te lo ha enviado?- sugirió.

-No, está en anónimo.

A Emma aquello le resultaba vagamente familiar. Pronto le vino una imagen a la cabeza: Taylor. Pero ella no podía ser, estaba en Estados Unidos de gira y si quisiera ponerla en peligro no estaría tan lejos. Se oyó otro golpe y Em se distrajo por completo al ver a Harry en la puerta.

-Emma... Estás... Bien- jadeó, visiblemente aliviado.

-Resulta que era una broma- comentó Niall, llevándose la gorra a la cabeza y poniéndose las gafas de sol. Harry ya las llevaba puestas- podemos irnos.

-No me quiero ir de aquí hasta asegurarme de que no haya nada.

-¿Y qué va a haber aquí?- respondió Emma de mala manera. Hacia tres meses que no le veía y se había puesto muy nerviosa- ¿una bomba atómica?

-Pero... El mensaje significa algo- susurró él.

-Si le pasa algo, Guiomar te avisará- insistió el irlandés. Harry se puso más tranquilo al escuchar la frase y asintió.

Emma se calmó al ver que los dos estaban dispuestos a irse pero de repente el de la cabellera rizada se paró en seco y miró a su compañero. La chica no sabía qué significaba aquella mirada pero, al parecer, Niall sí y se fue de la habitación tras cerrar la puerta. Em pronto lo comprendió: quería hablar con ella a solas. Empezó a temblar al ver que se acercaba a ella hasta que sólo le separaban unos centímetros de distancia. Quiso alejarse de él pero no podía. Aquel tacto, aquel olor... Simplemente no podía moverse.

-Emma, por lo que más quieras, si ves algo extraño mándame un mensaje inmediatamente- Emma pudo saborear el olor de su aliento. Olía tan bien...

-Vale.

Se miraron intensamente a los ojos. Los ojos verdes de Harry recorrían los ojos azules de Emma. Sintió un deseo irrefrenable de besarla pero se contuvo. Aquello no estaba bien. Se giró muy despacio, con la esperanza de que Emma le detuviera o dijera algo, pero no fue así. Salió de la habitación, pilló a Niall en el pasillo con el oído pegado a la pared.

Dentro de la habitación, Emma se dejó caer en la habitación, muy preocupada. Aquel número... 88-20, le sonaba tanto... ¿Pero el qué? Sólo eran cuatro números, ¿por qué le parecía que no leía por primera vez estos números?

Sacó su móvil y puso música, con el programa Spotify. Empezó a sonar Bad Blood de Bastille. Le agradaba esta canción y se tumbó en la cama para relajarse pero, al igual que varios meses antes, notó algo áspero en la cabeza y se escuchó como un papel rasgarse.

Emma examinó minuciosamente la nota que se posaba en la blandita almohada.

Creo que fui un poco maleducado al no presentarme. Hola Emma, saludos de 88-20...

Aquella letra cursiva le asustaba un poco. Ya sabía de dónde provenía los números. ¿Qué quería de ella? ¿Era una persona vidente y quería avisarla de sus próximos peligros? Notó que la cabeza empezó a darle vueltas y decidió llamar a Zac.

-Hola, Emma.

Él siempre contestaba puntualmente a sus llamadas. Y, como hoy, respondió tras el primer bip. La chica le contó todo lo que sabía de 88-20: las dos notas y el mensaje que envió a Harry.

-Pero, entonces, eso significa que tiene el número de Harry y te conoce.

-Lo sé. Pero no pueden ser los chicos. Ni Guiomar, ni Hayley- respondió Em- ni tu prima.

-Bueno... Hay una persona más- comentó. Se denotaba preocupación y terror en su voz.

-Suéltalo, Zac.

-Taylor- respondió, temblando.

-No puede ser. Ya pensé en ella anteriormente y es imposible, ella está de gira y...

-Y tendrá a otra persona para chantajearla- finalizó Zac- puede ser ella, ¿no?

-Zac, piensa un poco, Taylor no ha podido dejar una nota en mi cama.

El muchacho no supo responder, así que hubo un silencio bastante largo.

-¿Quiénes son tus compañeras de habitación?

-Guiomar, Hayley, Raquel; es la niñera de la hija de la estilista, Elisabeth y Nicole.

-¿No te llevas mal con ninguna? ¿No sospechas de ellas?

-¡Claro que no!- soltó Em. Aquello no lo había meditado pero tras escucharlo de los labios de Zac resultaba evidente que era imposible.

-No se me ocurre nada... Mmm, espera.

Zac buscó "88-20" en Internet con el portátil que tenía delante.

-En noticias no sale nada...- explicó. Emma escuchó unos cuantos clics más del ratón que se movía muy deprisa- en Imágenes sale aquellos bolígrafos de marca Stabilo- Emma lo reconoció. Eran aquellos bolígrafos de colores que utilizaban sus hermanas pequeñas y de repente sintió una nostalgia terrible- no tiene sentido.

-Busca en Mapas.

-Está bien, a ver... Me sale una ermita que se sitúa en Madrid...- susurró pausadamente- no tiene ningún sentido, Emma.

-La verdad es que no. Puede que se haya inventado el nombre.

-Probablemente- dijo pensativamente- aunque... ¿Por qué números y no letras?

-Tendrá algún significado- respondió automáticamente- si restamos 88 menos 20 es 68.

-¿Y si es el número de portal de una casa?- se emocionó Zac.

-¿Y qué casa?- respondió ella- ¡no puede ser!- se lamentó.

En los siguientes minutos, ni ninguno de los dos dijeron algo, ni colgaron. Se quedaron pensativos, mirando a cualquier parte desinteresadamente. Multiplicaron los números, lo dividieron, sumaron ambas raíces cuadradas... Aquello no iba a ninguna parte y nadie sabía romper el silencio.

-¿Y esos bolis de colores? ¿Te has vuelto marica o qué?- bromeó una voz, aguda y dulce, lejana. Emma la reconoció al instante, se trataba de Bambi, la prima de Zac.

-Es para un trabajo- oyó decir al chico, riéndose a carcajadas.

-Te recuerdo que no vas a la universidad- le pilló la pelirroja manos en la masa. Emma se rió por lo bajini- ¿con quién hablas?

-Con Emma- contestó el chico tranquilamente.

La rubia oyó cómo titubeaba la italiana. Pero después se escuchó un sonido de viento, como si el móvil se hubiese movido muy rápido.

-Hola Emma, ¿cómo estás?

Bambi le estaba hablando y, en vez de enfado, Emma sintió alivio y alegría. Toda la rabia que sentía hacia ella después de engañarla había desaparecido.

-Como siempre- se limitó a responder. No quería decir bien, porque no era verdad; pero tampoco iba a decir que estaba mal- ¿y tú?

-Pues cansada. No sabía que currar costaba tanto- comentó con una risilla nerviosa.

-Pues si cantaras, quizás ganaras más dinero y no te cansaras tanto.

Bambi se calló tras escuchar las palabras de su amiga. Ya se lo había planteado varias veces pero siempre se echaba atrás.

-¿Te gustó?- obviamente, se refería al disco de sus propias canciones que le regaló a Emma secretamente.

-¿El disco, dices? ¿Estás de guasa?- se rió la otra- ¡tienes una voz increíble! Tu voz es parecida a la de Kelly Clarkson.

Oyó la risa contagiable de Bambi y Em no pudo evitar sonreír.