62- Dudas amorosas.

Ya no prestaba atención al escenario. El sentido del oído se había desvanecido.

Harry se dio la vuelta.

-No puede ser- consiguió mascullar, impresionado y a la vez aterrorizado.

La chica que captó la atención de Harry y Emma, al parecer, sí que atendía al escenario. Miraba a la persona con los ojos entrecerrados.

-¿Qué hace ella aquí, Harry? ¡No me dijiste nada, joder!

-No lo sabía- la intentó calmar, aunque fue innecesario- no sé que hace ella aquí. No la hemos invitado.

-Me voy antes de que esto se convierta en un escándalo- dijo Emma con la voz quebrada, sin ilusión.

-Me voy contigo- dijo el cantante, decidido.

-No. Ella ha venido para verte. Además, es tu fiesta y no puedes irte.

-¿Qué más me da? La fiesta ha terminado para mí. Me importa una mierda si quiere verme o no, vámonos- gruñó, atrayéndola hacia sí.

Fueron al otro lado, intentando no dar con Taylor. La cantante sólo tenía ojos para la chica que cantaba en el escenario.

-Avisaré a los chicos- avisó Harry- quédate aquí, ahora vuelvo.

Y así lo hizo. Esperó de pie, mientras las personas de su alrededor charlaban animadamente. Había un ambiente muy alegre, esperanzador, mientras que ella...

-Emma- la llamó una voz aterciopelada, suave. Ella se giró, asustada.

-Taylor…

-¿Desde cuándo Bambi canta en público?- preguntó burlonamente.

Emma iba a añadir algo por su tontería de pregunta cuando algo captó su atención. Aguzó sus oídos y escuchó la voz de Bambi.

-No… No lo sé- contestó, ensimismada.

-¿Y Harry?- preguntó de nuevo persuasivamente. Emma negó con la cabeza, sin poder hablar.

Aplausos ensordecedores llenaron el amplio jardín. Emma se giró para buscar a Bambi en el escenario pero no la encontró. Tampoco encontró a Taylor en el lugar donde estaba antes, había desaparecido.

-Ya le he avisado a Zayn, estaba muy raro. No les encontraba por ningún lado- avisó Harry acercándose, sacándola de su aturdimiento. 

-¿Para qué crees que ha venido?

-Ha encontrado una buena estrategia para venir, sabía que en público no podríamos hacer nada. Es nuestro evento y quedaríamos mal.

-Tienes razón. Oye, ¿has oído a Bambi cantar?

-No me he fijado.

-Creo que lo he soñado.

Bajó del escenario lo más rápido que pudo. Abajo estaban esperándola, con la boca al suelo.

-Pero… ¿De verdad que nunca has cantado?- se alucinó Niall.

-No- mintió.

-Dios mío, ¿pero tú te has oído? ¡Cantas genial!- gritó Eleanor, eufórica.

-No es para tanto- se encogió de hombros.

-Pues claro que no es para tanto- intervino una voz.

-¿Qué haces tú aquí?- preguntó Louis con un violento movimiento involuntario.

Bambi tardó en reaccionar. Se puso lo más seria posible.

-Me has dejado impresionada- se expresó Taylor con una madurez excesiva después de decir que no era para tanto. Bipolar. Miró a Bambi y a su alrededor.

-Taylor- rugió Niall enfadadísimo- ¿qué haces tú aquí?

-Es una fiesta para todos los cantantes, ¿cierto?

-Ahí te equivocas- intervino Cher, con una ceja levantada.

-Tú no estás invitada- finalizó Louis, fríamente.

-¿A qué has venido? ¿Qué buscas, Taylor?

-Diversión- contestó Taylor a la pregunta de Eleanor, buscando a una persona en concreta.

La pregunta era, ¿qué tipo de diversión?

-¡Cincuenta y dos fotos!- rió Guiomar mirando la última foto- ¡debería estar en el libro Guiness World Records!

-Guiomar- jadeó Liam- al fin te encuentro…

-¡Oh, Kevin! ¡¡Kevin Jonas, espérate!! Soy muy fan tuya, ¿me permite una foto cont…?

Liam bufó cansado y la atrajo hacia sí, alejándola de un Kevin sorprendido.

-Guiomar compórtate. Vámonos con los demás.

-¿Esperas a que esté charlando con vosotros mientras hay cientos de famosos alrededor mío?

-Bueno, nosotros somos famosos- se excusó el joven.

-Bah, vosotros no sois interesantes.

-No pensabas lo mismo cuando estabas obsesionada por nosotros.

-Eso ni lo dudes- rió la rubia. Acto seguido pegó un grito- ¡¡Allí está Kelly Osbourne!!

Liam la sujetó de la muñeca antes de que pudiera huir. Sin querer la sujeto con tanta fuerza que…

-Jo… Me falta su firma- se quejó.

-Guiomar… No te lo puedes creer.

-¿Qué pasa?- rió la rubia- ¿aparecerá por arte de magia Taylor Swift?

Liam abrió mucho los ojos y señaló algo detrás de Guiomar.

Era alguien.

Taylor Swift, abrazando a Selena Gomez.

-¿QUÉ COJONES…?- chilló antes de que Liam pudiera taparla la boca. Todo el mundo la miró raro.

-Cállate. No queremos problemas.

Pero Guiomar no se dio por vencido.

-¿Vas a dejar que esa puta venga y arruine tu fiesta? ¡Y eso que no tiene invitación! No tiene vida social…

-Por favor, baja la voz.

-No. ¿Después de todo lo sucedido? Já, es más inútil que un teclado sin Intro. Deberíamos…

-Hola chicos- terció Harry, cogiendo de la mano a Emma.

-Veo que os habéis dado cuenta- dijo Emma mostrando una mueca de disgusto. Guiomar abrió la boca, alucinada.

-¿Y no haréis nada al respecto?

-Qué quieres que haga…

-¿Cómo no la puedes odiar?

-No tengo tiempo, para odiar a la gente que me odia, estoy demasiado ocupado para amar a la gente que me ama- respondió Harry sinceramente, cerrando el tema, mientras miraba la espalda de Taylor que estaba en dirección contraria hablando con Amy Lee, la cantante del grupo famoso llamado Evanescence.

-¿Ah no? Ella se acostó con otro mientras salía contigo…- dijo Guiomar en un susurro. Todos los presentes la escucharon. Emma miró el suelo, afligida.

-Olvídalo- cerró el tema de nuevo, muy irritado.

-Podemos averiguarlo- insistió Guiomar una vez más, enfadando a Em.

-Basta ya, eso es el pasado. Taylor jamás lo dirá. Puede que sea un tío que le conoció en una discoteca y se lo haya tirado. ¡Olvídalo!- chilló, sin darse cuenta de que sus ojos estaban anegados en lágrimas.

Harry la tomó con mucho cuidado y la rodeó con sus brazos.

-Creo que deberíamos marcharnos- dijo Liam temiendo alguna disputa más. Taylor lo había estropeado todo.

-No podéis iros pronto- se quejó Emma, sintiéndose culpable y arrepentida.

-Emma, son la una de la mañana- se anticipó Harry- no es pronto. Además prometimos llevaros pronto, Louis me repitió unas cuantas veces de que le da miedo el padre de Hayley así que…

-Está bien- cedió la muchacha mientras su amiga fruncía el ceño.

-¡Me faltan más autógrafos!- se lamentó Guiomar mientras le dirigía a Liam una mirada asesina.

-Tienes muchos- rodó los ojos- vamos a buscar a los demás.

-…Ashley Tisdale, Conor Maynard, Cody Simpson, Kelly Clarkson, Beyoncé, Tom Parker, Tarja Turunen, Christina Aguilera, Mariah Carey, Allison Iraheta… Y esos son los cincuenta y dos- anunció Guiomar orgullosa en la limusina.

-Qué bien- masculló Hayley, triste por la repentina marcha.

Bambi estaba sumida en sus pensamientos. Y no era la única, pues Zayn también lo estaba.

-Yo sólo me he hecho una foto con Miley Cyrus y Zac Efron- replicó Emma de mala gana, esforzándose por animar a su amiga ya que nadie respondía- pero he hablado con varios.

-Guiomar no ha sabido entablar conversación con ninguno- se burló Liam de copiloto- simplemente chilló.

-Interesante, Guiomar- rió Niall.

-¿Y cómo no pudiste gritarnos cuando nos conocimos?

-Pues porque no os conocía demasiado- respondió restándole importancia, intentando sonar indiferente.

-Sí claro…

-Vale… Porque estaba tan nerviosa por Emma que no podía hacer otra cosa.

Todos rieron.

-Ya hemos llegado a la casa del señor Malik- anunció el chófer.

Zayn les sonrió a todos, susurrando un adiós, pero no le llegó hasta los ojos. Y salió del coche bajo la oscuridad del cielo.

-Por fin ha podido ver a Perrie- suspiró Niall contento.

-Sí, les vi reírse- dijo Louis, abrazando a su novia- estará triste porque no la volverá a ver hasta dentro de varios meses. Las Little Mix tienen gira por América.

-Nosotros ya la terminamos- dijo Liam aliviado tras dar la calle de la siguiente casa- sólo nos falta Australia.

-Pero se acabará en un pis pás- añadió Harry.

-Bambi- dijo Guiomar de repente, entrecerrando los ojos- ¿Qué te dijo Taylor?

Ella tragó saliva. Louis y Niall lo notaron ya que estaban a su lado.

-Que buscaba diversión.

-Olvidemos el tema de una vez, por Dios- protestó Emma una vez más mientras sentía que le habían resquebrajado el pecho.

-No me cuadra. Si nos odia, si la odiamos, ¿para qué viene?- siguió Louis, sin escuchar la queja.

Guiomar pareció satisfecha.

-Ni idea. Para fastidiarnos, quizá- meditó Liam- y lo ha conseguido, ¿no?

-¿Por qué lo iba a hacer?- preguntó Emma.

-Busca en tu cerebrito Emma; sólo te llevará un par de segundos.

-Guiomar- intervino Harry, considerando que aquello era un golpe bajo.

-Ya hemos llegado a la casa de la señorita Brandon- habló la voz metálica del chófer.

La aludida empujó la puerta, literalmente, con un sonoro ruido.

-Sois tan buenos e inocentes que no os dais cuenta. Algún día os hará daño, hay que parar esto- avisó ella, cerrando la puerta de un portazo sin dejar que alguno añada algo más.

-Está chalada- dijo Niall poniendo los ojos en blanco- no para de decir sandeces.

-Yo no estoy muy seguro de que diga sandeces- cortó Louis- presiento que algo malo va a pasar.

-¿Y qué va a pasar?- preguntó Hayley- ¿un meteorito caerá sobre la tierra?- lo dijo tan irónicamente que todos los presentes pensaron un poco la situación.

-Taylor estaba buscando a una persona- soltó, tragando saliva.

Todos acapararon su atención en Bambi. Harry hizo un ademán para que continuara.

-Cuando hablaba conmigo pensaba que estaría esa persona estaría a mi lado, lo vi en su expresión, pero se equivocó porque sus ojos centellearon y buscó en otra dirección.

-¿Podría estar buscando a Harry?- preguntó Eleanor.

-Podría ser una opción- barajeó Liam.

-Sí. Taylor me preguntó por él al verme- intervino Emma.

-¿Cómo que al verte?- preguntó Harry preocupadamente casi chillando.

-Hablamos un rato- resumió ella.

-¿Pero por qué iba a estar al lado de Bambi?

-¿Se habrá enterado de que duerme en tu casa?- saltó Niall- ahora la prensa…

-¿Cómo que duerme contigo?- interrumpió Emma, centrándose.

-Eh… Pues que duerme conmigo. Osea no, conmigo no claro… En otra cama. Quiero decir, que duerme en mi casa pero…

-Como no podía quedarme más tiempo en casa de Liam, pues Harry me acogió- aclaró Bambi.

Emma se rió.

-Lo suponía, tampoco es para ponerte nervioso, Harry. ¿Qué crees? ¿Qué no confío en ti?

-Bueno…

Emma sonrió ante el nerviosismo del chico y le dio un corto beso ya que estaba a su lado.

-Es posible que buscaba a Harry- continuó Liam, sintiendo una punzada tras ver el beso.

-Sí. ¿A qué otra persona iba a buscar?- contestó Hayley, tranquila.

-Querrá lo mismo de siempre- concluyó Louis.

-El señorito Styles y su acompañante pueden bajar- sonó por tercera vez la voz del chófer.

Belén estaba tumbada bocarriba en el sofá. Miraba el techo mientras sonreía. A su lado estaban sus tres mejores amigos: Marii, Jordina y Sergio.

Marii estaba sentada en el suelo apoyada con un cojín, Jordina en el sillón más pequeño y a la vez más comodo que estaba en la esquina y Belén estaba tumbada en el sillón más grande con la cabeza apoyada en la pierna de Sergio. Los cuatros estaban mirando Movie 43.

La rubia no atendía la televisión, estaba tan feliz como para atender la película. Deseaba ver a Niall, no podía creerse el regalo que le acababa de hacer. No se lo esperaba y… ¡Cuánto se lo agradecía! Se levantó y se apresuró a coger su móvil, para ver alguna notificación o mensaje de él. Tenía unas cuantas solicitudes de su facebook privado y miles de seguidores más en twitter. Desde que se hizo pública su relación hacía varios meses, muchísima gente empezaron a seguirla. A su lado, Sergio también cogió su móvil.

Diez minutos después de acabar la película, Jordina avisó a Belén:

‘Tu novio acaba de venir. Le he oído abrir la puerta’

Ella, radiante de alegría, corrió hacia la entrada y se lanzó a su novio, literalmente.

‘¡Niall! No me lo puedo creer’

‘¿Te ha gustado?’- sonrió él mientras se deshacía de la corbata mientras que los otros tres se asomaban por detrás.

Belén le respondió con un tierno beso. Y Niall carraspeó tras finalizar.

‘Ejem… Belén’

Estaba tan jubilosa como para darle importancia.

‘Marii se quedará hoy a dormir. Es muy tarde’

‘Sí… Siento haber llegado tarde’- dijo él, sonriendo a modo de disculpa. Ellos se encogieron de hombros, la verdad es que le agradecían, hubieran preferido estar solos aquella noche.

‘Nada, es comprensible’

-Hemos escuchado la canción- habló tímidamente Jordina, signando y hablando a la vez.

La sonrisa de Niall se ensanchó aún más.

-¿Os gustó?

‘¡Nos encantó! Me hubiera gustado escuchar tu dulce voz’

‘No sabes que es dulce’- rió Niall, tomándola con cariño.

‘Pero lo dicen’- sonrió ella también, contagiando a todos.

-Buena actuación de anciano- bromeó Marii.

Todos rieron de nuevo y se dirigieron al salón. ¿Permanecerá la felicidad y armonía?

La semana pasó volando. Llegó el 29 de julio con un calor insoportable.

-¡Guiomar! ¡Ey, despierta!

La muchacha abrió sus ojos. Consiguió ver una silueta; era delgada, alta y el pelo de color naranja… ¡No! Había un chico al lado suya… Intentó adivinar quién era. Tan pronto como pudo, vio su cara.

-¡¡OH NO!! ¿QUIÉN LE HA DADO PERMISO PARA ENTRAR?- chilló histérica, saliendo lo más rápido de su cama y encerrándose en su baño privado.

-¡Guapa! ¡¡Que son la una de la mañana!! Por cierto, no me has dicho que tu profesor particular era tan guapo…- habló con desenvoltura Nicole, vestida a la perfección. Llamó a la puerta del baño dos veces mientras que Marcos se reía a carcajadas por la reacción de Guiomar y el piropo de Nicole.

-¡ESPERA! Me tengo que maquillar y vestir.

Marcos se sintió un poco incómodo.

-He venido pronto porque pensé que… Como siempre corres por las mañanas pensaba que te levantabas pronto. Puedo volver más tarde, si quieres…

-¡NO!- chilló Guiomar desde el baño. Acto seguido abrió la puerta- ¡ya está!

Vestía con unas mayas negras y una camiseta blancas con lunares de color naranja. En los pies se puso unas manoletinas blancas con lentejuelas y se perfiló un poco los ojos. Tiempo récord.

-Bien. Ahora os dejo con… Lo qué hagáis siempre- le dirigió una mirada mordaz a Guiomar, subiendo y bajando las cejas.

 

La rubia terció el gesto y puso los ojos en blanco. Nicole cerró la puerta de la habitación, no sin antes salir.

Guiomar colocó dos sillas enfrente del escritorio y los dos se sentaron.

-¿Y bien…?- preguntó ella.

Marcos sonrió con calidez.

-Hoy te iba a preguntar sobre los apuntes de historia que te di.

-Pregunta…- sonrió ella, sí que lo sabía pero quería causar buena impresión si parecía no haberse dado cuenta. Aunque durante toda la semana esperó que llegara el momento para demostrarle cuánto podía llegar a ser.

-Me he quedado impresionado- respondió él maravillado después de las preguntas.

-Gracias- sonrió Guiomar llevándose un mechón de su pelo detrás de la oreja, avergonzada.

-¿Dudas?

-Eh, sí.

Marcos hizo un ademán para animarla a continuar.

-Tengo dudas sobre las etapas del tiempo, creo que…

-Eso es fácil- la interrumpió Marcos con un extraño brillo en los ojos- mira. Primera etapa: tú y yo nos conocemos. Segunda etapa: nos vemos continuamente. Tercera etapa: nos vamos enamorando.

Guiomar se quedó atónita. Tartamudeó, creyendo que esto lo había soñado.

-¿Y… y la cuarta?

-Nos besamos…

Y en menos de un segundo, los labios de ambos se unieron en un cálido beso. Inmediatamente después, Marcos la acarició el pelo suavemente, aliviado por la respuesta de Guiomar. Ella todavía estaba confusa, por lo que se limitó a mover los labios rígidamente. El beso duró sólo cinco segundos, pues, la muchacha se apartó de golpe.

-Lo siento- se disculpó Marcos, horrorizado por lo que acababa de hacer. Había sido un impulso y aquél beso le atontó… Se levantó de la silla y empezó a empacar las cosas.

-Sí. Ma… Marcos, esto no puede ser. Tú tienes 21 años y yo 19… Bueno, eso no es mucha diferencia pero… Pero tú eres mi profesor.

-Guiomar yo… Yo… A ver, tú me gustas, joder- soltó Marcos, frustrado- eres… Eres especial, al menos para mí.

-Por favor no… Vete- murmuró Guiomar, a punto de llorar.

Y así lo hizo. Cogió su maleta del suelo y salió de la habitación, destrozado. Al salir bajó por las escaleras y tocó el pomo de la puerta principal con suavidad. ¿Aquella sería la última clase? Pronto tendría la respuesta…

-Marcos- llamó Joshua. El mismísimo padre de Guiomar y su antiguo jefe- quiero hablar contigo de una cosa muy importante. Deseo que me escuches. Y bien.

Tembló. ¿Le habrán pillado? ¿Le ha visto cómo se besaban y su hija le rechazaba? Aquello sería el fin… No vería nunca más a Guiomar.

Pero Joshua no parecía enfadado.

-Claro- respondió él, subiendo por las escaleras de nuevo. Miró de reojo la habitación de Guiomar, pero la puerta estaba cerrada.

-Entra a mi despacho y lo hablaremos tranquilamente- confirmó el hombretón dándole un leve empujoncito hacia su despacho.

-Bien- susurró Marcos muerto de miedo. ¿Qué le diría?

Al otro lado de la habitación, Guiomar rompió a llorar silenciosamente, tirándose con gran potencia a la cama. ¿Por qué lo había rechazado? ¿No le había gustado el beso? ¿Se esperaba algo mejor?

Para nada. Estaba segura de que aquel era el mejor beso de su vida. Pero… No podía ser. Ella no podía enamorarse jamás. ¿Y si Marcos la hacía daño…?

Se convenció de que Marcos era un chico maduro e incapaz de hacerla daño pero… ¿Y si deja de quererla algún día? ¿Y si la engaña, como ella hizo anteriormente con tantos chicos?

Esto era nuevo para ella.

En el fondo, muy en el fondo, se alegró. En el más hondo de su corazón bailaba de alegría porque Marcos también la quería, como él había dicho.

Si aquel chico no le gustaba, no habría estudiado las seis malditas hojas que le mandó la semana pasada.

Entonces, ¿Por qué se había apartado? ¿Por qué le había rechazado cuando el beso iba a mejor?

Lo sabía: por miedo.

¿Pero acaso el amor verdadero nunca se rompería? No, eso es de cuentos de hadas, aquellos que le contaba su mamá cuando era pequeña.

Últimamente andaba muy sola. No porque no había nadie en casa, como antes, sino todo lo contrario, ahora su padre estaba más a menudo en casa pero más distante. Se encerraba en su condenado despacho y su madre hacía cualquier tarea que le mantenía ocupada.

Sólo le quedaba Nicole. Su prima. Cada vez más, aunque cada vez menos se veían, se unían. Se entendían una a la otra y nunca supo el porqué, pero ahora ya lo supo. Ambas estaban solas.

 

-Guiomar- susurró una voz.

Ella giró la cabeza mientras le enseñaba a la persona de delante el rímel corrido por toda la mejilla que se pintó esta mañana a la velocidad de la luz.

-¿Ha sido Marcos?- fue lo único que preguntó.

Sin obtener alguna respuesta, Nicole frunció los labios y se tumbó con ella en la cama mientras le limpiaba la cara.

-¿Cómo supiste?- habló Guiomar con la voz rota. Ahogó un llanto.

-Sólo viendo la reacción de esta mañana. Pero no sólo eso, actúas de un modo diferente cuando estás con él. Lo sé.

-Nicole. Fui muy mala contigo. No te hice ni el mísero caso de atenderte en cuando viniste. ¿Por qué no volviste a Escocia? O… ¿Por qué has venido aquí?

Ella sonrió amargamente.

-¿Nunca te has preguntado por qué no he recibido ningún regalo de cumpleaños? ¿O algún mensaje?

-Lo pensé pero… No se me ocurrió nada, pensé que no os regalabais nada… No sé- contestó la rubia, más animada.

-Les traicioné- fue lo único que dijo.

Guiomar la miró. El rímel también se le había corrido. La muchacha hizo ademán de quitárselo mientras retomaba de nuevo la palabra con voz temblorosa:

-Me acosté con el novio de mi mejor amiga. He cometido el error más grande que pudiera existir. Siempre estuve enamorada de él, de pequeña me moría por besarle. Un día… Fui a la discoteca y…- los ojos se llenaron de lágrimas de nuevos, recordando sucesos pasados mientras que Guiomar la miraba con la boca abierta, incapaz de creérselo- bebí de más. El resto ya lo sabes.

¿Su prima? ¡Guiomar era la viva imagen del infierno y jamás se atrevería a acostarse con Harry! Ni aunque estuviera enamorada de él.

-Resultó que era un capullo- se rió amargamente- mi mejor amiga, Annabelle, se enteró. Y…- gimió, Guiomar se apretó aún más a ella, tranquilizándola- y… Pues me hizo el ridículo delante de la universidad. Ella estaba destrozada, nunca la vi así, estaba fuera de sí… Mis otras amigas, Leslie, Bronnen y Rosslyn me dejaron de lado. Y me lo merezco, eso y más. Me quedé sola… Todo el mundo se apartaba en cuando me acercaba, cuchicheaban a mis espaldas y…- profirió un grito de dolor, provocando que el corazón de Guiomar se retorciera del mismo dolor. La abrazó aún más fuerte, cerrando los ojos- me… Me llamaban puta continuamente… Y… Bueno, lo soy- se sorbió los mocos y limpiándose las lágrimas- no podía estar así y… Vine aquí, a renovar mi vida.

Aun tenía muchas preguntas rondándole en la cabeza. Las eligió con cuidado y preguntó:

-¿Cómo se enteró Annabelle de que te acostaste con su novio?

-Se lo dije. Cuando me recuperé y me di cuenta de lo que había hecho… No sabes la agonía que sufrí- volvió a derrumbarse- lloré y lloré, caminando hasta su casa toda perdida. En cuanto me vio… Me acogió y me subió a su habitación, puesto que tenía la ropa rota, el pelo despeinado, el rímel corrido… Cuando se lo conté… Al final no se lo podía creer, se rió de mí diciendo que era una broma. A juzgar por mi cara… Finalmente me creyó. Chilló como una loca… Era tan desgarrador y tan…Triste que… En ese momento me di cuenta de cuánto amaba a Stuart, a pesar de que era un gilipollas. Se meció en la cama, sumida en la tristeza.

-Sólo lloró.

-No me dijo nada, estaba tan rota como para hablar. Le había roto el corazón- la voz se le desgarró dolorosamente. Tragó saliva- pero… Se alejó de mí, eso me lo esperaba pero… Se lo contó a todos, de cómo la traicioné. Y… El resto te lo conté anteriormente.

-¿Y después?

-Resultó algo atroz. Tenía la sensación de que me habían practicado una gran abertura en el pecho a través de la cual me habían extirpado los principales órganos vitales y me habían dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar y sangrando y palpitando a pesar del tiempo transcurrido. Pero me lo merecía, hice algo… Imperdonable.

-Stuart fue infiel. Era su novio.

-Te dije que era un completo capullo. Él estudiaba en otra universidad y no sufrió las consecuencias. No quería a Annabelle, sólo quería… Quería…- la voz se le paralizó. Siguió al minuto:- pasárselo bien. Con Annabelle, conmigo… Con todas. Y yo fui una completa imbécil.

Guiomar estaba estupefacta. No sabía que decir en situaciones como esta: <No pasa nada, tú no hiciste nada> No… Eso sería mentir. <Destrozaste el corazón de tu amiga, pero aún así te quiero> Tampoco… Muy falso.

-Nicole, de los errores se aprenden. Olvídate y disfruta en Inglaterra, por favor. Te lo mereces- dijo, finalmente.

                                                                        ~~~

Escuchó el rápido jadeo entrecortado del aire saliendo entre sus labios, pero no pudo evitarlo. Parecía como si el chalet temblara, como si hubiera un terremoto, pero Miley sabía que era sólo su propio temblor el que causaba la ilusión.

-Buenas mediodías, Miley- bromeó Emma al abrir la puerta, tras escuchar el timbre.

-Quiero hablar con Justin, por favor- resolló con la voz estrangulada.

A Emma la sustituyó una máscara llena de pena.

-Yo… Creo que no es buena idea.

-¿Por qué?

¿Por qué no iba a ser una buena idea? ¡Ni que hubiera extraterrestres!

-Bien. Tú lo has querido…

Miley la sonrió y susurró un “gracias”. A continuación entró en la amplia casa. Escuchó voces procedentes del salón.

A la vez que se acercaba, más entendía el tono de sus voces.

-¡Ay! ¡¡No me lo puedo creer!! ¡ME HAN COGIDO EN LA MISMA UNIVERSIDAD QUE TÚ!- chilló una voz inconfundible.

¿Peor que los extraterrestres? Helena.

-Helena, usa la cabeza. Te han escogido también en otras universidades más buenas.

-¡Pero yo quiero estar contigo!

Los ojos del chico centellearon al ver a su amiga. 

 

-Hola yo… Lo siento, me marcharé por donde he venido.

Helena también la miró. No era la misma mirada de siempre, no supo identificarla.

-No. Ven. Por favor- habló, con pausas en cada palabra, el muchacho- siéntate con nosotros.

Miley jamás se sintió incómoda en casa de los Smith. Esta era su primera vez. ¿Qué tenía que decir? Se le había olvidado completamente el motivo de su visita.

-Tenemos que hablar… De lo de…- Justin tragó saliva- ya sabes.

-Me voy- anunció Helena, levantándose del sofá. Provocando que Miley y Justin se sobresaltaran.

-No- declaró Justin, tirándola de él. Helena se volvió a sentar- tenemos que hablar. Los tres.

Helena y Miley se miraron patidifusas.

-Bien… Sólo os pido que os llevéis bien, intentaré poner algo de mi parte, lo intentaré. Pero por lo menos intentadlo vosotras también- empezó él. Las chicas se miraron de nuevo- por mí.

Miley apartó la mirada curiosa de Helena y miró a Justin, que terminó de hablar. Entrecerró los ojos y él volvió a hablar, lleno de pena:

-Esta última semana… Ha sido bastante difícil para mí. No soporté la idea de estar peleado contigo, Miley… Yo… No sé, pero no puedo vivir con esto. Os quiero tanto… A las dos, y no quiero enfadarme con ninguna de vosotras nunca más porque os odiáis. Si no queréis esto pues… Intentad caeros bien. Seguro que tenéis algo en común. Helena, ¿a ti que comida te encanta?

-Verdura- contestó Helena.

-Odio la verdura- contestó, arista, Miley.

Justin bufó.

-¿Deporte?

-Me gusta bailar- contestó Helena serenamente.

-¿Bailar?- Miley rió irónicamente- ¡baloncesto, sin duda!

Helena puso mala cara.

-Sois imposibles.

-Justin, te guste o no, Helena y yo jamás; escúchalo bien: JAMÁS seremos amigas. No somos compatibles.

La cara de Justin adoptó un tono rojizo.

-Mira Miley… Estoy intentando que os llevéis bien y tú, en cambio…

-Lo siento de todo corazón, Justin. De verdad, ¿podrías vivir con eso?

Helena bajó la mirada. Sabía lo que iba a decir su novio, y no le iba a gustar nada. Intentó manejar la situación.

-Miley, no nos tiene que gustar lo mismo. ¡Mira Babi y Hache! La película de A Tres metros sobre el cielo. Esa película española tan famosa… Ambos son como el blanco y el negro y se enamoraron… Encajaron como una tabla de ajedrez.

Miley rió sarcásticamente y dejó caer su bolso.

-Finalmente su amor no funciona. Por eso el blanco y el negro no combinan tan bien, no somos compatibles.

-¿Qué estupidez es esta? ¿Sólo porque seamos diferentes no podemos ser amigas?

Justin alzó una mano, señal de silencio. Los tres estuvieron un minuto callados. Hasta que él mismo rompió el silencio.

-Si no quieres volver a verme después de esto lo entenderé. Sé que duele el amor no correspondido, lo veo con mi mejor amigo Ryan, cada vez que ve a mi hermana. Lo siento Miley yo… Estoy perdidamente enamorado de Helena. Y he de decir que… En un momento dudé de mis sentimientos hacia ti y… Sentía un amor muy fuerte por ti. Pero hasta este momento me he dado cuenta de que… Te quiero muchísimo, pero lo nuestro sólo es una amistad. Te quiero tanto que me duele verte dolida cada vez que nos peleamos. Te quiero Miley, pero no más como una amiga. Comprendo que tú… Que tú me quieras en otro sentido. Siento haberte hecho daño, no sabía que te gustaba. Mi hermana Emma me lo dijo y… Lo siento tanto… Miley, tienes que saber que te quiero, por favor. Si te vas, lo entenderé… Te quiero como una hermana.

Justin se calló de golpe, esperando la reacción de Miley.

A Helena se le desencajó la mandíbula. No sabía si sentirse traicionada o abrumada. Traicionada por el hecho de que Justin dudara de su amor y abrumada por todas las palabras bonitas acerca de su enamoramiento hacia ella.

Y Miley… cogió su bolso tirado en el suelo y se largó sin decir palabra, mientras una ira desconocida la invadía.

El sonido de un portazo alertó a Emma, que corrió hacia el salón.

-¿Qué ha pasado?

-Tenías razón- fue todo lo que dijo antes de que subiera, destrozado y arrastrándose, a su habitación.

-¿De qué tenía razón?- preguntó Emma preocupada, cuando Justin salió del salón.

-Miley está enamorada de Justin- contestó Helena.

-¡Oh, no! Sólo era una suposición, no estaba segura…

Helena se dejó caer en el sofá. Hundió su cabeza en el blando respaldo.

-¿Qué te pasa?

-¿Soy detestable, verdad?- respondió Helena a su vez, mustia.

-Al principio- confesó Em.

La morena resopló, pudorosa.

-Prefieres que Justin salga con Miley- dijo Helena, afirmando este hecho.

-Te equivocas. Yo sólo quiero que mi hermano sea feliz, esté con quién esté. No me metería en sus relaciones amorosas.

-¿De verdad?- los ojos de la chica chispearon.

-Claro- sonrió Emma a su vez. Se sentó al lado de Helena y, sin que se lo esperase, la abrazó por primera vez.

Helena sonrió ampliamente, feliz, sin que Emma la viera.

-¿Por qué dices eso?

-A veces… A veces creo que el mundo me odia. Te pido disculpas por todo lo que te hice, Emma. Sé que no tengo perdón pero… No sabes cuánto me arrepiento.

-Si no me hubieras odiado, no hubieras conocido a Justin- dijo Emma, mirando el lado positivo.

-Es verdad- apoyó Helena, riéndose.

-Y estás perdonada- continuó.

-Gracias. Miles de gracias. ¡Te lo agradezco!

-No es nada- Emma miró la hora en su reloj- ¡ups! He quedado con Hayley a esta hora, adiós Helena.

-Voy a subir a ver como se encuentra Justin.

                                                                                ~~~

Observó a Bambi una vez más. Salía de la cocina y subió por la extensa escalera. Resoplaba, por undécima vez en lo que llevaba de día. Estaba sin vida, silenciosa, triste…

Ella no era así.

Y a Harry le dolía.

-Bambi- sin querer, aquellas palabras salieron de su boca, obligándole a resolver el problema.

-Dime- respondió a su vez, con una voz cargada de sorpresa.

-¿Adónde vas?

Ella abrió los ojos.

-A mi habitación. Bueno… A la habitación que me prestaste.

-¿A…?

-A ver una peli.

-¿Y después? ¿Qué harás?

-Harry. Ve al grano, ¿Qué quieres decirme?

-Qué bien me conoces.

-¿Y bien?- arqueó una ceja. Pero no aguantó mucho tiempo.

-Estás triste- más bien una pregunta, era una afirmación.

-¿Qué te hace pensar que estoy triste?

-Vamos Bambi, lo sé.

-Qué bien me conoces- usó la misma palabra que Harry dijo anteriormente.

Harry carcajeó.

-No cambies de tema. Bambi, dime qué te pasa.

-Harry… Créeme cuando te digo que es mejor que no lo sepas.

El joven cantante se desperezó del sofá. Sonaba interesante.

-Me preocupas.

-Lo siento- susurró la pelirroja.

-Bambi, sabes que puedes confiar en mí. Lo sabes.

Ella le miró. Balbuceó, dudando.

Harry pareció comprenderlo. Aquello se debía a la charla que dieron en la limusina, Bambi parecía afligida al sacar el tema de Tom. ¿Y si ella sabía quién era el padre…? ¡Taylor debió de contarle algo antes de que Bambi pasara al otro bando!

-Es sobre… Mi primo- contestó Bambi.

Harry resopló de golpe, ¡así que no era eso!

-¿Qué le pasa a Zac?

-Sé que… Anna me confesó que Zac se marchó porque a él le gusta una chica.

-¿Una chica? Qué ligón. ¿Y qué tiene de malo eso?

-Tiene mucho de malo, Harry. Sé quién es y…- paró en seco.

-¿Y…? ¡Bambi, dime de quién está enamorado Zac!

Bambi abrió la boca y la volvió a cerrar. Eso sería traicionar a su primo, pero Harry era uno de sus mejores amigos y debería saberlo…

¿Se lo diría? Una sensación de duda inundó su mente.