13- ¡Buenos días, pequeña!

Lo que dijeron Anna y Guiomar le rondaban en la cabeza de Hayley toda la noche. ¿A que se referían de que todas tenían un secreto? Ella no tenía ninguno que sus amigas no supieran… ¿Pero Anna y Guiomar sí? ¿Saben algo que ella no sabe? Esta duda le estuvo comiendo la cabeza durante horas.

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¡No debería haber dicho eso! Seguramente todos sospechan algo… No debería haber abierto la boca. Ha cometido un error.

En ese momento, sonó la canción de ‘More than this’ de One Direction. Serán alguno de ellos.

De: Liam.  Para: Anna.  Hora: 23:35

Y eso de que todos tienen secretos?  Oye, te conozco muy bien y hoy has estado muy callada… Me tienes para todo, recuérdalo.

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-¡Ya he vuelto!- chilló Guiomar cuando llegó a su casa, pero nadie contestó. ¿Dónde se había metido?

Guiomar encendió la luz del hall de su casa, no había nadie. La chica se extrañó y subió por las escaleras. Fue hasta a su habitación, pero alguien la sujetó por la espalda de Guiomar y la inmovilizó. Ésta intentó moverse y salir de los brazos que apretaban su cintura intensamente. Intentó chillar pero no pudo porque las manos del atracador le tapaban los labios.

La atrajo hacia sí y empezó a besarla el cuello. Guiomar intentó gritar sin éxito. Pero logró darle en la espinilla al atracador. Éste soltó un gemido.

-¡¿PERO QUÉ COÑO HACES?!- gritó Guiomar jadeando, se llevó un susto tremendo- ¿PERO ERES TONTO O PRACTICAS?- lo único que se le paso por la cabeza es la frase de Hayley.

-Soy guapo- respondió el policía- perdona por pegarte un susto… Tenía ganas de ti. ¿Por qué has tardado tanto?

-Creído. Mi mejor amiga está ingresada en el hospital por un desmayo- respondió Guiomar- y no me vuelvas a pegar estos sustos, anda.

-A sus órdenes, mi capitana- el policía la besó con dulzura y estuvieron mucho tiempo jugando sus lenguas.

Los dos siguieron besándose unos minutos más y se cayeron en la cama. Guiomar se colocó encima del policía y empezó a quitarle la camisa. Se desnudaron y empezaron de nuevo lo que tantas veces han hecho.

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-¡Buenos días, pequeña!- la despertó una voz.

La rubia se sobresaltó de la camilla, despertándose.

Vio a Harry sonriéndola. Sostenía una bandeja llena de comida: dos tazas de cola-cao, bizcocho de chocolate, tortitas con siropes de varios sabores, cereales, galletas de oreo y dos vasos de zumo.

-Ahora toca engordar, pequeña- Harry le acercó la bandeja a Emma y lo colocó en las piernas de ella.

-Muchas gracias, guapo- Emma rió al decir eso- además, estoy confundida, ¿Quién es tu pequeña, Aroa o yo?

-Tú- replicó Harry con una sonrisa- tú eres mi pequeña, ya me buscaré otra palabra para tu hermana.

Los dos sonrieron y empezaron a desayunar. Todo está muy bueno, había un poco de cada. Emma no tenía mucha hambre, pero aun así comió los cereales con el cola-cao, unas cuantas galletas de oreo y compartió el bizcocho con Harry.

-¿De dónde has sacado toda esa comida?- preguntó Emma mientras se bebía el zumo.

-De la pastelería que está al lado del hospital, menos el zumo y el cola-cao que lo he sacado de la cafetería de aquí- respondió el cantante.

-¿Y no te ha visto ninguna fan en la calle?- preguntó Emma riéndose, pero el chico negó la cabeza.

-Muchísimas gracias por quedarte aquí conmigo toda la noche- cambió de tema la chica- eres muy bueno conmigo.

-Tu madre se iba a quedar, pero estaba muy triste y agotada, y sabía que no querías verla así. Por eso me he quedado yo-  contestó Harry con desánimo- también por ti.

-Cuéntame todo lo que ha pasado ayer cuando estaba inconsciente, porfi- pidió Emma.

Harry la contó que vinieron toda la banda, sus amigas y su familia.

-Mi madre se preocupa demasiado… No debería de haber llorado- repuso la chica- es una exagerada.

-Hola chicos- respondió una voz desconocida para Emma, pero conocida para el chico- ya te daremos el alta. La chica dio un respingo del susto.

-Ah, muchas gracias doctor- contestó la chica de los ojos azules.

-¿Oye, que es lo que la ha pasado a Emma ayer? ¿Solo fue un simple desmayo?- preguntó el chico de los ojos verdes con cierto nerviosismo.

-No ha sido solo un simple desmayo. Tenemos que informarle a la familia del paciente- contestó el doctor con gravedad- la semana que viene.

Emma y Harry se miraron, ¿era algo grave?

-Gra-gracias doctor- contestó el joven.

Emma se levantó de la cama y se puso los zapatos. Tendió su mano junto a la de Harry y salieron del hospital en dirección a la casa de Emma.

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Anna estaba caminando encima del césped con su mochila de ‘Gossip Girl’ (su serie favorita) colgada en la espalda. Hoy no había esperado a Hay en el portal del piso para ir juntas al insti. No le apetecía hablar con nadie, estaba bastante desolada.

Alguien la sujetó en la muñeca, la chica levantó la cabeza y vio a uno de los cantantes.

Era Liam.

-Por fin te encuentro, no sabía a qué hora empezaba tu escuela y estaba rondando nervioso por aquí haber si te encontraba- contestó él.

-Liam, ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó la chica sorprendida.

-Visitarte, ¿es que no lo ves?- respondió el cantante.

-Sí que lo veo, solo que no me parece muy normal que vengas a buscarme en la calle a las ocho y media de la mañana- rebatió Anna- ¿a ti te parece muy normal?

Liam se tapó con la capucha con su abrigo porque unas jóvenes pasaron por su lado.

-Por los pelos. Perdona, quería verte.

-¿Y qué es lo que quieres?- dijo la chica agresivamente.

-Borde, pídeme perdón por maleducada- le ordenó Liam.

Anna cerró los ojos, era un tremendo pesado. Abrió los ojos:

-No- dijo Anna por toda respuesta.

-Ala, entonces no te digo porque he venido- contestó el cantante.

La chica se encogió de hombros y se fue.

-Vale. No me cuentes, no me interesa la verdad- respondió malhumorada.

Liam volvió a sujetarla por las muñecas y la atrajo hacía sí.

-Borde. Quería verte porque ayer estabas muy callada y seria. Sólo quería ver si estabas de mejor humor, pero veo que no- repuso con frialdad.

-Lo siento mucho, pero es que… No estoy de muy buen humor, tú mismo lo has dicho- dijo la otra- perdona, pero tengo que entrar al instituto, que llego tarde.

-Sé que guardas un secreto. Lo noté ayer por tu voz- dijo él duramente- dímelo.

-No tengo ningún secreto, Liam- respondió duramente también.

-A mí no me engañas, Anna- protestó el chico.

-Te estoy diciendo la verdad.

Los dos sostuvieron las miradas para ver quien ganaba. Finalmente, Liam se rindió.

-No me lo cuentes si quieres. Me tienes aquí para todo- dijo Liam, y se marchó por donde había venido.

Anna abrió la boca y estuvo a punto de contarle lo que la pasaba. Que no quería volver a su país de origen, que quería quedarse con él. Pero se tragó las palabras y se fue de camino al instituto.