14- La disputa.

A las siete de la mañana, Guiomar se estaba poniendo los vaqueros con pequeños saltitos. Preparándose para ir al instituto.

Se oyó la puerta chirriar en el baño y entró su novio a su habitación. El policía estaba muy pálido y tenía un gesto en la cara como si alguien le hubiese abofeteado.

-Guiomar…- dijo el chico- lo… lo siento muchísimo, yo no quería…

-¿De qué me estás hablando?- dijo la chica preguntándose de qué demonios hablaba su novio.

El policía le enseñó algo roto a la chica. La chica, al verlo se le cayó el alma a los pies.

-No… Dime que es una broma- le tembló la voz.

El policía negó con la cabeza. Él también estaba muy preocupado.

-¡No puede ser!- gritó la rubia a punto de desmayarse- mis padres me matarán.

-Pero no es seguro- la tranquilizó el joven- las probabilidades son de un 50%.

Guiomar se lamentó. Y acto seguido, se puso a llorar. Algo que casi nunca hacía.

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Sacó las llaves que su madre dejó a Harry y lo colocó en la cerradura de la puerta. Encajó perfectamente y abrió la puerta.

-Quédate en el salón. Me ducho y me cambio de ropa y bajo en 15 minutos- ordenó Emma al cantante.

-¿15 minutos? Que tardona…- se lamentó Harry.

La chica subió a coger ropa limpia y la llevó al baño. Se desnudó y se ducho rápidamente. Al acabar, se puso la ropa limpia que había dejado y se cepilló el pelo. Miró el reloj, había tardado 8 minutos.

-¡He batido un récord!- gritó la chica efusivamente al bajar por las escaleras- ¡8 minutos en ducharme, cambiarme y cepillarme el pelo!

-Bravo, un premio para ti campeona- contestó él cuando la chica entró al salón.

Cuando la chica estaba en el baño, Harry había estado viendo la televisión. Bueno, lo que se dice viendo no veía mucho. Más bien miraba la tele, pero su cabeza estaba en otra parte.

La chica le sacó la lengua y se sentó a su lado en el sillón.

-¿Qué te gustaría trabajar después de la universidad?- preguntó el cantante.

-Me gusta ser periodista- contestó ella- y también otra cosa, pero eso es imposible.

-Todo es posible, hace dos años no era más que un chico de 16 años que vivía en Londres y mira ahora, soy Harry Styles uno de los cantantes de One Direction- insistió el chico- dímelo.

-Pero tú tienes talento cantando- rebatió Em- yo no tengo talento escribiendo…

-¿Te gusta escribir?- preguntó el sorprendido- me muero de ganas de leer algo tuyo. ¿Qué escribes?

-Novelas- dijo ella avergonzada- pero no tengo talento, Harry. Olvídalo.

Harry no sabía que a ella le gustaba escribir. Cada vez descubre cosas sorprendentes de esa chica.

-No te rindas. Inténtalo- dijo Harry.

Se miraron y sonrieron. Los ojos verdes de Harry atraían a Emma, y los ojos azules de Emma volvía loco a Harry. Los dos atrajeron sus cabezas, pero…

-¡Ya estoy en casa!- gritó una voz en el vestíbulo de la casa- ¿Emma has llegado ya del hospital?

Los dos alejaron su cabeza del otro rápidamente. ¿Se iban a besar o han sido impresiones suyas? Los dos optaron por lo segundo. La chica carraspeó y se levantó.

-Hola mamá, ya estoy m…- la madre la interrumpió con un abrazo y con mil besos por toda la cabeza- mamá, mamá no exageres. Me-estás-ahogando.

-Lo siento. Es que tenía tantas ganas de verte…- dijo la madre con lágrimas en los ojos- ¿estás mejor?

-Sí mamá. Estoy como nueva- respondió la hija.

La madre la sonrió y se dio la vuelta para ir a la cocina.

-Espera señora Smith- dijo Harry.

-Amy. Llámame Amy- dijo la madre de Emma- ¿Qué quieres?

-Verás…- a Harry le temblaban las manos violentamente- el doctor ha dicho que quería ver a ustedes para informarles lo que le pasa a Emma.

A la madre se le desorbitaron los ojos. Miró a su hija y empezó a llorar.

-No mamá… No llores- presionó la rubia- en serio mamá. No es nada, ya verás cómo no es nada. Solo un simple virus con altibajos.

La madre miró a su hija y después al chico que estaba a su lado.

-Harry, ¿tú qué crees?- preguntó la mujer pelirroja.

-Yo… verás, yo- no sabía que responder. Él sabía que algo le pasaba a Emma, pero si decía la verdad sólo empeoraba las cosas, pero si decía que no, mentía…- creo que no la pasa nada. Sólo es un virus.

La madre miró a Harry.

-Entonces estaré exagerando- y se fue a cocinar cabizbaja.

-¿Te quedas a comer?- preguntó Emma al chico, algo más calmada.

-Como tú quieras- respondió el cantante.

-Claro que quiero, tonto.

-¿Ese es mi mote? Me tendré que ir acostumbrando…- la chica rió y encendió la tele a ver las noticias.

<La famosa cantante de música pop, Taylor Swift no está de acuerdo que su ex novio, Harry Styles se salga con la suya. Ella reafirma venganza>

-Madre mía… Esa bruja te va a echar una maldición con su varita- bromeó Emma- ten cuidadito con ella.

-A veces puede ser muy mala- dijo Harry serio- pero muy, muy mala.

Emma miró a Harry. No sabía que quería decir con eso, pero se calló.

<Hay rumores de que Taylor Swift está escribiendo una canción sobre el líder de One Direction>

Harry resopló y apagó la televisión.

-¿Líder?- preguntó ella.

-Le han caído un ladrillo a todos los de la gente de la televisión. No seas periodista, prefiero que seas escritora- respondió el cantante con una risa burlona.

-Harry, hoy es martes. Sólo hace tres días que nos conocemos. ¿Te lo puedes creer?- cambió de tema.

-Parece que te conozco durante toda la vida- respondió éste mirándola.

-Lo mismo digo- dijo la chica devolviendo la mirada.

Se oyó muchos ruidos en el vestíbulo. Habían venido sus hermanos del colegio y su padre del trabajo.

El padre y sus hermanos se preocuparon igual que su madre. Después de las preguntas, todos menos la madre, que estaba cocinando, vieron Pokémon en la tele. Era un nuevo capítulo. Cuando terminó, todos fueron a la mesa a comer. Fue una mañana agradable.

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Hayley estuvo todo el día desconcentrada en clase. Lo único que miraba era a Anna y a Guiomar, sus gestos lentos, sus miradas perdidas y sus expresiones tristes. Hay sabía que a sus amigas les pasaban algo.

Anna había faltado la primera hora de la mañana, Español. En el intercambio de Español-Música intentó hablar con ella y con Guiomar, pero no le dio tiempo. En el segundo intercambio de clases, ellas la evitaron. En ese momento supo que a su amiga la italiana y a la rebelde les pasaban algo. En el tercer intercambio, en cambio, consiguió hablar con ellas.

-Anna, mírame- obligó Hay- que me mires. Guiomar, tu también.

-Ay… Hay no seas pesada- contestó la morena secamente- no me apetece hablar.

Guiomar, en cambio, la miró.

-Sé que vosotras dos tenéis un secreto que no me queréis contar. ¿Por qué no me lo decís? Se supone que somos amigas- se enfadó Hayley.

-Vamos a ver, no inventes nada. No nos  pasa nada, empollona- insultó Guiomar.

¿Empollona? Guiomar siempre la pinchaba, pero esta vez usó un tono agresivo. La había insultado.

-Ya. ¿Por qué no me lo contáis? Siempre os contáis vosotras tres todo, y a mí me mantenéis al margen- respondió Hayley muy cabreada.

-¿Pero qué dices? Hay… Emma, yo y Guiomar no te estamos ocultando nada- dijo Anna- solo que hoy es martes, ya sabes, el peor horario de clases de la semana.

-Claro- dijo Guiomar con una mueca.

Hay empezó a llorar. Se tapó la cara con las dos manos.

-No sé porque me tenéis en vuestro grupo si no contáis conmigo nunca. Vosotras tres sois más amigas que yo. No hace falta que me aguantéis, ya lo entiendo todo- Hay empezó a llorar aun más, cogió su mochila y se marchó de clase corriendo.